Donnerstag, Februar 19, 2009

CORTE Y CORRECCIÓN.



SASTRE: 1. m. y f. Persona que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre.

¡Ya era hora, meine Damen und Herren!: ¡Por fin alguien decide investigar los trajes de los políticos! Debemos agradecerlo, estimados parroquianos, ya que el porte indumentario de los próceres de la patria española es nefasto, vulgar, un delito de lesa elegancia. Soy incapaz de recordar a un solo político español que destaque por su donaire y salga victorioso de esa lucha cruenta que es combinar con acierto una americana, unos bajos bien cortados en el pantalón, una corbata que no sea un atentado cromático y unos zapatos que no son más que el colofón al buen gusto. Casi todos ellos tienen una apariencia…cómo decirlo…anodina, de empleado de El Corte Inglés («ya le atienden, caballero») o comercial de una agencia de seguros, están incapacitados para escoger el nudo de corbata adecuado o vestir americanas con un quiebro de solapa que permita la observación del cuello de la camisa en toda su amplitud. Algunos, además, lucen tantas arrugas en sus prendas que nos obligan a pensar que duermen vestidos o bien están enfrentados al gremio de tintoreros. Casi todos ellos sólo se preocupan de abrochar el botón de la chaqueta y poco más— ése es su concepto de «elegancia»—, pero deberían saber que una americana siempre nos permitirá desabotonarla, aunque nuestro buen gusto y clase nos lo impedirá. No es extraño observar en esa caterva de astrosos una americanas que ciñen el torso con el mismo éxito con el que Pepiño aborda su faceta de literato, unos cuellos de camisa que oscilan al ritmo sandunguero de la prosodia de cabrera de Maleni Álvarez, unos bajos de pantalón que se arrugan con la misma vehemencia que la honestidad de José Luis Rodríguez, el Puma, o unas corbatas tan groseras como el físico de Mariano Fernández Bermejo, el Troglodita. Reconozco que yo nunca votaría a un harapiento, meine Damen und Herren; ¡hasta ahí podríamos llegar!: mi sastre nunca me lo perdonaría.
No obstante, estimados parroquianos, nada de ello me sorprende, porque el hecho de que José Luis Rodríguez, el Puma, luzca hombreras ya nos indica que estamos ante un Gobierno que necesita relleno y la mano de un buen sastre para disimular las imperfecciones de una caterva de gañanes que nunca debió surgir del muelle de carga al que están acostumbrados. Nuestro siempre admirado ZP, ése hombre cuyo talento se jubiló hace años, ya no sabe qué hacer para disimular la catástrofe que se cierne sobre la economía española— ¿alguien podría proporcionarle una tarde extra de clase?—, y confía en que la habilidad de Baltasar Garzón con el hilo, la aguja y las tijeras, le proporcione una nueva americana. El pobre ZP, que aún se empecina en hacer de la inutilidad un grado social, no quiere comprender que el problema no es el traje, ni siquiera el sastre; sino su físico desgarbado, aunque no lo está tanto como su intelecto. La necesidad que tiene el PSOE de arrebatar los feudos históricos del PP obliga a Baltasar Garzón — el magistrado no está hecho para la manga raglán en los abrigos— a buscar cualquier pespunte en las comunidades de Madrid o Valencia. Ya sabemos que en la sastrería Garzón no son duchos a la hora de tomar las medidas, confeccionar los patrones o elegir las telas, y que la costura la realizan no profesionales sino aficionadillos al curso CEAC de Corte y Confección: mal traje será ése, meine Damen und Herren. Sin embargo lo comprendo, estimados parroquianos, ya que la especialidad del sastre Garzón es el cambio de chaqueta, no la confección. Con todo y con eso, agradezco que Baltasar Garzón investigue los trajes de Herr Camps; sí, sí, de verdad, porque alguien debe aportar un poco de elegancia y charme al vestuario de los políticos españoles. De cualquier modo, intuyo que Garzón, ése sastrecillo valiente, no es la persona adecuada para hacerlo; les explicaré el porqué: Un buen traje hecho a medida permite que a pesar de llevar la cartera en el bolsillo interior de la americana nunca se deforme o produzca arrugas. Por el contrario, en la chaqueta de Baltasar Garzón observamos que lleva un billetero abultado: ¡qué arrugas más feas, meine Damen und Herren!, muy feas; sobre todo al tratarse de un «servidor» de la Justicia, el magistrado no tuvo tino al escoger el sastre.
Esta noche tengo un compromiso, estimados parroquianos, un baile en concreto. Ayer me probé el esmoquin, nada ha cambiado: acerté con el sastre en su momento. Sin embargo tuve un problema y una duda: conseguir que la pajarita quede entre el contorno de mi rostro y el comienzo de los ojos; y no sé si hice bien al pedir que en mi nueva camisa sustituyeran los botones blancos por perlas midnight blue, quizá pequé de temerario. Espero solventarlo con la flor del ojal.
En realidad, meine Damen und Herren, la elegancia en el vestir se debe a una actitud, y en el Gobierno de José Luis Rodríguez, el Puma, no son elegantes, son unos zarrapastrosos que no entienden ni de corte ni de corrección. ¡Qué poco charme!

