CRÓNICAS DEL MERCADO (8).
HAY QUE JODERSE: 1. loc. interj. coloq.
Hay que fastidiarse.
Parece que «los mercados» no les
conceden ninguna tregua, meine Damen und Herren: feo, muy feo; además de mal
gusto, ¡sin charme! Yo también estoy disgustado con el mercado, sobre todo los
fines de semana, cuando se llena de turistas bullangueros que caminan con el garbo
de Juan Carlos, I, el Sencillo, mientras lucen en sus rostros la misma expresión
que la ministra Ana Pastor, una mujer cuya faz nos recuerda a la del monarca
español Carlos II de Austria, el Hechizado: un parecido asombroso. Sea como
sea, estimados parroquianos, antes de acercarme al mercado, me asomo al balcón,
y en función de la cantidad y calidad del ganado decido si es mejor quedarme en
casa, desafiar a la marabunta o ejercer el noble arte del pastoreo— en esa
disciplina los políticos españoles son maestros— con la morralla turística. Un
hombre que tiene problemas con el ganado y el pastoreo es Mariano Rajoy, al que
a partir de ahora denominaré Herr Rajao. Les confesaré algo, queridos lectores:
esperábamos más de él. Sí, no se sorprendan, porque para esquilmar aún más el
bolsillo de los españoles eran innecesarios tantas expectativas, discursos rimbombantes
y actitudes de sobrao: «Yo presiono a Europa». Por el contrario, sí tiene mérito
devaluar todavía más a los españoles sin tocar los privilegios de los siempre:
un auténtico encaje de bolillos; o quizá no tanto. No olviden, meine Damen und
Herren, que muchos de los que curten las palmas de sus manos— diputados del PP
y del PSOE— mediante esos aplausos más dignos de un borracho son hijos de los
que antes fueron Procuradores a Cortes; es decir: de raza les viene agarrar la
mamella y no soltarla hasta que la vaca esté consumida. Desde hace lustros,
tanto el PP como el PSOE desarrollan la política y economía más conveniente
para las élites españolas, y para lograrlo ejecutan modelos financieros, que no
económicos, cuyo fin es trasvasar la «riqueza» de los españolitos (riqueza
basada en la deuda) a los balances bancarios. El postrer ejemplo lo encontrarán
en lo que ustedes denominan «el ladrillo», estimados parroquianos. Esos pisitos
de calidad deleznable, diseño hortera y precio desorbitado sirvieron para que
los partidos políticos, y por extensión sus miembros, se llenaran los bolsillos
con una obscenidad similar a la de Iñaki Urdangaringuinguin, el Deprimidillo, cuando intenta salvaguardar la honestidad de
la Bo(r)bona. El hábitat natural de un político español es el burladero,
queridos lectores, no los medios del ruedo. Quizá por ese motivo ustedes
carecen de estadistas o elevan a dicha categoría a cualquier mediocre que sea
capaz de encadenar en una frase el sujeto, el verbo y el predicado. Por cuestiones
obvias, despojo de tal habilidad a Pepiño Blanco, Maleni Álvarez y Leire Pajín:
¡tres santos niños! No protesten por los recortes de Herr Rajao, meine Damen
und Herren, porque ustedes siempre pagan la voracidad de esa caterva de
chorizos; deberían de estar acostumbrados. El inconveniente es que ahora se
terminaron las comisiones, dádivas, los créditos a los partidos que después se
condonaban a cambio de cuatro kilos de aire, los contratos de obra pública y
extrañas obras de infraestructuras que más tarde se «agradecían» con un fajo de
estampitas, un Jaguar que aparece y desaparece del garaje o con cacerías y
viajes que el caballo blanco de turno estaba dispuesto a costear. Pretender
crear una economía sólida asentada en el aumento de funcionarios, la deuda de
las familias españolas, salarios míseros, impuestos exagerados y bancos
gestionados por políticos se me antoja más complicado que esperar a que nuestro
siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, ganara en el concurso
Pasapalabra. Ahora toca lo de siempre en España, queridos lectores, y no me
refiero «a rebato», sino a culpar al extranjero, confiar en una buena ocurrencia
en vez de asumir la responsabilidad y robar los harapos de ese pueblo que se
muestra orgulloso de su ignorancia y que es manejado como una legión de peleles
por los que aplauden desde el burladero del escaño. Sea como sea, meine Damen
und Herren, no quiero finalizar el escrito sin aliviar a sus castigados lomos.
Si no estoy mal informado, el Gobierno de Herr Rajao celebraba el Consejo de
Ministros en la Zarzuela, con el Sencillo como crupier de la partida. Estimados
parroquianos, ¡qué no saldrá de semejante cúmulo de talento y honestidad!; no
desfallezcan.
Les dejo, meine Damen und Herren,
creo que hoy disfrutaré de mi paseo por el mercado: el día está lluvioso y no
hay mucha gente. Además, a H. le encanta, siempre agradece con alguna monería
los trozos de fruta glaseada que le dan y los cumplidos que le dedican. En cambio,
yo prefiero medio litro de cerveza de trigo: tengo el gaznate seco.
APOSTILLA: El próximo año, Herr
Rajao incrementará el IVA hasta el 23%. ¡Hay que joderse!
2 Comments:
¿Has visto que ZPeste se dedica ahora a correr por el planeta?
Ya se sabe que correr es de cobardes.
Rajoy, por su parte, se ha quedado clavado en el sitio, acumulando deudas y motes a la misma velocidad que los expañolitos acumulamos cabreo y desesperación.
Rajao
Mariasno
Marianotijeras
Marianico el recorto
...
Siempre les quedará ese póster de la seleccion de Spanien. Campeones campeones Ole...Y España entera de borrachera 'Somos una generación educada para ganar' Iker Casillas. Para ganar, chulear y evadir impuestos...
Kommentar veröffentlichen
<< Home