Donnerstag, Mai 31, 2007

SENTIDO Y SENSIBILIDAD



Próxima la pausa, prolongada pero temporal, de este feuilleton, creo que es conveniente regresar al principio: Alfredo Urdaci y su blog: Micromega. Hasta entonces yo no había visitado la blogosfera, ya que me parecía un mundo lejano, abstracto, con demasiado contenido pero sin mucho orden: el almacén de una librería de viejo. Sin embargo, por motivos que no viene al caso relatar, tuve que sumergirme en ella. La bitácora de un reputado periodista, convertido en la bestia negra de un hombre que aspiraba a ser el timonel del gran cambio en España, me resultó atractiva. Sus escritos, con gramos de ironía y kilos de verdad, me descubrieron al profesional de la información que se ha desembarazado de las múltiples servidumbres — ponderación, equidad y autocensura— que cualquier periodista en un cargo semejante al que él ocupaba debe observar. Sé que algunos de ustedes, meine Damen und Herren, también leían con interés Micromega. Estoy seguro de que todavía recuerdan cuántas veces los resentidos de rigor replicaban con el famoso «ce.ce.o.o.» a las ideas que Alfredo Urdaci vertía en su blog. Además, y para demostrar la extraña enfermedad mental que padecen, aderezaban el deletreo con insultos y acusaciones. Una de las imputaciones más repetida fue la de manipulador y la de hacerle responsable de la primera condena que sufrió RTVE. Como todos sabemos, Urdaci fue utilizado por ZP como costado al que golpear para quitarle fuelle a Aznar. Un político que actúa de semejante manera anuncia cuál es su perfil: acuoso; ya que, al igual que los fluidos, siempre buscará los resquicios que menos resistencia le ofrezcan.
En la actualidad, RTVE ha vuelto a ser condenada. Sin embargo, en esta ocasión todos hacen mutis por el foro, nadie se siente capacitado para dar alguna explicación y siguen mirando hacia el cielo a la búsqueda de pájaros muertos. Eso sí: recurrirán la sentencia. Curioso, estimados parroquianos, muy curioso. En su momento no quisieron presentar recurso alguno con el peregrino argumento de que «las sentencias son para cumplirlas». Deberían aclararnos si todas o sólo aquellas que les conviene. Extenderme sobre este punto es innecesario ya que todos conocemos ese eterno doble rasero que los socialistas españoles utilizan y que les inhabilita para ser tomados en serio: con el PP pie de rey, y para el PSOE ojo de buen cubero. Siempre serán unos trincones; con ínfulas, capacidad de disimulo, maneras de paleto en un palacio, querencia a la rapiña, capaces de convertir un manantial de agua cristalina en una cloaca, y amantes de la manipulación y la mentira; pero trincones al fin y al cabo.
El juez que ha dictado sentencia ha demostrado sentido y sensibilidad, tanto hacia la causa como hacia el demandante. Supongo que Alfredo Urdaci no se sintió cómodo cuando tuvo que leer la condena. No obstante, él consiguió unos niveles de audiencia que nunca más ha tenido RTVE. Ahora, por el contrario, toca leer condenas mientras se escarba el fondo del pozo. Y en eso, el PSOE es el maestro. Lástima que siempre les dé por escarbar en pozos ajenos; aunque comprendo que mientras otros tienen pozos, ellos tienen sentinas: no es lo mismo.
Sin que sirva de precedente, me gustaría conocer la opinión de ZP; pero sé que no es posible, tiene otras preocupaciones: espera el visto bueno de los terroristas para pactar en Navarra y que le aplacen el pago, y todo ello desde la sentina. ¡Tiene mérito!
Foto: Ja,ja,ji,ji

Mittwoch, Mai 30, 2007

EL CURRANTE


BUSTRÓFEDON: 1. m. Manera de escribir, empleada en la Grecia antigua, que consiste en trazar un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda.

De nuevo, meine Damen und Herren, el insomnio me acorrala contra el colchón. Las horas de la noche transcurren y me gustaría conciliar el sueño, pero ése desvelo crónico me lo impide. He probado varios remedios caseros para conseguir dormir: memorizar discursos de ZP; reproducir en bustrófedon los libros de Baltasar Garzón; ponerme un pijama azul e interpretar arias de Carmen; o copiar con plumín los anuncios de «relax» de El País. En este cuarto intento hay algo que no he comprendido: feminismo, violencia de género, progresía, leyes de cuota, ganancias y prostitución. Sigo sin entenderlo. Al final, y con los dedos manchados por la azulada tinta, he decidido buscar cuál era el problema, para, más tarde, encontrar la solución. ¡Mano de santo! Mis desvelos los producía el futuro de Pepiño Blanco. Sí, meine Damen und Herren, parece mentira; pero no la causa de mi vigilia, sino que semejante rucio pueda tener futuro. Ahora que las elecciones municipales y autonómicas han concluido, aunque no sus consecuencias, imagino que la fiscalía retomará el tema de las comisiones cobradas por los socialistas en Ibiza y autorizadas por el inefable Pepiño: eso dicen las buenas lenguas. El gandumbas que siempre luce esa mirada de los mil metros— como buen gallego— intuye que en función de cómo continúe el tema (aunque nos lo podemos imaginar) deberá trabajar. Él, por si acaso, ya ha lanzado uno de los mejores faroles que he visto en mi vida: «tengo varias ofertas que estoy estudiando». No dudaremos de su acrisolada formación ni de sus innatos talentos. Sin embargo, algo nos puede ayudar a formarnos una idea concreta del amplio abanico de posibilidades que se abre ante él: «el blo heterodoso». Descartada la posibilidad del «negro» por aquello de la Alianza de Civilizaciones, creo que puede ser un magnífico currículo y una envidiable tarjeta de presentación. Sus célebres comentarios no sólo demuestran en su contenido torpeza, sino que en cualquier escuela pueblerina le hubieran suspendido. Pero es que el pobre Pepiño escribe acorde a su prosodia, y algo mucho peor: de la misma manera que piensa. Creo que el nuevo Robert Musil galaico es el creador de un nuevo estilo: la sintaxis patética. Tomemos un ejemplo: «efeto». Esa inusitada y llamativa manera de vocear provoca que se piense inmediatamente en Pepiño. Sin embargo nadie está tan autorizado a pronunciar de esa manera como él, ya que, aunque resulta inquietante, dice mucho de sus dotes y capacidades: simpleza altanera, hechuras de paleto revenido e ideas pedestres del más sustancioso de los iletrados.
Ustedes pueden pensar, estimados parroquianos, que deduzco demasiado de una curiosa manera de pronunciar o escribir y que ya es suficiente condena la que cumple ése acabado personaje para, además, tener que soportar los comentarios de este modesto feuilleton. Ojalá estuviera el individuo tan derruido como su prosodia vergonzante; pero en la España de ZP, el Cátedras, todavía le veremos al frente de un ministerio: el listón está muy bajo. Por todo lo anteriormente expresado, creo que Pepiño debe ojear las páginas de los periódicos y buscar los anuncios que terminan con el siguiente aviso: «inútil presentarse sin experiencia». El entrecano cumple todas las condiciones: es inútil y no tiene experiencia: ¡ése es el empleo al que debe aspirar! De todas formas ustedes ya saben lo que ocurrirá si le rechazan: un «conflito».
Foto: ¡Vosotros lo que queréis es que trabaje!

Dienstag, Mai 29, 2007

EL PULIMENTO


PULIR: 2. tr. Componer, alisar o perfeccionar algo, dándole la última mano para su mayor primor y adorno.

