Sonntag, März 29, 2009

UNPLUGGED.

DESENCHUFAR: 1. tr. Separar o desacoplar lo que está enchufado.

A principios de la década de los 90 tomó auge un género musical denominado Unplugged; supongo que ustedes lo recuerdan, meine Damen und Herren. Quizá fue Eric Clapton en 1992 el que impulsó el género, ya que su disco unplugged cosechó grandes éxitos; algo que no es de extrañar en un tipo al que apodan Mano Lenta. A partir de ese momento, cualquier artista que se preciara debía tener su disco unplugged. Semejante amor por cantar «desconectado» —es la traducción del vocablo inglés, aunque yo lo traduciría por «canto como me sale de la punta de la polla» — legó a los anales de la música algunos de los momentos más grotescos: Rod Stewart, Bob Dylan y Joe Cocker, aunque éste último, a tenor de lo que trasiega antes de subir al escenario, está acostumbrado a cantar unplugged. Asimismo, y ya que la ausencia de ridículo aplica la dinámica de los fluidos para infiltrarse en la sociedad, varios cantantes acústicos brasileños se apuntaron a la moda: ¡soporífero, estimados parroquianos! Si escuchar música brasileña nos adormece, las versiones unplugged equivalían a una dosis triple de Dormodor on the rocks. Finalmente, el año pasado, el cantante Raphael certificó con su unplugged en La Coruña que todo lo que nace muere, y no siempre de la mejor forma: ¡menudo repertorio perpetró el de Linares!
Ahora bien, meine Damen und Herren, si el escrito de hoy versa sobre tipos que «cantan» desenchufados, no podemos dejar de referirnos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; un individuo que hace ya tiempo que camina por la vida desconectado de la realidad, e incluso mareado. En cada ocasión en la que leo una noticia sobre ZP no puedo dejar de sonrojarme, estimados parroquianos, ya que la mezcla que la sibila leonesa realiza entre el Freestyle y el Unplugged, para después aplicarla a la política, se me antoja lo que siempre se denominó «no tener ni puta idea de nada». Disculpen, meine Damen und Herren, quizá me extralimité, conviene retirar algo: olviden el «de nada». Señalar a estas alturas que ZP es un hombre muy limitado en su inteligencia y nada versado en política internacional sería una perogrullada; por lo tanto no lo haré. Por el contrario, conviene señalar otras cuestiones. ZP es el típico acomplejado — ¿quizá consciente de sus muchas carencias?— que prefiere jugar siempre en terreno propio, ya que sabe que allí el partido está amañado de antemano: medios que mienten u ocultan, un público mediocre e inculto, un árbitro parcial y un terreno de juego cuyas medidas se modifican a conveniencia. Ésas acrisoladas virtudes de la momia de León son conocidas por el resto de mandatarios mundiales, algo que convierte a ZP en carne barata para beneficiársela: sus ideas son vistas como los dislates de un palurdo ignorante, sus propuestas ni siquiera se tienen en cuenta y todos conocen que lo único que le importa es conseguir una foto que después venderá en España; un país que cada día está un poco más unplugged.
Allende el Atlántico nos encontramos al gran muftí de Washington y a su vez el primer presidente judío de los EE.UU.; es decir: Obama está en manos de los de siempre. Nada cambiará en la relación con USA, excepto que ustedes verán más fotos y que ZP deberá contribuir con más carne de cañón española a la guerra de Afganistán; lo único que queda por negociar es quién asumirá el dispendio que supone mantener a esos desgraciados en el frente de batalla de una guerra que a Europa ni le va ni le viene. No obstante, ZP se meterá él solito en otro de sus pantanos, ya que por un lado necesita el apoyo diplomático de Rusia; y por el otro, el soporte estético de USA. Una vez más, meine Damen und Herren, ZP nos demuestra que su estulticia y necesidades no tienen límite, porque las fricciones entre Rusia y EEUU serán palpables dentro de poco: expansión de la OTAN hacia territorios muy próximos a Rusia; Irán, peón destacado de China y Rusia; Israel, que mueve a su gran peón: USA; o Turquía, cuya entrada en la UE rechaza Europa pero desean Israel y USA. Creo que es un pentagrama demasiado denso para un pobre mamarracho que está acostumbrado a cantar unplugged.
De cualquier forma, estimados parroquianos, esas cuitas son las inherentes a un estadista que pretende gobernar sin propósito, sin una política definida y que espera que su éxito se fundamente en la magia, los designios divinos o la chamba, y que todavía no entendió que en el mundo de la diplomacia ocurre lo mismo que en un casino: no puede retirarse la apuesta cuando la ruleta gira. Ante todo eso, meine Damen und Herren, ZP ofrecerá sus ocurrencias líricas; es lo que algunos denominan Unplugged.

Foto: ZP ensaya el unplugged con Biden antes de encontrarse con Obama.

Montag, März 23, 2009

FRUTAS Y HORTALIZAS.


PATATA: 4. f. coloq. Cosa de poca calidad o de mal funcionamiento. MELÓN: 3. m. coloq. Hombre torpe o necio.

