Samstag, August 30, 2008

CASI.

CASI: 1. adv. c. Poco menos de, aproximadamente, con corta diferencia, por poco. U. t. repetido. Casi, casi me caigo.

Una de las ventajas de tener un abuelo que participó en una guerra es que te ahorras de escuchar un sinfín de cuentos absurdos: lobos que suplantan a abuelitas; gatos que recorren siete leguas con cada paso; cerditos que son arquitectos y resisten al asedio del lobo y princesas cachondas que satisfacen su apetito carnal con un sapo; después de besar al batracio, claro está: los prolegómenos al acto sexual son importantes, meine Damen und Herren. Sea como sea, ésas tonterías no me interesaron durante mi infancia, preferí escuchar las aventuras de uno de mis abuelos en el frente ruso. Recuerdo que él me explicaba sus desventuras, convertidas en aventuras por el amor a su nieto, con un cierto aire rutinario; como si quisiera quitar importancia a lo sufrido. Sin embargo, conforme yo crecí, supe interpretar la expresión ausente y resignada de mi abuelo: entendí que su rutina de disimulo solapaba al sufrimiento padecido. Uno de los pasajes que le hice repetir en innumerables ocasiones fue la ocasión en la que se salvó del disparo de un francotirador ruso por un segundo; un lapso tan escueto como en ocasiones es la diferencia entre la vida y la muerte. El hecho se produjo en julio de 1942 en Rostov, durante la batalla para la toma de la ciudad. En una casa en ruinas de un barrio periférico instalaron un puesto de mando que también utilizaban de observatorio artillero. Dada la tranquilidad que el frente demostraba, mi abuelo decidió salir a «echar un pitillo» junto a un camarada, y ambos se refugiaron bajo el precario amparo de un parapeto de sacos terreros: se creían a salvo. Sin embargo, en esas extrañas compensaciones con las que el destino juega con nosotros, mi abuelo olvidó dos cosas: tapar sus insignias de oficial y su mechero. El primer olvido sirvió para que alguien fijara el punto de mira en él, aunque el segundo le salvó la vida, ya que cuando quiso encender el cigarrillo tuvo que hacerlo con el fuego que le ofreció su compañero: al inclinarse para prender el pitillo, una bala impactó en el lugar en el que antes estaba su cabeza. Creo que le hice repetir ésa historia más de cincuenta veces, pero siempre la terminó con la misma palabra, que pronunciaba después de una pausa y la mirada clavada en el pasado: «casi».
Maleni Álvarez, ésa mujer de prosodia estropajosa, discernir de cabrerizo y sinceridad de pastor analfabeto que coyunda con las cabras, ha demostrado, una vez más, que es la alumna aventajada de José Luis Rodríguez, el Puma: dos mamarrachos que se cuecen en su tinta; algo tierno, estimados parroquianos, muy tierno. Pretender que semejante cateta prepotente — aplicado a un ministro del PSOE es un pleonasmo— diera explicaciones coherentes sobre el accidente de Barajas es como pedirle a Pepiño Blanco una reseña literaria sobre un libro de Kafka. Sin embargo, la palurda no tuvo otra ocurrencia que abusar del adverbio «casi»: «casi despega», «el avión casi se cambia por otro», etc.
Meine Damen und Herren, ¿ustedes imaginan lo que puede sentir alguien que ha perdido a un ser querido debido a tantos casis? Si lo que la lerda pretendía era tranquilizar, me temo que ha causado el efecto contrario, porque ninguna muerte duele tanto como la que pudo haberse evitado y tendrá por responso un «casi». Algo parecido le ocurre a la cabrera de Maleni: yo pensaba que era casi deficiente, y hoy, sin embargo, nos demostró que lo es del todo. De todas formas, estimados parroquianos, alguien debería explicar el porqué de esa extraña configuración de pistas en Barajas, a qué se debe esa ley no escrita de los diez nudos de viento que varía la dirección de los despegues o el porqué se prima el silencio sobre el vecindario en detrimento de la seguridad de los pasajeros. Estoy casi seguro de que Maleni Álvarez no entendería ni las preguntas, lo suyo es la verdulería prosódica, el ir más allá del «casi» y alcanzar el pleno; del ridículo, claro está. No obstante, meine Damen und Herren, sugiero que José Luis Rodríguez, el Puma, contrate a un traductor para las intervenciones de Maleni; más que nada por una cuestión estética: ¡España no se merece un Gobierno que farfulla!
En otro orden de cosas, aunque sin abandonar el «casi», otro de los búcaros de ZP, y que hace honor a su apellido al vincularlo a su inteligencia— Mercedes Cabrera—, nos participó que la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) es equiparable a la asignatura de Matemáticas. Semejante dislate sólo puede aceptarse si comprendemos que ZP y sus ministros abrazan la filosofía del payaso: lo importante es provocar risas. La Cabrera, antes de rebuznar, debería preguntarse el porqué los alumnos españoles obtienen las peores calificaciones de la UE en algo tan idiota, estúpido e inútil como son las Matemáticas. Ahora bien, a la vista del nivel educativo español, puede ser que el búcaro tenga razón; pero no olviden, estimados parroquianos, que el PSOE no desea una sociedad casi idiotizada, la quiere idiotizada por completo; es decir: a imagen y semejanza de ZP. A ellos ya les va bien que la academia más visitada en España sea la de Operación Triunfo.
En cada ocasión en la que escucho a una de esas…casi lumbreras, me asalta una duda: ¿Son mediocres porque son ministros de ZP o son ministros de ZP porque son mediocres? Reflexionaré sobre ello, meine Damen und Herren, aunque diría que tengo la respuesta; mejor dicho: casi.

