Donnerstag, Februar 28, 2008

LA SÉPTIMA DIMENSIÓN

DIMENSIÓN: 3. f. Fís. Cada una de las magnitudes de un conjunto que sirven para definir un fenómeno. El espacio de cuatro dimensiones de la teoría de la relatividad.

Asistir a determinadas cenas encierra un peligro evidente: los compañeros de mesa. Hace algunos días pude comprobarlo, ya que la fortuna me sonrió con un grupo de artistas (supongo que puedo denominarlos así) tan heterodoxo como insufrible. Sin embargo, después de las presentaciones de rigor y un estrechar de manos furtivo, opté por la mejor opción: una pintora rubia de pelo corto, generoso escote y que lucía una minifalda confeccionada, a tenor de las medidas, con una corbata de su padre. Me equivoqué, meine Damen und Herren, la mujer habló durante toda la velada de sincronía, constelaciones familiares y dimensiones; cuando la única dimensión que me interesaba era la de sus senos. Con todo y con eso, aprendí lo que es la séptima dimensión: un todo puro, pleno de energía y amorfo, que es patrimonio de los ángeles. La creí, aunque mi atención permaneció fija en…la otra dimensión.
Sin embargo, creo que existe un hombre que alcanzó la séptima dimensión en el mundo terrenal: José Luis Rodríguez, El Puma. Sí, estimados parroquianos, lo logró; pero en ineptitud y desfachatez. Sus predicciones económicas esparcen el mismo aroma que acompañó a Hemingway en los últimos años de su vida; sin embargo, ZP pretende que descubramos el mundo a través de sus palabras y considera que su imagen es un obsequio que inaugura nuestros ojos. Resulta difícil desmentir a un sujeto que dice algo, después lo contrario, luego tima y acto seguido jura que siempre dice la verdad; o algo peor: lo hace todo a un tiempo. No obstante lo intentaremos, queridos lectores, y para ello degustaremos la última porción de inteligencia que ZP ha legado para los anales de la avería mental: la panacea hipotecaria del doctor Solbes.
Semejante «promesa» demuestra cuál es el sacramento del PSOE: proteger a la banca. No se sorprendan, meine Damen und Herren, siempre ha sido así. La propuesta de El Puma encierra el viejo truco de trasvasar capitales de los bolsillos más apurados hacia los bancos; además crea la ilusión de que ayuda a la sufrida clase media española. Las entidades financieras intuyen el aumento de impagos hipotecarios y saben las consecuencias que tendrá, y ZP, el hombre que se doctora summa cum laude en dos tardes, acude en su ayuda. La forma de hacerlo elevaría al judío Shylock a los altares de la filantropía y el desinterés: ampliar el plazo de las hipotecas sin coste alguno para el deudor. Es evidente que los bancos no son un monte de piedad, por lo tanto ¿quién pagaría los intereses y gastos correspondientes? Nunca lo dirían, meine Damen und Herren: ¡ustedes con sus impuestos! Brillante, muy brillante.
Que ZP es un tapón de vino barato en medio de una tempestad queda claro después de escuchar semejante dislate; pero él es así: un busca titulares de prensa que después confía en la aparición de la Virgen. No obstante, esa boya averiada que pugna por mantenerse a flote también debería explicar cómo piensa acometer algo así, porque ese es un tema complejo y con muchas caras. Por lo pronto el plazo de la hipotecas repercute en los consumos de capital de las entidades financieras, así como en la titularización (venta de paquetes hipotecarios), ya que la mayoría de hipotecas ya están titularizadas y para proceder a una novación el banco debería recomprar. De igual manera, una novación comporta la liquidación del impuesto de Actos Jurídicos Documentados, así como la minuta del notario y los gastos de registro oportunos. Asimismo, ampliar los plazos de amortización— la media española es de 27 años— conlleva que en determinados casos, la mayoría, se llega a un límite en el que ya no se amortiza capital. Filfa sobre filfa, humo que envuelve la niebla, y un peón que libra una batalla perdida en el barro; ese es ZP y sus promesas.
Lo curioso de todo esto, meine Damen und Herren, es que propuestas tan disparatas las realiza un individuo que considera que la economía va bien; que no existen problemas, y si existen el culpable es Bush o el PP; que dedicará más recursos a I+D+I (imbecilidad, demagogia e ineficacia); y que…«buenas noches, y buena suerte». El Puma es uno de esos esperpentos que con buenas palabras y una sonrisa alelada ata las manos a la espalda de la gente para que ésta no pueda defenderse, ya que lo que a él le interesa son los bancos: recuerden la entrevista con Botín. Estimados parroquianos, ¡es todo tan socialista! Les haré una confesión, queridos lectores: me gustaría que ZP ganase las próximas elecciones, yo disfrutaría como un enano al observar cómo se comporta un individuo que considera que la política y la economía es algo parecido a un salón de peluquería y manicura; aunque eso sí: siempre lo ve todo desde la séptima dimensión.

Foto: Unidimensionales.

Dienstag, Februar 26, 2008

BUENAS NOCHES, Y BUENA SUERTE

BUENAS NOCHES: 1. expr. coloq. U. como salutación y como despedida durante la noche o al irse a acostar.

Después de observar el debate tuve una duda: ¿dónde podré encontrar una información que no caiga en la demagogia? Medité un buen rato, el equivalente a dos copas de Jack Daniel’s y cuatro cigarrillos Lucky Strike. Lo cierto es que me costó encontrar la dirección en la que debía encaminar mis pasos, meine Damen und Herren; pero no fue por distracción o incapacidad, sino porque la última frase de José Luis Rodríguez, El Puma, todavía resonaba en mis oídos y bloqueaba mis pensamientos: «Buenas noches, y buena suerte». Tétrica, estimados parroquianos, muy tétrica: creo que era una oración. A ello contribuyó el semblante abotargado del infeliz; la tacaña iluminación del plató, similar a la de un confesionario; y el hecho de que ZP fuera consciente del ridículo realizado: me compadecí de él. Después, con el tercer whiskey en la mano, entendí quién me proporcionaría las explicaciones deseadas: Pepiño Blanco y su blo heterodoso. Lo sé, queridos lectores, he pecado; pero no he podido resistir la tentación de asomarme al mejor escaparate de la pamema: El cuaderno de Pepe Blanco, cuyo autor es un goloso de la ignorancia; tan es así que podemos denominarlo un terrorista literario. Sus valoraciones del debate no son el objeto de este escrito, por el contrario realizaremos una crítica literaria, como corresponde a un feuilleton.
Pepiño Blanco, con su prosa oscura y una sintaxis tenebrosa, nos muestra los diferentes estados de degradación que provoca la incultura. El autor, un personaje pintoresco, luce una madurez narrativa digna de un sujeto que durante años se alimentó de olla podrida o comistrajos flatulentos. Su estructura narrativa obedece a la de un inepto en el que el analfabetismo se asienta con agrado y que luce las cicatrices de la incultura con orgullo. No obstante, Herr Blanco es un prosista de su tiempo, y el tiempo avanza, aunque su talento no. Suponemos, meine Damen und Herren, que la sabiduría del autor se sumió, hace décadas, en la oscuridad, y éste, al entenderlo, dejó de saber. Estamos, pues, ante un autodidacta de mesa camilla y brasero, plaza fija en «la fila de los mancos» de un cine de barriada y lectura de periódicos deportivos sobre el inodoro, y que habla sobre lo que conoce para después lanzarse a la aventura de explicar lo que ignora. Es evidente que la majadería es su libro de estilo y que su talento sólo puede complementarse de una manera: utilizando papel higiénico. La fortaleza de sus figuras retóricas evidencia que el autor sufrió una violenta metamorfosis que le llevó a entender la necedad como práctica de la literatura, y la literatura como una quinta esencia de la idiotez. Con todo y con eso, debemos agradecer el triple esfuerzo en superarse que realiza Herr Blanco, ya que piensa una cosa, escribe otra y habla de una tercera; o al menos es lo que nos parece a tenor de su prosodia. No sería arriesgado considerar a Baudelarie su poeta predilecto; en concreto el libro titulado Las flores del mal (1857), que Herr Blanco cultiva primorosamente en la cabeza; aunque nunca en el cerebro.
Después de leer a Pepiño, estimados parroquianos, supuse que la frase final de ZP la sugirió el rapaz celta; es su estilo: confundir la literatura con el celuloide; rellenar la vacuidad con un impacto teatral; pretender ganar siempre de penalti; acumular mentiras para que éstas solapen la realidad; y mostrar a un inepto confundido como un estadista digno de confianza. Si Herr Blanco deseaba una frase cinematográfica para ZP, yo le hubiera propuesto unas cuantas: «Tonto es el que hace tonterías.» ( Tom Hanks /Forrest Gump); «siempre digo la verdad, incluso cuando miento digo la verdad.» (Al Pacino /El precio del poder); «no estoy loco, ahora lo entiendo: soy mentalmente divergente.» (Bruce Willis / Doce monos). Y para Pepiño, que tan gratos momentos nos proporciona, también existen frases: «¡Qué montón de libros!, ¿son todos diferentes?» (Barbara Stanwyck / Bola de fuego); y otra más: «Yo no sé mucho de casi nada.» (Tom Hanks /Forrest Gump).

