LA SÉPTIMA DIMENSIÓN
Asistir a determinadas cenas encierra un peligro evidente: los compañeros de mesa. Hace algunos días pude comprobarlo, ya que la fortuna me sonrió con un grupo de artistas (supongo que puedo denominarlos así) tan heterodoxo como insufrible. Sin embargo, después de las presentaciones de rigor y un estrechar de manos furtivo, opté por la mejor opción: una pintora rubia de pelo corto, generoso escote y que lucía una minifalda confeccionada, a tenor de las medidas, con una corbata de su padre. Me equivoqué, meine Damen und Herren, la mujer habló durante toda la velada de sincronía, constelaciones familiares y dimensiones; cuando la única dimensión que me interesaba era la de sus senos. Con todo y con eso, aprendí lo que es la séptima dimensión: un todo puro, pleno de energía y amorfo, que es patrimonio de los ángeles. La creí, aunque mi atención permaneció fija en…la otra dimensión.
Sin embargo, creo que existe un hombre que alcanzó la séptima dimensión en el mundo terrenal: José Luis Rodríguez, El Puma. Sí, estimados parroquianos, lo logró; pero en ineptitud y desfachatez. Sus predicciones económicas esparcen el mismo aroma que acompañó a Hemingway en los últimos años de su vida; sin embargo, ZP pretende que descubramos el mundo a través de sus palabras y considera que su imagen es un obsequio que inaugura nuestros ojos. Resulta difícil desmentir a un sujeto que dice algo, después lo contrario, luego tima y acto seguido jura que siempre dice la verdad; o algo peor: lo hace todo a un tiempo. No obstante lo intentaremos, queridos lectores, y para ello degustaremos la última porción de inteligencia que ZP ha legado para los anales de la avería mental: la panacea hipotecaria del doctor Solbes.
Que ZP es un tapón de vino barato en medio de una tempestad queda claro después de escuchar semejante dislate; pero él es así: un busca titulares de prensa que después confía en la aparición de la Virgen. No obstante, esa boya averiada que pugna por mantenerse a flote también debería explicar cómo piensa acometer algo así, porque ese es un tema complejo y con muchas caras. Por lo pronto el plazo de la hipotecas repercute en los consumos de capital de las entidades financieras, así como en la titularización (venta de paquetes hipotecarios), ya que la mayoría de hipotecas ya están titularizadas y para proceder a una novación el banco debería recomprar. De igual manera, una novación comporta la liquidación del impuesto de Actos Jurídicos Documentados, así como la minuta del notario y los gastos de registro oportunos. Asimismo, ampliar los plazos de amortización— la media española es de 27 años— conlleva que en determinados casos, la mayoría, se llega a un límite en el que ya no se amortiza capital. Filfa sobre filfa, humo que envuelve la niebla, y un peón que libra una batalla perdida en el barro; ese es ZP y sus promesas.
Lo curioso de todo esto, meine Damen und Herren, es que propuestas tan disparatas las realiza un individuo que considera que la economía va bien; que no existen problemas, y si existen el culpable es Bush o el PP; que dedicará más recursos a I+D+I (imbecilidad, demagogia e ineficacia); y que…«buenas noches, y buena suerte». El Puma es uno de esos esperpentos que con buenas palabras y una sonrisa alelada ata las manos a la espalda de la gente para que ésta no pueda defenderse, ya que lo que a él le interesa son los bancos: recuerden la entrevista con Botín. Estimados parroquianos, ¡es todo tan socialista! Les haré una confesión, queridos lectores: me gustaría que ZP ganase las próximas elecciones, yo disfrutaría como un enano al observar cómo se comporta un individuo que considera que la política y la economía es algo parecido a un salón de peluquería y manicura; aunque eso sí: siempre lo ve todo desde la séptima dimensión.
Foto: Unidimensionales.