Hace un trimestre, la empresa encargada del mantenimiento de la escalera donde vivo ha encargado la limpieza de la misma a un matrimonio de serbios: los Sres. Milošević. Son eficientes, cumplidores y silenciosos. Su físico es el característico de los Balcanes, es decir, nada agraciado. Una vez al mes, Frau Milošević acomete una ardua tarea: pulir los ornamentos dorados de la escalera. Armada con un trapo, guantes y pulimento, la paciente mujer frota y frota hasta convertir en un espejo áureo la bola del pasamano. El resultado de su dedicación es óptimo; tanto, que después tengo reparo en apoyarme. Sea como sea, lo cierto es que en cada ocasión en la que me cruzo con Frau Milošević y su pulimento la misma duda me asalta: «¿Por qué ése trabajo siempre lo hace ella y no su marido?» Imagino que la causa es la pesadez de la tarea o su mayor habilidad.
También en el PSOE ha llegado el momento de pulir. La abollada armadura de hojalata de ZP necesita refulgir para simular que está elaborada con nobles metales y un fino trabajo de repujado. En las pocas palabras que ha pronunciado después de librar una sangrienta batalla contra las fuerzas del mal, escuchamos lo mismo: una retórica puerilmente conmovedora, pobre, indefensa, amanerada, postiza, infatuada y, en último extremo, patética. En varias ocasiones he acusado a ZP de carecer de proyecto político claro, aunque ahora tengo mis dudas. Yo creo que su proyecto está escrito en la puerta del lavabo de la Moncloa. Sí, meine Damen und Herren: el ínclito es capaz de hacer tres tareas al mismo tiempo: cagar, pensar y escribir. La lástima es que las «cosas» no siempre le salen por donde corresponde: los pensamientos de la cabeza y las heces del ano.
A pesar de la situación de aislamiento político que sufre el PP gracias a ZP, los resultados no han sido dramáticos, y Rodríguez se encuentra en lo que es su estado natural: entrampado; quizá más que Rajoy. Las bases electorales se mantienen por parte de ambos partidos, y ahora les queda pelear con saña por los de siempre: indecisos, indiferentes y desengañados. La diferencia es que, para conseguir más galeotes que boguen, ZP recurrirá a los extremos; y Rajoy, a posturas moderadas. De la misma manera existe otra diferencia: ZP se guía por un reloj con la pila al borde de su rendimiento mientras que Rajoy utiliza uno de arena. Me temo que al filósofo del todo a 100 de León se le acaban los trucos y deberá inventar otros nuevos. Con Navarra encima de la mesa, los terroristas sentados en las sillas, los nacionalistas que han traído un vino peleón y ZP que no ha podido comprar todo lo necesario en el mercado, nos tememos que el banquete será incomible. Las soluciones, si es que existen, están anotadas detrás de la puerta del aseo de la Moncloa. Supongo que de aquí a unos años, ese portón será expuesto en un museo. La gente se agolpará ante el cristal de la vitrina para leer los pensamientos del gran estadista en sus momentos de…«reflexión» ,y alguien, seguramente un distraído, se percatará de que el pomo reluce con especial fulgor. Nadie sabrá el motivo, pero yo sí, ya que Frau Milošević me confesó que su sueño es vivir en España: será la señal de que lo logró.
Mucho tendrán que pulir a ZP, y eso que, a pesar de lo cansino que resulta dicho menester, existen voluntarios para «pulírselo». Aunque bien pensado, no creo que Bono, los barones, los históricos o los que no pillan cacho sean los más capacitados. Para un reto semejante sólo existe una persona preparada para acometerlo: Frau Milošević. La próxima semana se lo consultaré.
Foto: Listo para pulir.

Montag, Mai 28, 2007

BEGIN THE BEGUINE

MOSTRENCO: 2. adj. coloq. Ignorante o tardo en discurrir o aprender. U. t. c. s.

Sentí una gran alegría cuando José Luis Garci ganó un Oscar por la película Volver a empezar. La historia recogida en ella me resultó demasiado almibarada, la música de Cole Porter lo favorecía, pero así y todo me gustó. Por el contrario, me desagradó la forma envidiosa y rastrera con la que algunos pretendieron restar méritos a lo que, sin duda alguna, era un gran éxito del cine español: el smoking blanco de Garci, la pronunciación de su inglés, el natural nerviosismo de los miembros del equipo, etc. Así y todo debemos disculpar el comportamiento de los modernos de rigor, ya que en ese momento España comenzaba a descubrir las maravillas y excelsas cualidades del cine de Almodóvar: zafiedad, putas, travestis, palurdos, paisanismo, mucho pelo— púbico o en la testa— de la dehesa y grosería a raudales. Yo, en ese momento, creí que presenciaba lo que los españoles consideran su vicio nacional: la envidia. Sin embargo, meine Damen und Herren, creo que los españoles se equivocan: su vicio nacional es el derrotismo.
El escrutinio de las elecciones autonómicas y municipales ha terminado. Hoy no será el objeto de este modesto feuilleton realizar análisis alguno al respecto, ya que deben comprender que ante el mostrenco doctorado en estadística y matemáticas que exhibe Pepiño Blanco quedaríamos en una incómoda situación de desventaja. Por ése motivo dejáremos que el rucio gallego ejerza de pregonero de su propia ignorancia y nosotros nos centraremos en otro tema.
Le guste o no a ZP, el Gallardo, el resultado de las elecciones no hace más que señalar la continuidad de su caída libre. Lo más llamativo y también inquietante, aunque no menos esperado, es el resultado de Navarra. No obstante, yo creo que era algo necesario, ya que ahora ZP, el Cómodos Plazos, tendrá la obligación de retratarse. Hasta la fecha todas las cesiones que ha realizado hacia los terroristas se traslapaban con diferentes artimañas: razones de salud o humanitarias; jurídicas; bien común; o cualquier otra mentira que sirviera para no dejar con el culo al aire al sandunguero de Rodríguez. Sin embargo, el órdago que recibe ahora el gran estadista es magnifico: si en sus planes no entra pagar el siguiente plazo a los terroristas para que éstos le permitan seguir haciendo el ridículo desde la Moncloa, lo más sencillo es gobernar mediante una coalición con el PP. Todo lo que no pase por ahí nos indicará que la venta que le hicieron a ZP, el Gangas, debía pagarse en cómodas letras. Rodríguez lleva toda la partida jugando de farol, y ahora ha llegado el momento de mostrar las cartas. Les puedo anunciar, y lo sé por experiencia, que serán inútiles las sonrisas bobaliconas, las frases tan pomposas como hueras y las promesas. No caigan en el derrotismo y dispóngase a presenciar cómo un bobo es arrastrado durante una legua más por el fango. No es que sea un espectáculo edificante, pero sí divertido.
A España, por desgracia, le ha tocado protagonizar una larga campaña electoral que comenzó el 14 de marzo de 2004. Por lo tanto, ustedes no deben «volver a empezar» nada, ya que en el cine de ZP la sesión es continua: matiné, vespertina, nocturna o de madrugada. Rodríguez y su cuadrilla están escribiendo sus últimas líneas, no se preocupen, no hagan nada; sólo proporciónenles papel y tinta: ya les encuadernarán en las elecciones generales.
José Luis Garci ganó el Oscar en 1982 a la mejor película extranjera; pero ZP y Pepiño, hombres de solidificada y basta inteligencia, sólo podrían aspirar al correspondiente a los mejores efetos especiales.

APOSTILLA: Aunque a ustedes, meine Damen und Herren, todavía les queda un pequeño trecho por recorrer, debo anunciarles que JOSEPHSPLATZ no les acompañará. Durante los próximos días seré más preciso, pero hasta entonces disfruten— es mi principal objetivo— de mis escritos.
Foto: Yo sí gané las elecciones.

Sonntag, Mai 27, 2007

EN EL ZOOLÓGICO



PARQUE ZOOLÓGICO: 1. m. Lugar en que se conservan, cuidan y a veces se crían diversas especies animales con fines didácticos o de entretenimiento.