APOSTILLA: Espantapájaros tuvo la amabilidad de entrevistarme en su blog, El tonel del cínico. El encuentro fue cordial, sin embargo tuve un problema: en un momento u otro yo quería decir «buenas noches, y buena suerte»; pero no pude: no tuve asesor.

Foto: Cartel de la película Buenas noches, y buena suerte (2005)

Montag, Februar 25, 2008

IN MEMORIAM



OBSOLESCENTE: 1. adj. Que está volviéndose obsoleto, que está cayendo en desuso.

Anoche me entretuve con la gala de los Óscar, meine Damen und Herren. Me resultó lenta, tediosa, con unos aburridos números musicales y unos soporíferos discursos de agradecimiento. Tan es así, que llegué a plantearme si el organizador de la misma había sido José Luis Rodríguez, El Puma. Al margen de los escotes de vértigo, las maravillas del botox y los recauchutados que algunas actrices lucen durante el paseo por la red carpet, mi interés se centra en el recuerdo que la Academia estadounidense tiene para con los actores que pasaron a mejor vida— algunos creo que ya la tuvieron mientras vivían—, y que titulan In Memoriam. Cada año, sin excepción, me ocurre lo mismo: al enterarme en ese momento del fallecimiento de un actor, me sorprendo: «Pensé que ya había muerto», suelo decir. Debe ser triste, queridos lectores, estar tan olvidado y que muchos te den por muerto. Supongo que se trata de una injusta doble muerte.
Con Felipe González, el Osolessensias, ocurre a la inversa: él falleció (en el plano político lógicamente) pero se empeña en pasearse por el mundo de los vivos para que éstos crean lo contrario: se ha convertido en un espectro. Muy preocupados deben estar en las cavernas socialistas por el resultado de las elecciones para desenterrar a esqueletos políticos que en cualquier otro país disfrutarían de solaces horas en un presidio o en el destierro. Cada vez que escucho al ceceante sujeto siento esa llamada profunda y vital de la naturaleza, de la jungla en concreto; de la jungla de corrupción en la que Felipe González convirtió a España y en la que los manilargos socialistas (disculpen el pleonasmo) aseguraron sus jubilaciones. Con su lenguaje…cómo decirlo…rural, sí, ése es el término, nos demuestra una inteligencia digna de ser estudiada, y en la que se mezcla la chulería con la chapuza, el trato desdeñoso a los votantes con la pura incapacidad. Quizá sea Herr González el mejor exponente de la confusión que demuestran los socialistas entre política y negocios. Sin embargo él siempre lo tuvo claro y a ello se dedica: vende las influencias que consiguió durante su gestión. Creo que estamos ante otro de esos mentirosos que engañan con el lustre de la izquierda española, que siempre fue una cantera inagotable de embusteros. Con todo y con eso, yo pagaría por contemplar un mitin a dúo de esos dos portentos que tantas similitudes guardan: son inventores de tragedias y fueron cazadores cazados en su propia red. Tierno, estimados parroquianos, muy tierno.
Mientras que para ZP la política es un viaje en una montaña rusa, Herr González debe observarla como una vieja sentada en la plaza de un pueblo: puede mirar pero no es conveniente que toque. La caterva socialista cierra filas y demostrará una vez más su endogamia, persigue lo de siempre: borrón y cuenta nueva o pelillos a la mar. Para lograrlo utilizan un motete ya conocido: «González es un activo para el PSOE y Aznar es un lastre para el PP». Imagino que el «activo» del Osolessensias al PSOE surgió de la rapiña de comisiones, sobornos y robos que él consintió y creó. Es cierto que Aznar fue un lastre: para él mismo; al menos durante su segunda legislatura.
Estoy convencido de que Felipe González todavía señala osolessensias, cuando debería comprender que la única obsolescencia de la actual campaña electoral es él. De todas formas es correcto que se recuerde a los viejos actores cuando fallecen, y para hacerlo nada más conveniente que una locución latina: In Memoriam; aunque sea por lo trincado.
Foto: Yo nunca seré obsoleto.

Freitag, Februar 22, 2008

KRAFTWERK

ROBOT: 1. m. Máquina o ingenio electrónico programable, capaz de manipular objetos y realizar operaciones antes reservadas solo a las personas.

Durante unas vacaciones en mi país descubrí la música de Kraftwerk. Para mí fue algo mágico y nuevo: sintetizadores, la electrónica aplicada a la música, voces que se procesaban mediante un Vocoder y una estética particular que me fascinó. El grupo se fundó en 1970 en Düsseldorf por Ralf Hütter y Florian Schneider, que actuaron como un dúo hasta que se convirtieron en cuarteto al incorporar a Wolfgang Flür y Karl Bartos. De todas formas, a lo largo de su trayectoria sus componentes han cambiado por diferentes circunstancias. Sea como sea, el legado de Kraftwek a la historia de la música es indiscutible. Durante su época dorada (1974-1982) realizaron varias giras mundiales, y en una de ellas acometieron el reto de actuar en dos ciudades simultáneamente. ¿Cómo lo consiguieron?, se preguntarán ustedes, meine Damen und Herren. Muy sencillo: utilizaron robots y una inmensa pantalla de proyección que intercalaba imágenes del concierto real con el de los androides. Inteligentes, qué duda cabe; aunque yo no asistiría a un concierto para ver a un cuarteto de autómatas.
El debate de ayer entre Pizarro y Solbes me recordó a una actuación de Kraftwerk:« I’m the operator with my pocket calculator. By pressing down a special key, it plays a little melody».
Lo de ayer no fue un debate, estimados parroquianos, sino una hemorragia de cifras y datos sesgados, manipulados y sazonados con demagogia, que demostraron lo de siempre: la economía aleja al ciudadano. Uno de los robots, además, salió defectuoso de la cadena de montaje— fallaba el sistema óptico—, mientras el otro adoleció de falta de rodaje en sus articulaciones. El androide del PP hilvanó un discurso de mucho contenido económico pero huérfano de política. Con todo y con eso, podemos considerar que ganó el fondo, aunque la forma fue patrimonio del autómata del PSOE: su cableado, carcasa y sistemas son antiguos; pero funcionan. Sin embargo ambos sufrieron altibajos en el fluido de energía, a pesar de que las baterías eran nuevas, y ello provocó pequeños cortocircuitos: Pinochet, el ático del ministro y la mención al terrorismo. Creo que les conviene una reprogramación o un flujo constante de electricidad, sobre todo al robot del PP. Asimismo, creo que los circuitos de memoria de ambos androides estaban alterados, ya que hubo temas que ni se mencionaron: Endesa, por ejemplo. Allí estaban las dos máquinas que más podían explicar sobre el tema, pero…
No seremos mal pensados, queridos lectores, y achacaremos el silencio a los «ajustes» de las máquinas previos al debate. Las nuevas generaciones de androides han mejorado mucho, y la prueba la encontramos en el tercer autómata: el moderador. ¡Increíble, hasta parecía humano!, fue la muestra de lo que las inversiones en I+D y el talento de los especialistas en vida artificial pueden conseguir.
La actuación de los sosias de Kraftwerk fue decepcionante y con un exceso de metal limpio y pulido: hasta la mejor tecnología puede fallar. No obstante espero que ése ejemplo no cunda en los próximos debates porque los conciertos de robots ya no tienen sentido, están desfasados. De todas formas puede ser que esté equivocado, meine Damen und Herren, y que la gente todavía se encandile con los resultados de la ingeniería robótica sobre un escenario. Si fuera así, una duda inquietante me asaltaría: ¿quiénes son los robots?

Foto: Listo para el debate.

Mittwoch, Februar 20, 2008

EL FESTIVAL DE EUROVISIÓN


FESTIVAL: 2. m. Fiesta, especialmente musical.

