LA ENTREVISTA / 1
ENTREVISTAR: 2. prnl. Tener una conversación con una o varias personas para un fin determinado.
La literatura inglesa de principios del siglo XX y algunos de sus principales autores— Waugh, Wodehouse, Sassoon— han logrado que todos hayamos estudiado en Oxford; que conozcamos las normas para no desentonar durante un fin de semana en un manor de Yorkshire; que sepamos distinguir entre una primera camarera y una primera doncella; nos ha permitido conocer que los oportos se dividen en vintage, crusted y tawny (entre otros), y que pedir queso Stilton con el mencionado vino es lo adecuado; que las Wellington boots son el calzado idóneo para un paseo por la campiña; que el traje tweed no debe mostrarse nuevo e impecable; que la esposa de un duque también ostenta el título y por él debemos dirigirnos a ella, sin olvidar, por eso, que sus descendientes merecen otro tratamiento: lord o lady. Sea como sea, y ante la duda, siempre es conveniente consultar el Whitaker’s Almanack o la guía Debrett’s Correct Form.
Ya que los españoles viven una época extravagante, podría ser que alguno de ustedes encuentre en el buzón una invitación cursada por José Luis Rodríguez, El Puma, para celebrar una entrevista en el palacio de la Moncloa. La reacción, meine Damen und Herren, sería lógica: nerviosismo, despedirse de la familia y allegados, dejar en casa cualquier objeto de valor y partir hacia lo desconocido; nunca mejor dicho.
Sin embargo, para que ustedes afronten semejante trago con las mínimas garantías, me permito ofrecerles unos consejos. Para el desplazamiento utilicen un taxi, ya que si lo hacen en su vehículo, ZP querrá cobrar el aparcamiento, y ya saben que ése individuo aplica unas…extrañas tarifas. El tren descártenlo, porque si El Puma les pregunta cómo han llegado, la situación puede volverse tensa; no olviden que es conveniente obviar la soga en casa del ahorcado. El saludo, qué duda cabe, es primordial a la hora de un primer encuentro. Yo les sugiero que respeten el protocolo — Excmo. Sr.—, aunque observarán que El Puma se mostrará inquieto. Es lógico, meine Damen und Herren: ni él mismo cree todavía adónde puede llegar un mediocre. Olviden, eso sí, levantar el puño o realizar el gesto del acento circunflejo, ya que los riesgos son evidentes: ZP no sabría qué puño levantar o se sacaría un ojo; sería un mal comienzo. Lleven más tabaco del habitual, no olviden que El Puma, con cualquier excusa — es el monarca de los pretextos—, les gorreará. Aunque llueva a cántaros o vean a Noé sobre su arca, descarten aparecer con paraguas o gabardina, ZP cree que siempre luce el sol y que el mal tiempo es un invento del PP. Con la finalidad de romper la tirantez inicial, recurran al truco de preguntarle por la familia, sin olvidar (es importante) al abuelo: al parecer todavía mantiene contacto con él. No sería de extrañar que ZP sacara a colación la cultura, es un hombre cultivado; en un páramo, pero cultivado. No deben preocuparse, estimados parroquianos, les propongo una solución: expliquen que son admiradores de las óperas de Iron Maiden y que consideran a Montserrat Caballé la mejor bailarina de la historia; «nadie realiza el arabesque como ella», pueden añadir para enfatizar. Si tratan sobre literatura, digan que prefieren las novelas con muchos personajes y las biografías, de ahí que sólo lean la guía telefónica y las esquelas de los periódicos. No teman: ZP se mostrará de acuerdo; aunque puede ser que pida alguna aclaración o sugerencia: «¿páginas blancas o amarillas?»
Les aconsejo que no abusen de anglicismos. De todas formas, si ignoran mi recomendación, observarán que El Puma siempre reacciona de la misma forma: asiente, mira alrededor y añade «thank you, thank you». Lo que ustedes digan es indiferente, la respuesta siempre será la misma. Puede ser que les resulte increíble, queridos lectores, pero les propongo un experimento: miren fijamente al Puma y digan lo siguiente: «Ford Escort Coke Nike Foster’s Beefeater Marks Spencer Ballantine’s gin-tonic Campari on the rocks». El resultado será el esperado: «thank you, thank you».
Seguramente en ése momento el mayordomo entrará para anunciar que la comida está servida. Pasemos al comedor; ustedes primero, meine Damen und Herren.
Foto: Luncheon is served, my lord.