Nunca he sido un gran aficionado a visitar zoológicos, ni siquiera de niño. Lo cierto es que siento lástima cuando contemplo a un animal fuera de su entorno; o peor aún, cuando le veo en uno artificial y ficticio. Nada me parece más deprimente que observar a un oso polar derrengado por el calor agosteño, a un simio aburrido de moverse siempre por la misma jaula, o al animal más veloz de la naturaleza— el guepardo— moviéndose al paso de un anciano artrítico. Pero así son los zoológicos, meine Damen und Herren: ficticios, como el «amor barato» que una prostituta nos entrega.
Hoy, sin embargo, he acudido al zoo berlinés, el más importante del mundo y que presume de poseer el mayor número de especies. ¿El motivo?, muy sencillo: mirar a los simios. Por aquello del comentario, un amigo, español para más señas y colega de profesión, ha decidido acompañarme. En vista de que el tiempo amenazaba con tormentas, decidimos que iríamos en su coche, motivo por el cual me he visto obligado a corresponder mediante una invitación para desayunar. Mientras la cafetera escupía el auténtico oro negro, los cruasanes perdían su calor y las páginas de varios periódicos oscilaban al capricho de la corriente de aire, hemos tenido una idea: llevar una fotografía de ZP, el Tarzán de la Moncloa, para mostrársela a los simios. Alborozados de nuestra propia ocurrencia, imprimimos una y hemos partido a lo que para nosotros era todo un experimento científico: comprobar la reacción del animal enfrentado a la bestia; el reparto de papeles lo dejo a su elección, estimados parroquianos.
Supongo que ustedes conocen que el código genético de algunos primates— el chimpancé, por ejemplo— es igual al de un humano en un 99%. Creo que la conclusión es obvia: ése 1% marca una tremenda diferencia. La sociedad española, tan proclive a las sentencias y soluciones de barra de bar, redondea su opinión sobre los políticos con la siguiente frase: «Todos son iguales». Posiblemente se asemejan también en un 99%, pero el magro resto también marca la disimilitud. Ése parco porcentaje es el que permite que ZP haga de la mentira su argumentación; que traicione la confianza que una sociedad enloquecida y traumatizada le entregó; que ultraje a su propio partido, a los españoles, a la democracia y a la dignidad; que no tenga reparos en prostituir a la Justicia; y convertir lo que debería ser un edén democrático en un erial reseco, donde sólo quedarán los terrones cuarteados de una nefasta política, como mudos testigos del trabajo de un mediocre resentido , que fue encumbrado y es sostenido por asesinos y ambiciosos. De aquí a unas horas sabremos si los españoles han comprendido el peligro que encierran determinados experimentos. Yo no soy optimista, les conozco, y sé que son un pueblo obstinado y difícil de convencer. Sin embargo también sé que una vez que les han convencido es titánico el esfuerzo que debe realizarse para que reconozcan el error o estafa de la que fueron víctimas. Aunque para lograrlo lo único que debe hacerse es incrementar el calibre de la mentira: volverían a picar. Lo dicho: de aquí a unas horas.
Por cierto, meine Damen und Herren, ustedes se preguntarán cuál fue la reacción del simio al contemplar la fotografía. No puedo ser concreto al respecto. El mono miró con curiosidad y con esa precaria concentración de la que son capaces los primates, máximo tres segundos. Tan corto lapso no da para mucho, pero creo que en sus ojos vislumbré sus pensamientos: «Para qué vienen a mirarme a mí, cuando fuera de la jaula existen especímenes más extravagantes que yo».
Siempre me quedará la duda de saber si era por la fotografía o por nosotros: quién sabe.
Foto: Parecen tan humanos. (Los políticos).

Freitag, Mai 25, 2007

EL ANO HORRIBILIS


ANO: 1. m. Orificio en que remata el conducto digestivo y por el cual se expele el excremento.

En las últimas campañas electorales se ha impuesto la moda de «retratar» a los candidatos. Éstos, conscientes de lo que se juegan, se prestan de buen grado a la humanización de sus imágenes. Cuando el disparo de salida da comienzo a la carrera electoral, todos se pelean por aparecer en los periódicos para mostrar su vertiente cotidiana; algunos, incluso, bombardean con sus llamadas a las redacciones de los periódicos para conseguir la tan ansiada foto doméstica. Después, en una tortura dosificada, se nos mostrarán junto a su esposa; en su domicilio; en unas poses tensamente relajadas; nos informarán de su prole; su marca habitual de zapatos; el reloj que lucen; su manjar favorito; y, no podía faltar, sus lecturas predilectas.
Yo no creo que así parezcan más humanos, ya que comer, aparejarse, vestirse, procrear o leer, son cuestiones inherentes a los hombres; con independencia de su profesión o salud mental. Sin embargo, yo creo que los políticos, si de verdad quieren demostrar una dosis extra de humanidad, deberían enseñarnos el ano. Sí, meine Damen und Herren, han leído ustedes bien: el ano; ahí radica la humanidad. Para los próceres con más pudor, aunque si hay votos de por medio lo pierden con rapidez, aceptaría una fotografía o entrevista mientras cagan. Llegado ése caso, solamente los reporteros de guerra y sus inseparables escuderos—los cámaras— podrían acometer semejante reto: estar en primera línea...de fuego.
Aunque no tengo un especial interés por él, debo reconocerles que el ano que más me gustaría ver es el de ZP, el Hoyo 19. No anida en mí una perversión sexual ni un morboso interés por la cultura «griega», sino la simple curiosidad de comprobar cuál es el grado de dilatación de los músculos que rodean el ano de ZP. Llegado este punto, desconozco si el embate debería afrontarlo un periodista o un espeleólogo: me inclino por la segunda opción.
Una vez más, y hay que ser «poca pena» para consentirlo, una banda de asesinos deja en evidencia al macho de la Moncloa y a sus adláteres: resúmenes de las reuniones, acuerdos alcanzados, petición de clemencia y disculpas del inefable Pepiño para con los asesinos. A este paso, la fosa de las Marianas será un simple socavón comparada con el ano de ZP y del PSOE: tanto es montado uno como los otros; deseo que antes les apliquen vaselina en ingentes cantidades, ¡qué menos!
Así y todo, me extraña que un Gobierno semejante recomiende para educar un libro que explica las andanzas de cuarenta maricones; me extraña, pero no que lo haga el Gobierno de ZP , sino que sólo sean cuarenta los maricones: ¿Tampoco saben contar?
Foto: Papeletas de voto.

Donnerstag, Mai 24, 2007

EL OCURRENTE

VIL: 2. adj. Indigno, torpe, infame.

El 21 de mayo de 1922, en el periódico berlinés Berliner Börsen-Courier, se dio la noticia de que Istvan Nagy, húngaro de nacimiento y músico de cine de profesión (tocaba durante la proyección de las películas), sufrió una repentina enajenación mental después de interpretar durante 50 tardes seguidas el mismo repertorio. En la quincuagésimo primera ocasión, se desencadenó en el pianista Istvan una justificada demencia. Algunos años más tarde, el pianista mecanizado murió en un manicomio. Sin embargo nunca dejó de tocar, ya que a falta de instrumento imaginó que su mesita de noche era un piano— Bösendorfer, sin duda alguna— y deslizaba sus dedos sobre la estriada y basta madera, cuyos rugosos nudos eran todo su auditorio.
Es evidente que en el Gobierno de ZP, el Rémora, viven varios Itsvanes. Ellos nunca compondrán una sinfonía o interpretarán con emoción; actúan de la misma manera que Istvan: con un ojo miran a la platea y las reacciones de los espectadores, y con el otro a la pantalla para coordinar su melodía y la acción. Sospecho que a muchos de ellos, a fuerza de repetir el repertorio, también la demencia les ha visitado. Un ejemplo podemos encontrarlo en el ministro de Justicia (¿), Mariano Fernández Bermejo. Nunca he comprendido el porqué ése hombre se empeña en hablar siempre «a ras de suelo». Sus palabras— pura filfa—, gracejo, físico y dentadura, parecen sacados de la vitrina de un museo de antropología. Sin embargo, ZP ha considerado que Bermejo también podría servir para un cargo al que muchos aspiran en el PSOE: el de chistoso. Lucir toga o gorro de bufón es sólo una cuestión de gusto personal, pero entre comparecer con frases inteligentes o hacerlo con ruido de cascabeles, hay una diferencia mínima, y no es acústica. Debo reconocerles, meine Damen und Herren, que con los ministros de ZP, el Machadas, me ocurre algo curioso: veo a seres vivos cuyos nombres, sin embargo, figuran en el marmóreo panteón donde yace la inteligencia asesinada.
El culpable de todo, no podía ser de otra manera, es nuestro querido Rodríguez, que les obliga a ser mecánicos en sus mensajes hasta la locura, y a nosotros a escucharles. No obstante, debemos agradecer a Bermejo que nos traiga ese aire tan típico del socialismo español: brisa de paisanismo. Pero es que ése viento que al PSOE le gusta sentir en la cara viene acompañado de un molesto tufo de garbanzos y sus lógicas ventosidades; cochifrito; ajo cabañil; vagón de tercera repleto de campesinos con sus animales; aceite de fritura, quemado e indigestible; y de churros elaborados con engrudo. Aunque quieran disimularlo con sutiles perfumes y cítricas colonias, el olor acre de la podredumbre moral prevalece. En la próxima ocasión en la que el ministro Bermejo abra la boca, afinen sus pituitarias y lo percibirán. Después de los niveles de cloaca que la Justicia española está adquiriendo gracias al trabajo de sujetos como Bermejo, poco más podemos decir de él. No esperen, meine Damen und Herren, que escriba que es un hombre vil, porque es algo más que eso: envilecedor. Pero ése es el riesgo que se asume cuando alguien repite siempre lo mismo; como Istvan Nagy. Él no se envileció pero perdió la cordura. Según dicen tocaba muy bien, aunque yo creo que sus mejores interpretaciones las consiguió con las mudas teclas que pulsaba sobre su mesita de noche. Y es que, en ocasiones, el virtuosismo del músico lo otorga el auditorio; el del PSOE, como es fácil de imaginar, es duro de oído o poco exigente con la orquesta: escuchan ruido de zambomba y creen oír la suite inglesa nº2 BWV 807 de J.S.Bach. Son malos tiempos para el virtuosismo, por ése motivo triunfan sujetos como Bermejo, que con una botella de anís y una cuchara interpreta su propia sonata: la del agarbanzado.
Foto: Mamá, quiero ser artista.

