Mittwoch, Februar 25, 2009

LA AGENDA.



AGENDA: 1. f. Libro o cuaderno en que se apunta, para no olvidarlo, aquello que se ha de hacer.

Mi abuela Hanna era una mujer ordenada y de costumbres fijas, meine Damen und Herren, para ella la vida era un inmenso casillero en el que cada «cosa» ocupaba el lugar correspondiente: ideas, opiniones, recuerdos, sentimientos, personas y objetos. De la misma forma, hizo de su meticulosidad—lo que otros denominarían «rutina»— un sacramento con el que comulgaba a diario. Nada la exasperaba más que el suceso inesperado o la visita inoportuna; tan era así que yo debía avisar de mis visitas con antelación. Nuestros encuentros se producían en una sala de estar, un lugar al que mi abuela no acudía antes de las cuatro de la tarde y en el que no permanecía después de las diez de la noche. Nunca supe el porqué de ése horario, aunque supongo que alguna razón existiría. Era la típica estancia en la que el paso del tiempo y la historia de una familia permanecen inalterables, trozos de un pasado fotografiado que enmarcados en plata flotaban sobre el río de los recuerdos. Yo solía acudir un día por semana, y en muchas ocasiones, ambos acordábamos la hora de la siguiente visita antes de mi partida. Ante mi propuesta, mi abuela cogía su agenda, revisaba sus citas y daba su aprobación: para ella todo tenía un lugar en la vida.
Por el contrario, estimados parroquianos, nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, es un hombre alérgico a las agendas o a cualquier orden; dicen que ésa es una característica de los iluminados: ellos creen que sus dones y talento les permiten controlarlo todo sin orden preestablecido. Con todo y con eso, meine Damen und Herren, ZP nos ha permitido descubrir una de sus rutinas: que al frente del Ministerio de Justicia siempre esté un adefesio. La corbata del nuevo ogro es de una crueldad cromática insufrible, queridos lectores; ¿era un homenaje al gremio de barberos? Bueno, es mejor que no seamos tan puntillosos y consideremos que todo se debe a la creación de un nuevo estilo en el vestir: el carta de ajuste style; cuadros, rallas y colores, la papada bovina la dejaremos al margen. Asimismo, en esa extraña sala de estar de ZP, acuden visitas curiosas, muy curiosas. La entrevista con el padre de una infeliz cuyo novio macarra lanzó al río hiede, es nauseabunda. A ZP, la historia de esa desgraciada le favorece, no olviden que es una especie de carroñero, y mientras el vulgo se entretenga con ese tipo de desdichas, no pensará en otras cuestiones: ella es pasto de cangrejos o gusanos; y la plebe, de su propia estulticia. No obstante, meine Damen und Herren, ZP también remueve el légamo, se erige en el sanador de todos los males ajenos. No creo que cuestiones tan importantes como el cambio de las leyes deban tratarse junto a un padre hundido y frente a las cámaras insensibles de los propagandistas. Aunque lo patético de ese encuentro es que los políticos son sordos cuando los ciudadanos exigen cambios que los próceres consideran que no tienen espacio en sus agendas. De la misma forma, estimados parroquianos, el descontrol de la agenda de ZP y el desorden en su sala de estar nos permiten comprobar que su cretinismo no tiene límite: la ministra de prosodia cortijera y léxico de cabrera viaja hasta Siberia para aprender no sé qué. Confío en que ese amor por el trabajo de campo no se extienda entre los miembros del gabinete ministerial, meine Damen und Herren, porque ello podría dar lugar a situaciones aún más extravagantes. De igual modo, el descontrol de la agenda de ZP permite que los sumarios del juez Garçon (sí, sí, el cambio es obligado) se incoen en la portada de un periódico y se diriman en las barras de los bares o en las tertulias de cualquier programa de casquería de televisión o radio: ¿se celebrará la vista en un urinario público y firmarán la sentencia con la escobilla?
En realidad, meine Damen und Herren, la agenda bufa de ZP persigue trocar el drama de la realidad española por una comedia en la que los diestros y sagaces enredos esconden el peripatetismo de un político inepto y embustero. Espero que así sea, estimados parroquianos, porque si la treta no surte efecto, la agenda marcará otras citas: un atentado o la detención de un terrorista; sé que a ustedes no les sorprende.
Cuando mi abuela falleció y pude leer sus agendas, comprobé que casi todas las páginas estaban en blanco, aunque una vez por semana escribía con su letra pulcra mi nombre: Nicholas. Me entristeció comprobar que la soledad también requiere gestión, pero con el carácter de Hanna, era obligado hacerlo. Las fotografías hace ya tiempo que abandonaron sus marcos de plata, ahora reposan en una caja. Las miro de vez en cuando sin molestarme en recordar quiénes eran algunos de los que posan. Por el contrario, las agendas de mi abuela las «leo» a menudo, páginas en blanco en las que no hay nada que recordar; como la agenda de ZP: una libreta que es mejor condenar al olvido.

Foto: Abuela.

Montag, Februar 23, 2009

LOS DEFRAUDADORES.

DEFRAUDAR: 3. tr. Eludir o burlar el pago de los impuestos o contribuciones.