Foto: Abuelos.

Dienstag, August 26, 2008

EL PUZLE.


PUZLE: 1. m. rompecabezas (‖ juego).

Conozco a un tipo que tiene dos pasatiempos: colecciona contadores de luz y monta puzles. El primero de sus entretenimientos me resultó curioso, meine Damen und Herren, incluso llegué a pensar que era una mentira, pero en una ocasión me invitó a su casa y puede observar la colección de contadores, que el coleccionista me mostró con explicaciones técnicas de cada ejemplar mientras la satisfacción de haber conseguido algo codiciado esmaltaba su mirada. Es innecesario que les aclare, estimados parroquianos, que mi interés por semejante compilación es equiparable al que tengo por la vida sexual de las gaviotas: ninguno. Más tarde, el individuo me confesó su auténtica pasión: los puzles compuestos por 8.000 piezas. Yo no pude dejar de asombrarme, queridos lectores, soy un tipo al que doblar un mapa ya le cuesta trabajo y que cuando logra despegar una bolsa de supermercado la contempla con la mirada altiva del vencedor. Sin embargo, y a pesar de mi evidente incapacidad y desinterés, admiré el trabajo paciente, la imaginación y la concepción abstracta de las imágenes que demostraba ese hombre tan peculiar. Fue una tarde tediosa, repleta de disimulos y con sempiternas miradas a mi reloj. Sea como sea, salí airoso del trance, y dos hechos así me lo confirmaron: la expresión henchida de orgullo del amante de los rompecabezas y el regalo que he hizo antes de partir: un puzle de 1.000 piezas acompañado con un dictamen: «Es lo mejor para iniciarse; no tengas prisa». Hasta hoy, ése momento no había llegado, meine Damen und Herren, pero mi rito iniciático no será con el rompecabezas regalado sino con otro más interesante: el puzle que forma la actuación de José Luis Rodríguez, el Puma.
Ignoro si a ustedes les ocurre lo mismo que a mí, pero no puedo esquivar la idea de que ZP es un hombre fúnebre (él, porque la esquela de su inteligencia y capacidad ya fue publicada), un repartidor diplomado de entierros, funerales y desgracias; aunque la auténtica desgracia está en observar una y otra vez que no sabe estar a la altura de las circunstancias: siempre será un paleto ansioso por demostrarlo. No seré yo el que culpe a ZP de nada referente al accidente del avión de Spanair, ya que los aviones, de vez en cuando, sufren accidentes, el problema es que lo hacen con la misma cadencia de un grupo de olas: de tres en tres. No obstante, sí puedo opinar sobre la gestión que ZP y su equipo ministerial realizan sobre el hecho. Para mi perplejidad y regocijo, la primera en saltar a la arena de la imbecilidad fue nuestra querida Maleni Álvarez; ya saben, meine Damen und Herren, ésa mujer que eleva el lenguaje verdulero a la categoría de género literario y la ignorancia a la de sacramento al que seguir. Entre seseos, ceceos, apócopes, onomatopeyas y toda la polivalencia lingüística que la chabacana arrogante es capaz de demostrar, la flamante ministra nos descubrió que su talento sólo es válido para ser «una toca campanas». No me defraudó, estuvo en su línea: tan serpenteante como un meandro.