Dienstag, Mai 22, 2007

DE TURCAS, CASTAÑAS Y COGORZAS



MERLUZA: 2. f. coloq. Embriaguez, borrachera.

Políticos y ciudadanos (considérenlo un antagonismo) encaran la recta final de la campaña y todo sigue como siempre: los niños con los niños y las niñas con las niñas. Por lo que he podido informarme, creo que la famosa campaña ha sido una chufla; o como diría el orate de la estadística, nuestro inefable Pepiño Blanco, de «bajo perfil»: esperemos que no tanto como el suyo.
No obstante, meine Damen und Herren, es lo normal, ya que en una época como la actual en la que debemos fumar sin nicotina o no fumar; comer carne sin grasa o no comer; follar con preservativo o no follar; igualarnos en todo, mejor si es en mediocridad; y los políticos se desloman con la prédica de sus excelencias en un mundo virtual—Second Life—, es difícil no cuestionarse muchas cosas. Por lo anteriormente expresado, propongo que en la campaña electoral para las próximas elecciones generales se adopte una nueva forma de acometer el desafío, tanto para los políticos como para los electores: durante los quince días de campaña y hasta el día de las votaciones, todos deberán ir borrachos por la vida. Sí, queridos parroquianos, han leído ustedes bien. Una buena merluza, controlada hasta donde sea posible, es un sistema infalible para conocer a los políticos y nos serviría de manual para interpretar y mostrarnos sus habituales mentiras, ya que el alcohol eliminaría esas molestas gafas de lucidez que las sociedades actuales nos imponen. Además, la cogorza nos enseñaría qué clase de bípedo artificial son los políticos. Entre éstos, sin embargo, hay muchos que se declaran abstemios; lúgubres individuos que se arrastran por este mundo sin comprender cuál es la diferencia principal entre los simios y los humanos: efectivamente, meine Damen und Herren, la elaboración de alcoholes y destilados. No se crean eso de la inteligencia, el caminar erguidos y el pulgar prensil; son bobadas de científicos complicados, todo es más sencillo: el alcohol.
Si se llevara a cabo mi propuesta, sé que los políticos, al principio, se sentirían algo descolocados. No es para menos, ya que un mitin ante una vociferante masa de beodos, que atronaría el lugar con cánticos regionales y aliviarían sus vejigas sin pudor alguno, al tiempo que establecen un concurso de «longitud», provocaría que sus augustas presencias no se sintieran cómodas. Más tarde, los políticos, al comprender que si no entran al juego nadie les votará, se lanzarían a un frenesí alcohólico que nos permitiría observarles tal y como son. Lo triste sería que en unos cuantos próceres de la patria no percibiríamos cambio alguno entre su anterior estado sobrio y el posterior alcohólico. ¡Qué desilusión!, gobernados por borrachuzos. De todas formas, estimados lectores, el experimento tiene sus riesgos; que son elevados. ¿Quién no ha cruzado el Atlántico con un solo salto cuando ha bebido en demasía?,¿quién no ha pretendido ligarse a un ser que antes nos parecía un repulsivo escuerzo?,¿quién no ha descubierto que poseía el don de lenguas?,¿quién no ha entablado una conversación con esa farola amiga que cada mañana nos observa al salir de casa y con la que nunca hemos cruzado ni un saludo? ¡Ah!, el alcohol. Ése asesino de la timidez, el hacedor de paraísos simulados y el impulsor de proezas inalcanzables. Mientras escribo estas líneas lo estoy pensando mejor, sólo les faltaba a los políticos ser espoleados por el alcohol. A unos la turca les sentaría peor que a otros. Imagínense al pobre ZP, ése hombre que pasea como un funámbulo ebrio por el agudo filo de su miseria e indignidad, en una de sus esponjosas charlas y víctima de una cogorza monumental. ¿Habrá aplicado ya mi idea? El pensamiento me aterra.
Volviendo a lo que les explicaba, al final del mitin llegaría lo mejor: el himno del partido, el mismo para todas las formaciones: «Pobrecitos los borrachos que están en el camposanto, que Dios los tenga en su gloria por haber bebido tanto».
Imagino que unos levantarían el puño, otros sus cabezas y los más…pues se levantarían del suelo.
APOSTILLA: Supongo que a los socialistas mi idea les fascina, por ese motivo convocan botellones durante la jornada de reflexión. ¡Si es que en política está todo inventado!
Foto: La próxima corre a mi cuenta.

Samstag, Mai 19, 2007

EL VÓMITO


CATERVA: 1. f. Multitud de personas o cosas consideradas en grupo, pero sin concierto, o de poco valor e importancia. U. t. en sent. peyor.