Pocas cosas me resultan tan banales, casposas, obsoletas y ridículas, como el festival de Eurovisión: creo que es un «salto a la fama» en versión continental. En la actualidad, sin embargo, para determinados países conseguir la victoria supone lo mismo que situar a un hombre en la Luna; en la de Valencia, claro está. No obstante, meine Damen und Herren, ésas glorias son tan precarias como las «verdades» de José Luis Rodríguez, El Puma, cuyo Gobierno se muestra reticente al reconocimiento de la independencia de Kosovo. No podía ser de otra manera ya que asuntos de semejante enjundia siempre desbordan a un…despistado. Para animar más la función circense que supone la legislatura de ZP, los nacionalistas paletos (disculpen el pleonasmo) vascos y catalanes — descarto a los gallegos porque la coña celta no me atrae— se frotan las manos entre brindis por la trascendencia que en sus erráticos postulados puede tener un precedente semejante. En una superación del ridículo que realizó Remedios Amaya en el festival de Eurovisión del año 1983 con su magnífica canción Quién maneja mi barca, el parlamento catalán considera necesario que se debata tal asunto en la mencionada cámara de los palurdos. Me consta que USA, Alemania, Francia e Inglaterra están a la espera del resultado de tan sabroso debate porque saben que éste marcará la política internacional de las grandes potencias.
Sé que algunos en España se preocupan por el precedente kosovar e intentan establecer comparaciones con otros territorios españoles. No lo hagan, estimados parroquianos, ya que el festival de Eurovisión que presenciamos obedece a otros motivos cuya explicación espero que les tranquilice.
Kosovo es un lugar de esos que sólo se visitan cuando alguien huye de la justicia, de los acreedores o de una mujer que busca el reconocimiento de una paternidad. Es un vertedero a cielo abierto poblado de pintorescos nativos que se guían por rancias leyendas sobre los malvados serbios y los sanguinarios turcos. De todas formas, queridos lectores, los Balcanes son así: violencia, miseria y odio que se transmite en los genes de generación a generación; escojan otro lugar para sus vacaciones.
El reconocimiento tan rápido de la independencia kosovar persigue, como así ha sido, la creación de un nuevo estado satélite. En un país con una tasa de paro entre la juventud del 50%, con una renta per cápita inferior a los 1400 €/ año y sin industrias, lo sencillo es convertirlo en un subordinado de la economía occidental. El subsuelo kosovar está plagado de níquel, cinc, plomo, bauxita, cromo y carbón; aunque para su extracción necesita empresas multinacionales. Asimismo, cerca de Uresevic se construyó la mayor base americana desde la guerra de Vietnam— Camp Bondsteel—, cuya edificación se encargó a Halliburton, aunque mediante una subcontrata recayó en la empresa Kellog, Brown & Root (KBR). No debemos olvidar que Kosovo está bajo la administración de la ONU— administración, por otro lado, que ha favorecido la corrupción— pero sujeto a la jurisdicción militar de la OTAN. El motivo es sencillo, meine Damen und Herren: proteger el oleoducto albano-macedonio-búlgaro (AMBO), que transportará el petróleo desde el Caspio al Adriático. ¿Saben lo curioso de todo este asunto, meine Damen und Herren?: Que los planes ya estaban diseñados antes de que Javier Solana — ya saben: «OTAN, ¡de entrada NO!»— autorizara el bombardeo e intervención en Yugoslavia. No negarán que todo ello huele, pero…mal. Los Balcanes siempre han sido un pozo negro y nunca cambiarán. Con todo y con eso, los nacionalistas paletos (disculpen el pleonasmo) sacuden sus cayados y agitan sus boinas alborozados porque no tienen ni la menor idea de lo que allí se cuece: ningún país europeo les consentiría algo similar a lo sucedido en Kosovo. Sean caritativos y mírenles con condescendencia, ya que si ellos fueran inteligentes no serían nacionalistas. Y ya que el presente escrito versaba sobre el festival de Eurovisión, realizaré una propuesta: envíen de gira a José Luis Rodríguez, El Puma, para que les recabe votos para el próximo festival: es lo único a lo que puede aspirar. ¿Quién negaría algo a esas cejas?

Foto: la, la, la, la, la, (ZP dixit).

Dienstag, Februar 19, 2008

EL PACO MARTÍNEZ SORIA ESPAÑOL



PALETO: 1. adj. Dicho de una persona o de una cosa: Rústica y zafia. U. t. c. s.

Uno de los recuerdos más entrañables de mi infancia española son las películas de Paco Martínez Soria (1902-1982). Es cierto que se trataba de obras ramplonas, con un humor sin pretensiones pero efectivo, siempre con una moralina final que llegaba de la mano del palurdo, y la actuación de un gran actor que se encasilló en su papel de paleto entrañable. Hace años que no he visto una de sus películas, aunque es innecesario, meine Damen und Herren, porque lo entrañable no necesita revisión.
José Luis Rodríguez, El Puma, parece que desea ocupar el papel de paleto entrañable. Sólo así podemos comprender que el gran estadista escuchara los cantos de sirena: «Serás el Tony Blair español». ¡Increíble, estimados parroquianos!, aunque es fácil imaginarse a ZP con los ojos clavados en la frase mágica, una erección incontenible y la boca llena de saliva: «el Tony Blair español»; murmuraría para sí entre esfuerzos por tragar, al tiempo que deslizaba sus dedos sobre el papel. El pobre debió sentirse como un naufrago que escucha una sirena en la niebla y decidió comenzar los dos viajes que son su legislatura: uno físico y otro interior.
No se sorprendan de ello, queridos lectores, porque ZP ha vuelto a demostrar que el mínimo común denominador de la inteligencia suele ser muy bajo, a ras de suelo en su caso. De igual manera que ZP demostró tener un buen conocimiento de sus compatriotas— y por eso los manipula—, los terroristas entendieron el calado del figurante que tenían ante sí: un inepto incapaz que hace gala del resentimiento reconcentrado que sólo lucen los tontos, los impotentes jóvenes y los sordos. ¡Pobre, ZP!, él, que representa la razón, la ira y la fe, ha hecho cierto el refrán: «Quien retuvo, retuvo»; aunque alguien debería explicarle que la idiotez es algo que siempre se retiene, es más: se conserva como un insecto prehistórico en una gota de ámbar. Ahora tocará lo de siempre: titulares de humo detrás de cuyas palabras no existe nada; ejercitar una papiroflexia de la realidad; darse un poco de barniz; mostrarse como un bulímico de la verdad; y gritar mucho, ¡mucho!, porque el grito siempre llega al alma, aunque no a la razón. Sin embargo, meine Damen und Herren, El Puma actúa así porque sabe que su público no es selecto, no es de aquellos que se pregunta el porqué de las cuestiones. Si ZP pormenoriza su miseria, otros le ayudan a hacerlo en fascículos coleccionables a todo color. Tierno, estimados parroquianos, muy tierno: El Puma y sus mil versiones de la sinceridad; «el Tony Blair español».
Confío en que una vez que ZP regrese al pozo de la estulticia del que nunca debió salir no tenga la genialidad de escribir sus memorias o plasmar, en negro sobre blanco, sus ideas, ya que demostraría que Fahrenheit 451 tiene sentido. Es mejor que se dedique a sus frases como reclamo y a reflexionar; aunque dudo mucho que un individuo que salió de la universidad con las calificaciones clavadas en el cráneo sea capaz de hacerlo.
Quizá los terroristas se equivocaron y debieron ofrecerle ser el Paco Martínez Soria español; éso lo hubiera entendido y estaría a la altura de su representación, porque las palabras y excusas de ZP siempre están acompañadas de un molesto soniquete: el de los cascabeles del bufón. No obstante, meine Damen und Herren, el actor de Tarazona representaba un papel; El Puma, por el contrario, lo vive: el de un paleto entrañable.

APOSTILLA: El calzonazos, Don erre que erre, Se armó el belén, La ciudad no es para mí, El difunto es un vivo, Deliciosamente tontos, Al margen de la ley, Piruetas juveniles, Su desconsolada esposa.
Lo anterior no es una descripción de la legislatura de ZP, son títulos de películas de Paco Martínez Soria: un gran actor.

Foto: Ya te gustaría ocupar mi puesto.

Sonntag, Februar 17, 2008

LADRONES DE GUANTE BLANCO

DE GUANTE BLANCO: 1. loc.adj. Que actúa de modo elegante y sin emplear la violencia.