Yo soy un evasor fiscal contumaz, meine Damen und Herren, lo confieso: escatimo al fisco hasta el último céntimo, me importa un bledo el erario y me siento orgulloso por ello. Tan es así que llevo un control riguroso de todo lo que he logrado defraudar, y en cada ocasión en la que veo esa cifra mágica, no puedo evitar que una sonrisa astuta recame mi rostro. El año pasado, la «cosecha evasora» fue buena; además «recolecté» en tres países: uno de ellos es España; ¡gracias, ZP! Podría argumentar el porqué de mi actitud con un rosario de motivos, pero creo que puedo resumirlo en uno: es mi dinero y hago con él lo que me sale de los…«caprichos». Puede ser que alguno de ustedes se escandalice por mi desfachatez — si son lectores habituales de Josephsplatz no lo harán—, pero no debemos olvidar que eso es lo que hacen los políticos europeos: jugar con nuestros «caprichos». Por lo tanto, estimados parroquianos, ellos y yo estamos a la par; ¡qué les den!, que diría el clásico.
Sin embargo, meine Damen und Herren, y ya que escribo sobre caprichos, no podemos dejar de referirnos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, un hombre de inteligencia caprichosa, muy caprichosa, y en la que todo está por hacer. La sibila leonesa nos alegró el domingo con otra de sus gansadas: «debemos [los Gobiernos] erradicar los paraísos fiscales». Todavía no entiendo, queridos lectores, cómo Pepiño no ofrece la posibilidad de descargarse en el móvil un politono con las frases memorables del gran estadista. Si tenemos en cuenta que el 20% de la economía mundial es sumergida y está controlada por mafias— en algún caso sinónimo de «Gobierno»—, me sorprende que algo así sea posible; aunque no tanto como escuchar decir eso al Presidente de Gobierno de uno de los países en los que la economía sumergida forma parte del entramado económico, con todo lo que ello comporta. Supongo que en el rebañar de los Gobiernos europeos de la escudilla del dinero se incluye una amnistía fiscal— no se preocupen, yo no soy de los que pican—, y como el dinero es miedoso, o mejor dicho: el propietario, primero hay que cebar el anzuelo con algo suculento. En el caso de ZP y España, ignoro qué relación existe entre los paraísos fiscales y la reducción del paro; aunque supongo que la frase de marras se debe a un nuevo tañido de uno de los mejores campaneros: el infeliz calienta motores para salvar al cosmos durante el primer semestre del próximo año— presidencia española de la UE—; tenemos la diversión asegurada, meine Damen und Herren. Sé que ZP sueña «con los pies en la tierra», pero alguien debería despertarle ya, tantos ridículos seguidos son inconvenientes.
Tengo la impresión de que los líderes europeos no tienen ni la menor idea de cómo afrontar la crisis (unos más que otros) y pretenden rebuscar en nuestros bolsillos para continuar con el saqueo. Sin embargo, que el botín se utilice para mantener estructuras burocráticas descomunales cuya utilidad ignoramos pero cuyas deficiencias conocemos, me parece obsceno. Asimismo, es llamativo que se destinen fondos a esperpénticas políticas medioambientales que generarán más desempleo al comportar un incremento de costes empresariales o a fondos de cohesión para países como Rumania, cuya valiosísima aportación a la UE aún busco en el contenedor de basura. Afortunadamente, meine Damen und Herren, Nicolás Sarkozy, el Jean Paul Belmondo de la política, ha dejado de moverse por el escenario internacional con el mismo ímpetu con el que un mono se masturba en la jaula del zoo; Gordon Brown espera las instrucciones de Obama; y Durao Barroso…no sé…comprendan que yo no puedo tomar en serio a un tipo que se llama Durao: es una cuestión de principios, estimados parroquianos.
Yo me alegro de que el timo piramidal de la UE se resienta, disfruto con el crujir de sus cuadernas y el rechinar de dientes de los galeotes. Espero que los políticos chamarileros del resto de Europa entiendan que Alemania no puede ser el paraguas en el que se resguardan de la lluvia demagógica tantos y tantos catetos como nuestro estimado José Luis Rodríguez, el Puma. Alemania, incluso con sus propias dificultades, mantiene bien el tipo ante la crisis, algo que no pueden decir Gran Bretaña ni Francia, o incluso una economía digna de la Champions League como la española. La canciller Merkel realiza una gestión metódica y rigurosa de la crisis, a pesar de las dificultades que debe afrontar al encontrarse en un gobierno de coalición (dentro de poco finalizará la pamema). Sin embargo, es cierto que Angie se muestra reticente a determinadas decisiones, aunque creo que ustedes lo entenderán fácilmente: si ustedes fueran alemanes, ¿desearían que el dinero de Alemania lo repartan tipos como ZP, Sarkozy y Barroso? Sí, ya saben, esos sujetos que con su amor por trincar y derrochar nuestro dinero son los responsables de la creación de los países fiscales que ahora desean eliminar. Yo les sugiero a ellos que no se preocupen, con el panorama que se abre ante nosotros el único dinero que acudirá a los paraísos fiscales será el que está vinculado a la delincuencia: políticos corruptos, comisionistas de variado pelaje y estirpe vinculados a los Gobiernos, etc. Con todo y con eso, meine Damen und Herren, lo que más me asusta es que esa caterva de inútiles persiga «intervenir más en los mercados». ¡¿Más?! La próxima reunión es innecesario que se celebre en Berlín, es mejor que la hagan en la barra de un bar; aunque eso sí: yo no abonaré la cuenta; soy un defraudador contumaz.

Foto: Soy tan bondadoso, que le proporciono otra quimera.

Samstag, Februar 21, 2009

DE GLAMOUR.



GLAMOUR: 1. m. Encanto sensual que fascina.

Lo pasé muy bien, meine Damen und Herren, además mis botones triunfaron: creo que fue una noche redonda. Sin embargo, al éxito de la velada contribuyó mi acompañante, una amiga a la que denominaré F. para que ustedes no sepan que se llama Fiona. El atractivo de F. siempre me ha gustado tanto como su encanto; o mejor dicho, ambos me impresionan con la misma intensidad. Desde que yo era un adolescente, ella ha desempeñado en mi vida un papel discontinuo y algo enigmático, un sentimiento arcano que nunca fui capaz de desabrochar; aunque reconozco que en algunas etapas de mi devenir no me interesó hacerlo. No obstante, la cercanía que provoca el baile nos impelió al abordaje de algunas cuestiones, y lo hicimos con la franqueza y el sosiego que impone el paso del tiempo. Hablamos de muchas cosas en el lounge del local, un sitio que permite observar al resto de los invitados al tiempo que impide que ellos te observen: me fascina.
Ahora bien, estimados parroquianos, ese mirar subrepticio no me seduce tanto como contemplar a los extraños personajillos que forman parte de la vida política española; unos seres carentes de glamour, en los que nada sobra pero todo falta, y con tan pocas entendederas que nos demuestran que Darwin estaba equivocado: algunas especies nunca evolucionan. José Luis Rodríguez, el Puma, y su caterva son el paradigma. Con todo, meine Damen und Herren, me esfuerzo en saber qué oscuros mecanismos o valores determinan que los españoles escojan a mamarrachos de tantos quilates. ¿Por qué ustedes aceptan conductas que en otros países escandalizarían? En Alemania, por ejemplo, Mariano F. Bermejo, el Troglodita, sería acusado de cohecho y su carrera política finalizaría ipso facto, y un sujeto como Baltasar Garzón, el magistrado de las camelias, viviría en el exilio. No obstante, supongo que mi visión es otra, yo provengo de un país en el que hasta la canciller paga sus vacaciones. No es que Angela Merkel tenga más glamour, no; pero sí más honestidad. Aunque ahora que lo pienso, es la sociedad la que confiere el título y los beneficios de ser honesto. ¿Actúan bien los españoles al concederlo a mondos cuyas conductas no lo merecen? Sin embargo, esa cuestión nos obliga a preguntarnos qué entiende la sociedad española por méritos y qué valores respeta. Creo que ustedes viven un doble discurso: una moral pública relativamente puritana y una realidad que considera impúdicas muchas menos cosas; quizá sea ésa ambivalencia la que más ser percibe en la política española. Los españoles no confían en que los gobernantes sean sinceros y honrados, algo que no deja de ser una deslegitimación de los poderes públicos, en mi opinión la más grave. No obstante, en lugar de que algo así les convierta en críticos, los españoles se conforman con comer cualquier comistrajo indigestible y ver la vida en blanco y negro desde lo alto de la noria. De la misma forma, cuando una sociedad jalea y disculpa a un sinvergüenza, lo único que conseguirá es que aparezcan cada vez más sinvergüenzas, ya que los asuntos que siempre debe recubrir la moralidad— la política es uno de ellos— perderán su componente moral para convertirse en algo relativo y banal.
Que personajes tan turbios como José Luis Rodríguez, el Puma, y Solbes— dos hombres y un destino— se permitan mentir con tanto descaro, a sabiendas de que serán ustedes los que pagarán en sus carnes los platos rotos, dice mucho de la calidad de la democracia española: baja, muy baja. De igual forma, la manipulación a la que la Justicia española se presta de buen grado no hace más que añadir otro clavo al ataúd en el que reposan los valores democráticos por los que cualquier nación seria debe regirse. Ya no les digo nada, cuando todo ello forma un nauseabundo potaje español: Justicia, mentira, políticos ineptos, jueces corruptos, sobornos encubiertos por el papel celofán del regalo o la invitación, unos ciudadanos que prefieren hurgarse la nariz mientras tienen los intestinos repletos de lombrices y unos medios de comunicación cuya misión principal es arrimarse al poder para incrementar sus beneficios.
Es cierto, meine Damen und Herren, que la figura del trasgresor siempre estuvo envuelta en un halo de romanticismo que convierte en atractivas conductas que pueden ser reprobables; pero eso nunca debería consentirse con un político mentiroso, corrupto, arrogante, o un juez prevaricador y con «arrugas» en la americana. Si a pesar de todo ello un pueblo mantiene su voto hacia personajes tan indecentes, lo único que conseguirá es determinar lo que pasará en el futuro y fomentar un modelo indigno de comportamiento; algo que siempre erosiona a una democracia.
Yo prefiero que los políticos sean seres reales—nunca cercanos, eso sí—, pero en España se convierten en irreales por obra de los medios y se dedican a proporcionar a la gente— el vulgo siempre disfruta con las emociones— el impacto fuerte y efímero, la escenificación que todo lo teatraliza y convierte en acontecimiento lo insustancial. Al obrar de ésa manera, esos personajillos carentes de glamour sacian su afán de distinguirse, de separarse del común y de salir del anonimato del mediocre; pero lo hacen con comportamientos y actitudes que la sociedad debería rechazar. ¡Qué feos son los políticos españoles, nunca tendrán glamour! ¡Qué poco charme!