Desconozco si a ustedes les pasa lo mismo, meine Damen und Herren, pero yo no tengo ninguna facilidad para vomitar. Tampoco es un tema en el que desee prodigarme— reconozcamos que es algo asqueroso—, sin embargo un vómito a tiempo también puede aliviar a un organismo descompuesto o enfermo. La tipología del vómito es amplia y variada: el agrio del borracho; el inoportuno de la embarazada; el inofensivo del lactante; precedido o no de arcadas, que pueden ser profundas o discretas; el que es el prólogo a un vahído; combinado con diarrea, señal de que la salsa de la comida ya había conocido mejores glorias; o el que no tiene una causa clara y por su repetición nos induce a pensar en un rápido y fatal desenlace.
Deseo que el prefacio no ofenda sus delicadas sensibilidades, estimados parroquianos. De todas formas, si ustedes leen habitualmente JOSEPHSPLATZ, este modesto feuilleton donde se opina de ZP día tras día— no era mi intención inicial—, sé que están curtidos para esto y más, ya que nadie puede escuchar o leer algo sobre Rodríguez sin sentir como sus entrañas pugnan por expulsar todo tipo de humores, bilis, líquidos, sólidos, blanduras y efluvios.
A pesar de mis cuitas diarias de la última semana, no he podido evitar pensar en Pepiño Blanco: estuve preocupado. Tantos días sin saber nada de él provocaron que me febril imaginación elaborase lóbregas conjeturas: secuestrado por Hezbollah; decúbito prono en cualquier cama sórdida; convaleciente de una operación de hemorroides, aunque ése tema parece ser que lo sufren hasta los terroristas, sin duda alguna por las afectuosas muestras de amor que se prodigan entre las románticas paredes de un penal; en la primera fila del último concierto de Village People; o algo peor: en pleno repaso de los temas de Derecho Procesal para asumir su propia defensa. Por fortuna y en el día de hoy, el rucio gallego ha legado otra de sus perlas, que haría palidecer de envidia al mismo Demóstenes: «Me resulta vomitivo ver como el PP utiliza el diario proetarra Gara como una guía de campaña para atacar al Gobierno».
Hombre de Dios: se puede ser feo, hortera, casposo, lego y zote; pero no tan tonto. A no ser, claro está, que medie una mutación genética o un ictus inoportuno. Conforme pasan los días, resulta más evidente la artera y traicionera forma de comportarse que los socialistas españoles tuvieron hacia el anterior Gobierno de España, los españoles, sus propios compañeros y todo aquello que representa un Estado democrático. ¡Impagable, meine Damen und Herren! Mientras la caterva socialista vertía lágrimas de cocodrilo a pie de fosa o nicho por sus propios camaradas, asesinados como perros y de manera cobarde, y asistía a los sepelios con sus caras falsamente compungidas, al día siguiente se reunía con los responsables del crimen y negociaba. Al tiempo que ZP, el Treinta Monedas, pedía firmeza contra los asesinos y se prestaba a firmar el Pacto Antiterrorista, mantenía conversaciones con las alimañas. ¡Qué sentido del deber!,¡qué moral!...¡qué gran estadista de medio pelo! Sin embargo, a Pepiño Blanco, eminente entre los ilustres, le resulta vomitivo que la oposición les muestre sus miserias, su podredumbre ética y el barbecho moral que utilizan como guía de sus actos. Ya lo hemos señalado al principio: «La tipología del vómito es amplia y variada». No obstante, si yo tuviera que escoger un ejemplo me quedaría con los vómitos mentales de Pepiño Blanco: son auténticos incunables de la miseria que demuestra el PSOE.
Desconozco si los muertos se revuelven en sus tumbas, por el contrario sé que sus deudos sí lo hacen en sus camas; sobre todo cuando son socialistas y han comprendido que a sus hijos, esposos, novios o hermanos les volaron la cabeza o desmembraron sus cuerpos para que ahora gentuza como Pepiño, ZP y todo la miríada de inmorales que les acompaña pretenda darnos lecciones de democracia, talante y honestidad. Si siempre se ha dicho que los pueblos tienen los políticos que se merecen, sólo cabe una pregunta: ¿Qué han hecho ustedes para merecer semejantes políticos? Debo dejarles, estimados lectores, tengo arcadas; y eso que a mí me resulta difícil vomitar.
Foto: Háblame del mar, marinero.

Donnerstag, Mai 17, 2007

DE «GRASIA» Y «OSOLESENSIA».



OBSOLETO: 2. adj. Anticuado, inadecuado a las circunstancias actuales.

De nuevo, meine Damen und Herren, tengo una semana ajetreada; tanto, que ni siquiera he podido comprobar si la relación amorosa que mantengo con los naipes todavía perdura. Convertirse en amante de una baraja es entablar una relación en la que siempre llevas las de perder: la echas de menos; anhelas el reencuentro; estás dispuesto a dar lo mejor; confías en ella a pesar de las constantes infidelidades; y al final, cuando notas su calidez entre los dedos y un especial palpito te hace creer que no te defraudará, se venga de ti negándote la suerte. No te castiga con una bronca o con reproches, sino con algo peor: la indiferencia.
Por el contrario, no podemos quedarnos indiferentes ante los últimos payasos que demuestran sus innatos talentos en el circo de ZP, el Gaitero: Felipe González y Alfonso Guerra. Muy menguado debe ser un político cuando necesita la ayuda de dos esperpentos ambulantes, que en cualquier otro país no osarían abrir la boca por encontrarse en libertad por haber logrado el tercer grado penitenciario. Así y todo, debo reconocerles que favorecen nuestra hilaridad. No es por sus augustas presencias ni por el calado de los mensajes que comunican, sino por la forma en la que lo hacen: obsoleta. González y Guerra, al igual que un abuelo que recuerda ante sus nietos su perdido vigor putañero, creen que el tiempo no ha pasado. La prueba la tienen ustedes, queridos parroquianos, al escuchar cómo se dirigen a la borregada socialista—perdonen el pleonasmo—: verbo pleno de la «grasia» andaluza, expresiones de títere ancestral, gracejo de cateto e ideas de leche merengada; es decir, caciquismo socialista en la España de los años 80. Lo triste no son tan acrisoladas virtudes, sino que todavía crean que funcionan. Aunque bien pensado, es evidente que cualquier imbecilidad, por chusca que sea, funciona ante las adocenadas masas del PSOE. Visto desde Europa, lo cual no implica que no consideremos a España un país europeo, llama nuestra atención. Felipe González, ése hombre tan aficionado a las quinielas y cuyo signo favorito es la «x» del empate, debería recordar el pacto que consiguió a través de una mediación regia y le libró de gozar de un juicio desde un puesto privilegiado: el banquillo.
Posiblemente algunos españoles hayan olvidado la España «felipista», que estaba sumida en una sentina de corrupción que ningún país serio hubiera soportado durante tanto tiempo. Era jocoso pagar con un billete rosado de 2.000 ptas., cuya garantía era la firma del trincón del director del Banco de España, a sabiendas de que el pájaro pasaba solaces horas en Alcalá Meco.¿Y qué me dicen de Alfonsito Guerra? ¡Impagable! Mientras él hablaba de los descamisados, su hermano estableció un sabroso chiringuito donde, entre café y carajillos — ¡qué nivel!—, fundó un negocio de almoneda; con «musha grasia» y salero, eso sí. El mismo que consiguió una beca en Roma para su barragana, que consentía el enriquecimiento ilegal de su familia y otros muchos chanchullos que un gobierno socialista consiente en España, ahora se permite criticar a otros y opinar. Eso, sin embargo, no es lo más grave. Lo espinoso es que resuciten para brindar su apoyo a otro pájaro que sigue por la misma senda: ZP, el Tetrapléjico. Muy mal deben ir las cosas entre los galeotes socialistas para que incorporen a los remos a dos sujetos que si algo demostraron es una orfandad de principios y ética que harían palidecer de vergüenza a cualquier persona con un mínimo de intelecto y honradez. Todo ello es un reflejo de la España que pergeña el gran estadista de la paz mundial: Rodríguez a secas; como su ideario.
Aunque sé que las cartas me castigan, siempre confío en que las cosas serán diferentes en la próxima partida. Por el contrario, los socialistas españoles nunca dan tregua, siempre se comportan como lo que son; con «musha grasia» y salero, eso sí; pero como lo que son: obsoletos.
Foto: Llo boto ha ZP.