La literatura inglesa de principios del siglo XX y algunos de sus principales autores— Waugh, Wodehouse, Sassoon— han logrado que todos hayamos estudiado en Oxford; que conozcamos las normas para no desentonar durante un fin de semana en un manor de Yorkshire; que sepamos distinguir entre una primera camarera y una primera doncella; nos ha permitido conocer que los oportos se dividen en vintage, crusted y tawny (entre otros), y que pedir queso Stilton con el mencionado vino es lo adecuado; que las Wellington boots son el calzado idóneo para un paseo por la campiña; que el traje tweed no debe mostrarse nuevo e impecable; que la esposa de un duque también ostenta el título y por él debemos dirigirnos a ella, sin olvidar, por eso, que sus descendientes merecen otro tratamiento: lord o lady. Sea como sea, y ante la duda, siempre es conveniente consultar el Whitaker’s Almanack o la guía Debrett’s Correct Form.
Ya que los españoles viven una época extravagante, podría ser que alguno de ustedes encuentre en el buzón una invitación cursada por José Luis Rodríguez, El Puma, para celebrar una entrevista en el palacio de la Moncloa. La reacción, meine Damen und Herren, sería lógica: nerviosismo, despedirse de la familia y allegados, dejar en casa cualquier objeto de valor y partir hacia lo desconocido; nunca mejor dicho.
Sin embargo, para que ustedes afronten semejante trago con las mínimas garantías, me permito ofrecerles unos consejos. Para el desplazamiento utilicen un taxi, ya que si lo hacen en su vehículo, ZP querrá cobrar el aparcamiento, y ya saben que ése individuo aplica unas…extrañas tarifas. El tren descártenlo, porque si El Puma les pregunta cómo han llegado, la situación puede volverse tensa; no olviden que es conveniente obviar la soga en casa del ahorcado. El saludo, qué duda cabe, es primordial a la hora de un primer encuentro. Yo les sugiero que respeten el protocolo — Excmo. Sr.—, aunque observarán que El Puma se mostrará inquieto. Es lógico, meine Damen und Herren: ni él mismo cree todavía adónde puede llegar un mediocre. Olviden, eso sí, levantar el puño o realizar el gesto del acento circunflejo, ya que los riesgos son evidentes: ZP no sabría qué puño levantar o se sacaría un ojo; sería un mal comienzo. Lleven más tabaco del habitual, no olviden que El Puma, con cualquier excusa — es el monarca de los pretextos—, les gorreará. Aunque llueva a cántaros o vean a Noé sobre su arca, descarten aparecer con paraguas o gabardina, ZP cree que siempre luce el sol y que el mal tiempo es un invento del PP. Con la finalidad de romper la tirantez inicial, recurran al truco de preguntarle por la familia, sin olvidar (es importante) al abuelo: al parecer todavía mantiene contacto con él. No sería de extrañar que ZP sacara a colación la cultura, es un hombre cultivado; en un páramo, pero cultivado. No deben preocuparse, estimados parroquianos, les propongo una solución: expliquen que son admiradores de las óperas de Iron Maiden y que consideran a Montserrat Caballé la mejor bailarina de la historia; «nadie realiza el arabesque como ella», pueden añadir para enfatizar. Si tratan sobre literatura, digan que prefieren las novelas con muchos personajes y las biografías, de ahí que sólo lean la guía telefónica y las esquelas de los periódicos. No teman: ZP se mostrará de acuerdo; aunque puede ser que pida alguna aclaración o sugerencia: «¿páginas blancas o amarillas?»
Les aconsejo que no abusen de anglicismos. De todas formas, si ignoran mi recomendación, observarán que El Puma siempre reacciona de la misma forma: asiente, mira alrededor y añade «thank you, thank you». Lo que ustedes digan es indiferente, la respuesta siempre será la misma. Puede ser que les resulte increíble, queridos lectores, pero les propongo un experimento: miren fijamente al Puma y digan lo siguiente: «Ford Escort Coke Nike Foster’s Beefeater Marks Spencer Ballantine’s gin-tonic Campari on the rocks». El resultado será el esperado: «thank you, thank you».
Seguramente en ése momento el mayordomo entrará para anunciar que la comida está servida. Pasemos al comedor; ustedes primero, meine Damen und Herren.
Foto: Luncheon is served, my lord.