Foto: Portadas de revistas: a cada uno la suya.

Donnerstag, Februar 19, 2009

CORTE Y CORRECCIÓN.



SASTRE: 1. m. y f. Persona que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre.

¡Ya era hora, meine Damen und Herren!: ¡Por fin alguien decide investigar los trajes de los políticos! Debemos agradecerlo, estimados parroquianos, ya que el porte indumentario de los próceres de la patria española es nefasto, vulgar, un delito de lesa elegancia. Soy incapaz de recordar a un solo político español que destaque por su donaire y salga victorioso de esa lucha cruenta que es combinar con acierto una americana, unos bajos bien cortados en el pantalón, una corbata que no sea un atentado cromático y unos zapatos que no son más que el colofón al buen gusto. Casi todos ellos tienen una apariencia…cómo decirlo…anodina, de empleado de El Corte Inglés («ya le atienden, caballero») o comercial de una agencia de seguros, están incapacitados para escoger el nudo de corbata adecuado o vestir americanas con un quiebro de solapa que permita la observación del cuello de la camisa en toda su amplitud. Algunos, además, lucen tantas arrugas en sus prendas que nos obligan a pensar que duermen vestidos o bien están enfrentados al gremio de tintoreros. Casi todos ellos sólo se preocupan de abrochar el botón de la chaqueta y poco más— ése es su concepto de «elegancia»—, pero deberían saber que una americana siempre nos permitirá desabotonarla, aunque nuestro buen gusto y clase nos lo impedirá. No es extraño observar en esa caterva de astrosos una americanas que ciñen el torso con el mismo éxito con el que Pepiño aborda su faceta de literato, unos cuellos de camisa que oscilan al ritmo sandunguero de la prosodia de cabrera de Maleni Álvarez, unos bajos de pantalón que se arrugan con la misma vehemencia que la honestidad de José Luis Rodríguez, el Puma, o unas corbatas tan groseras como el físico de Mariano Fernández Bermejo, el Troglodita. Reconozco que yo nunca votaría a un harapiento, meine Damen und Herren; ¡hasta ahí podríamos llegar!: mi sastre nunca me lo perdonaría.
No obstante, estimados parroquianos, nada de ello me sorprende, porque el hecho de que José Luis Rodríguez, el Puma, luzca hombreras ya nos indica que estamos ante un Gobierno que necesita relleno y la mano de un buen sastre para disimular las imperfecciones de una caterva de gañanes que nunca debió surgir del muelle de carga al que están acostumbrados. Nuestro siempre admirado ZP, ése hombre cuyo talento se jubiló hace años, ya no sabe qué hacer para disimular la catástrofe que se cierne sobre la economía española— ¿alguien podría proporcionarle una tarde extra de clase?—, y confía en que la habilidad de Baltasar Garzón con el hilo, la aguja y las tijeras, le proporcione una nueva americana. El pobre ZP, que aún se empecina en hacer de la inutilidad un grado social, no quiere comprender que el problema no es el traje, ni siquiera el sastre; sino su físico desgarbado, aunque no lo está tanto como su intelecto. La necesidad que tiene el PSOE de arrebatar los feudos históricos del PP obliga a Baltasar Garzón — el magistrado no está hecho para la manga raglán en los abrigos— a buscar cualquier pespunte en las comunidades de Madrid o Valencia. Ya sabemos que en la sastrería Garzón no son duchos a la hora de tomar las medidas, confeccionar los patrones o elegir las telas, y que la costura la realizan no profesionales sino aficionadillos al curso CEAC de Corte y Confección: mal traje será ése, meine Damen und Herren. Sin embargo lo comprendo, estimados parroquianos, ya que la especialidad del sastre Garzón es el cambio de chaqueta, no la confección. Con todo y con eso, agradezco que Baltasar Garzón investigue los trajes de Herr Camps; sí, sí, de verdad, porque alguien debe aportar un poco de elegancia y charme al vestuario de los políticos españoles. De cualquier modo, intuyo que Garzón, ése sastrecillo valiente, no es la persona adecuada para hacerlo; les explicaré el porqué: Un buen traje hecho a medida permite que a pesar de llevar la cartera en el bolsillo interior de la americana nunca se deforme o produzca arrugas. Por el contrario, en la chaqueta de Baltasar Garzón observamos que lleva un billetero abultado: ¡qué arrugas más feas, meine Damen und Herren!, muy feas; sobre todo al tratarse de un «servidor» de la Justicia, el magistrado no tuvo tino al escoger el sastre.
Esta noche tengo un compromiso, estimados parroquianos, un baile en concreto. Ayer me probé el esmoquin, nada ha cambiado: acerté con el sastre en su momento. Sin embargo tuve un problema y una duda: conseguir que la pajarita quede entre el contorno de mi rostro y el comienzo de los ojos; y no sé si hice bien al pedir que en mi nueva camisa sustituyeran los botones blancos por perlas midnight blue, quizá pequé de temerario. Espero solventarlo con la flor del ojal.
En realidad, meine Damen und Herren, la elegancia en el vestir se debe a una actitud, y en el Gobierno de José Luis Rodríguez, el Puma, no son elegantes, son unos zarrapastrosos que no entienden ni de corte ni de corrección. ¡Qué poco charme!

Foto: Mañana vendré para la siguiente prueba, Garzón.

Sonntag, Februar 15, 2009

HOTELES Y DESCONOCIDAS.



HOTEL: 1. m. Establecimiento de hostelería capaz de alojar con comodidad a huéspedes o viajeros.

