UNPLUGGED.
A principios de la década de los 90 tomó auge un género musical denominado Unplugged; supongo que ustedes lo recuerdan, meine Damen und Herren. Quizá fue Eric Clapton en 1992 el que impulsó el género, ya que su disco unplugged cosechó grandes éxitos; algo que no es de extrañar en un tipo al que apodan Mano Lenta. A partir de ese momento, cualquier artista que se preciara debía tener su disco unplugged. Semejante amor por cantar «desconectado» —es la traducción del vocablo inglés, aunque yo lo traduciría por «canto como me sale de la punta de la polla» — legó a los anales de la música algunos de los momentos más grotescos: Rod Stewart, Bob Dylan y Joe Cocker, aunque éste último, a tenor de lo que trasiega antes de subir al escenario, está acostumbrado a cantar unplugged. Asimismo, y ya que la ausencia de ridículo aplica la dinámica de los fluidos para infiltrarse en la sociedad, varios cantantes acústicos brasileños se apuntaron a la moda: ¡soporífero, estimados parroquianos! Si escuchar música brasileña nos adormece, las versiones unplugged equivalían a una dosis triple de Dormodor on the rocks. Finalmente, el año pasado, el cantante Raphael certificó con su unplugged en La Coruña que todo lo que nace muere, y no siempre de la mejor forma: ¡menudo repertorio perpetró el de Linares!
Ahora bien, meine Damen und Herren, si el escrito de hoy versa sobre tipos que «cantan» desenchufados, no podemos dejar de referirnos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; un individuo que hace ya tiempo que camina por la vida desconectado de la realidad, e incluso mareado. En cada ocasión en la que leo una noticia sobre ZP no puedo dejar de sonrojarme, estimados parroquianos, ya que la mezcla que la sibila leonesa realiza entre el Freestyle y el Unplugged, para después aplicarla a la política, se me antoja lo que siempre se denominó «no tener ni puta idea de nada». Disculpen, meine Damen und Herren, quizá me extralimité, conviene retirar algo: olviden el «de nada». Señalar a estas alturas que ZP es un hombre muy limitado en su inteligencia y nada versado en política internacional sería una perogrullada; por lo tanto no lo haré. Por el contrario, conviene señalar otras cuestiones. ZP es el típico acomplejado — ¿quizá consciente de sus muchas carencias?— que prefiere jugar siempre en terreno propio, ya que sabe que allí el partido está amañado de antemano: medios que mienten u ocultan, un público mediocre e inculto, un árbitro parcial y un terreno de juego cuyas medidas se modifican a conveniencia. Ésas acrisoladas virtudes de la momia de León son conocidas por el resto de mandatarios mundiales, algo que convierte a ZP en carne barata para beneficiársela: sus ideas son vistas como los dislates de un palurdo ignorante, sus propuestas ni siquiera se tienen en cuenta y todos conocen que lo único que le importa es conseguir una foto que después venderá en España; un país que cada día está un poco más unplugged.
Allende el Atlántico nos encontramos al gran muftí de Washington y a su vez el primer presidente judío de los EE.UU.; es decir: Obama está en manos de los de siempre. Nada cambiará en la relación con USA, excepto que ustedes verán más fotos y que ZP deberá contribuir con más carne de cañón española a la guerra de Afganistán; lo único que queda por negociar es quién asumirá el dispendio que supone mantener a esos desgraciados en el frente de batalla de una guerra que a Europa ni le va ni le viene. No obstante, ZP se meterá él solito en otro de sus pantanos, ya que por un lado necesita el apoyo diplomático de Rusia; y por el otro, el soporte estético de USA. Una vez más, meine Damen und Herren, ZP nos demuestra que su estulticia y necesidades no tienen límite, porque las fricciones entre Rusia y EEUU serán palpables dentro de poco: expansión de la OTAN hacia territorios muy próximos a Rusia; Irán, peón destacado de China y Rusia; Israel, que mueve a su gran peón: USA; o Turquía, cuya entrada en la UE rechaza Europa pero desean Israel y USA. Creo que es un pentagrama demasiado denso para un pobre mamarracho que está acostumbrado a cantar unplugged.
De cualquier forma, estimados parroquianos, esas cuitas son las inherentes a un estadista que pretende gobernar sin propósito, sin una política definida y que espera que su éxito se fundamente en la magia, los designios divinos o la chamba, y que todavía no entendió que en el mundo de la diplomacia ocurre lo mismo que en un casino: no puede retirarse la apuesta cuando la ruleta gira. Ante todo eso, meine Damen und Herren, ZP ofrecerá sus ocurrencias líricas; es lo que algunos denominan Unplugged.
Foto: ZP ensaya el unplugged con Biden antes de encontrarse con Obama.