Después, al panal de inoperancia acudió la abeja reina—De la Vega—, que fundó una nueva compañía aeronáutica: «McDonald», ya que según ella ésa era la empresa constructora del avión siniestrado. Yo observé con interés las piezas defectuosas que conforman el puzle de ZP, estaba ansioso por escuchar las declaraciones del iluminado, porque sé que un tonto con iniciativa no pierde ninguna ocasión, aunque tengan que lanzarle hacia ella a empujones. Mi paciencia se vio recompensada con las primeras declaraciones del siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma: «Vengo a coordinar…». Meine Damen und Herren, ¿qué puede coordinar ése esperpento humano? Todavía recordamos su «magnífica» labor durante los incendios forestales de Guadalajara y Galicia, que consistió en mentir, falsear y enterrar a los muertos con la premura por mortaja; costumbre ésta a la que el Gobierno de ZP es muy dado, siempre, claro está, que no puedan obtener beneficios políticos del difunto. No obstante, y con el ánimo de no ser crítico, debo reconocer que ZP aprende rápido, muy rápido, y si logró estudiar Economía en dos tardes, los conocimientos de ingeniería aeronáutica los adquirió en 40 segundos: «El piloto apuró demasiado la pista». Afortunadamente, estimados parroquianos, ZP no quiso legar más frases a los anales de la gansada y regresó a su retiro estival. Por otra parte, no debemos olvidar que un puzle está compuesto por varias piezas; nos faltan dos: Alfredo P. Rubalcaba y Bernat Soria. Ambos demostraron, al igual que el resto, que su irresponsabilidad les inhabilita para ocupar el cargo de ministro. Rubalcaba prometió lo imposible a los familiares—identificar a todos los fallecidos en 48 horas—, pero ése discurso no estaba dirigido a ellos, sino a conseguir la portada de los periódicos para contrarrestar cualquier comparación que se estableciera con el accidente del Yakovlev 42. Llegado este punto, meine Damen und Herren, debo plantear una cuestión: El accidente del Yak 42 se produjo en una zona remota de Turquía, de difícil acceso y sin los medios forenses de los que dispone el ministerio del Interior en Madrid, sin embargo, eso no fue óbice para que el PSOE lanzara toda una compaña de desprestigio contra el PP, que llegó, incluso, a introducir familiares de los fallecidos en el Congreso de los Diputados para azuzarlos contra el entonces ministro de Defensa. ¿Qué deberíamos exigirle ahora a Rubalcaba?, ¿sería licito lanzar contra el embustero oficial del PSOE las vísceras de los familiares? El PSOE y su eterno doble rasero. Respecto al inefable Bernat Soria sólo puedo expresar alabanzas por su sinceridad: apareció por los hospitales para conseguir la fotografía de rigor y poco más; aunque creo que el resto también hicieron lo mismo. De eso se trata, meine Damen und Herren, de «chupar» cámara y aprovechar la incertidumbre para tapar otros asuntos; ya saben: «si es necesario, hundimos otro Prestige».
Estos muchachos nunca cambiarán, estimados parroquianos, siempre se mueven entre las paralelas de la ignorancia y la mentira: socialismo en estado puro.
Me temo que no terminaré el puzle de ZP: es aburrido, la imagen me desagrada y es como él: incompleto, le faltan piezas.

Foto: Puzle chusco.

Sonntag, August 17, 2008

EL MONOLITO.


MONOLITO: 1. m. Monumento de piedra de una sola pieza.