Me gusta follar en los hoteles con mujeres desconocidas, meine Damen und Herren; sí, lo reconozco. Aunque a simple vista no lo parezca, esos encuentros sexuales rebosan franqueza. Quizá se deba a la calma que procura el saber que no habrá continuidad; al ansia por aprovechar una ocasión que el destino nos puede escatimar en el futuro y que nos obliga a dar «lo mejor de nosotros»; o al descaro con la que esa tierra de nadie que es la habitación de un hotel, donde todo lo descomunal tiene acomodo, nos arrebata las bridas que las normas nos imponen. No existe territorio de caza más amplio que el bar de un hotel: ejecutivas canallas, mujeres que son claros deshechos de tienta del mundo matrimonial y alguna ingenua que desea vivir lo que ya debería formar parte de sus recuerdos, forman una raza miseranda que evita plantear preguntas y rehuye las respuestas. Con todo y con eso, estimados parroquianos, a mí me gusta, me satisface observar el brillo de una alianza matrimonial en la mano que rodea mi pene y el sosiego que me produce el despertar y no encontrar a nadie junto a mí; tan sólo un tenue rastro de perfume en las sábanas o una nota escrita con premura en la que consta un número de teléfono al que nunca llamaré. Mujeres desconocidas y hoteles: curiosa combinación.
Ahora bien, meine Damen und Herren, esa mezcla pierde su atractivo cuando observamos a la nueva adepta del calientabraguetismo, la ideología que está más en boga: Rosa Díez. Por lo pronto, Frau Díez muestra más que Soraya: un muslo en el que intuimos la flaccidez de la edad pero que nos impide admirar «el arco del triunfo»; un torso anguloso en el que destaca la clavícula desafiadora; unos dedos que parecen prolongarse más allá de la mano; y una pose que nos demuestra la experiencia de una mujer que duerme en hoteles mientras que Soraya «regresa siempre a casa». Bien, ¿será la estética del calientabraguetismo? ¡Pajilleros del mundo, uníos!
Frau Díez continúa con su patético rebañar de la escudilla política, lo importante es pillar algo que llevarse a la boca. No debemos obviar, queridos lectores, que Frau Díez vivió muy bien mientras tuvo su cargo en el Gobierno del País Vasco. Supongo que su calidad de vida era tal que le impidió decir algo en contra del terrorismo de Estado que ejerció el PSOE, la corrupción del Obsolescencias, la política lingüística que impuso el PNV o los cientos de asesinatos que perpetró ETA. Mientras su escudilla estuvo llena, Frau Díez no dijo nada; le gustaba «acostarse» con desconocidos en habitaciones de hoteles de cinco estrellas. Por el contrario, cuando entendió que no conseguiría más cargos al estar vinculada al PSOE, decidió montar su propio hotel: una oportunista que decía el clásico. Me sorprende que los desencantados del PP perciban en UPyD una alternativa, ya que Frau Díez es una de las redes que protegen la caída del PSOE. Les planteo una pregunta, meine Damen und Herren: ¿Qué pasaría si la posibilidad de que el PSOE formara Gobierno dependiera de los votos de UPyD? Los movimientos de Frau Díez y su engendro político mantienen una constante: no favorecer al PP; es una calientabraguetas en estado puro. ¡Qué maravilla! UPyD representa la hipocresía más nauseabunda, la más truculenta, la digna de personajillos como Savater y Frau Díez; individuos que en sus hogares se muestran de una manera, y en los hoteles, de otra. Los votos que pierda el PSOE por arte y gracia de nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, Frau Díez, la rosa de España, los recogerá en su patena de mentiras y ambición. La única diferencia entre el PSOE y UPyD es que el partido de Frau Díez todavía no puede trincar ni mangonear a su antojo; pero si estuviera en el poder…más de lo mismo.
Las mujeres desconocidas que me follo en los hoteles puedo dividirlas en dos tipos: las que se lo tragan y las que lo escupen; establecer más categorías sería complicarme la vida. A Frau Díez le toca tragar de momento, y lo hace bien: no utiliza las manos excepto para acariciar los testículos, lubrifica el glande con su propio flujo y saliva, y no para de succionar hasta que nosotros le decimos que no podemos soportar tamaño placer. Más adelante, sin embargo, todo será diferente; y lo peor es que no nos dejará ni una nota con su número de teléfono. ¿Para qué hacerlo, meine Damen und Herren?: siempre se encuentra un desconocido que está dispuesto a follarte en la habitación de un hotel.
No obstante, estimados parroquianos, el calientabraguetismo encierra un peligro: la próxima debe ir más allá, tiene que mostrarnos algo más. Supongo que con la extraña lógica que aplica el periódico de Pedro José Ramírez, la siguiente será Bibiana Aido, y ésta deberá superar a las anteriores. Espero que la flamenca se nos muestre en otra habitación de hotel, con un cigarrillo en la comisura de los labios y una copa de champán en la mano izquierda, mientras que con la derecha separa los labios mayores de su vagina para mostrarnos su sexo esplendoroso. Aunque ahora que lo pienso, meine Damen und Herren, eso ya no sería calientabraguetismo. Les prometo que reflexionaré sobre ello al tiempo que me masturbo. ¿Será eso la erótica del poder?

Foto: Jarrapellejos.

Donnerstag, Februar 12, 2009

DE AVERSIONES.

TIRRIA: 1. f. coloq. Manía, odio u ojeriza hacia algo o alguien.