Foto: Mañana vendré para la siguiente prueba, Garzón.

8 Comments:

Blogger Jose CM said...

Hablan de 30.000 € por tres trajes. Creo que 10.000 € es cantidad suficiente como pa tener un traje niquelao.

Ignoro si es cierta la información o no, pero viniendo de Garzón, todo es posible, en cuanto a mentiras para dar satisfacción al PSOE, por supuesto. Lo mismo al terminar las elecciones se descubre que no había nada de nada.

4:50 PM  
Anonymous Anonym said...

estás que te sales Orton.

8:30 PM  
Anonymous Anonym said...

Este relato me ha recordado los cuentos de los hermanos Grimm, en concreto a su famoso Sastrecillo Valiente.

La grandeza y valentía de este sastre provenía de matar siete moscas de un golpe, coser un cinturón, bordar en el su heroicidad y deambular por los pueblos para que todos conocieran su heroicidad.

“Yo mate siete de un golpe”

De esa forma tan simple se hizo, con la mano de la princesa y con el reino.
Ahora para conseguir el reino no hay que matar siete moscas, ni saber bordar. Los medios afines gestionan la publicidad, los ogros continúan siendo entupidos y el soberano pueblo más.

Para que luego digan que no existen los cuentos de hadas.

MAGNIFICO Y ACERTADO RELATO.

11:26 PM  
Blogger Mary White said...

Aunque se gastara el tesoro de la isla, ni Camps ni ninguno ganaría en elegancia. Recuerdo el escándalo de Pilar Miró y lo confirmo. Estamos en un país en el que Belén Esteban (Nicholas, no sabrás quien es... es la ex de un torero, la ordinariez hecha mujer) viste de Hermès... aquí todo es posible.

Baile de carnaval, herr Orton? Carnaval el que tenemos en España: un ministro de justicia que caza sin licencia, una asamblea de Madrid que se suspende, por las acusaciones de una presidenta que acude "disfrazada" de bandera... De chirigota...
No sé de qué disfrazarme para estos carnavales... ¿alguna sugerencia?

7:32 AM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

JOVEN MADRILEÑO:

Me gustó la expresión “traje niquelado”, no la conocía. Por lo poco que leí, me sorprende que alguien se deje sobornar con unos trajes de Milano, aunque si así fuera, eso marcaría el nivel de los políticos españoles. En el caso de que alguien me quisiera sobornar mediante unos trajes (pediría que el soborno incluyera también las camisas), me respuesta sería tajante: Savile Row y Jermyn Str. De lo contrario…
Creo que otra de las pamemas del magistrado de las camelias, porque si de verdad está interesado en la corrupción de la C.Valenciana, debería apuntar hacia otro lugar; aunque no lo hará ya que el PSOE actúa de la misma manera en otros lugares.
Saludos.

6:07 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

ANÓNIMO:

Supongo que eso es bueno. Bien, sea como sea, gracias.

6:07 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

ISABEL:

Gracias, Isabel. En el próximo escrito también menciono a los medios y la responsabilidad que tienen en determinadas cuestiones, aunque lo hago, al igual que en otras ocasiones, con la mirada de un feuilleton. No olvides que la imbecilidad de un pueblo siempre engrandece al gobernante, u oculta su mediocridad.
Saludos.

6:07 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

MARY WHITE:

Es cierto, Mary White, los políticos españoles son alérgicos a la elegancia, y ésta no se consigue sólo con dinero. Si no recuerdo mal, el asunto de Pilar Miró costó cinco millones de ptas, y es cierto, también fue por trajes. No sabía quién era Frau Estebán, pero he buscado. ¡Menuda verdulera! No dejo de sorprenderme de los personajes del cuore que tenéis en España: casquería pura y dura.
No, no era un baile de carnaval. Sí, tengo una sugerencia para tu disfraz, además es barata: ¡de Lady Godiva! Triunfarías, estoy convencido. Jajajajaja.
Saludos.

6:08 PM  

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