Quizá yo sea de los pocos que ha reconocido que no entendió nada de la película 2001: Odisea en el espacio. Así es, meine Damen und Herren, no entendí nada excepto las escenas en las que aparecen simios, algo que es representativo de mi inteligencia y sensibilidad cinematográfica. De la misma forma, logré comprender el papel que jugaba un inquietante ordenador que respondía a las siglas de H.A.L. (Heuristic ALgorithmic computer). Por el contrario, el monolito negro que aparecía y desaparecía al mismo ritmo que las previsiones de Solbes varían se mostró como un enigma difícil de resolver. Tan era así, que por un momento llegué a sospechar que todo obedecía a la publicidad subliminal de una empresa gallega de mármoles; pero no, tampoco era eso. Mis amigos, opuestamente, fueron prolijos a la hora de proporcionar interpretaciones: «es una puerta interestelar»; «representa un agujero negro de gusano»; «es un vigía que una civilización avanzada situó en la Tierra para controlar nuestra evolución». Ésa última teoría me sorprendió, porque lo normal sería dejar un cartel clavado en una estaca, ya saben: «Volveremos en mil millones de años», «Prohibido bañarse» o «Se avisa a la grúa». Sin embargo acepto ese comportamiento, estimados parroquianos, porque los extraterrestres deben diferenciarse de una manera rotunda de los personajes extravagantes que a diario saltan a los medios de comunicación; los ministros de ZP, por ejemplo: ellos son la demostración de que existe vida en otros planetas. Disculpen, meine Damen und Herren: escribía sobre el monolito y comencé a divagar.
Tal como les expliqué, el misterio del monolito persiste; incluso ocurre algo peor: se incrementa en cada ocasión en la que veo la película. Quizá sea un truco de Stanley Kubrick para favorecer las especulaciones o generar reflexiones en el espectador. Ahora bien, sospecho que a José Luis Rodríguez, el Puma, le ocurre algo parecido a lo que me sucedía a mí ante la visión del monolito cuando observa la situación económica española o los conflictos internacionales: no entiende nada. No quisiera ser el asesor que debe explicar a nuestro siempre admirado ZP el brete del Cáucaso o sus repercusiones, incluso puedo imaginar su primera pregunta: ¿Si pido una tapa de ensaladilla rusa, lo entenderé mejor? A lo mejor peco de injusto, queridos lectores, porque ése hombre ha demostrado en la escena internacional una inteligencia y capacidad diplomática tan fértiles como una roca de la sierra. Me sorprende, por ello, que ni Frau Merkel o Frau Rice soliciten la ayuda de ZP para zanjar una cuestión tan ardua: ¡qué soberbias son, no admiten los valiosísimos consejos del mejor, del inigualable, del hombre que redujo a Metternich a la categoría de mozo de cuerda!: peor para ellas, meine Damen und Herren.
Mis pensamientos, una vez más, regresan al monolito, pero a la otra cara (la economía española); al igual que le ocurre a ZP, ése hombre cuyo intelecto es binómico: ignora o no comprende. Nuestro estimado ZP contempla el bloque de piedra con esa mirada con la que los ignorantes disimulan mientras piensa qué hacer con él: aprovechar la sombra para resguardarse del Sol, orinar sobre él y escribir con trazo fino (cuestión del grosor de la «plumilla») su acrónimo o sencillamente realizar una pintada: «Aquí estuvo uno de León»; sí, no creo que su imaginación dé para más. El insigne estadista alterna las miradas al monolito con unos mensajes que nos descubren su innegable talento y el aprovechamiento que hizo de las famosas «dos tardes». Continúa con su amor pasional por el crecimiento español, pero no menciona la perdida de nivel adquisitivo de los españoles (el mayor de la UE) ni lo que supone una inflación desbocada en ello; asimismo, cuando explica (repite sería lo correcto) el camino que recorre la economía española hacia la Champions League, prescinde de un «detalle nimio»: los otros países proporcionan datos de crecimiento con una tasa trimestral, él, por el contrario, emplea una tasa interanual (todavía saca partido del pasado) y elabora uno de sus habituales potajes, ya saben: mentiras, manipulaciones, medias mentiras y esa pizca de ignorancia que aumenta su sabor nauseabundo. La tasa de paro es mejor no mencionarla, meine Damen und Herren, aunque ZP siempre echará mano de ese pegamento universal que denomina I+D+I, que en su caso significa idiotez, demagogia e ignorancia. Supongo que a estas alturas del esperpento, los parados de la construcción ya adquirieron los conocimientos necesarios para ejercer de investigadores biotecnológicos y que los empresarios españoles decidieron durante las vacaciones fabricar alta tecnología en el mes de septiembre. Sí, estimados parroquianos, no se sorprendan, porque ZP, el mirón del monolito, cree que los cambios de modelo de crecimiento suceden de la noche a la mañana: Silicon Valley apareció de improviso una cálida mañana de otoño y nadie supo qué era aquello; o las empresas tecnológicas alemanas, que surgieron frente a la puerta de Brandenburgo durante un eclipse lunar.
Ni sobre ese tema—I+D— ZP dice la verdad, ya que un Estado debilitado en ingresos no puede fomentar nada, mucho menos la investigación y el desarrollo. Me temo que lo único que ustedes podrán exportar será el monolito, con ZP incluido, lógicamente: dos pedruscos por el precio de uno.
Con todo y con eso, meine Damen und Herren, yo entiendo a ZP; ya les dije que las escenas de simios no presentan ningún problema para mí.

Foto: El monolito.

Dienstag, August 12, 2008

PERPETUUM MOBILE.