Los terrenos que circundan la Casa Blanca son fértiles, meine Damen und Herren, por ello no debe extrañarnos que Michelle Obama, sí, ya saben, la esposa del gran muftí de Washington y a su vez el primer presidente judío de los EE.UU, haya decidido crear un huerto en la zona sur de la mansión. Tamaña gesta de la primera dama me parece adecuada, estimados parroquianos, porque ya que algunos consideran que con Barack Obama la cosa…«pinta negra», nada mejor que instalar un huerto para que el colorido de los vegetales y frutas alegre la vista de los visitantes. Yo le sugiero que plante nabos, muchos nabos, y que contrate de jardinera a la mejor cuidadora de «nabos» que tuvo la Casa Blanca: Mónica Lewinsky. Ahora bien, podría ser que Hillary Clinton, que forma parte del gabinete Obama, sintiera un escozor en la «patata» al observar de nuevo a Frau Lewinsky y su par de «melones» por los jardines del lugar. Sea como sea, queridos lectores, no tengo a Obama por un sátiro, no creo que sea de esos que se deja «pelar el plátano» por una becaria rolliza. Aunque algunos consideren que el amor por la horticultura de Frau Obama— por cierto, luce una expresión que parece indicar que no le «riegan» a menudo «el huerto»— es algo novedoso, creo que fue otro político el que tomó la iniciativa hace ya un tiempo: nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma. Sin embargo, ZP decidió especializar sus cultivos y dedicarse sólo a dos ejemplares: patatas y melones.
Son innegables, meine Damen und Herren, el conocimiento y las virtudes que ZP atesora para conseguir buenas cosechas: sus ministros son el mejor escaparate de la frutería. Las cualidades de ZP no deben sorprendernos, no olviden que del concepto que él posee de la política emana un tufo agropecuario. De cualquier forma y aunque ZP esté orgulloso de sus patatas y melones, el resto no podemos más que sonrojarnos ante la baja calidad del producto. No obstante es lógico, estimados parroquianos, porque ZP cree a pies juntillas que un olmo da peras, aunque él sólo recoge «castañas»; y todas en el mismo carrillo. De entre las diferentes variedades de patatas que crecen en el huerto de ZP, yo me quedo con la variedad Chacón; ya sé que es harinosa, soporta mal la cocción, insulsa y barata, muy barata; en cambio me provoca la risa. En la última fritura de la patata Chacón— el anuncio de la retirada de las tropas españolas de Kosovo— podemos percibir, una vez más, las malas artes de ZP con el rastrillo y la ineficacia de los abonos que emplea. El membrillo leonés, ante la soledad nacional e internacional a la que él mismo se condenó, ara con ahínco en la estepa rusa con la finalidad de que Putin vea en ése ciruelo de la meseta a un aliado: el calabacín leonés necesita un guarda que vigile las zanahorias para que los conejos no destrocen la cosecha. Ese rábano madrugador que es ZP sabe que la entrevista con Obama o la fotografía junto a él no servirán de nada, excepto para presumir en el pueblo (entiéndase España) de lo lejos que llegó un hombrecillo que está condenado a freír espárragos. Conviene recordar qué acciones intentó impulsar Joe Biden— en la actualidad vicepresidente de los EE.UU— cuando ocupaba la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano ante la retirada de las tropas españolas de Irak. ZP siempre será para el Gobierno de USA un ajo tierno, muy tierno; y aunque intente con sus tramoyas habituales vender alcachofas con demasiado tallo para falsear el peso, siempre tendrá la misma importancia que un pimiento. Al retirar las tropas de Kosovo, ZP intenta complacer a Rusia, ya que el proyecto de Milosevic de construir la gran patria Serbia era el niño mimado de Putin; de ahí que Alemania y USA hicieran lo posible por desmembrar ése estado para convertirlo en una serie de pequeños países. ¿Por qué muchas naciones se apresuraron a reconocer la independencia de Kosovo cuando el mandato de la ONU para intervenir en Yugoslavia enfatiza la importancia de mantener íntegra la territorialidad de Serbia? Alguien pretende vendernos fresones de invernadero por fresas silvestres, meine Damen und Herren. Con todo, el berzas de ZP, con su inteligencia de higa, cree que puede completar la guarnición del nuevo comistrajo mediante la patata Chacón, y la envía directamente a la freidora a sabiendas de que el aceite hierve y de que la muchacha será pasto de puercos: algunas patatas son tan malas que sólo pueden aspirar a ese tipo de gourmet. De cualquier forma, estimados parroquianos, la patata Chacón acepta de buen grado el papel de repollo que le otorgó ZP, y si toca hacer el ridículo un día sí y otro también pues…¡se hace! No se sorprendan, ustedes ya saben cómo son las patatas de agradecidas: un sofrito, algo de carne o pescado, un poco de agua y…ya tenemos el primer plato resuelto.
No pongo en duda la calidad de las patatas y melones de ZP, el dueño del melonar, pero yo prefiero los nabos; sobre todo el mío: soporta bien las...cocciones.

Foto: Las cuatro usos de la patata Chacón: cocción, asada, fritura y guisos.

Freitag, März 20, 2009

GRACIAS POR EL CAFÉ.


CAFÉ: 3. m. Bebida que se hace por infusión con esta semilla tostada y molida.

