BARRANCOS
«Desde el fondo de un barranco, canta un negro con afán: “¡Ay, madre, quien fuera blanco, aunque fuera catalán!”».
Políticamente incorrecto, meine Damen und Herren, además por partida doble; pero yo disfruto con estas ximpleries como si fuera un italiano con cuatro brazos: ¡qué orgía de gesticulación! Sin embargo, estimados parroquianos, no debemos permitir que lo gracioso solape al dramatismo y nos impida percibir el auténtico melodrama catalán: se quedan sin agua; así es, el oasis se ha secado y nos permite observar unos terrones resecos en los que las grietas delimitan un mosaico de idiotez e ineptitud. De igual manera que la edad de un poeta no se mide por sus años sino por la madurez de sus versos, la estulticia de un pueblo puede mesurarse por la cantidad de veces en la que repite un error. Pero es que la memoria sapientísima de los catalanes fluye por un río que desemboca en el mar de la ignorancia y el nacionalismo paleto (disculpen el pleonasmo). Esa extraña horda que gobierna en Cataluña y que responde al nombre de Tripartit cada día se esfuerza en demostrarnos que se trata de un compendio subnormalizado de la política. No se sorprendan, meine Damen und Herren, ya que ellos fueron los que no deseaban el trasvase, y el motivo sólo era uno: era un proyecto del PP. Ahora, por el contrario, claman por un trasvase que el Gobierno español les niega, y la responsable de tan augusta misión ha sido Teresa Fdez. de la Vega: me temo que al Govern catalán le ha tocado bailar con la más fea. La negativa ha servido para que los politicastros catalanes se envuelvan en las cuatro barras de Guifré el Pilós y clamen de nuevo contra la pérfida España, que les roba el pan y les niega el agua. ¡Triste, meine Damen und Herren, muy triste! De todas formas yo no me preocuparía ya que siempre podrán ducharse con cava, y el cosquilleo de las burbujas en las partes donde más espuma crea el jabón promete grandes momentos de excitación y posterior desfogue sexual; en plan nacionalista, ya saben: «només la punteta, amor meu». Si la «pertinaz sequía» continúa cebándose sobre Cataluña, el Govern del Honorable xarnego, o él mismo aunque esto es difícil, intentará despistar para ocultar sus deficiencias y nula gestión. No me extrañaría, pues, que adujeren problemas con el nuevo Estatut; sí, queridos lectores: porque nadie previó señalar el derecho de Cataluña a recibir más lluvia que otras regiones españolas. Con todo y con eso, la realidad es otra: una clase política sobreprotegida por los medios de comunicación catalanes— que no dudan en mentir si es necesario— y que carece de la mínima responsabilidad hacia los ciudadanos.
Foto: Encajada de cabeza.