COLGADO: 3. adj. coloq. Dicho de una persona: Burlada o frustrada en sus esperanzas o deseos. Dejar, quedar colgado.

Todavía estoy mareado, meine Damen und Herren, mis ojos continúan con un baile de San Vito oftalmológico que distorsiona mi visión. No es que esté ebrio o tenga resaca, no es eso; se debe a otro motivo: los gimnastas. Sí, estimados parroquianos, esos individuos de cuello bovino, mandíbula cuadrada y mirada que se pierde en el vacío; como si el ejercicio físico favoreciera la condición contemplativa. Ya que un error siempre nos concede la posibilidad de repetirlo, ayer por la noche conecté la televisión. Al principio no pude comprender qué veía, y ello me obligó a prestar atención; en seguida salí de dudas: ejercicios en las anillas, suelo, paralelas, potro y barra fija. Meine Damen und Herren, ¡qué alabanza a descoyuntarse! Brazos, piernas y troncos pugnaban entre sí por mostrarnos a un tiempo los cuatro puntos cardinales; además el realizador cambiaba los planos a una velocidad tal que ya no supe distinguir a quién pertenecía cada miembro o si la extremidad actuaba por libre al sentirse liberada del cuerpo al que estaba unida. Opté por tomar una Biodramina y un trago de Jack Daniel’s para soportar ese mosaico anatómico que haría las delicias de un descuartizador. Afortunadamente, todo se sosegó cuando un gimnasta rumano comenzó sus ejercicios sobre el suelo. Les reconozco que lo encontré ridículo y opté por imaginar que presenciaba una exhibición del ballet del Bolshoi: la muerte del cisne entre las brumas de la magnesia con bíceps como muslos.
De tanto en tanto, el plano cambiaba para mostrarnos de nuevo al sujeto que giraba y giraba en la barra fija. Yo temí por él, meine Damen und Herren, porque pensé que los JJOO acabarían, el pebetero sería apagado, todos regresarían a sus países y el hombre continuaría girando hasta el fin de sus días en un solitario perpetuum mobile. La tristeza me invadió al imaginar que sus nietos irían a visitarle o a celebrar la Navidad con el abuelo mientras éste giraba y giraba sobre la barra. Espero que no sea así, de todas formas está noche conectaré la televisión para comprobarlo.
Pero si escribimos sobre hombres colgados y que giran sobre sí mismos, no podemos dejar de mencionar a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, otro perpetuum mobile; de la filfa, la tramoya y la cautela intelectual, claro está.
Con una economía que se derrumba por momentos y un Gobierno que poco puede hacer— quizá porque antes no hizo nada—, ZP ha decidido actuar como siempre: embadurnar sus manos con magnesia, ceñirse los pantalones fuse para lucir el tipo y hacer estiramientos; pero no hará ningún ejercicio. Supongo que a estas alturas de ése drama estático en un acto que son las legislaturas de ZP todos los homosexuales españoles ya están casados; no quedan tropas españolas en Irak; el Prestige es un pecio silencioso; los españoles comprendieron que muchas de las leyes sociales quedarán sólo en eso: en leyes, porque no se dotaron con fondos; y que las promesas de ZP tienen los cimientos en la mentira…¿Qué le queda a ése artrítico gimnasta que la única barra fija que ha visto en su vida es la del armario donde guarda sus trajes? Me temo que es eso: otra negociación con los hombres de paz. Supongo que la nueva pamema está vinculada a un adelanto de las elecciones gallegas, cuyo pronóstico no es favorable a los socialistas.
El otoño y el inverno español será muy frío, con una economía congelada y unas familias españolas ateridas, o al menos sus bolsillos; pero al Gobierno español le ocurre lo mismo que a un gimnasta que realiza el cristo en las anillas: no puede respirar; es el resultado de una política económica basada en silbar al viento y mear en una pared para observar qué imagen aparece, un test Rorschach de orina. ¡Qué poco charme, estimados parroquianos!; además estoy convencido de que lo realiza después de comer espárragos, ¡qué pungente aroma!
Conforme la degradación avance —paro, recesión, déficit, morosidad, endeudamiento—, ZP deberá hacer algo, aunque sea para disimular, porque la barra fija está muy alta y él sufre de vértigo, las anillas se balancean demasiado y las paralelas («para lelos» en el caso que nos ocupa) las ve torcidas. Posiblemente los ejercicios de suelo sean su única opción, aunque negociar de nuevo con los hombres de paz es otro tipo de gimnasia: ejercicios en el subsuelo, el lugar favorito de ZP; un perpetuum mobile de la miseria moral.