Aun a riesgo de que ustedes no me crean, meine Damen und Herren, les confieso algo: ayer por la tarde tomé un café junto a un hombre que falleció en 1919. Él se llama Peter Altenberg, y reconozco que tantos años muerto le sientan bien, incluso mantiene una cierta lozanía. Hablar no hablamos mucho, lo reconozco, pero nuestras miradas no dejaron de cruzarse en más de una ocasión: admito que mi insistencia rozó la grosería. Peter es poeta, ensayista y escritor, uno de esos hombres que nació con la virtud de percibir los rasgos que cohesionan al conjunto y con el talento para escribirlo. Yo recordaba algunas de sus obras; tan es así que quise acercarme a él para comentarle algunas cuestiones, pero su inmovilidad me impidió hacerlo, parecía concentrado en observar algo que después plasmaría sobre un folio. Durante las tres horas que permanecí en el Café Central no le quite el ojo de encima, esperaba que abriera una brecha en su ensimismamiento para presentarme: mi aguardo fue en vano. El momento de partir se acercaba, meine Damen und Herren, aunque yo no quería marchar sin dejar mi “tarjeta de visita” a Peter. Al final, opté por llamar al camarero para pedirle que sirviera otro café a Herr Altenberg. El tipo enarcó las cejas y me miró como si sólo un idiota pudiera solicitar algo así. Yo creí que su gesto era desconfiado y le recalqué que yo pagaría la nueva consumición de Herr Altenberg. El empleado rezongó algo que a duras penas pude entender, aun así insistí en que cumpliera mi deseo. Supongo que en un último y desesperado intento por hacerme desistir de mi empeño, el camarero fue sincero: «Herr Altenberg murió en 1919; eso es una estatua». Yo no estaba dispuesto a sostener una discusión, así que zanjé el asunto con una lacónica réplica: «Sírvale el café».
Cafés y estatuas, meine Damen und Herren, una curiosa combinación que serviría para bosquejar una semblanza de nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; el mejor representante de lo que podríamos denominar política-sanfaina. De la misma forma con la que un nuevo rico cree que la ostentación y la vulgaridad le procuraran la clase, ZP confía, como el buen parvenu que es, en que exhibirse junto a premios Nobel y otras infusiones intelectuales le procurará el aura de estadista que tanto anhela. Nada más lejos de la realidad, estimados parroquianos, porque ese curioso hombrecillo leonés a lo más que puede aspirar es a tener urea: me temo que es algo diferente. ZP es un político de ideas de pulpito y actos de bambalina que hace un uso democrático de la idiotez, un tipo que se sustenta sobre la «construcción» de la información y que pretende explicarnos lo que nosotros ignoramos sobre la vida: ¡un mártir de la torpeza!
Al enterarme de que ZP mantuvo una entrevista con Paul Krugman, una duda me asaltó: ¿Sobre qué hablarán?: ¿putas y toreros?, ¿derribos y demoliciones?, ¿elucubran sobre el lugar en el que vive «el hombre del saco» o el Yeti? Nunca lo sabremos, meine Damen und Herren, porque ZP es un mindundi que requiere de la niebla para resplandecer: no olviden que es la mediocridad de un pueblo la que hace destacar al político insignificante. No obstante, durante esas entrevistas para la galería, nunca apreciaremos una mirada conspicua en ZP, no; a lo sumo la sonrisa bobalicona del que no entiende nada pero puede disimular: «sí, sí»; «no, no»; «confianza»; y…«supongo que Tabacalera le concedió el Nobel por fumar mucho». A pesar de la flor y nata con la que ZP se rodea, lo único que podemos destacar en ése demagogo son las bolsas debajo de sus ojos y su inteligencia de paripé: no da para mucho más. Sea como sea, meine Damen und Herren, y ya que estamos ante un político cuyo talento no tiene donde caerse muerto, debemos preocuparnos, porque conforme los gestos para deslumbrar a las damiselas del público y los espectáculos bufos de ZP no funcionen éste intentará contrarrestar su desvalorizada imagen (¿alguna vez tuvo algún valor?) con otra de sus genialidades. Además, estoy convencido de que ese Gobierno de incapaces que él preside arrimará el hombro para nuestro gozo y regocijo. Los próximos acontecimiento merecen nuestra atención: visita de Estado de Nicolás Sarkozy; ZP junto a Obama (supongo que el leonés llevará una caja de limpiabotas); la actuación estelar de ZP bajo la carpa de la Alianza de las Civilizaciones; y algún que otro encuentro en la arena internacional. Sin embargo, meine Damen und Herren, me sorprende que nadie se haya percatado todavía de que ZP es una estatua: ¿Lo descubrirán en el futuro?
Sólo permanecíamos tres personas en el Café Central cuando decidí partir. Mientras que el camarero ordenaba la vajilla detrás del mostrador, Peter Altenberg permanecía absorto. Me levanté para ponerme el abrigo, calarme el sombrero y ceñirme los guantes, y me acerqué al escritor con la mejor de mis sonrisas. El camarero observó la escena con atención, aunque enarcó las cejas de nuevo: demostró el escepticismo del convencido. Sé que ustedes no me creerán, meine Damen und Herren, pero Herr Altenberg se levantó, estrechó mi mano y dijo algo: «Gracias por el café, joven». Desvié mi mirada hacia el camarero, pero éste se había agachado bajo la barra y no presenció la escena. Un instante después todo recuperó la normalidad: Herr Altenberg regresó a la silla y recompuso su pose, el camarero asomó de nuevo su gesto desconfiado tras el mostrador y yo permanecía frente a un tipo inmóvil. Al pasar frente al empleado éste repitió su aseveración: «Eso es una estatua, ya se lo advertí». En esa ocasión el que arqueó las cejas fui yo; después me despedí con una sonrisa. Frente a la puerta del Café Central encendí un Lucky y miré al cielo: la lluvia pendía sobre mí. A pesar de ello, decidí regresar a casa caminando. El amargor del café permaneció en mi paladar un buen trecho mientras en mis oídos resonaba el agradecimiento: «Gracias por el café, joven». Intuyo que con ZP ocurre algo parecido: sólo le agradecen el café y no creen en nada de lo que explica.