¡No le soporto, meine Damen und Herren!; lo reconozco. Es tal la tirria que me provoca, que hasta me resulta difícil ver su cara. El porqué de mi animadversión no es algo concreto, sino más bien un mosaico de rasgos que me impele a odiarle, a desear que algún malo acabe con su vida: su cara de bobo; el aura de bondad con la que se rodea; la facilidad con la que nos convence de que su cobardía es paciencia, tolerancia y fe en sus principios; la facilidad con la que hilvana una palabrería que está alejada de la realidad; lo patosos que resultan sus movimientos; la hipocresía que demuestra al aprovecharse del papel que otros interpretaron; y el balbuceo con el que recama su prosodia. En definitiva: espero que alguna vez le acribillen y le hagan morder el polvo; porque en realidad es un pelma empalagoso, un tío plomo del que huyo con la misma velocidad con la que Pepiño esquiva a la inteligencia. Disculpen, estimados parroquianos, me refiero a James Stewart (1908-1997), o mejor dicho, a los personajes que interpretaba Jimmy. ¿Ustedes habían pensado otra cosa?; pero…¡si yo soy buena persona!
De todas formas, meine Damen und Herren, y ya que hablamos de tipos plúmbeos y edulcorados que son un desafío para el páncreas más recio, no puedo dejar de referirme a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, q.D.g.m.a., un funámbulo que continúa sobre el cable de la desesperación y la pamema. Sí, no se sorprendan, porque muy desesperado debe de estar ese quincallero del talento para organizar montajes de semejante tamaño contra el PP, grandes farsas que buscan disimular el drama estático en un acto que es su legislatura. Por lo pronto, ZP ha prestado una valiosa ayuda a Mariano Rajoy, un político al que muchos cuestionaban— incluso varios de ustedes— y que gracias a la desesperación del hombre que susurra a los bobos ha logrado cohesionar sus tropas y recuperar a varios hijos pródigos. Al menos por el momento, Evita 2.8 no podrá proseguir con sus cocidos madrileños de tres vuelcos, ya que debería enfrentarse a todo el partido y algo así la convertiría en otro…«verso suelto», muy suelto: más allá de toda métrica y norma. Gallardón…bueno…no sé qué es peor: el tono gangoso, la lengua pastosa, las canas ridículas que adornan su pelo o la resistencia que demuestra a no comprender cuándo se mofan de él (un alma caritativa me remitió el enlace a un vídeo).
Una de las reiteraciones de ZP es pedir confianza— ¿los bancos aceptan en España la confianza como moneda?; lo ignoraba—, mucha confianza; pero con esa torsión que aplica a la democracia española, consigue todo lo contrario. Los adeptos socialistas no necesitan alharaca alguna, el Señor no les llamó por el camino del sentido común y la objetividad. Asimismo, los votantes del PP que decidieron no repetir su voto han recibido un curso intensivo para que rectifiquen y lo mantengan, al tiempo que los indecisos — los auténticos destinatarios de las maniobras de ese portento de la ecuanimidad que se denomina Garzón— no confiarán en un político como ZP, un mamarracho que genera torbellinos con los movimientos desesperados del que se ahoga.
Las elecciones gallegas están en un pañuelo, y a un dubitativo es fácil asustarle con un estrambote o una palmada a destiempo sobre la mesa. Los vascos hace tiempo que desconfían de ese tribunal especial que es la Audiencia Nacional (disculpen la rima), porque saben que es un arma de los políticos y la Judicatura para mangonear a conveniencia, y no están dispuestos a ser pasto de mangoneos novedosos e ignotos: para eso se quedan con lo que ya tienen. ZP, un tipo que exuda desesperación por cada uno de sus poros, se ha equivocado, y en las próximas elecciones (las europeas las dejo al margen) recogerá las piezas cobradas durante la partida de caza: una rata de campo y un escarabajo.
Jimmy Stewart siempre dispara con un Colt o un Winchester porque tiene buena puntería (en las películas los buenos siempre la tienen); por el contrario ZP necesita un trabuco cargado con pólvora negra para cobrar alguna pieza, presupone que entre el ruido, el abanico de las postas y el humo denso cazará algún gorrión: me temo que no será así. Sospecho que ahora se trata de valorar los daños infligidos al adversario y de preparar la siguiente andanada: COBRA., 50 millones de euros, GIF, AVE, una empresa italiana del consorcio de Berlusconi y un par de almas cándidas; aunque en realidad la más cándida es una mujer. El pobre ZP va errado— herrado hace ya tiempo—, porque un indeciso, quizá la persona que demuestra más sentido común, comprende que si la lucha contra la corrupción se convierte en un instrumento de conveniencia política, sólo queda el desprecio y la indiferencia: curiosa manera tiene ZP de reclutar nuevos votantes. Me temo que la baraka de ZP se disuelve como la niebla en el viento, al igual que la economía española y los puestos de trabajo. El inconveniente, meine Damen und Herren, es que ZP no es Jimmy Stewart y que la película ¡Qúe bello es vivir! es solamente eso: una película, ¡un tostón de película!, más insoportable que su protagonista, el bondadoso James Stewart.

Foto: ¡Muflones a mí!

Dienstag, Februar 10, 2009

MI GRAN BODA BALCÁNICA (2).

BODA DE NEGROS: 1. f. coloq. Función en que hay mucha bulla, confusión, grita y algazara.

No es objeto del presente escrito recordar los repasos que el PSOE hizo de las páginas del Código Penal; ahora bien: ¿no existe la corrupción en aquellos lugares en los que gobierna el PSOE? Ya saben que yo soy un pobre ignorante, aun así existen cuestiones que me resultan llamativas: ¿Por qué José Montilla consta o ha constado ya en ejercicio de su cargo en ocho empresas?: Promoción Económica de Cornellá S.A.; Sociedad de Gestión Comarcal S.A.; TECSAL S.A.; Desarrollo Urbano de Cornellá S.A.; WTC Alameda Park S.A.; Agencia de Comunicación Local S.A.; Compañía de Emisiones y Publicidad S.A.; Sociedad Privada de Aparcamiento de Cornellá S.A.
Pepe Montilla, el Sonrisas, junto a Celestino Corbacho, el Tapas y Calamares, fueron los editores de una revista titulada El faro del Llobregat, cuyos ingresos provenían de la publicidad que las empresas contrataban. Era difícil que cualquier constructor o promotor inmobiliario de Cornellá, Hospitalet, Esplugas o Castelldefels no apareciera en ésas páginas. Sin embargo, meine Damen und Herren, Pepe Montilla entregaba el dinero a una entidad sin ánimo de lucro que se llama Fundación Utopía. Una vez más, demostraré mi candor al no ver nada extraño en que fuera la esposa de Pepe Montilla la propietaria de la fundación, cuya sede coincidía con la del PSC en Barcelona: reconozco que algunos saben organizar buenas «bodas», están en todos los detalles.
En una boda balcánica la ostentación es obligada, y parece que nuestros novios demuestran la suya al escoger como destino del viaje de bodas a la ciudad de Marbella. ¿Qué papel jugó el PSOE y la Junta de Andalucía durante los años del gilismo? El mismo doble rasero de anteriores ocasiones: consentir todo tipo de corruptelas a cambio de que el PP no incrementara sus electores. Podríamos relatar más ejemplos, meine Damen und Herren: 3% (supongo que era la media ya que en determinados lugares llegaba al 10%); el amor que muchos industriales catalanes sentían por Jordi Pujol y CiU o por los cuadros de la esposa de Herr Alavedra; las genuinas amistades de las que se rodea el Rey de España— el mediador entre los mediadores—,que velan para que «nada falte en palacio»; la condonación de deudas a los partidos políticos; los despilfarros de las diferentes Administraciones; la opacidad que existe en España sobre la financiación de los partidos políticos o de los ayuntamientos; el papel que juegan tantas y tantas fundaciones así como ONGs; y otras cuestiones que aunque no se consideran corrupción, o los ciudadanos no lo perciben así, están muy cerca de la ilegalidad.
Un gobernante como José Luis Rodríguez, el Puma, acompañado por una clase política mediocre y negligente, favorece la aparición de un estafador peculiar, que se instala en el sistema para estafar tanto al sistema como a sí mismo. El inconveniente, meine Damen und Herren, es que todos ellos se muestran discípulos aplicados a la hora de aprender malas artes; sea por sí solos o con la ayuda del suegro, del cuñado — figura hispana por excelencia—, o el hermano menesteroso y tardo que en algún sitio deben colocar. De cualquier manera, estimados parroquianos, en la corrupción española siempre flota un aire de boda balcánica: un alcalde al que denominan «albondiguilla»; el típico siete machos engominado; y pelucos de oro que pesan como un ladrillo.
Mencioné ésos pequeños detalles de corrupción, unas pinceladas tan inocentes como los primeros garabatos de un niño, no para contrarrestar las acusaciones vertidas sobre el PP, sino para recordar que la novia de nuestra boda balcánica— la democracia— asistirá al convite de pie, ya que entre todos la han sodomizado en tantas ocasiones que sus esfínteres anales no funcionan y la mierda fluye por doquier. Sin embargo, lo importante es que a la hora de desvirgarla — las elecciones— ustedes se crean que rompen el himen. Reconozco que son pensamientos inquietantes, queridos lectores, ya que es ineludible que nuestra imaginación nos torture: si la novia hizo todo eso con el culo, ¿qué no habrá hecho con la boca? Mejor no pensarlo; la boda transcurre bien: comida y bebida abundante, unos novios felices y el baile que está a punto de comenzar. No obstante, yo no dejaré de pensar lo mismo: virgen por delante y mártir por detrás.
Disculpen, meine Damen und Herren, me olvidé de un detalle: ¡Viva los novios!