Durante mi último viaje a España cometí un delito, meine Damen und Herren: un robo. Antes de proseguir debo pedirles la discreción oportuna, ya que no quisiera sentir el aliento de la INTERPOL en mi cogote. El objeto era valioso, al menos para mí, y por ello dediqué un tiempo a la planificación del golpe: observar las medidas de seguridad (cámaras de vigilancia, dispositivos electrónicos, sensores, vigilantes); preparar una ruta de fuga y otra alternativa, así como el transporte del objeto y una coartada. Una buena organización suele comportar el éxito; así fue en mi caso y agregué un triple CD a mi colección: José Luis Perales, Grandes Éxitos. No obstante reconozco que soy un ladrón; de guante blanco, pero un ladrón al fin y al cabo. De todas formas, entre los manilargos de ésa categoría nos reconocemos, como si formáramos parte de una cofradía secreta, y ello me ha permitido identificar a otro adepto al «guante blanco»: José Luis Rodríguez, El Puma.
Yo, como buen ladrón y cofrade de los cacos, disfruto al observar las filigranas de otros colegas, a pesar de que en ocasiones resultan burdas al compararlas con mi pulcritud. Las consecuencias del «desliz» del Puma y Gabilondo al final de la entrevista retumban con la intensidad del eco, pero me temo que todo obedece a una nueva artimaña del gran actor. No se sorprendan, estimados parroquianos, y plantéense una pregunta: ¿Qué es lo que perjudica a ZP de ésas palabras? Creo que algunos de ustedes responderían lo siguiente: «se ha descubierto que engaña». ¡Ah, estimados lectores!, pero…¿éso no se sabía desde hace tiempo? No olviden que la credibilidad de ZP sigue enterrada en los cascotes de la T-4 y cubierta por paletadas de embustes; por lo tanto sería lógico pensar que no puede erosionarse lo inexistente. No obstante cabe otra hipótesis: el desliz consigue dos objetivos: tranquiliza al electorado socialista («bien, vamos bien») al tiempo que hace un llamamiento («necesitamos más tensión»).
Lo importante de un mensaje es, en muchas ocasiones, el destinatario; y ése mensaje no era para ustedes. Asimismo no olviden la trayectoria de Herr Gabilondo: se prestaría a eso y más. Sé que muchos de ustedes consideran al Puma un manipulador, pero no deben olvidar que la esencia de la manipulación es que el manipulado no sea consciente de su condición; no lo olviden: la filigrana; para algo somos ladrones de guante blanco y no vulgares tironeros.
Cuando preparo uno de mis robos siempre contemplo la peor situación, es la mejor manera de cubrir todas las eventualidades. Hagámoslo ahora y estudiemos otra posibilidad: una trampa de PRISA. No se sorprendan, meine Damen und Herren, así debe hacerse: «la peor situación». Lo que para ustedes es política para otros es economía, aunque son términos que viven en pareja desde tiempo inmemorial. La apuesta de ZP por MEDIAPRO es un torpedo en la línea de flotación de PRISA; ni Günther Prien fue tan hábil en Scapa Flow. Es factible que el grupo de comunicación deseara librarse del iluminado, pero debe hacerlo de una manera que no ofenda a los devotos de El País: otra filigrana. Asimismo, sería la ocasión perfecta para dar una… «salida digna» a Herr Gabilondo, cuyo «noticiario de autor» no consigue, en muchas ocasiones, sobrepasar el 6% de audiencia. El periodista embalsamado hace ya tiempo que es consciente de su valor residual; sin embargo, los «servicios prestados» le sirven de prórroga, aunque tarde o temprano alguien apagará el respirador. Sé que los españoles siempre embisten, por algo los toros son su fiesta nacional; pero yo les aconsejo que no lo hagan, ya que para embestir debe inclinarse la cabeza y ello reduce el campo de visión: si un toro no humilla, es difícil entrar a matar.
Ya que escribo sobre filigranas les explicaré otra que he detectado en mi estimado colega: las detenciones de terroristas; casi todas en Francia, conviene recordarlo.
Ése sí que es un trabajo fino, meine Damen und Herren; hasta siento envidia profesional. Algunos— entre ellos el PP— contemplan la posibilidad de que ETA se rinda unas semanas antes de las elecciones. Sería factible ya que no puede comprenderse el ascenso del Puma sin los terroristas— de hecho son su piedra angular—, y ése sería el postrer favor. Entonces, ¿qué sentido tienen las detenciones? Creo que son una reagrupación prematura, es fácil de entender: les aplicarían medidas de gracia, reinserción, un trabajo bien remunerado que el PNV proporcionaría y borrón y cuenta nueva; son detenciones a plazo fijo. La reacción de la sociedad española, tan dada a embestir, es previsible: una repetición de la foto que Alfred Eisenstaedt realizó en Times Square. Puede ser que ustedes, queridos parroquianos, crean que mis conclusiones son irreflexivas; pero cuando percibo que el lugar al que voy a robar presenta demasiadas facilidades siempre hago lo mismo: desconfiar; no olviden que soy un ladrón de guante blanco.

Foto: Guarden mi secreto, bitte.

Freitag, Februar 15, 2008

TIBURÓN

TIBURÓN: 3. m. Persona ambiciosa que a menudo actúa sin escrúpulos y solapadamente.

La tierra de nadie que es el paso de la infancia a la adolescencia fue una ruina para mí. De ello se encargaron, con malévola intensidad, varios sujetos: Neil Diamond; Manolo Otero; Sandro Giacobbe y el resto de cantantes italianos que plasmaban el sufrimiento sobre un pentagrama; The Carpenters; y uno en especial: Steven Spielberg con su película Tiburón (1975). Además, y fiel a mi insana curiosidad, leí la novela de un tirón: ¡peor todavía, meine Damen und Herren! Desde entonces fui incapaz de bañarme en el mar sin preocuparme, imaginaba unas fauces terroríficas que se encaprichaban de mis genitales, ¡cómo si no hubiera otra cosa que morder!, o que reducirían mis extremidades a muñones. Asimismo, las frases promocionales de la película no ayudaban a vencer mis temores: «Véala antes de ir a nadar», «¿Te gusta el pez? A él también le gustas».
Hace pocos días falleció Roy Scheider, el actor que interpretó al jefe de policía de Amity Island, Martin Brody. Al leer la noticia, recordé mis temores en la orilla del mar y los esfuerzos que hice por disimularlos. En esas extrañas asociaciones que la mente humana genera, no pude dejar de pensar cómo hubiera actuado José Luis Rodríguez, El Puma, ante lo que él denominaría «la crisis del escualo». Es inevitable, estimados parroquianos, no mezclar cinematografía con ZP, ya que éste ha hecho de su política un largometraje lleno de escenas de western o gángsters; sin olvidar, eso sí, el cine de catástrofes. En el caso que nos ocupa— ZP como jefe de policía de Amity Island y el tiburón zampa genitales— creo que todo está claro. El jefe Rodríguez negaría la existencia del escualo, y ante los cadáveres mutilados explicaría que todo se debe al interés de la gente por ahorrarse dinero en la compra de zapatos, ya que sin piernas…Otra opción plausible sería que el jefe Rodríguez culpara al PP: «No alimentan a los tiburones, y éstos atacan al estar hambrientos». Cualquier excusa sería válida con tal de no hacer algo. De todas formas, queridos lectores, el destino siempre nos alcanza, aunque intuimos que con Rodríguez todo es lento; hasta el hado. Tampoco nos sorprende, meine Damen und Herren, porque estamos ante un sujeto que pormenoriza la ineptitud, contiene la inteligencia, convierte la verdad en una parodia, pregona el origen del todo y la expansión del universo, al tiempo que les unge a ustedes con una resignada fatalidad. ¡Qué afortunados son los habitantes de Amity Island con semejante portento! Mientras tanto el tiburón continuaría con su proceder, y el jefe Rodríguez, impelido por las circunstancias, buscaría una salida: una dorada bien cebada para mostrarla a los medios y al populacho; sin olvidar, eso sí, la fotografía conveniente y el pie oportuno: « ZP pescó al tiburón». Algunos tragarían, qué duda cabe, pero la llegada a la playa del siguiente despojo desmontaría los embustes del jefe de policía: «¡El tiburón crispa!», pretextaría Rodríguez. La gente, impaciente por no poder bañarse y la impericia del responsable policial, exigiría más esfuerzos; sólo quedaría una opción: incrementar la tensión, y alguien aconsejaría al jefe Rodríguez que había llegado el momento de subir a una barca y pescar al tiburón. «Vamos a necesitar un barco más grande», diría el trémulo policía. El resto pueden imaginárselo, meine Damen und Herren: un torpe ensartado en sus arpones y enredado en los aparejos, un tiburón cuya figura sería catalogada de «campana», la gente sin poder bañarse y el verano que llega a su fin.
En realidad el truco con los tiburones está en no moverse, son miopes y detectan que algo puede ser comestible por las vibraciones que genera un ser vivo. ¡Pobres animales!, su único problema es que lucen una extraña sonrisa que nos inquieta y atemoriza. ¿Me habré equivocado al repartir los papeles?
Foto: Rema, Pepiño, que ése viene a por nosotros.

Mittwoch, Februar 13, 2008

JAMÓN BERLINÉS



JAMÓN: 1. m. Pierna trasera del cerdo, curada o cocida entera.