Sonntag, Mai 13, 2007

EL CARRITO



Meine Damen und Herren: ha llegado el momento más peligroso: escondan a los niños; resguarden a los ancianos; y prepárense a que sus oídos sean atormentados con cada una de las tonterías, mentiras e incongruencias que los políticos dicen durante una campaña electoral: ¡Elecciones a la vista!
De todas formas, queridos parroquianos, percibirán un extraño chirrido entre toda la marabunta de bobadas y dislates. Al principio es difícil identificarlo, somos conscientes; pero después, si prestan atención, comprobarán que se trata de un mecanismo oxidado que emite un desagradable sonido. ¿Qué ocurre?, se preguntarán ustedes; muy sencillo: los políticos han salido a pasear con uno de los artefactos más mortíferos que la mente humana ha podido generar: ¡El carrito de la compra! Sí, estimados lectores. Ríanse de misiles tierra- aire, de armas bacteriológicas y del arsenal atómico americano, porque lo que nos ocupa es la envidia de la misma Némesis: ¡El carrito de la compra!
Como no podía ser de otra manera, el matraqueo más ridículo sobre las baldosas de la calle lo provoca el carrito de ZP y de algunos de sus aliados: el PNV, por ejemplo.
ZP, el Chatarras, sabe que durante ese esperpéntico trienio no se ha preocupado de llenar la despensa, y ahora, tarde y mal, se lanza con el engendro a las calles para llenarlo de algo que le permita seguir con su particular bicoca. Me temo, por eso, que ofrece lo de siempre: Irak; Prestige; corrupción, él la conoce mejor que nadie; y derecha extrema. Así y todo, llenará su carrito con lo habitual: ese electorado bovino que adolece de una tremenda falta de criterio. No es mal plan, ya que Rodríguez prefiere las ofertas del supermercado y confía en conseguir— de rebote, todo hay que decirlo— algún voto de una de esas virginales almas que se incorporan al circo de la urnas. Si durante la actividad diaria ZP ya nos resulta patético, durante la campaña electoral interpreta un extraordinario papel de menguado: resulta creíble, ¡qué hombre! Él no explicará ante la plebe vociferante que se encuentra secuestrado por los terroristas, que es víctima del chantaje y sangría de sus socios nacionalistas ni que su único programa de gobierno tiene tanta solidez como la inteligencia de Pepiño Blanco, que cada día demuestra la concordancia entre su apellido y su mente. No, meine Damen und Herren, él quiere llenar su carrito con cualquier cosa que le permita manipular y falsear para encontrar una justificación al viaje sin destino que inició. Le resulta indiferente que las ruedas de su carrito aplasten a todos los organismos y estamentos que sostienen un estado democrático, porque para él lo único importante es pasear con su carrito. Sin embargo, algo no debe funcionar a la perfección cuando vemos que otros también quieren deambular con un instrumento parecido. Sin ir más lejos, Felipe González, cuyo carrito no es que tenga los engranajes oxidados, no, sino que no tiene ni ruedas, también se erige en sosias de una acémila. Qué mal debe estar la despensa, cuando hasta las momias políticas españolas deciden resucitar: tápense la nariz y respiren por la boca; no percibirán el hedor.
Así y todo, en medio de este extraño tráfico de carros de la compra hay uno que ha llamado nuestra atención: el del PNV. Por si los enmohecidos ejes del carrito de ZP no soportan el trajín, los nacionalistas vascos ya han hecho un guiño al PP: estamos dispuestos a pactar. Increíble, queridos parroquianos; pensé que antes veríamos a Pepiño Blanco conseguir su licenciatura en Derecho en lugar de escuchar semejante barbaridad. Pero es que estos sujetos no pretenden pasear su propio carrito, no, quieren subirse al de cualquiera que les permita proseguir con sus bestialidades. Lo que es la vida y lo que son estos extraños viajes que realizan los políticos con sus carros detrás. Aunque si lo pensamos mejor, comprobaremos que ellos consideran que lo importante no es llenar el carro ni la cuantía, sino pasearlo simplemente. A pesar de que estamos ante un «vehículo» que no es capaz de desarrollar velocidades vertiginosas, no podemos dejar de preguntarnos lo mismo de cada campaña electoral: ¿tienen la oportuna licencia para conducirlo?
Foto: ¿Dónde estará mi carrito?

Mittwoch, Mai 09, 2007

ANGIE

El ascenso y popularidad de Angela Merkel no pueden comprenderse sin conocer la «magnífica» herencia que su antecesor en el cargo, Gerhard Schröder, legó a los alemanes: Crecimiento económico inferior al 1%; tasa de paro superior al 11%; incapacidad para afrontar los gastos sociales; agujero presupuestario superior a los 60.000 millones de euros, que el ministro de Hacienda se dedicó a esconder; creciente problemática social, consecuencia de la difícil integración de los inmigrantes (suponen el 10% de la población); descenso de la calidad de enseñanza; etc. Como pueden observar, meine Damen und Herren, lo habitual en la órbita socialista. Ahora bien, el canciller Schröder era muy simpático, risueño, con talante y huérfano de padre, que falleció en el frente rumano durante la II Guerra Mundial y al que nunca llegó a conocer. Ya que ahora Herr Schröder disfruta de un sosegado trabajo y de unos cuantiosos emolumentos, producto de sus buenas relaciones con Putin, le dejaremos tranquilo.
El camino hacia la Cancillería de Frau Merkel no fue sencillo: primero tuvo que imponerse dentro de su propio partido — C.D.U.—, a su protector— Helmut Kohl— y después constituir una forzada coalición con el S.P.D., Sozialdemokratische Partei Deutschlands. Una vez instalada en el número 1 de la Willy Brandt Straße, Angela demostró el porqué lo había conseguido: es pragmática; tiene habilidad para hablar claro; posee un profundo conocimiento del panorama político europeo; goza de una impresionante capacidad de análisis; y ha demostrado su sólida inteligencia, su innato instinto y su mesurada ambición. En sus primeros pasos en la arena exterior enseñó la pasta de la que estaba hecha, librando un pulso a Polonia y a la República Checa, oponiéndose a la entrada de Turquía en la U.E., y no vaciló en defender en China los Derechos Humanos, en detrimento de los intereses empresariales alemanes. En el plano doméstico, y en concreto en el campo económico, su política se mueve sobre el siguiente eje: Necesidad de crear un nuevo impulso económico; simplificar el sistema fiscal alemán; flexibilizar el despido en las pequeñas empresas para disminuir el paro; reducción de costes de trabajo; respeto por el libre mercado; y permitir diferentes escalas salariales a pesar de lo marcado en los convenios colectivos. A mí lo que más me agrada es su enfrentamiento con los ecologistas, esos que siguen anclados en el Atomkraft? Nein Danke y se dedican a llenar el medioambiente de humo con sus propuestas cada vez más imaginativas pero muy alejadas de la realidad. Sin embargo, y como cualquier otro político, Angela tiene su «pero». Es cierto que la productividad y la economía han mejorado, y que los beneficios empresariales marchan viento en popa. Sin embargo, para lograrlo ha sido necesario deslocalizar una parte de la producción industrial hacia países con menores costes sociales y acometer profundas reestructuraciones de las plantillas, situación ésta que, junto a la lentitud en la percepción de los beneficios prometidos, ha ocasionado un descenso de la popularidad de la canciller. Tampoco estoy muy convencido, aunque mi opinión no está formada del todo, por la búsqueda del Santo Grial que ha iniciado Frau Merkel: Reactivar la agónica e inoperante Unión Europea y desarrollar engendros tipo Dimensión Social de Europa. Me gusta el estilo de Angela Merkel, pero no ha podido demostrar grandes cosas, excepto su facilidad para contagiar su optimismo y energía. Supongo que el hecho de tener que gobernar en coalición con el S.P.D. es un pesado lastre que impide acelerar los procesos. Por ello creo que debemos considerar la primera legislatura de la canciller como una necesaria época de transición, y cuando lleguen las elecciones del 2009 podremos observar cuál es el camino: el año del despegue de Angela o su conversión en chatarra política. Así y todo, merece nuestra confianza.
Y ZP,¿dónde encaja entre líderes de la talla de Angela Merkel o Nicolás Sarkozy? No se equivoquen, meine Damen und Herren, personas como él siempre son necesarias: alguien debe vaciar los ceniceros y las papeleras, retirar los vasos y apagar las luces después de cada reunión. Hasta en la cofradía de los bobos existen las categorías, y algunos ocupan la inferior.

Foto: La bella y el bestia. «Thank you, thank you».

Dienstag, Mai 08, 2007

NI BARAKA NI GAFE



GAFE: 1. adj. Dicho de una persona: Aguafiestas o de mala sombra. U. t. c. s.