Foto: Peter Altenberg en el Café Central.

Donnerstag, März 12, 2009

LA ESPERA.


ESPERAR: 3. tr. Permanecer en sitio adonde se cree que ha de ir alguien o en donde se presume que ha de ocurrir algo.

La Karlsplatz y la Herbert von Karajan-Platz están comunicadas por un pasaje subterráneo y anodino: el Opernpassage. Es el típico tubo recubierto por baldosas fáciles de limpiar y luces de fluorescentes, un callejón bajo tierra que evita a los peatones cruzar varias avenidas y conduce a las entrañas de tres líneas de metro: U1; U2; U4. En él no existe nada destacable, meine Damen und Herren, ya que los negocios que se establecieron en ese mundo oculto son los característicos de un lugar por el que las personas caminan deprisa: «cafeterías» que sirven el café en vasos de cartón parafinado; un zapatero que repara las suelas en minutos— algún día le preguntaré cuál es su record—; estancos y kioscos; un hombre que copia llaves a la misma velocidad con la que luego las perderemos; y otros negocios que ignoro a qué se dedican, pero que no deben tener mucho ajetreo a tenor de las caras tediosas que lucen sus empleados. Lo único destacable de ese averno metropolitano es la morralla humana que se apoya contra las paredes, la crème de la crème, estimados parroquianos: drogadictos, alcohólicos y vagabundos que se resguardan del clima y la gente. La policía sólo les impone una condición: no pueden sentarse en el suelo. Esta mañana, meine Damen und Herren, decidí comprar un «exquisito café parafinado» en el Opernpassage; no les puedo explicar si era Robusta o Arábica; en cambio, puedo garantizarles las propiedad laxantes del brebaje. Mientras que la dependienta escupía algo parecido al idioma alemán y la cafetera algo parecido al café, yo me dediqué a mirar a esa legión de desgraciados, y descubrí qué es lo que hacen: esperan. Ignoro a qué o a quién; pero esperan.
No obstante, meine Damen und Herren, no me hubiera sorprendido descubrir entre esa caterva de andrajosos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; un hombre que hace de la espera un auténtico arte y una promesa vinculante para muchos. Por el contrario, con ZP es fácil de adivinar qué es lo que espera: un milagro, o quizá la aparición de un santo que le alivie de sus penas. Yo espero con impaciencia que España presida la UE durante el primer semestre del próximo año. No me negarán, queridos lectores, que disfrutaremos mucho cuando observemos las clases magistrales que impartirá un pobre hombre que arrastró a su país y a sus ciudadanos al Opernpassage de la economía mundial: ¡qué gratos momentos nos aguardan! Me relamo de placer al imaginar a ese reflejo manipulado y tortuoso de la política mientras intenta salvar a Europa del desastre. El pobre diablo, con la pomposidad de paleto revenido que le caracteriza, intentará aprovechar esos seis meses (yo añadiría «y un día», ya que la presidencia de ZP no deja de ser una condena) para relanzar su brillante trayectoria política. Con todo, estimados parroquianos, considero que ZP necesitará algo más que unas cuantas fotos y alguna iniciativa absurda para recomponer su ajada efigie, porque para esas fechas España ya tendrá más de cinco millones de desempleados y su economía estará en caída libre, con unas bolsas de pobreza que se incrementan a diario y un sinfín de dramas familiares y empresariales que ZP intentará ocultar en el Opernpassage. De cualquier forma, meine Damen und Herren, valoro la fidelidad que ZP mantiene hacia la escuela filosófica cuya lema es «No por mucho madrugar amanece más temprano»; lo suyo es esperar, incluso una eternidad si fuera necesario. Asimismo, dentro de las disparatadas estrategias que una mente tan enferma como la de ZP puede crear, intuyo que el gran estadista confía en que conseguir la tan ansiada foto con Barack Obama le hará subir enteros: una idea de «café con leche, corto de café». En realidad presenciaremos una escena tierna, muy tierna: dos individuos que esperan y a los que muchos esperan; hasta la fecha no podemos decir que ambos se hayan caracterizado por derrochar iniciativas. Sin embargo, yo confío en que se produzca ese maravilloso momento y los dos pantomimos nos sorprendan con el destilado de sabiduría que atesoran. Ahora bien, meine Damen und Herren, cuando observe la fotografía de ZP aferrado al brazo de Obama, que seguramente será con la misma fuerza con la que un pajillero se aferra la polla, estoy seguro de que nuestro estimado Puma me recordará a los loros que se encaraman sobre el hombro del capitán pirata: repite las frases, mueve la cabeza, luce colores vistosos, nunca entra en combate, parpadea a destiempo y no participa del botín. Lo conveniente es que dejemos a ZP disfrutar de su dulce espera.
Antes de regresar a la superficie con mi café parafinado entre las manos, miré de soslayo a la fila de desamparados, en la que no me fue difícil reconocer los rasgos del que sabe que su espera será vana: ojos en los que se combinan la zozobra y el rencor; caras insolentes y medrosas; expresiones indiscretas y apáticas; y poses estremecidas y resignadas. Ellos, al igual que ZP, hicieron de lo provisional una forma de vida, y en su soledad, permanecen a la espera.