Hoy en Berlín hemos disfrutado de un de esos días que me gustan: frío pero soleado. La ciudad, a pesar de lucir el Sol, se muestra como un firmamento tachonado de estrellas, ya que se celebra la Berlinale; ya saben: frivolidad, advenedizos, vendedores de productos varios, etc. En vista de que la climatología acompañaba a mis ánimos decidí pasear, y deambulé de un lado a otro a la búsqueda de no sé qué. Mis pasos erráticos me condujeron a uno de mis locales preferidos, cuyo propietario— Herr Hazard— decidió acompañarme a la terraza para tomar un delicioso café turco. Allí estábamos los dos, quemando el tiempo con la parsimonia del ocioso: un cigarrillo tras otro, intercambio de opiniones, silencios que aposentan las ideas, miradas soslayadas hacia las mujeres atractivas, y rodeados de un aprecio mutuo que prescinde de la demostración. Después continué con mi vagabundeo, y ¿saben a quién me encontré? Increíble, meine Damen und Herren, ¡a Mariano Rajoy! Sé que no es nada excepcional, estimados parroquianos, ya que hasta en los confines del mundo encontraremos a un gallego. Al parecer él también quería disfrutar del sol berlinés, aunque cambió a Herr Hazard por la canciller Merkel. Además, como buen español, el líder del PP viajó a Alemania con alimentos de su país: un jamón, cava y morcilla. Pero no eran para él, meine Damen und Herren, sino un regalo para Frau Merkel; supongo que en una nueva versión del oro, el incienso y la mirra. Sin poderlo remediar, una pregunta restalló en mi cabeza: «¿Por qué no me visita a mí?».
La entrevista con Angie fue cordial, no debemos olvidar que la canciller utiliza un estilo de «café de cocina entre vecinos», y eso, qué duda cabe, tranquiliza al visitante. No obstante, y después de escuchar algunos de los proyectos de Rajoy, Frau Merkel le avisó de que sacar a colación durante una campaña electoral el tema de la inmigración es un tema delikat; incluso temerario. Rajoy se zafó bien, contraatacó con los datos económicos que reflejan la realidad española y las encuestas que indican la preocupación de los españoles por la inmigración excesiva y descontrolada. El resto de la entrevista no dio para mucho más: foto de rigor, buenas intenciones y faena rápida y aseada. Rajoy y su comitiva desaparecieron, y yo decidí seguirles: albergaba la secreta esperanza de que un jamón durmiera en mi domicilio; es innecesario que les diga que dormiré solo. La siguiente estación era la sede de la C.D.U.— Christlich Demokratische Union Deutschlands—, el homólogo alemán del P.P. Más de lo mismo: fotos, rueda de prensa y mensajes afines. Yo tengo un defecto, meine Damen und Herren: cuando voy al teatro, fijo la vista en las bambalinas y no en el escenario. Además, sé que es lo que a ustedes le interesa. Entre los periodistas — esos individuos que se dedican a una profesión tan vilipendiada pero que lo hacen de buen grado ya que intuyen que la alternativa es peor: trabajar— había algunos españoles, y una vez más, éstos se mostraron indiscretos al considerar que nadie podía entenderles: ¡Craso error!, allí estaba yo, un ocioso dispuesto a conseguir un jamón. Por lo que pude escuchar, Rajoy no deseaba utilizar el tema de la inmigración, pero sus estrategas de campaña le convencieron de que era necesario y debía utilizarlo; él cedió. De todas formas, la entrevista que mantuvo con Sarkozy, en la que el líder francés le mostró la problemática que ocasiona el exceso de inmigrantes, fue una revelación para Rajoy y el último empujón que necesitaba para que sus dudas desaparecieran.
En un rincón, un periodista español afecto al régimen— ya saben, de ésos que vendería la virginidad de su hija adolescente en un burdel turco con tal de conseguir una llamada de la Moncloa— dijo lo siguiente: «Pepiño está desquiciado, no sabe cómo contrarrestar algo así». Una extraña mujer de más extraña faz terció: «Cuando viajo a España, lo que me jode es que el camarero no entienda lo que le pido». Una aseveración tan grave merece unos segundos de curiosidad, y miré el reloj a la espera de una aclaración, que llegó precedida de la pregunta que hizo otro periodista: «¿Qué pides?»; a lo que la mujer replicó: «Un café descafeinado con leche descremada natural y sacarina». ¡Impagable, meine Damen und Herren!: ¡un «desgraciado»!, la idiosincrasia española nunca dejará de fascinarme.
No obstante, Rajoy supo cómo lidiar a los medios, tiene talla de estadista. Yo seguía en la platea y pude presenciar un momento tierno. La mujer de extraña faz aseveró lo siguiente: «Rajoy no sabe cómo contrarrestar los datos económicos de ZP». Presté atención, sabía que estaba ante uno de esos momentos que justifica toda una vida, y un sujeto, de ésos que pasan sus horas muertas en la terraza de un café turco, respondió: «¿Economía?, la única economía que le interesa a un español es la de su vecino, y cuanto peor sea ésta, mejor».
Una hora más tarde regresé a la terraza de Herr Hazard, necesitaba la cadencia especial que toma el tiempo de un ocioso en la terraza de un café turco; sin jamón, lógicamente.
Foto: Mi sueño.

Dienstag, Februar 12, 2008

EL JUGUETE


JUGUETE: 1. m. Objeto atractivo con que se entretienen los niños.

Las películas de Walt Disney no me gustaban ni cuando era un niño; me resultaban simplonas, edulcoradas en exceso, ridículas en algún caso y carentes de interés. Sin embargo, cuando ya era un adulto, pude ver Toy Story: disfruté mucho. Los dos protagonistas — Woody y Buzz Lightyear— son muñecos que cobran vida, al igual que el resto de juguetes, cuando están solos. Buzz es un guerrero espacial integrado en el Comando Interestelar, aunque en realidad no es así, ya que el bueno de Buzz desconoce que es un juguete y que sus dotes— volar, comunicarse con sus superiores, los rayos láser, etc.— son ficticias. Llegado el momento, será Woody el que le explique la realidad para que Buzz tome conciencia de su condición de juguete.
Ayer por la noche, ya entrada la madrugada, vi una nueva versión de Toy Story; en este caso protagonizada por Iñaki Gabilondo y José Luis Rodríguez, El Puma. Ni me escandalicé ni me sorprendí, meine Damen und Herren, porque ya conocía qué tipo de «entrevista» presenciaría. De todas formas reconozco que una cierta vergüenza ajena me embargó. Nunca antes percibí a ZP, ése político de inteligencia a cómodos plazos, tan acabado y errático; como un pollo decapitado. Con una voz polvorienta y carente de la mínima entonación, El Puma hizo lo de siempre: mostrarnos su capacidad para transmutar lo fundamental en fútil y la condición en fábula. Lo que él considera una oratoria determinante no fue más que el aliento evangélico de un embustero incapaz. Aovillado en su estulticia, ZP considera que son más importantes las palabras que los hechos. Lo triste, estimados parroquianos, es que si sus hechos son patéticos, sus palabras resultan grotescas: inquietante combinación.
Ambos individuos se dedicaron con la desesperación del moribundo a mostrarnos la simetría de sus impericias. No obstante es lógico, queridos lectores, ya que ellos están acostumbrados a verlo todo desde la ironía que puede permitirse el que está por encima del bien y del mal, o considera que los espectadores son retrasados mentales; que los hay. Las preguntas formuladas como una certeza— sin entonación interrogativa alguna—, los parpadeos aseverativos, los cruces de miradas y la caída de ojos formaron parte de algo ya conocido: un ritual. Lo más triste fue observar las predicciones y diagnósticos de ZP, que siempre deberían acompañarse de las iniciales S.C. (salvo complicaciones), aunque todos sabemos que con el insigne estadista de por medio siempre, siempre, surgirán. Podríamos desgranar el cúmulo de mentiras de ZP; pero no lo haremos, no es el objeto de este escrito.
Yo era consciente de que veía otra versión de Toy Story, pero la actitud de Herr Gabilondo me recordó a la interpretación de Aurora Bautista en la película titulada Locura de amor (1948): «El rey no ha muerto, está dormido…». Ambos términos reflejan con exactitud la opinión que tengo de ZP, aunque en ocasiones, al escuchar determinadas respuestas, no pude dejar de imaginármelo recubierto por una multitud de insectos que haría las delicias de un entomólogo forense. Una vez más, meine Damen und Herren, El Puma no defraudó; se deberá a lo que podríamos denominar «la certeza del delirante». Alguien debería explicarle en alguna ocasión que le ocurre lo mismo que a Buzz Lightyear: es un juguete, en este caso roto.
Yo soy un ignorante, meine Damen und Herren; pero con todo y con eso ayer pude comprender algo: los bobos creen que pueden mecer nuestras cunas con mentiras.
¡Pobre ZP!, le imagino llamando al Comando Interestelar y sin comprender el porqué no funcionan los rayos láser o no logra elevarse con los turbopropulsores: debería entenderlo.

Foto: Cartel de Toy Story (1995)