Foto: Te voy a meter de todo menos miedo.

MI GRAN BODA BALCÁNICA (1).

BODA: 1. f. Casamiento y fiesta con que se solemniza. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing.

La primavera berlinesa traerá algo más que flores, temperaturas agradables y luz solar: bodas. Sí, meine Damen und Herren, ésa es la estación del año en la que muchos extranjeros deciden casarse. Los sábados del mes de mayo no es difícil ver a parejas de novios con el séquito de gorrones correspondiente que celebran alborozados lo que el hastío asesinará unos años después; si es que antes él no la asesina a ella. Mi innato interés antropológico demuestra su predilección por un tipo de enlace: ¡la boda balcánica! Es algo magnífico, estimados parroquianos, ya que los invitados nos mostrarán cuáles son los límites de lo hortera y el mal gusto, al tiempo que nos enseñan que las distancias geográficas y las culturales no pueden medirse sólo en kilómetros. Los atuendos del novio elevarían a Los Chunguitos o a Farruquito a los altares del british style de la moda masculina mientras que los de la novia son un descenso al averno del las perpetraciones cromáticas o al armario de Picio. Sea como sea, queridos lectores, ninguno de ellos tendrá parangón con el porte indumentario de las invitadas, unas mujeres que se empecinan en conseguir algo que la naturaleza les negó, y que para lograrlo se enfundan en unos vestidos cuyas formas y colores sólo pueden aceptarse si nos gusta ver la vida a través de un calidoscopio o somos adictos al LSD. Es en los parques donde mejor podemos apreciar ese tipo de fauna, porque la visita a la frondosidad urbana para realizar las fotografías es obligatoria: miradas cursis, poses estúpidas y siempre un árbol de por medio; ya no les digo nada si hay un estanque. El contraste entre el vestido de la novia, el grosero maquillaje que suelen lucir y el follaje incrementa la imagen virginal de la mujer, algo que forma parte de la pamema ya que muchas son vírgenes por «delante» pero mártires por «detrás»; ustedes ya me entienden.
Ahora bien, ese tipo de superchería también podemos encontrarla en la política española, es lo que algunos denominan «corrupción». Me alegro por ustedes, meine Damen und Herren, les invitaron a una boda balcánica: ¡qué suerte! Sin embargo, en ése tipo de enlace son tantos los invitados que no sabemos quiénes son: ¿del novio o de la novia?, ¿gorrones? Al igual que en otras ocasiones, no podía faltar a tan egregio enlace Baltasar Garzón, un hombre que fue magistrado y que ahora ignoro a qué se dedica, aunque si alguien le pregunta lo conveniente es que responda «a mis labores»; una fórmula ambigua pero que en determinados contextos deviene en exacta. Otro de los asistentes es el PP, un partido que está más nervioso que la novia, quizá porque sólo piensa en la noche de bodas y es consciente de que su poca experiencia sexual dificultará…el momento sublime en el tálamo: la sombra del gatillazo acecha, meine Damen und Herren. Yo le aconsejaría que no se preocupe, que con buena polla se folla bien; pero me temo que al PP «el servicio de tres piezas» se le arrugó hace ya tiempo: la eyaculación precoz dio paso a la flaccidez prematura; sin embargo con las «gallardas» funciona, no lo entiendo. Mientras que los novios se retratan en el Tiergarten berlinés, nosotros observamos entre el follaje (sí, sí, piensen mal) la cabeza de un tipo que a pesar de no estar invitado siempre acude: José Luis Rodríguez, el Puma. Me temo que ése individuo no repartirá habanos, ni siquiera hizo un regalo a los recién casados, su situación económica no se lo permite; además el traje que viste es prestado. Muy malas deben ser sus perspectivas cuando necesita todo ese montaje para distraer la atención de la gente y perpetuar el engaño en el que sumió a la sociedad española. No obstante, meine Damen und Herren, la sonrisa libidinosa que cuelga de sus labios nos indica que él fue uno de los que visitó «la puerta trasera» de la novia, por lo tanto es lógico que sonría con malicia al regodearse en la trampa que sufre el novio. Asimismo cabe otra posibilidad: José Luis Rodríguez, el Puma, sabe que no asiste a una boda balcánica sino a una boda de negros; siempre tiene la inteligencia de guardia.

Foto: Blanca y radiante va la novia, y sobre todo discreta.

Samstag, Februar 07, 2009

DE PREMIOS Y FLORES.

PREMIO: 1. m. Recompensa, galardón o remuneración que se da por algún mérito o servicio.

Los tomates estaban sabrosos, meine Damen und Herren: no me defraudaron. Los como crudos, simplemente añado un poco de sal marina y después mezclo cuatro tipos de pimienta que muelo justo antes de cada bocado. ¿Existe placer mayor? Pues sí, estimados parroquianos, que concedan otro premio a Josephsplatz, Das berliner Feuilleton. Violeta consideró que este modesto espacio merecía el premio Symbelmine. Nicholas van Orton recoge el galardón y afronta la ardua tarea de traspasarlo. Creo que todos los blogs que leo merecen el trofeo, pero ustedes ya saben que lo perfecto es el enemigo de lo bueno, y si nos referimos a un blo perfeto sólo existe uno que merezca el premio: El cuaderno de Pepe Blanco. Una vez más, meine Damen und Herren, justifico el porqué de mi decisión.
Si a lo largo de nuestra vida todos buscamos el bien a pesar de ignorar dónde se encuentra, el blo perfeto nos indica dónde encontrar el mal: en su prosa mugrienta y en la fotografía del autor. Todos los escritores esparcen en sus obras trazos de sus experiencias o pensamientos, y en ocasiones para el lector resulta entretenido descubrir la frontera que separa la vida de los personajes de la del autor. En el caso del blo perfeto les sugiero que no pierdan el tiempo en búsqueda alguna, queridos lectores, ya que en realidad es un blo de autoayuda; sobre todo para el autor. Mientras que otros escritores pueden pasear por sus existencias al tiempo que viven la vida de otros— los personajes—, el autor del blo perfeto no tiene ése privilegio; de hecho ni la capacidad, ya que sus textos no surgen de la imaginación sino de un puchero grasiento de pote gallego. Con todo, meine Damen und Herren, reconozco que para él escribir es algo imprescindible, tanto como para nosotros cultivar la virtud cristiana de la paciencia a la hora de enfrentarnos a la prosa de dolor de muelas del ceñudo galaico. Si Don Juan Tenorio subió a los palacios y bajó a las cabañas, el autor del blo perfeto consigue, con una admirable economía expresiva e intelectual, descender al vertedero de los iletrados insignes y ascender al Gólgota de los garrulos pertinaces, donde el mismo se crucifica con los clavos de la sandez. Con todo y con eso, estimados parroquianos, es innegable que estamos ante un autor por entregas, aunque el inconveniente es que lo único que entrega son fragmentos de su estulticia, una simpleza que gravita sobre el tedio tenebroso de la realidad del autor: un filólogo vocacional.
Asimismo, Pepiño demuestra la misma habilidad que un director de orquesta artrítico y con el síndrome de Tourette para interpretar sinfonías de ideas que su prosa y prosodia de cabrero convierte en dislates animados de ayer y hoy; un minifundista del talento que decidió arar en el desierto del Sahara de los gañanes: ¡parca cosecha recogerá!
El premio Symbelmine — «Flor no me olvides»— toma su nombre de las flores que crecen, según Tolkien, sobre las tumbas de los reyes Rohirrin.
Es evidente que nunca olvidaremos al autor del blo perfeto, meine Damen und Herren, porque su lectura nos permite alcanzar la categoría de mártires: el cielo es nuestro.
Nicholas van Orton felicita al ganador; la vida sería muy aburrida sin gente como él.