Foto: Barack Obama prepara su encuentro con ZP.

Montag, März 09, 2009

DE ANIVERSARIOS Y REGALOS.




REGALAR: 1. tr. Dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo.

Tengo un grave problema, meine Damen und Herren, además es una de esas cuestiones que me desquician: debo comprar un regalo de aniversario. Reconozco que las alternativas son muchas y variadas, pero quizá el problema reside en la personalidad del individuo al que deseo homenajear. Creo que a la hora de obsequiar todos perseguimos varios objetivos: agradar con el objeto, ser originales y halagar a la persona. No obstante, estimados parroquianos, y si no logramos ninguna de las tres condiciones, siempre podemos acogernos a ese comodín tan manido: el regalo útil. En realidad es un subterfugio, ya que la utilidad suele estar reñida con la originalidad.
Durante gran parte de la mañana visité varias tiendas con la vana esperanza de encontrar algo…distinto; reconozco que no lo conseguí. Varias dependientas se esforzaron en sugerirme ideas, las más tenaces siempre formulaban la misma pregunta para ampliar las posibilidades: ¿Tiene algún pasatiempo, qué le gusta hacer? Ante mi cara de extrañeza, comprendieron que se enfrentaban a un reto complicado, y es algo lógico, meine Damen und Herren: ¿cómo regalar algo a un tipo cuya personalidad, al menos la que trasciende a los medios, es una historieta plagada de mentiras? Sin embargo, yo quiero regalarle algo, deseo que perciba la admiración que siento por él y el agradecimiento que le debo al disfrutar del dulzor que me provoca observar su estolidez. A la mejor ustedes pueden ayudarme, queridos lectores; es más: estoy convencido de ello. Es innecesario que les desvele el nombre del receptor de mi regalo, ustedes ya lo saben: nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma. De cualquier forma, creo que entre todos encontraremos el objeto adecuado, aunque sea por eliminación. Por lo pronto podemos descartar los regalos vinculados a la cultura, ya que ZP, si alguna virtud tiene, es una inteligencia vagabunda que se adormece en la cálida voluptuosidad de su memez, un lugar donde el «no sabe no contesta» y el «habla mucho para no decir nada» siempre están ordenados y conviven. Asimismo, meine Damen und Herren, la prosodia de ZP, que podríamos denominar «del muro infranqueable» o «del ahorcado», nos permite confirmar lo que sospechábamos: estamos ante un piernas. Ahora bien, el hecho de que yo mencione la palabra «piernas» no implica que ZP sea un hombre dotado para el deporte, a pesar de que toca ( o se toca) muchas pelotas: descartemos los artículos deportivos. ¿Qué tal alguna prenda de ropa, estimados parroquianos?: una camisa, una corbata, etc. Admito que bordeamos la frontera de lo poco original, pero las opciones se acaban. Por la talla no debemos preocuparnos, la conocemos: es una talla baja, muy baja, al menos la que le corresponde como estadista. Tan es así que considero que su fisonomía es un prólogo a sus capacidades: desgarbado, soso, cada vez más encorvado, camina con los brazos laxos a lo largo del cuerpo y pisa con la misma habilidad que un pingüino con varices sobre un campo de huevos frescos; por lo tanto… ¿unas botas de agua con plataformas? No sería una mala opción regalarle un curso de baile o de autoayuda, aunque ya sabemos que la realidad siempre desmiente a ZP y desmorona sus castillos de humo. No desesperen, meine Damen und Herren, ya les advertí que estábamos ante un tema complejo, que acaricia lo imposible al desconocer cuáles son los pasatiempos de ZP. A lo mejor es un hombre de esos que con palillos y cerillas construyen edificios históricos. Sí, sí, posiblemente por ahí acertemos, ya que un pobre diablo que ha tendido el mejor puente nunca construido entre la sandez y la mentira sobre el río de la bobada es innegable que demuestra un cierto talento por la arquitectura; aunque sea con palillos y cerillas: si no logra terminar la maqueta— lo más probable—, siempre podrá hurgarse los dientes. No me convence, estimados parroquianos. ¿Un cuaderno en el que plasme sus reflexiones? Tampoco, ese potaje de palabras sería un elogio inquebrantable a la imperfección de los humanos al tiempo que arrojaría a nuestros pensamientos a los estratos más bajos del intelecto: correríamos el riesgo de convertirnos en Pepiño si lo leyéramos. ¡Qué desilusión, meine Damen und Herren, el aniversario de ZP y yo sin regalo!, quedaré como un cochero. Realizaré un último esfuerzo y me concentraré en las aptitudes de ése hombre: inteligencia, sensatez, sinceridad y sencillez, mucha sencillez. ¡Ya lo tengo!: un lápiz y un trozo de tiza; sé que ZP sabrá sacarles partido y será tan feliz como un tonto con… Zum Geburtstag viel Glück, zum Geburtstag viel Glück!

Foto: Regalos para ZP; no sé si sabrá utilizarlos.

Sonntag, März 08, 2009

ALTE LAMPE.


LÁMPARA: 1. f. Utensilio o aparato que, colgado o sostenido sobre un pie, sirve de soporte a una o varias luces artificiales.