Montag, Februar 11, 2008

LA ENTREVISTA / 2


Thomas de Quincey escribió lo siguiente: «El despeñadero de las malas costumbres no tiene fin: Se empieza por cometer un asesinato, luego un pequeño hurto y se acaba por no respetar los modales en la mesa». Nada más cierto, meine Damen und Herren, de ahí que observar a una persona durante una comida sea el mejor momento para formarnos una idea de su educación, modales y savoir-faire. De todas formas no deben preocuparse, si atienden a mis consejos, saldrán airosos; además tengan presente que el parvenu es el anfitrión. No olviden que el pan se sitúa sobre un platillo a la izquierda del comensal, aunque ZP actuará como siempre: dudará, picará de ambos — izquierda y derecha—, escampará migas por doquier y después sonreirá. El menú, seguramente, lo compondrán alimentos flatulentos: judiones de la Granja, garbanzos, coliflor, col, judías (pintas o blancas), etc. No manifiesten sorpresa alguna y piensen que es lógico, ya que El Puma es un político neumático, un auténtico especialista en dinámica de gases, y necesita hincharse a diario; más, desde que hace cuatro años comenzó a desinflarse. Aunque ZP se anude la servilleta al cuello, les sugiero que ustedes no obren igual: no es estético ni adecuado y puede generar reflexiones inquietantes: Si un hombre no es capaz de manejar una cuchara sin mancharse, ¿cómo puede regir los destinos de una nación? En cuanto a los vinos no deberán preocuparse: estarán escogidos, catados, y si el caldo lo requiere, decantados. Al tratarse de una comida junto al gran estadista, intuyo que éste les ofrecerá algo que esté acorde a su calidad como político: Chateau Don Simón, Mouton-El tío de la bota, o incluso algo insuperable: Romanée de la Facultad de Química. Durante el ágape no se preocupen de la conversación, ZP no puede hacer dos cosas a la vez. Ahora bien, podría ser que el silencio prolongado les incomode. No lo hagan, consideren que El Puma cree que la política es el arte de vender enciclopedias a domicilio, y hasta el mejor vendedor calla durante su pausa para la comida. Por el contrario, entre plato y plato realicen algún comentario que dé pie a una réplica prolija de ZP. No obstante, debo aconsejarles que se inclinen por un tema liviano: los magníficos diálogos de Harpo Marx, la prosa y prosodia de Pepiño Blanco, el tanotopractor que maquilla a De la Vega o demuestren interés por el poemario del ministro Bermejo, que según me han informado se titulará Gruñidos en soledad. Mi amor por Darwin.
Yo declinaría el postre, estimados parroquianos, ya que varias horas con un sujeto tan almibarado y espumoso como la leche merengada es todo un reto para el páncreas más recio. Respecto al café repitan tantas veces como les apetezca, ya saben que El Puma lo considera algo barato, casi tanto como sus principios y forma de expresarlos. Si les ofrecen algún destilado o licor para sufrir la sobremesa, deberán mostrar su agradecimiento mediante la elección de un whisky que esté en consonancia con la inteligencia del anfitrión: un Garrafa’s blended sería lo apropiado. Añadan, eso sí, unas gotas de agua helada, porque ésa marca deja un regusto insólito, como ZP. Una tertulia sin un buen veguero es como una ducha sin jabón, por ello supongo que les ofrecerán los que deleitan al Puma: La flor de Chacón. No acepten, son apagones, con poca fortaleza y muy justitos de tiro: continúen con su tabaco; está permitido. La modorra comenzará a hacer mella en ustedes, ya que escuchar unas ideas que surgen del subsuelo donde pastan los sujetos como ZP es soporífero, pero no se preocupen, el final se acerca: El Puma siempre duerme la siesta, aunque yo creo que nunca se ha despertado de la primera que hizo.
Al salir no ensalcen la decoración, es un tema espinoso y siempre subjetivo que da lugar a malentendidos. Imagínense, por ejemplo, que ustedes alaban «el Buda de la entrada» y ZP les corrige: «Es Moratinos, el ministro de Asuntos Exteriores». Meine Damen und Herren, ustedes quedarían como cocheros y malbaratarían los consejos de Josephsplatz. No lo hagan, por favor. Después, mientras regresan a su hogar, pueden mostrarse orgullosos; es más: luzcan «una sonrisa amplia» y «alegría»; lo consiguieron.

Foto: Gordon Jackson (1923-1990): El mayordomo perfecto.

LA ENTREVISTA / 1

ENTREVISTAR: 2. prnl. Tener una conversación con una o varias personas para un fin determinado.

La literatura inglesa de principios del siglo XX y algunos de sus principales autores— Waugh, Wodehouse, Sassoon— han logrado que todos hayamos estudiado en Oxford; que conozcamos las normas para no desentonar durante un fin de semana en un manor de Yorkshire; que sepamos distinguir entre una primera camarera y una primera doncella; nos ha permitido conocer que los oportos se dividen en vintage, crusted y tawny (entre otros), y que pedir queso Stilton con el mencionado vino es lo adecuado; que las Wellington boots son el calzado idóneo para un paseo por la campiña; que el traje tweed no debe mostrarse nuevo e impecable; que la esposa de un duque también ostenta el título y por él debemos dirigirnos a ella, sin olvidar, por eso, que sus descendientes merecen otro tratamiento: lord o lady. Sea como sea, y ante la duda, siempre es conveniente consultar el Whitaker’s Almanack o la guía Debrett’s Correct Form.
Ya que los españoles viven una época extravagante, podría ser que alguno de ustedes encuentre en el buzón una invitación cursada por José Luis Rodríguez, El Puma, para celebrar una entrevista en el palacio de la Moncloa. La reacción, meine Damen und Herren, sería lógica: nerviosismo, despedirse de la familia y allegados, dejar en casa cualquier objeto de valor y partir hacia lo desconocido; nunca mejor dicho.
Sin embargo, para que ustedes afronten semejante trago con las mínimas garantías, me permito ofrecerles unos consejos. Para el desplazamiento utilicen un taxi, ya que si lo hacen en su vehículo, ZP querrá cobrar el aparcamiento, y ya saben que ése individuo aplica unas…extrañas tarifas. El tren descártenlo, porque si El Puma les pregunta cómo han llegado, la situación puede volverse tensa; no olviden que es conveniente obviar la soga en casa del ahorcado. El saludo, qué duda cabe, es primordial a la hora de un primer encuentro. Yo les sugiero que respeten el protocolo — Excmo. Sr.—, aunque observarán que El Puma se mostrará inquieto. Es lógico, meine Damen und Herren: ni él mismo cree todavía adónde puede llegar un mediocre. Olviden, eso sí, levantar el puño o realizar el gesto del acento circunflejo, ya que los riesgos son evidentes: ZP no sabría qué puño levantar o se sacaría un ojo; sería un mal comienzo. Lleven más tabaco del habitual, no olviden que El Puma, con cualquier excusa — es el monarca de los pretextos—, les gorreará. Aunque llueva a cántaros o vean a Noé sobre su arca, descarten aparecer con paraguas o gabardina, ZP cree que siempre luce el sol y que el mal tiempo es un invento del PP. Con la finalidad de romper la tirantez inicial, recurran al truco de preguntarle por la familia, sin olvidar (es importante) al abuelo: al parecer todavía mantiene contacto con él. No sería de extrañar que ZP sacara a colación la cultura, es un hombre cultivado; en un páramo, pero cultivado. No deben preocuparse, estimados parroquianos, les propongo una solución: expliquen que son admiradores de las óperas de Iron Maiden y que consideran a Montserrat Caballé la mejor bailarina de la historia; «nadie realiza el arabesque como ella», pueden añadir para enfatizar. Si tratan sobre literatura, digan que prefieren las novelas con muchos personajes y las biografías, de ahí que sólo lean la guía telefónica y las esquelas de los periódicos. No teman: ZP se mostrará de acuerdo; aunque puede ser que pida alguna aclaración o sugerencia: «¿páginas blancas o amarillas?»
Les aconsejo que no abusen de anglicismos. De todas formas, si ignoran mi recomendación, observarán que El Puma siempre reacciona de la misma forma: asiente, mira alrededor y añade «thank you, thank you». Lo que ustedes digan es indiferente, la respuesta siempre será la misma. Puede ser que les resulte increíble, queridos lectores, pero les propongo un experimento: miren fijamente al Puma y digan lo siguiente: «Ford Escort Coke Nike Foster’s Beefeater Marks Spencer Ballantine’s gin-tonic Campari on the rocks». El resultado será el esperado: «thank you, thank you».
Seguramente en ése momento el mayordomo entrará para anunciar que la comida está servida. Pasemos al comedor; ustedes primero, meine Damen und Herren.

Foto: Luncheon is served, my lord.

Freitag, Februar 08, 2008

AHORA QUE AVANZAMOS, POR QUÉ RETROCEDER

RETROCEDER: 1. intr. Volver hacia atrás.