Foto: A Scout is loyal. (Norman Rockwell).

Mittwoch, Februar 04, 2009

¿ZAPATOS O TOMATES?


ZAPATO: 1. m. Calzado que no pasa del tobillo, con la parte inferior de suela y lo demás de piel, fieltro, paño u otro tejido, más o menos escotado por el empeine.

Hoy estoy contento, meine Damen und Herren, ¡muy contento! Permítanme que comparta con ustedes el doble motivo de mi alegría. Ayer, ya mediada la tarde, mi zapatero me telefoneó para avisarme de que mi nuevo par de zapatos estaba terminado, y esta mañana, a continuación de un par de «gestiones de disimulo», me dirigí raudo a por ellos. Después de comprobar el buen hacer de Lajos y charlar con él durante un rato, decidí pasear. Mi deambular me condujo al mercado, y allí coincidí con mi verdulera favorita — no me refiero a Maleni Álvarez —, que me proporcionó la segunda satisfacción del día: 2 kilos de tomates sicilianos en rama. Era evidente, estimados parroquianos, que mi jornada transcurría entre alborozos. Tan era así que decidí sentarme en una terraza para beber una cerveza. Allí estaba yo, meine Damen und Herren, flanqueado por mi nuevo par de zapatos y mis 2 kilos de tomates, cuando una duda me asaltó: ¿Qué le lanzaría a José Luis Rodríguez, el Puma?, ¿zapatos o tomates? Deben reconocer, queridos lectores, que es una duda casi existencial, ya que la calidad de ambos objetos debería eximirles de un final tan triste: estampados en la cara de un gañán. Sin embargo, la vacilación persistía y decidí pedir otra cerveza hasta encontrar una respuesta: ¿zapatos o tomates?
La nueva moda de lanzar el calzado a los políticos es la demostración de que la humanidad se dirige hacia el Apocalipsis, pero no por el hecho en sí, sino por la calidad de los zapatos que lanzaron: feos, sucios, baratos y desgastados. ¡Qué poco charme, meine Damen und Herren! No se trata de encargar unos Lobb, Vass, Bálint o Klemann para después utilizarlos de arma arrojadiza; pero no cuesta nada, ya que los agresores aparecerán en los medios de todo el mundo, lustrarlos o incluso reparar las suelas antes del lanzamiento. ¿Zapatos o tomates?
Mi febril imaginación generó una imagen jocosa: la de los políticos dirimiendo sus diferencias en las reuniones a zapatazos. Si un enfrentamiento tan cruento se produjera, dos serían los políticos que llevarían las de ganar: Nicolás Sarkozy, el Jean Paul Belmondo de la política, y José Luis Rodríguez, el Puma. El francés porque sus zapatos, entre las alzas internas y externas y el tacón cubano que nos gasta, se convierten en armas letales; y nuestro siempre admirado ZP porque estoy convencido de que es un hombre al que le huelen los pies, «virtud» ésta que provoca que sus zapatos sean artefactos aptos para la guerra química e incluso bacteriológica. ¿Zapatos o tomates?
Sea como sea, meine Damen und Herren, ZP ya recibió un dúo de zapatazos en los últimos días, y uno de ellos es de los que duele; al menos a un pelele como él: la banca le ha pedido elecciones generales para el año 2010; no confía en el campanero que siempre repica a destiempo. Por otro lado, el incremento de desempleados ha conseguido que España sea el país que aporta más personas al porcentaje de paro de la U.E.: ¿Eso es la Champions League? Todo indica que nada cambiará, situación ésta que provocará que dentro de dos años casi el 26% de los españoles estén en el paro y no reciban subsidio alguno: ¿Así se demuestra la solidez de una economía? No obstante, ZP culpa a la banca del desastre financiero español, y en una demostración de que las dos tarde le cundieron, pide que aumenten los préstamos. ¿A quién, meine Damen und Herren?: ¿a parados, insolventes e inmigrantes sin ingresos?, ¿a los que deben consumir más mientras perciben salarios ridículos y se ahogan? Pobre ZP, ¡tan bobo como mentiroso! La banca española es consciente de las dificultades que tendrá el Estado español para colocar la emisión de deuda del presente año, algo que si no consigue, implicará la quiebra del mundo feliz de nuestro querido ZP y un colapso social de efectos inimaginables. Ésas son las consecuencias de que un hombre que ni siquiera sabe lucir los zapatos adecuados — combina traje con mocasines— ostente la presidencia del Gobierno. ¿Zapatos o tomates?
Continué sentado en la terraza un buen rato, la duda persistía y yo necesitaba resolverla. Extraje un zapato de la caja y un tomate de la bolsa, cada uno de ellos me ofreció lo mejor de sí: Ante el olor a piel recién pulida y a madera de cedro de la horma, el tomate replicaba con aromas de tiempo y sol. En el siguiente asalto, la lucha se tornó feroz: El zapato presentó en sus líneas una definición tan rígida como rotunda, aunque no exenta de calidez y comodidad, mientras el tomate se pavoneó de su frialdad vítrea y de una piel que no era más que un velo que insinuaba los placeres que cubría. Encendí otro Lucky y dejé que una sonrisa morosa colgase de mis labios: no le tiraría nada a ZP. Además, meine Damen und Herren, sería algo inútil, porque no creo que se percatara de que algo impactó contra su rostro, ¡y mucho menos de la calidad del «arma»!; pero aunque sí lo hiciera, su reacción sería la típica en un hombre que no nació para ser inteligente: miraría al cielo con cara alelada y después diría una de sus frases: Es increíblemente raro que lluevan zapatos.

Foto: Zapatos de Nicolás Sarkozy (los de la derecha): Si te dan en la oreja, ahí te dejan.