Anoche, a pesar de que el clima no lo aconsejaba, fui a cenar con mi mejor amigo, y después, desoyendo las advertencias de la lluvia y el viento, acudimos a un bar que frecuentamos durante nuestros años estudiantiles: Alte Lampe. Es un local deslustrado y furtivo, y con un aspecto tan crapuloso como el de los homosexuales mayores que suelen acudir a él. Al entrar en el establecimiento, tuve la impresión de que abría una cueva sellada desde hacía años. En realidad nada había cambiado, meine Damen und Herren: la decadencia siempre desafía al tiempo, incluso creo que obtiene la victoria sin dificultad. La primera ocasión en la acudí a Alte Lampe fue en el otoño de 1987, cuando mi amigo y yo éramos dos jóvenes juguetones, aunque nuestros juguetes eran bordear fronteras ignotas, exhibir una estudiada pose de indiferencia y responder a preguntas formuladas a bocajarro, al tiempo que de nuestras travesuras emanaba una cierta malicia infantil que no distaba mucho de la alegría del ingenuo. Nos sentamos al final de la barra, junto a una fotografía firmada por Marlene Dietrich. El hielo de mi gin-tónic todavía mantenía su entereza cuando descubrí en los ojos de un tipo la mirada dispareja del que vacila o ignora. Sin embargo, estimados parroquianos, yo le reconocí a pesar de que el escoplo de la vida había cincelado su físico: era un hombre al que denominaré M. para que ustedes no sepan que se llama Manfred. Con un cierta desgana ya que nunca me ha gustado resguardarme en los recuerdos, me acerqué hasta él para saludarle. Nuestro diálogo fue tan breve como cortés, aunque suficiente para ayudarme a comprender que la lámpara de M. se había apagado hacía tiempo. No obstante, él se empecinaba en ignorarlo con una camisa de muselina estampada y un particular motete: «Como en los viejos tiempos, Nicholas».
Ahora bien, meine Damen und Herren, si nos referimos a lámparas antiguas, decrepitud y «viejos tiempos», no podemos dejar de mencionar a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; aunque en él percibimos una diferencia: su lámpara siempre estuvo fundida. Observar el ocaso de ése hombre de inteligencia de cinco letras y que se empeña en entrar en cualquier lugar bajo el palio de la ineptitud, me ha permitido descubrir una nueva dimensión en mi escasa bondad. Sí, sí, estimados parroquianos, no bromeo: las bolsas debajo de sus ojos, el inexistente garbo con el que se mueve y la risa que luce mientras gira y gira en la noria del ridículo me apenan. Mientras que los Gobiernos europeos negocian a sus espaldas acuerdos y decisiones económicas, ZP pretende que su luz ilumine el túnel, pero el mondo lo hace con un filamento ya gastado: feminismo de chicha y nabo (ya que menciono el feminismo ¿sería conveniente escribir «chichi»?); aborto; demagogia de patio de vecinos con olor a cochifrito; y las mentiras de un garçon haragán y calumniador. Mi abuela siempre decía que «sobre los cobardes nunca se escribe nada»; pero yo creo que la pobre se equivocaba: ¿cuánto no se habrá escrito sobre uno de los peores políticos de la historia española? De cualquier modo, meine Damen und Herren, yo me alegro, ya que con el paso del tiempo comprobaremos que la auténtica chef-d'œuvre de ZP es hacernos testigos de su propia decadencia. Excluido de todo por todos, ZP queda fuera de cualquier decisión, y mientras se alimenta de las migajas que con caridad cristiana le arrojan, ignora cómo afrontar el clima de miedo y desasosiego que atenaza a los españoles. Él cree que está subido en la noria, pero en realidad está colgado de ella: es lo que suele ocurrir cuando alguien hace de la mentira su libro de estilo.
Las matizaciones continuas son una mala praxis política, y ZP siempre matiza, aunque él sabe que los medios son los encargados de ensanchar o adelgazar los matices en función de los intereses de un hombre que a fuerza de mostrarnos a diario su cretinismo ha conseguido que éste ya no nos enoje; hasta nos divierte. Con todo, estimados parroquianos, siempre le agradeceremos que haya convertido su incapacidad en polifónica, porque todos los miembros del gabinete ministerial comparten el amor de ZP por mecerse en la noria: De la Vega cada vez más avellanada; Bibiana Aído es mejor que no abra la boca (al menos para hablar); Rubalcaba otea el horizonte; Sebastián labra el campo de la improvisación; Chacón todavía padece las secuelas de la anestesia epidural; y el resto disfrutan del cómodo anonimato de inútil. Alguien debería plantearse si no es conveniente apagar ya esa luz mortecina; ¿quizá el PP?
Cuando partimos de Alte Lampe, coincidimos con M. en la puerta; le acompañaba un joven, y el contraste de edad no favorecía a ninguno. La lluvia persistía y el viento provocaba que cayera desde lugares inusuales. Estreché la mano de M. mientras él intentaba obtener la promesa de que yo regresaría a Alte Lampe; «como en los viejos tiempos, Nicholas», repitió. No creo que regrese, meine Damen und Herren, el frío había encogido mis recuerdos: era el momento de partir, de apagar la lámpara.

Foto: La luz de ZP.

Mittwoch, März 04, 2009

DE APOYADURAS.


APOYAR: 3. tr. Favorecer, patrocinar, ayudar.