En una ocasión estuve a punto de casarme, meine Damen und Herren. Los trámites estaban cumplidos y los preparativos concluidos: presentación de las respectivas familias, fecha del enlace, intercambio de regalos, etc. Hasta entonces todo había discurrido sin contratiempos, pero cuatro meses antes de la boda algo cambió: mi pensamiento. La que era mi novia, una turinesa a la que denominaremos A. para que ustedes no sepan que se llama Antonella, estaba feliz, radiante; yo, taciturno. Sus padres, personas magníficas que me trataron como a un hijo, vinieron de visita a Berlín. Durante una de las cenas yo no estuve locuaz, me dediqué a mirar a A.: su pelo corto, los gráciles movimientos de sus manos, sus cejas oscuras y la educada atención que prestaba a los consejos de su madre. No puedo proporcionarles un motivo concreto, pero entendí horrorizado que algo dentro de mí había muerto. Comprendí que ya no sentía curiosidad por ella, que sólo nos uniríamos si yo permitía que los gélidos nudos de la cobardía no se cortasen. Cuando regresamos a casa me sinceré, y ella me planteó la pregunta que yo más temía: «Si hemos llegado hasta aquí, ¿por qué retroceder?» Utilicé el viejo truco de encender un cigarrillo para desviar la mirada, y después me atreví a responder: «Porque no vamos en la dirección adecuada».
José Luis Rodríguez, El Puma, todavía no ha comprendido que un viaje no tiene importancia si no se conoce el destino, ya que el movimiento, por sí solo, no indica nada. La última propuesta del PP, que tiene como objetivo regular la inmigración, ha vuelto a demostrar que ZP sigue mirando al cielo a la búsqueda de pájaros muertos. Una vez más, estimados parroquianos, no se lo tendremos en cuenta, porque la praxis del Puma tiene un tierno aire de cuento infantil, con sus engrandecimientos, su propio lenguaje y extrañas aventuras en recónditos imperios. No obstante, hemos descubierto que el «talante fantasioso» escondía una charlotada: la de un inepto sin preparación. Con todo y con eso, las críticas del PSOE— nada imaginativas por cierto— no hacen más que confirmar el carácter infantil de la obra de ZP, ya que no puede interpretarse una obra bufa sin que alguien reciba bastonazos; en este caso el PP, como de costumbre. Sin embargo, ello nos confirma lo que sospechábamos: El Puma sólo puede ofrecer descalificaciones contra el PP. De nuevo, meine Damen und Herren, debemos ser comprensivos, porque mientras que el PP encadena un rosario de medidas para solventar los problemas que más preocupan a los españoles, ZP propone soluciones que su propio Gobierno rectifica, recorta o vacía de contenido. ¡Grotesco, muy grotesco!, nunca antes la cobardía y la nulidad se habían identificado con un acrónimo. Hoy, de forma excepcional, una lluvia de bondad ha regado mis ideas, y por ése motivo volveré a ser fraterno. El Puma y su caterva, que algunos denominan Gobierno, siempre negaron la existencia de problemas, por lo tanto…¿cómo solucionarán algo que no existe? ¡Ah, queridos lectores!, cómo siempre: lo que molesta no depende del Gobierno y ni siquiera debe hablarse de ello.
Los países europeos serios han comprendido los peligros que encierra una inmigración descontrolada y excesiva, y para ello han adoptado las medidas necesarias; no siempre agradables, lo sé, como la inmigración. ZP, por el contrario, aporta lo de siempre: la poesía de un rapsoda tartamudo. Supongo que el insigne estadista vislumbra su futuro, y por ello se dedica a prometer el pleno empleo. ¡Chusco de nuevo!, no tiene garantizado ni el suyo y se compromete a recolocar a millones. En fin, meine Damen und Herren, observaremos con interés las cuatro semanas que faltan para las elecciones, no olviden que un mes es una eternidad para un chafallón; y ésos nunca retroceden. El Puma todavía no ha comprendido que la mente es como una lata de conservas: sólo sirve si está abierta.

APOSTILLA: A. se casó tres años más tarde y en la actualidad disfruta de sus gemelos. Si es cierto que la vida desfila por nuestros ojos a una velocidad endiablada antes de morir, sé que la mía, cuando llegue a esos dos años con A., lo hará a cámara lenta.
Foto: «Ahora que avanzamos, por qué retroceder». Nunca se retrocede, das media vuelta y avanzas de nuevo.

Donnerstag, Februar 07, 2008

PROHIBIDO PEGAR ANUNCIOS

NUNCIO: 2. m. Representante diplomático del Papa, que ejerce además, como legado, ciertas facultades pontificias.

No hay nada tan grotesco como observar la actuación de un mal actor cómico que pretende representar un papel serio, meine Damen und Herren. Peor, incluso, cuando ya no se trata de un actor sino de un payaso. El resultado, qué duda cabe, será chusco, muy chusco. Al igual que en otras ocasiones, no podemos olvidar que junto al adjetivo «chusco» siempre debe figurar el mismo nombre: José Luis Rodríguez, El Puma.
La escena del insigne estadista junto al nuncio apostólico no es más que otro giro de tuerca del sandio para intentar pescar algo. El pobre, sin embargo, desea hacerlo con unos plomos viejos, boyas que difícilmente se mantienen a flote, anzuelos oxidados, un carrete chirriante y unos gusanos canijos que se retuercen en cajas de serrín. Del resto del aparejo no haremos mención ya que sólo es digno de figurar en el almacén de un chatarrero: conoció días de mayor gloria. No obstante, estimados parroquianos, debo reconocer que ZP demuestra una cierta gracia cuando explica chistes; porque sólo podemos considerar una petición de respeto de El Puma de ésa manera, como un chiste. Pero es que nuestro querido Puma hace ya tiempo que abandonó la política — si es que alguna vez estuvo— para convertirse en un artista; pero de variedades, es innecesario señalarlo. Abrir enfrentamientos con la Iglesia Católica es el viejo truco de ésa izquierda española tan rancia, cutre, casposa, cochambrosa, reaccionaria y paleta: nunca cambiará.
La mención de la autofinanciación de la Iglesia todavía nos provoca más carcajadas por un solo motivo: ¿Aplicarían algo semejante a los partidos políticos y sindicatos? Meine Damen und Herren, creo que todos sabemos la respuesta. De todas formas no seamos duros con nuestro querido ZP, él observa el bien y el mal desde la bonhomía del usurero, lo que provoca que no sea una persona digna de respeto aunque sí de chanza. El bardo de la deficiencia ignora qué más hacer; el tiempo corre y las elecciones se acercan, y en la chistera, al igual que en el bolsillo de los españoles, queda poca cosa; sólo eso: poses, arrogancia de mediocre revenido, una calderilla de ideas y la mortaja de la indiferencia con la que otros países le vistieron. Es enternecedor, queridos lectores, muy enternecedor. Con todo y con eso debo hacerles una confesión: estoy preocupado por la salvación de mi alma, y se debe a un motivo: siempre he creído que la sátira es buena cuando se ejerce contra el poder o los que están por encima de nosotros, pero hacerla contra alguien como El Puma es otra cosa: crueldad.
Hablaré con el nuncio, él sabrá aconsejarme.

Foto: Prohibido pegar a nuncios.

PODEMOS LLEGAR TAN LEJOS COMO QUERAMOS

LEJOS : 3. m. Semejanza, apariencia, vislumbre de algo.

Hace varios años me entrevisté con un individuo que fue uno de los colaboradores de Adolf Eichmann en la sección IV-B4 y al que identificaré con la inicial de su apellido: N. Una llamada telefónica de alguien que deseaba ayudarme y el conocimiento que N. tenía de mi abuelo sirvieron de lubricante para desatascar el engranaje oxidado de sus recuerdos: accedió a recibirme. A pesar de que era un anciano achacoso, conservaba un porte altivo, una elegancia natural y unos modales abrumadores. Asimismo, sus ideas habían resistido el cincel del tiempo y estaban resguardadas en la intemporalidad y la obstinación; expresándolas, además, con la resolución del infalible. Las cinco horas de conversación no son el objeto de este escrito; no obstante les referiré una frase que todavía hoy resuena en mis oídos. Al finalizar nuestro encuentro, N. me acompañó hasta la entrada de su hogar — un bucólico lugar austriaco que prometí no desvelar—, intuí que percibía la incomprensión en mis ojos. Me regaló una botella de aguardiente casero, y con una sonrisa que quizá buscaba complicidad, me dijo lo siguiente: «Wir hatten die Möglichkeit etwas zu erreichen und das haben wir auch, aber wir hatten viele Gehilfen». (Tuvimos la posibilidad de conseguir algo y lo hicimos; pero tuvimos muchos ayudantes.)
José Luis Rodríguez, El Puma, también disfruta de muchos ayudantes; él lo sabe. Sólo así puede entenderse que se atreva a lanzar un eslogan semejante: «Podemos llegar tan lejos como queramos». ¡Impagable, meine Damen und Herren!: nunca un poeta fue buen prosista. Pero es que nuestro querido ZP, con su turbio sentido de la sensatez y sus enclenques ceremoniales, ha vulgarizado la estupidez; logrando, además, que la mentira sea la protagonista de su historia. Sus cómplices, sin embargo, porfían en sostener unos pilares de madera que están carcomidos por las termitas de los hechos. Muchos medios de comunicación españoles ocultan o falsean la realidad, y se muestran conformes con un individuo que escribe una obra onírica y pretende, además, que la gente considere que es una representación creíble. Sin embargo debemos disculparles, estimados parroquianos, porque ellos son los engañados, ya que ZP— un amante de los ferrocarriles— les invitó a subir en su tren sin decirles que ése convoy no realizaba paradas hasta llegar a la estación término: nadie puede bajarse en marcha. Tantos y tantos periodistas que se empecinan en diseñar una verdad prêt-à-porter ya no ejercen ni siquiera un periodismo ideológico, sino que hacen algo peor: periodismo de empresa. Se han convertido en amanuenses que buscan la caricia en el lomo y la galleta en el hocico, en badulaques que persiguen la condonación de la deuda o el incremento de los beneficios mediante un nuevo género literario: el bovino. Es enternecedor, meine Damen und Herren, es lo que ustedes describen como «venderse por un plato de lentejas». ¡Qué lástima, con lo sabrosas que son las gambas, el jamón y las angulas!
En los próximos días les bombardearán con encuestas que señalan «la tremenda ventaja» que ha conseguido El Puma; pero sé que ustedes no lo tendrán en cuenta porque nadie puede confiar en un individuo que considera que la política es lanzar una piedra en una estanque remansado y contar las ondas que alza. Los medios de comunicación españoles que dependen de ésas lentejas pretenden crear un ambiente tabernario donde la voz de un grupo de personajes lóbregos y heterogéneos recrea historias increíbles para que la ronda sea de balde. Siguen sin entender que cuando se pierde cualquier curiosidad sobre el futuro de un político éste ha tocado fondo y debe desaparecer para formar parte de los detritus de la historia. Ya podrán falsear encuestas, alambicar los artículos de opinión y defender lo indefendible. Cada uno se despide de este mundo como quiere o como puede, pero ZP lo hará como le dejen. Nosotros, no podía ser de otra manera, le acompañaremos en el duelo, y lo haremos de la misma manera en la que nos gustaría que ZP luciera su incapacidad: en silencio; el mismo que deberán guardar todos los que ayudaron al Puma. ¡Cándidas almas!, no comprendieron que el invento de ZP ya está patentado: la ineptitud.
Él también tuvo la oportunidad de conseguir algo, pero eso no es lo peor: no regalará una botella de aguardiente. ¡Siempre será un cutre!
Foto: «Podemos llegar tan lejos como queramos»: fue mi frase favorita; pero no calculé la distancia.