Siguiendo los consejos de mi abuela, iletrada pero sabia, yo nunca he sido supersticioso; ya que, según decía ella, trae mala suerte serlo. Así y todo, debo reconocer que tengo mis manías, ¿qué jugador no las tiene ante el tapete y los naipes? Sin entender muy bien el porqué, a nuestro querido ZP, el Hecatombes, le precede su fama de ser un gafe. Debo reconocerles, meine Damen und Herren, que la figura del gafe, cenizo, mala sombra, mufa para los argentinos o Unglücksbringer para los alemanes, me atrae de una manera piadosa. Si arrastrarse por este mundo ya resulta difícil en ocasiones, ¿cómo hacerlo con semejante «poder»?; sin duda alguna es complicado. Los humanos, cuando algo nos resulta inexplicable o no nos interesa la explicación adecuada, solemos achacar condiciones sobrenaturales o supersticiosas a lo que, bajo la lógica adecuada, no pasaría de ser una anécdota. Una vez más, la histórica división de la sociedad española se nos muestra cuando unos adjudican a Rodríguez la condición de hombre con baraka y otros lo tildan de gafe: ¡ menudo antagonismo! Sin embargo, queridos parroquianos, si aplicamos la lógica comprobaremos que en ZP, el Desahuciado, no existen ni la baraka ni el mal fario; la explicación es terrenal: él solo ha invertido tres años en demostrar su imbecilidad política, y algo así es como la sífilis: siempre se contagia. Todos aquellos que pasen por el tálamo zapaterino padecerán el mal de Venus.
La victoria de Nicolás Sarkozy en las elecciones francesas obedece a varias causas. Por un lado ha sabido captar las inquietudes de sus compatriotas y está dispuesto a resolverlas. Además, también supo sintonizar con las aspiraciones de sus compatriotas y se ha erigido como el único líder capaz de llevarlas a cabo. Por el contrario, ZP, el Venéreo, no entiende las auténticas inquietudes de los españoles y se dedica a fomentar otras que a nadie preocupan pero que a él le permiten lucirse de cara a la galería; o eso cree él. Mientras que Sarkozy no ha tenido reparto alguno en proclamar el finiquito de esa memez denominada mayo del 68, ZP regresa al 36. Uno demuestra ser un político de futuro y el otro, de pasado.
Muchos analistas coinciden en que Europa está cambiando, y es cierto; pero no de la manera que ellos pretenden. Los europeos han comprendido las amenazas, retos y problemas con los que deberán enfrentarse; lo han hecho con lentitud, pero lo han conseguido. Ante situaciones tan complejas como las que padece el mosaico europeo, los políticos bocazas, vende humo y populistas no tienen cabida, ya que los ciudadanos desean soluciones y seguridades, no frases tan pomposas como vacías. No obstante, meine Damen und Herren, no debemos caer en la tentación de realizar comparaciones: España no es Francia y sus sociedades guardan tantas similitudes como las que existen entre un huevo y una castaña. Ségolène Royal no ha caído víctima del gafe de ZP, sino del mal fario que la izquierda europea escampa con profusión entre electores cada vez menos dispuestos a la verborrea moderna, solidaria, integradora, que vende ridículas Alianzas de Civilizaciones, multiculturalidad y progreso; como si sólo ellos fueran los poseedores de semejantes valores y proyectos. Políticos con tanto talante están más pasados que la virtud del ahorro o el corte de pelo a navaja: son rémoras del pasado incapaces de aceptar que su discurso ya no funciona, al igual que ellos, y ante la orfandad de un discurso serio, práctico y comprometido, utilizan la vacuidad para promocionarse. ZP no es gafe ni tiene baraka, todo es más simple: es un pobre menguado que no sabe distinguir su mano izquierda de la derecha, y lo que es peor, cree que a los demás les ocurre lo mismo. Ser tonto en esta vida no supone mayor problema, excepto cuando el sandio se considera el más listo del rebaño; entonces sí habrá dificultades, sobre todo para los demás, ya que los bobos no entienden sus contrariedades, y si lo hacen, achacarán todo a la baraka o al mal fario.
Foto: Chatarra política. 2007.

Freitag, Mai 04, 2007

KAFKA Y SU MUNDO



QUITINA: 1. f. Bioquím. Hidrato de carbono nitrogenado, de color blanco, insoluble en el agua y en los líquidos orgánicos. Se encuentra en el dermatoesqueleto de los artrópodos, al cual da su dureza especial, en la piel de los nematelmintos y en las membranas celulares de muchos hongos y bacterias.

Una de las novelas más angustiosas que he leído en mi vida es La metamorfosis, escrita por Franz Kafka en 1915. El libro narra la historia de un comerciante de telas, Gregor Samsa, que tiene la responsabilidad de mantener a su familia con el magro sueldo que obtiene. Una mañana, no necesariamente un 11 de marzo, Herr Samsa aparece convertido en una cucaracha gigante.
La narración de Kafka está sujeta a múltiples interpretaciones, pero creo que una resulta obvia: el egoísmo de la sociedad ante el individuo diferente, que será condenado al aislamiento y la incomunicación para que unos cuantos consigan la tranquilidad. El final del inquietante libro resulta elocuente: cuando Gregorio Samsa muere de inanición, su familia, que antes dependía de él para subsistir, se marcha de viaje para olvidar cuanto antes el extraño período y planifican un nuevo futuro en el que el molesto hijo ya no tendrá cabida. Es difícil cerrar la novela sin sentir una angustiosa sensación de desespero ante la injusticia contemplada.
La misma conmoción sentimos cada vez que Rosa Díez, miembro del Partido Socialista de Euskadi, clama ante la condena a muerte que ZP, el Carnicero, ha dictado contra ella. Frau Díez debe sentirse como Gregor Samsa: no comprende qué ha pasado; los que antes la arropaban ahora la rehuyen; y otros, los más nauseabundos, le dicen en privado lo que no se atreven a expresar en público. Semejantes comportamientos, ya de por sí repulsivos, se tornan vomitivos cuando se comprende el porqué de semejante actuación: para que un mediocre «poca pena» siga instalado en el poder. Sin embargo, ZP, ese hombre que sólo serviría para cantar boleros en un burdel de mala muerte, sigue con su cota de bronce. Ignora el sufrimiento de sus propios compañeros y el sacrificio de aquellos que fueron asesinados por los que ahora él considera sus aliados. ¡Qué derroche de subterraneidad moral prodiga el leonés!
Seguramente, durante el fin de semana ZP, el Estragos, se dedicará a sus charlas para borregos donde utilizará su verbo alambicado salpimentado con vulgaridad a secas; su gusto excesivo por la frase pomposa, por la expresión impostada, por esa afectación que muchos confunden con astucia, cuando en realidad es imbecilidad en grado extremo. Les convertirá en testigos, meine Damen und Herren, de su excelsa rusticidad y cursilería y del futuro que le espera: un político condenado a diluirse en la nada. Pero mientras ese gran día llega, Rosa Díez no entiende cómo ha podido convertirse en una cucaracha de un día para el otro y el porqué aquellos que antes la abrazaban ahora le dan la espalda. ¡Ah, queridos parroquianos!, ¡qué efímera es la dignidad humana cuando nos tocan el bolsillo o la posibilidad de llenarlo!
En sólo tres años, Rodríguez ha elevado el género teatral del esperpento al realismo más descarnado. No en vano, Valle Inclán se refirió a su propio país de la siguiente manera: «España es una deformación grotesca de la civilización europea». Sin embargo, yo sé que España no es así, lo único que la aflige es el gobierno de un individuo que sólo está capacitado para salar puercos después de la matanza. Mientras que una gran parte de españoles se preocupa de la Pantoja, del nacimiento de la hermana de la que nunca reinará o de cualquier sandunga, Rosa Díez escucha el crujir de la quitina de su caparazón y espera el momento en el que alguien abra la puerta para lanzarle una manzana. Es lo que tienen las metamorfosis: no todos las entienden y otros prefieren no entenderlas; es algo muy humano, aunque igualmente asqueroso.
Foto: La metamorfosis. 1915

Donnerstag, Mai 03, 2007

LOS MERCADERES



MERCADOTECNIA: 1. f. Conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda.