Esta noche la envidia me corroe, meine Damen und Herren, es algo que va más allá de los deseos ocultos y se convierte en un ansia ancestral, primitiva incluso. Nunca antes entendí con tanta intensidad lo inútiles que son los gobernantes alemanes; me siento estafado, algo dentro de mí pugna por correr a la embajada española y suplicar de rodillas y con la cabeza gacha la nacionalidad española. Estimados parroquianos, pongo a Dios por testigo de que nunca más me reiré de José Luis Rodríguez, el Puma. Desde este momento se ha convertido en mi ídolo, en el único estadista que descubrió, al contrario que Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, la manera de conquistar a Rusia. Además, para lograrlo no ha necesitado divisiones de soldados o arriesgadas estrategias militares; no, todo ha sido sencillo: ¡ha firmado un acuerdo para follar! Es increíble, meine Damen und Herren, me pongo cachondo sólo de pensarlo: ejecutar la operación Barbarrosa en la postura del misionero o acometer un 69 con tanto brío como el que demostraron los héroes de la División 250 en el Voljov o en los arrabales de Leningrado. Olvídense del oro de Moscú, queridos lectores, es una baratija si lo comparamos con los placeres que se ofrecen a los españoles gracias a las buenas artes diplomáticas de José Luis Rodríguez, el Puma: ¡un acuerdo para follar! Si Molotov y Ribbentrop levantarán la cabeza también apreciarían el valor que esconde un buen pacto diplomático.
No obstante, y sin que anide en mis palabras el ánimo de la desilusión, les sugiero que revisen la letra menuda del tratado, ya que en cualquier negociación en la que intervenga ZP siempre existe mucha letra pequeña. Al contrario de lo que se cree, la mujer rusa no es fría, «quema» con tanta ferocidad como las temperaturas gélidas del invierno ruso, y lo hace con tal vehemencia que observaremos cómo nuestra «carne» se contrae de manera inmisericorde; la ventaja es que más tarde recupera su forma. Me permito sugerirles que escojan mujeres ucranianas si el acuerdo así lo establece, son bellas hasta la extenuación y con unos cuerpos que nos permitirán observar que el concepto de pecado trasciende a lo moral para alcanzar lo estético. Asimismo, tienen una costumbre que no deja de sorprenderme: ponen los ojos en blanco durante el coito. Obviamente, meine Damen und Herren, desechen a las mongolas (Ciao cara!), a no ser, claro está, que ustedes sean ZP y se vean en la obligación de cubrir «la cuota» en su Gobierno. Bromas al margen, queridos lectores, es evidente que ZP tuvo otro de sus lapsus, en realidad toda su existencia es un lapsus, y en lugar de explicar que apoyaba el turismo español hacia Rusia utilizó ése incómodo—sobre todo para el interprete— “para follar”; es decir: para ZP, la palabra «follar» es sinónimo de «apoyar». Con todo y con eso, la pifia nos permite obtener algunas conclusiones al tiempo que clarifica los temas que nos resultaban incomprensibles. Por lo pronto pude entender qué quiso decir ZP cuando expresó su intención de «“apoyaré” el Estatut que salga del Parlamento catalán». Reconozco que ésas intenciones nos sorprendieron en su momento, pero no debemos olvidar que los poetas tienen el privilegio de asumir más riesgos con las palabras que los prosistas. De cualquier forma, estimados parroquianos, después de la debacle electoral del PSOE y el fornicio autonómico que ZP se lleva entre manos, es innegable que éste necesita una apoyadura, aunque con la prosodia tan arriesgada que utiliza la sibila leonesa a lo mejor nos explicaba que necesita otra cosa: una polla dura. Quizá lo más conveniente sea que a ZP le «apoye» un pez— no me refiero a Artur Mas— en todos sus dislates. Sin embargo, meine Damen und Herren, debemos tener presente que todo acuerdo diplomático requiere de los preparativos de un emisario, de un plenipotenciario que deje el acuerdo zanjado y listo para la firma ante los medios. Por lo tanto, y después de hacerse público el convenio con los rusos, debo formularles una pregunta, queridos lectores: ¿Qué hizo Maleni Álvarez en Siberia? La respuesta es evidente: «apoyar». Admito que la imagen de Maleni en plena «apoyadura» despierta mis instintos más primarios, creo que incluso llego al sex bizarre. De cualquier forma, el desliz de ZP demuestra que el palurdo entendió la inutilidad de la Alianza de las Civilizaciones y que encontró una nueva fórmula para hermanar a los pueblos: ¡la alianza para follar!
De cualquier manera, ándense con ojo, ZP, en el escenario internacional, ha demostrado que es un político que se deja «apoyar» con facilidad: el Jean Paul Belmondo de la política— Nicolás Sarkozy— daría buena fe de ello.
Sea como sea, meine Damen und Herren, mañana acudiré a la embajada de España para solicitar la nacionalidad española, y ofreceré mis buenas intenciones con la finalidad de eliminar las posibles reticencias: «si hay que “apoyar”, se “apoya”». No sé el porqué, pero creo que conseguiré el pasaporte español.

Foto: Si hay que «apoyar» se «apoya»; pero «apoyar» para nada…

Dienstag, März 03, 2009

LEBLON.


PRÓFUGO: 1. adj. Dicho de una persona: Que anda huyendo, principalmente de la justicia o de otra autoridad legítima. U. t. c. s.