Dienstag, Februar 05, 2008

PORQUE NO ESTÁ TODO HECHO


ADVERTENCIA: 3. f. Escrito breve en que se advierte algo al público.

Es difícil no sentirse conmovido ante un gesto de sinceridad y honestidad, meine Damen und Herren. Yo, que no puedo evitar una lágrima furtiva cuando veo Doctor Zhivago, he sentido cómo mi alma se revolvía presa de las cadenas del afecto. La responsable ha sido una sencilla frase de cinco palabras y con final abierto, que yo hubiera concluido con puntos suspensivos: «Porque no está todo hecho».
José Luis Rodríguez, El Puma, cree que eso es un eslogan, cuando en realidad es una advertencia: no podremos acusarle de mentiroso. Ése alma en pena que busca reencarnarse tiene un concepto natural e innato de la destrucción, y una forma de actuar que está reñida con la inteligencia. Con su bobería tan pegajosa, espesa y dulce como la miel, no solventará ningún problema; aunque reconocemos que ZP es un instrumento para hacer ruido, no sirve para nada más. Después del cuatrienio que padece España, resulta guasón que el PSOE acuñe una frase semejante: ¡cómo nos regocijan ésas figuras grotescas que llegan a la política! Quizá ello obedezca a lo que algunos denominan «voluntad de la historia»; reflexionaré sobre ello.
La cosecha de imbecilidades que el Puma sembró está lista para la recogida. Además, ha entablado una competición con Felipe González para comprobar quién deja España más arruinada. Los españoles, que «serían la envidia de Europa», según prometió el pontífice de la sandez, disfrutan de salarios bajos, un SMI ridículo, una precariedad laboral que asusta, las pensiones más bajas, incapacidad de las familias para ahorrar, inflación elevada, un poder de compra en niveles grotescos, y de una deuda acumulada que supone 1,6 veces el PIB anual. No obstante, debo reconocer que los españoles son unos ingratos, y lo han demostrado de una forma muy curiosa: ¡apuntándose a las listas de desempleo! De todas formas, estimados parroquianos, no descarto que dicho comportamiento obedezca a una conspiración orquestada por los obispos, Aznar y Bush. El Puma, sin embargo, ha reaccionado con la energía que le caracteriza y ha prometido más de dos millones de puestos de trabajo. Que no explique en qué sector o dónde los creará es lo de menos; pero resulta curioso que con una tasa de crecimiento del 3,8% se genere paro: ¿Qué pasará el día que la tasa sea del 2%? No se preocupen, meine Damen und Herren: un tipo que aprende «lo necesario» en dos tardes seguro que ya tiene una solución.
En el apartado del terrorismo, temo lo que todavía le queda por hacer al Puma. Él acusa a otros de utilizar el terrorismo con fines electorales, pero conviene no olvidar que él fue el primero en hacerlo. No le importó escalar sobre una pirámide de cadáveres para otear el horizonte desde las alturas. Insatisfecho de haber alcanzado la cumbre sanguinolenta, decidió entablar unas fructíferas relaciones con otros terroristas, y para ello tuvo que torcer, malear y moldear a la justicia y a sus servidores a su antojo; el coste es lo de menos: la vista era preciosa. Además, tampoco tuvo reparo en mentir a los ciudadanos y a otros países y conculcar un mandato del parlamento: negociar en ausencia de violencia. El pobre ZP me recuerda a un individuo que lleva un trozo de espejo en la puntera del zapato para observar bajo las faldas de las mujeres; el problema es que siempre le descubren y entonces se limita a ejecutar unos pasos de claqué para distraer al personal y dar tiempo a que el espejo se libere. En esta ocasión, por el contrario, El Puma ha sido sincero y nos ha participado su intención de hacer «más cosas». Creo que algunos, cuando el Creador repartía dosis de majadería, hicieron la cola más de cinco veces, y no les importó: era gratis.

Foto: «Porque no está todo hecho»: eso me temo.

Montag, Februar 04, 2008

SOÑAR CON LOS PIES EN LA TIERRA


SOÑAR: 2. tr. Discurrir fantásticamente y dar por cierto y seguro lo que no lo es. U. t. c. intr.
Hoy ha sido un día hermoso, meine Damen und Herren. Tan es así, que no he podido evitar un lagrimeo discreto, un rictus de acongojada y contenida emoción y lucir una mirada esmaltada por el éxtasis: el PSOE presentó sus lemas de campaña. Desde la última ocasión en la que releí Brideshead Revisited no había observado una prosa tan trabada, un estilo conciso pero efectivo y una utilización del lenguaje que semeja una filigrana de orfebre. Estamos, sin duda alguna, ante una cualidad que ha demolido los años de oro de la literatura y ha creado un nuevo género: la sintaxis del potaje. Además, el chambelán de tan magno acontecimiento fue escogido con el acierto del que está dignificado por una debilidad mental aguda: Pepiño Blanco, una subnormalización del talento. Pero es que el bueno de Pepiño observa la vida a través de un microscopio electrónico y todo lo demás a través de una lente de visión reducida; como si estuviera convaleciente de una operación de cataratas.
Hoy, estimados parroquianos, trataremos sobre uno de los eslóganes que más me ha cautivado: «Soñar con los pies en la tierra»; es decir, el maná de un iluminado. No me extraña, ya que creo que José Luis Rodríguez, El Puma, es un amante de las metáforas y de los antagonismos (en muchas ocasiones consigo mismo), y por ése motivo debía emplear una metáfora antagónica. Antes, sin embargo, a dichos sujetos se les denominaba mentirosos: los tiempos cambian, y con ellos el lenguaje.
Yo nunca le pediría a un político que soñara despierto porque es algo que no puede permitirse; por el contrario ése es un privilegio que el resto poseemos: quizá el único que no pueden arrebatarnos. Un tipo que pasea con la vista clavada en el firmamento, a la espera del mensaje del abuelo o la aparición del espectro de la madre moribunda, tiene la misma credibilidad que el currículo de Charles Bukowski en una guardería: feo y sórdido asunto. Asimismo, el lenguaje de esos portentos de la inteligencia — El Puma y Pepiño— se asemeja a enredaderas ajenas a toda gramática en la que florecen los solecismos y la estridencia de la histeria. Nos encontramos, qué duda cabe, ante el monótono traqueteo del tren socialista. Cómo, y con qué candidez, se esfuerzan en convencer— y aburrir— al explicar todos y cada uno de sus «principios». Son timoratos hasta en sus ponderaciones y apocados en sus apariencias; será porque sueñan demasiado y sus pies atufan el ambiente. La burocracia socialista electoral se reduce a los consabidos métodos, y no observaremos una sola frase que abandone la tipografía para convertirse en un seductor grito óptico. El Puma, un sujeto somnoliento y no soñador, deberá utilizar las promesas exageradas, los idearios demagógicos y esas metáforas de mesa camilla y brasero que sólo un gañán confunde con sabiduría. De todas formas, nunca el despilfarro tomó tanta forma como en los carteles electorales y los panfletos, ya que nunca he conocido a un español que tenga la paciencia y las ganas de leerse un programa electoral. Me parece bien, meine Damen und Herren, porque todos saben que las mentiras impresas son sueños; de ahí que no me sorprenda el lema del PSOE. No obstante, la ausencia de verdad debe cubrirse con una imagen sugestiva que sea capaz de penetrar en la retina de la gente. Una de ellas— El Puma en actitud reflexiva— me ha conmovido; tan es así que mañana escribiré una carta a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre para sugerirles que elaboren una tirada de sellos con algo tan enternecedor. Intuyo, por eso, que la fotografía tiene el mismo valor que aquélla en la que ZP corría por la playa: filfa y tramoya. Yo no deseo que mis sueños se hagan realidad porque entonces me convertiría en alguien sin ilusiones, y las quimeras y el mundo terrenal son como el aceite y el agua: nunca se mezclan. Ya lo escribió Pepiño Blanco: «...y los sueños, sueños son».

Foto: «Soñar con los pies en la tierra»: yo lo hice.