En el apasionante mundo del consumo hemos presenciado de un tiempo a esta parte el auge de dos fenómenos: las marcas blancas y las segundas marcas. El primero obedece a la necesidad de que un distribuidor importante ( Carrefour, Alcampo, Corte Inglés, etc.) comercialice productos bajo su propia denominación para fidelizar a su clientela. Sin embargo, los artículos son fabricados por otras empresas prestigiosas: leche Corte Inglés, Central Lechera Asturiana; pasta Eroski, Grupo Gallo; galletas Carrefour, Cuétara. No habrá diferencia de calidad entre la marca del distribuidor y del fabricante; aunque sí en el precio, que puede abaratarse entre un 10% y un 40%.
El siguiente fenómeno— las segundas marcas— comporta algunas diferencias. En este caso es el fabricante el que decide ajustar el precio de venta para aumentar el volumen de facturación a costa de renunciar a una parte del margen. Para ello y con el fin de no quitar prestigio a la marca histórica, se crea otra. Veamos nuevos ejemplos: Phillips, Radiola; Siemens, Bosch; Miele, Liebehrr; Telefunken, Saba. En algún caso y con la finalidad de abaratar los costes estructurales, los componentes y las cadenas de montaje son los mismos. En otros, sin embargo, se diferencian. En ambos casos, el objetivo es el mismo: no perder clientes, satisfacer a todos y no dejar territorio al adversario.
No hace muchos días, Pasqual Maragall, ese hombre de arrastrado hablar y esponjoso discernir, comenzó los estudios de mercado para el lanzamiento de la segunda marca. Se nos antoja lógico: entre el PSOE y su filial catalana, el amancebamiento no siempre ha sido fácil, ya que el nacionalismo catalán, de bajo perfil en este caso, siempre se interpuso. La incomoda percepción de que los que aspiran un día a ser una nación deben someterse al diktat de Madrid no es plato de buena digestión: repite y es flatulento. Además, en muchas ocasiones, las decisiones del Gobierno español chocan de pleno con las del autonómico, cuyos miembros deben realizar auténticos malabarismos para seguir vendiendo como una primera marca lo que son excedentes. Después del gobierno de Maragall al frente de la Generalitat — que es estudiado en todas las facultades, pero de Psicología y no de Ciencias Políticas — el abismo se ha ensanchado. ZP, el Flatos, lo sabe, por ese motivo puso al frente al «mejor» cancerbero: Pepe Montilla, er Catalang. Sin embargo, la gaseosa política de Rodríguez pierde gas, y éste teme que algunos votos se disipen. Con el fin de contentar a todos, Maragall quiere crear una segunda marca, aunque también podría ser «blanca», para no dejar escapar a la clientela. La pretensión es obvia: recabar apoyos que luego se ofrecerían al PSOE en función del precio; no dejar escapar ni un solo voto; blindar la zona comercial; y no dejar nicho de mercado al adversario.
No es la primera vez que en Cataluña se pretende una operación semejante. En las Elecciones Generales de 1986 se presentó el Partido Reformista Democrático, cuyo candidato a la presidencia del Gobierno fue Miguel Roca i Junyent. El engendro político, que obtuvo la nada despreciable cifra (¡) de 194.538 votos, era un sucedáneo ideado al alimón con Jordi Pujol. Al no obtener ningún escaño, la agrupación desapareció. A mí, sin embargo, siempre me llamó la atención cómo pudieron hacer frente a los más de 12.000 millones de pesetas que se gastaron durante la campaña electoral. ¡Ah, meine Damen und Herren!, los catalanes y su facilidad para las finanzas: Correremos el impenetrable y polivalente velo del seny.
Si el próximo esperpento de Pasqual Maragall, sujeto que no desentonaría en el reparto de Luces de Bohemia, prospera, nos encontraremos ante un nuevo intento de vender lo mismo con otra etiqueta. Desde hace ya tiempo las técnicas de la mercadotecnia y del merchandising se aplican a la política. En el comercio es evidente que funcionan, ya que mientras las marcas blancas crecen a un ritmo del 15% las de los fabricantes lo hacen al 5,4%. En algún caso son una buena opción, pero en otros son un claro fraude al consumidor; como Pascual Maragall, cuyos productos no tienen garantía.
Foto: Latino de Híspalis. Luces de Bohemia.

Mittwoch, Mai 02, 2007

LOS LUNES AL SOL


ALCAIDE: 3. m. Persona que tiene a su cargo el gobierno de una cárcel.

Creo que una de las cosas que más echan de menos los españoles que viven en latitudes nórdicas es el Sol. Con esa envidiable facilidad que tienen los hispanos para entablar conversación, primero te plantearán una pregunta de control, y después, como si el restallar de un látigo quebrase el aire, su opinión: «Y en invierno, ¿cómo es aquí la vida?»; «yo no podría vivir sin sol». En la cuestión anida la curiosidad por lo diferente y en el parecer, esa costumbre meridional de vincular vida o muerte a las cuestiones más livianas; el clima, por ejemplo. Después, normalmente, suele llegar un rosario de virtudes sobre la gastronomía española y, más tarde, como mi añorado carajillo, el colofón: «Como en España no se vive en ningún sitio». Yo no puedo ni afirmar ni negar, ya que no conozco todos los lugares; pero entiendo lo que quieren decir. Por ese exacerbado amor al astro rey que demuestran los españoles, que como todo lo bueno debería ser susceptible de ser compartido, no comprendo el porqué la sociedad española está tan ofendida con los paseos que el asesino Juana Chaos realiza durante sus solaces horas hospitalarias. Es lógico que la alimaña y su barragana demuestren su chulería, su nauseabunda conciencia y su podredumbre moral. No debemos esperar que alguien que asesina a 25 personas tenga el comportamiento de una carmelita. Lo que de verdad ofende, al menos a mí, es la cobardía de aquellos que han permitido que semejante situación se produzca y el silencio cómplice de los de siempre. Aún son más escarnecedoras las explicaciones que pretenden justificar lo injustificable: «recomendaciones médicas».
En la política, al igual que en la vida, se puede hacer de todo: robar, secuestrar, manipular, asesinar, chantajear, mentir y trincar. Sin embargo, hay algo que siempre debería evitarse: el ridículo. Es evidente que ZP, el Complicado, no comparte la opinión, ya que con sus continuas cesiones y bajadas de pantalones ante los terroristas y sus mariachis ha conseguido llegar a la cúspide de los chuscos. A pesar de mi innata maldad, meine Damen und Herren, si algo me duele es la exposición voluntaria de una persona a la humillación o al ridículo. Rodríguez, por el contrario, se siente como un pez en el agua. Es lógico, un mediocre encumbrado siempre tragará con todo por conservar algo que, en otras condiciones, jamás podría conseguir.
Yo soy un amante del cine, y en especial de ese género que podemos denominar «de prisiones». En todas las películas que se desarrollan en un presidio, una parte imprescindible son las conversaciones de los presos y sus paseos por el patio del penal. En las claustrofóbicas charlas de los internos, éstos explican sus penas, ilusiones, ansias, deseos y planes; sean de fuga o de futuro. Si el ejemplo del asesino Juana Chaos se institucionaliza, los guionistas de películas carcelarias perderán gran parte de su inspiración: no sería creíble ni la carga emocional la misma, si dos reclusos departen mientras deambulan tranquilamente por las calles de una ciudad. Aunque si lo pensamos mejor, una situación semejante sólo es posible en España; en la España de ZP, el Alcaide.
En los presidios los condenados cumplen penas que redimirán algún día. Por el contrario, la condena de Rodríguez es a perpetuidad; pero al ridículo perpetuo. Además, la sentencia contempla varios agravantes: cuadrilla, nocturnidad, alevosía, ensañamiento, disfraz, precio y escalo; sobre todo escalo, que es la única manera que tienen los paniaguados de alcanzar algo. Cada vez que Juana Chaos disfrute de los días soleados y satisfaga la necesidad de los españoles por los rayos benefactores, la tapa del ataúd donde reposa la credibilidad de ZP recibirá un nuevo clavo. Y es que el trabajo del iluminado de la Moncloa hace ya tiempo que quedó visto para sentencia. No obstante, él se resistirá a marchar por una sola razón: ¿qué haría después? Sencillo: pasar los lunes al sol.

Foto: Los lunes al sol, cuando deberían ser…«a la sombra».