6 Comments:
Genial, Van Orton, pues hay que decir que Zapatero sería un personaje digno de las novelas satíricas de Waugh, quizá encajaría bien en "Noticia bomba" o "Merienda de negros". En esta última sería una de las fanáticas defensoras de los animales que quitan el alimento a los niños de la calle para dárselo a los perros. ¡Cuánta similitud hay en esto con ciertos sedicentes hombres de cultura que defienden la alegría! Y en "Noticia bomba" sería uno de los risibles conspiradores comunistas, cuando no el anodino camarero del hotel de los periodistas. Por lo demás, la experiencia de entrevistar al gaseoso Zapatero ("Nada con gaseosa", dice Jesús Cacho acerca de último discurso) debe ser algo paranormal.
Y hablando de entrevistas... Por partida doble:
1) Así como el otro día tuvimos oportunidad de ver al Gabilondo más manipulador y retorcido con Rajoy, hoy se pondrá su traje de hombre comprensivo, adulador y sonriente frente a Zapatero, al que entrevista en Cuatro.
2) Como ya acabé los exámenes, la semana que viene, si sigue en pie mi oferta, procuraré enviarte las preguntas.
Disfruto con tu ironía y con tu originalidad.Pero aunque pierda ZP no cierres el blog.
Hice la prueba y le solté a Z, de improviso, 'Ford Escort Coke Nike Foster’s Beefeater Marks Spencer Ballantine’s gin-tonic Campari on the rocks' y me contestó 'yes, yes' en vez de 'thank you, thank you'.
Como se nota que estamos en campaña y sus asesores le han preparado para todo.
Espero que también le hayan preparado las nalgas para el patadón que le vamos a dar el 9 de marzo.
ESPANTAPÁJAROS:
¡Qué sorpresa, torturador de aves!, ¡otro admirador de Waugh! Te explicaré algo: en Berlín existe una gran colonia de gatos sin dueño: van de un lugar a otro, se tumban al sol, se aparean con el mismo frenesí con el que Pepiño Blanco demuestra su imbecilidad, incrementan su número al mismo ritmo que ZP pierde apoyos, etc. El año pasado, el ayuntamiento berlinés decidió poner coto a semejante desbarajuste. ¿Te imaginas quién se opuso con más brío? Nunca lo dirías: los parados. Algunos dedican más del 60% de su subsidio a comprar comida para los gatos abandonados o a pagar facturas de clínicas veterinarias. Como puedes comprobar, querido amigo, Waugh no estaba tan desencaminado. Ya conoces mi admiración por el que yo considero el mejor prosista inglés del siglo XX, pero con él ocurre lo mismo que con las obras de Mark Twain: percibimos lo superfluo pero ignoramos la crítica social que encierran sus obras. Quizá obedece a los que decía Aristóteles: «…ocultar lo que se sabe».
No he leído el artículo que mencionas, pero sin hacerlo, puedo asegurarte que entrevistar a ZP no es algo paranormal, es otra cosa: para anormales. Nunca he visto un sujeto tan plano como ése. Cuando hablas con él enseguida te percatas de que estás ante una superchería, una caricatura mala de un tipo que desea mostrarse como lo que le gustaría ser.
Gracias por la información, veré la entrevista. De todas formas, supongo que el regidor habrá instalado dos desfibriladores en el plató y tendrá las dosis necesarias de atropina y agujas cardíacas: es lo normal cuando se trae a dos moribundos; el sacerdote lo descarto por cuestiones obvias.
Estoy a tu disposición, ya te lo dije. Espero que el resultado de tus exámenes haya sido satisfactorio.
Saludos.
ANÓNIMO:
Me alegro de su disfrute. Cuando abrí Josephsplatz, yo quería escribir sobre otras cuestiones, aunque después me vi envuelto en el torbellino morboso que genera la imbecilidad de un político. No es bueno que un autor modifique la dirección de su obra a mitad de la redacción, por ése motivo continué por la senda que ZP marca: no está permitido retirar una apuesta cuando la bola ya rueda. De todas formas le agradezco el cumplido que encierra su petición.
CERRAJERO:
Ya lo avisé: es un hombre cultivado. No olvides que estamos ante un sujeto que todo lo aprende en dos tarde; por lo tanto ¿qué no hará con los idiomas? Un portento, amo de las ganzúas, un portento intelectual tenemos ante nosotros. La pena es que nuestras deficiencias nos impiden percibir el halo de sabiduría que emana del insigne estadista. A lo largo de la historia siempre ha ocurrido lo mismo: los genios son incomprendidos.
Saludos.
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