En 1996 me convertí en prófugo, meine Damen und Herren; sí, lo reconozco. En sólo tres días tuve que disponer mi partida, elegir el destino y alzar el vuelo con lo indispensable: reconozco que fue un parco bagaje. Quizá influenciado por el asalto al tren de Glasgow y las aventuras de Ronald Biggs, me propuse emular al chorizo británico y tomé un avión con destino a Río de Janeiro. Mi mejor amigo, uno de esos hombres a los que se le puede confiar la vida, me advirtió de que en Río sólo encontraría dos cosas: putas y futbolistas. Lo cierto es que no le presté mucha atención, estimados parroquianos, el tiempo apremiaba y mis alternativas eran escasas. Afortunadamente, respiré aliviado cuando el avión de la Swiss Airlines despegó del aeropuerto de Berlín-Tegel: me había convertido en un prófugo.
Durante la primera semana me alojé en un hotel de Copacabana, aunque después decidí instalarme en un apartamento muy coqueto, situado frente a la playa de Leblon. El año siguiente lo dediqué a garabatear algunos cuadernos, salir de juerga hasta el amanecer, saltar de cama en cama, alternar la cerveza Brahma con las caipirinhas , y a observar el mundo desde la arena blanca de Leblon: ¡Menudo mundo! Resguardado detrás de mis Wayfarer, sucumbía a diario al espectáculo que ofrece una playa carioca: mujeres despampanantes que nos enseñan todo menos…«lo fundamental»; fanfarrones que templan sus músculos con ejercicios agotadores; familias que se muestran ajenas a todo lo anterior; atontados que practicaban el jogging bajo un sol de justicia; y buscavidas que pugnaban por conseguir una ganancia fácil. En más de una ocasión recordé la advertencia de mi amigo: putas y futbolistas.
De todo eso hace ya tiempo, meine Damen und Herren, pero al observar el panorama político español después de las citas electorales, creo que debo colocarme las Wayfarer de nuevo y prepararme una caipirinha. Por lo pronto, nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, ha demostrado que es un hombre que siempre estará en la línea de salida de cualquier maratón de la idiotez y que disfruta del sublime deliro del incapaz. Sin embargo, es algo habitual en un tipo que sólo ve la vida desde el Corcovado y posee un talento que se mueve a ritmo de samba; no olviden, meine Damen und Herren, que la virtud de un crítico es no saber hacer nunca lo que critica. El animalito— no me refiero a Pepiño— está nervioso: se ha ungido de nuevo con el óleo del ridículo; depende del PNV para continuar con sus dislates políticos; CiU colgó en el tablón de anuncios que su apoyo está en venta; y emana de su cuerpo el tufo acre del cadáver. La sibila leonesa pidió participación, y participación tuvo. Ahora, a ZP le tocará fazer um boquete a los vascos; algo que espero no le dé muchos…ascos. ¡Estoy hecho un poeta, estimados parroquianos!
En la orilla de la playa carioca también tenemos a Rosa Díez; sí, ésa mujer que a pesar de los pellejos que recaman su figura se empecina en lucir un tanga de estilo «hilo dental». Yo soy de los que piensa que la gallina vieja ni hace buen caldo ni pone huevos, sólo se limita a picar la mierda. Bien, dejaremos que viva su momento de gloria y que se considere la garota de Ipanema: Olha que coisa mas linda…
Ibarreche, un tipo más extraño que la catedral de Río de Janeiro, al menos en cuanto a su faz, levanta las pesas en un extremo de la playa. Es cierto que le cuesta alzar tantos kilos, pero sabe que sus flaquezas quedan ocultas por ese ejército privado que siempre modula a conveniencia la ambigüedad nauseabunda del PNV. No obstante, meine Damen und Herren, tantas horas bajo el sol de Leblon cuartearon la dermis de Ibarreche, y ahora sólo le queda «marcar paquete» con un tanga ridículo; estampado en tigre en concreto. Sería conveniente que alguien le diera una lección, pero el PP no debe prestar ningún apoyo al PSE: es bueno que de vez en cuando los mentirosos y embaucadores se retraten, aunque sea al carboncillo; ya saben, estimados parroquianos: por aquello del difumine.
Rajoy también disfruta de solaces horas en Leblon: cierra la boca a esos medios periodísticos que guardan más peligro que follarse sin preservativo a una muchacha de la discoteca Help (boquete incluido); deja a Evita 2.8 más asada que el rodizio de una churrasquería; y resurge de entre la niebla del atardecer como el Pão de Açúcar. Con todo, meine Damen und Herren, a Rajoy no le favorecen las Wayfarer, debería visitar una óptica para que le gradúen los cristales, ya que el espionaje político que ejerce el PSOE sobre el PP mediante el camareiro Garçon merece otro tipo de réplica.
En cualquier playa carioca que se precie no puede faltar una figura, casi un estandarte: el tipo que vende cocos en el kiosco. Creo que ése papel se lo dejaremos a Pepiño, además el ceñudo galaico ofrece un espectáculo añadido: abre los cocos con la cabeza.
Cuando un año más tarde regresé a Berlín, mi amigo me esperaba en el aeropuerto. Durante el trayecto a casa quiso confirmar si su advertencia era compartida por mí. Antes de responder, meine Damen und Herren, reflexioné un instante, aunque más tarde le otorgué la razón a regañadientes: es cierto que vi muchas putas, pero regresé a Berlín sin saber en qué equipo jugaban.

FOTO: ZP imparte una lección sobre política.