Sonntag, Februar 01, 2009

SUELDOS, MINGAS Y PAPEL DE FUMAR. (2)



MINGA: 1. f. malson pene
Los editores de prensa son conscientes del daño que provocaron al periodismo— el periodista les resulta indiferente, es una baja colateral—, pero en lugar de abandonar los vicios, se apuntan a la propuesta del Jean Paul Belmondo de la política, Nicolás Sarkozy, para que ZP actúe en España de la misma forma: dinero a fondo perdido para «rescatar» a la prensa. Es lícito sospechar que ese dinero no servirá para mejorar el periodismo español, porque la mejora pasa por expresar opiniones independientes e irrevocables, utilizar la profesionalidad como libro de estilo y explicar la realidad de los asuntos, no la ficción que interesa al político o al editor. Asimismo, es obligatorio prescindir de los dinosaurios del periodismo español que lo único que han demostrado es su querencia a visitar al sastre para que les confeccione una chaqueta nueva; con todo entiendo su amor por la elegancia: la factura del sastre no la pagan ellos. ¿Acaso no están ustedes cansados de escuchar o leer siempre a los mismos y de saber que callan más que explican?
Con el motete habitual de los de siempre ni se genera opinión ni se salvaguarda la democracia ni se controla al gobernante; simplemente se hace cierto al refrán: el que tiene el culo alquilado caga cuando lo dice el amo. Sea como sea, si ZP se apunta al carro del Jean Paul Belmondo de la política y los editores alargan la mano mientras inclinan la cerviz, sólo nos quedará formular una pregunta: ¿A cambio de qué? No peco de temerario si creo que a cambio de proseguir con la pamema, con lo que la agonía de la prensa se alargaría al tratarse de un remedio paliativo en lugar de uno curativo. En todo caso y si ello se produce, la prensa escrita debe cambiar el papel habitual por otro de celulosa fina y modificar el formato de los ejemplares: un rollo de papel higiénico en definitiva.
Si yo tuviera que emparejar a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, con una enfermedad, escogería la sífilis. Sí, meine Damen und Herren, porque una vez transcurridos los primeros síntomas, los periodos de latencia son tan largos que los daños se convierten en irreversibles. Ésa es la forma marrullera de actuar de ZP, y el chancro sifilítico ha afectado a la prensa española, porque ella se mostró complacida de encamarse con un tipo que prometió que estaba sano, cuando la erupción cutánea debió de ser observada con detenimiento. ¡Por fin llegó Fahrenheit 451!; el fuego todo lo cura, estimados parroquianos.
Los editores de medios españoles deben comprender que sus periódicos ya no son necesarios, ni siquiera para buscar putas, porque gracias a internet pueden buscarse mejor: fotografías, vídeos, tarifas claras, etc.; no tiene comparación con un anuncio por palabras. Esos directores de periódicos tan campanudos deberían entender que un periodista es algo más que un tipo que escribe algo para llenar los huecos que quedan entre los anuncios.
«Existen periodistas “a sueldo”», dijo el mancebo. Aun así yo me sorprendí, meine Damen und Herren; pero les confieso que me hubiera sorprendido más si el director adjunto de El País hubiese dicho otra cosa: ¡Existen periodistas independientes!
Ya ven, estimados parroquianos, mientras que yo escribo sobre profesionalidad, rigor e independencia, ellos prefieren solventar sus cuitas con dos elementos tan característicos del periodismo español: asegurar el sueldo, utilizar papel de fumar y coger la minga (si es la del que manda mejor).
Por hoy les dejo, meine Damen und Herren: ¡se me acabó el papel y no me la puedo coger!

Foto: De esto haremos una serie: ¡pan, circo y subvenciones!

SUELDOS, MINGAS Y PAPEL DE FUMAR. (1)

PAPEL DE FUMAR: 1. m. El que se usa para liar cigarrillos.

Si de algo estoy orgulloso a estas alturas de mi vida, meine Damen und Herren, es de no haber perdido la capacidad de sorprenderme. Posiblemente para ustedes sea una cuestión baladí; por el contrario para mí es muy importante mantener ésa «virtud»; porque ése grado alcanza ya: el de virtud. Pasear por nuestro devenir con el rostro hierático del que lo sabe todo y ha renunciado a las sorpresas comporta varios peligros, aunque uno de ellos es letal: convertirse en un cínico. Sin embargo, y a pesar de que una cierta dosis de cinismo es necesaria para blindar nuestras emociones e ingenuidad, no debemos abusar de él, ya que la distancia que media entre el cinismo y la amargura o el resentimiento es muy corta: un paso. Asimismo, es conveniente diferenciar la sorpresa de la perogrullada, a pesar de que en ocasiones— más a menudo de lo que a simple vista percibimos— una solapa a la otra. Un ejemplo lo tuvimos hace poco días cuando el director adjunto del periódico El País, Vicente Jiménez, reconoció (para algunos denunció) que «existen periodistas “a sueldo”». Ahí lo tienen, estimados parroquianos: la perogrullada envuelta en el papel celofán de la sorpresa.
Explicar el papel que PRISA ha jugado en la trayectoria del PSOE no es el objeto del presente escrito, no seré yo el que abrace las ideas del insigne filósofo Perogrullo. De cualquier modo, y una vez superada la sorpresa al escuchar tan doctas palabras, volví a sorprenderme cuando he percibido las reacciones indignadas de otros periodistas, que una vez más se cogen la minga con papel de fumar. Aquí todo se complica más, meine Damen und Herren, porque ya tenemos la perogrullada envuelta en la sorpresa y empaquetada en la caja de cartón reciclado de la hipocresía. ¡Qué regalo más bonito!
Yo me alegro de que la prensa española se hunda; sí, sí, lo reconozco: ¡por fin llegó Fahrenheit 451!; además con un peligro añadido: es complicado extinguir un incendio en un vertedero. En los periódicos españoles, la honestidad de una profesión sólo la encontremos en un lugar: los anuncios de putas; ya saben: «madura tetuda…»; «gatita golosa se traga hasta la última gota»; «me lo como todo…y más»; «fóllame hasta por las caries»; etc. El periodismo español murió, queridos lectores, y no fue de éxito precisamente, sino de gangrena. Lo peor que puede ocurrirle a un periodista es que padezca una confusión que le impida diferenciar su trabajo (en muchos casos vocación) del medio de comunicación, ya que los objetivos son diferentes: la empresa se dedica a ganar dinero y primará el beneficio mientras el periodista debe explicar la realidad, prescindiendo de las consecuencias: intereses opuestos, meine Damen und Herren, la eterna lucha. Es innecesario que les explique que en esa batalla el perdedor— al margen de los lectores— es el periodista, que deberá poner a prueba su talento con los sinónimos o el diámetro de sus tragaderas. Entiendo que eso no se explique en las facultades de periodismo ya que tendría el mismo efecto que si en una escuela de modelos se explicara a las muchachas que la mayoría ejercerán de putas de lujo y que su pasarela serán las camas ajenas.
De la misma forma que diferencio dos tipos de crisis— económica, financiera—, en los medios de comunicación también percibimos una dualidad de crisis: la del periodismo y la de los periódicos. Existen causas coadyuvantes y diferentes, pero la génesis es la misma: han perdido credibilidad y se han convertido en algo prescindible; y todo ello por asegurarse los beneficios y los platos de lentejas en función del gobernante. Trabajar de palanganero y correveidile al tiempo que practican felaciones al político, grupo empresarial o cualquiera que tenga un cierto poder pasa factura, y éstas son de importe elevado. El enemigo de la prensa española no es internet, no, es otro: el papel de aluminio. Sí, meine Damen und Herren, porque si ése artículo no existiera, alguno compraría un periódico, aunque fuera para envolver el bocadillo de sardinas: un ejemplar y a cambio se cubre durante 70 días el embalaje del almuerzo o se tapa el suelo después de fregar.

Foto: ¡Qué más da!: siempre hay alguien que se lo cree.