APOSTILLA: Lady Godiva me reclutó para un blog titulado Olímpico Desprecio, cuyo enlace pueden encontrar en la columna de la derecha. En él escribimos varias personas sobre esa catedral de la hipocresía que se erigió en Pekín; ya saben: ése lugar en el que Ava Gardner pasó 55 días junto a Charlton Heston.


Foto: El Gobierno de España afronta la crisis mediante el deporte.

Montag, August 11, 2008

ESCUERZOS Y AVANCES CIENTÍFICOS.

ESCUERZO: 1. m. sapo (‖ anfibio anuro).

Que los tiempos cambian y la ciencia avanza es algo irrefutable, meine Damen und Herren. En un período de cinco horas tuve dos ejemplos de ambas cuestiones; permítanme que se lo explique. Ayer por la noche, avanzada la madrugada, conecté la televisión y vi que se celebraba una competición de natación femenina. Excitado por lo que yo creí que vería, me escancié una generosa ración de Jack Daniel’s, me tumbé en el sofá — algo obligado cuando se observa el esfuerzo ajeno— y encendí un Macanudo. Mi libido comenzó a mostrarse y yo decidí mantener «todo» caliente; menos el whiskey, por supuesto. Cuando la puerta de toriles se abrió, entendí que perdía el tiempo, estimados parroquianos: ¡Menudo desfile de escuerzos!, ¡qué barbaridad, meine Damen und Herren!: bocas tamaño buzón, dientes que te hacen olvidar el sexo oral y unos bañadores que convierten la silueta femenina en una tabla. Asimismo, las extrañas gafas protectoras unificaban las expresiones de los escuerzos y les confería un aspecto de zombi, de Solbes; para que ustedes me entiendan. Con todo y con eso, permanecí atento a la pantalla: ¡craso error!; porque después llegó la hora de los mancebos. Un fila de tipos cuya indumentaria era la adecuada para militar en una banda del Bronx se dirigió a sus posiciones de salida, y un detalle llamó mi atención: su forma de caminar; parecía que a ninguno le cabían los genitales entre las piernas. Raro deporte es la natación, o al menos lo son los efectos que el cloro causa en los humanos.
En vista de que me aburría ante tanta lorza de carne al baño María, decidí ojear los primeros periódicos del día, y en ellos encontré el último avance científico: un material que vuelve invisibles los objetos. Debo reconocerles que no me sorprendí, meine Damen und Herren, porque ustedes hace ya tiempo que disponen de ése material: es el que recubre la aptitud e inteligencia de José Luis Rodríguez, el Puma, y la caterva de ministros que le acompaña en la singladura hacia los abismos. Sí, queridos lectores, no se sorprendan; aunque supongo que ZP no dijo nada al respecto por considerarlo un secreto de Estado.
Intuyo que fue Joan Clos (ex-ministro de Industria) el primer cobaya sobre el que se probó la eficacia de dicho material: el éxito fue rotundo. En vista de que los resultados superaron las expectativas, el Gobierno de ZP decidió extender la utilización del material que convierte los objetos en invisibles a otras cuestiones: la credibilidad del Tribunal Supremo; la imparcialidad de la Justicia; la honorabilidad de la Corona; el superávit del erario; la cohesión territorial; el fin del terrorismo; el crecimiento económico español, sí, el de la Champions League; y la posición de España en el mundo. Todo ello, meine Damen und Herren, se ha vuelto invisible, ni a tientas podrán encontrarlo; ustedes deben pedir ayuda a la ONCE: ellos están más acostumbrados a vivir sin ver.
No obstante, queridos lectores, cuando se escribe sobre el siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, todo se vuelve invisible, realicemos un experimento: Él es un hombre que
a mayor gloria de los bobos.

Con algún fallo pero…¡funcionó, meine Damen und Herren! Así son los experimentos: nunca tienes el resultado asegurado, al igual que le ocurre a ZP, un hombre cuya biografía deberá escribirse con letra menuda, muy menuda, casi invisible.

Foto: ZP, un hombre en la vanguardia científica.

Freitag, August 08, 2008

PREOCUPACIONES.

PREOCUPAR: 3. tr. Dicho de algo que ha ocurrido o va a ocurrir: Producir intranquilidad, temor, angustia o inquietud. U. t. c. prnl.

Estoy preocupado, meine Damen und Herren, muy preocupado. Sé que el tiempo agosteño transcurre con una cadencia melosa que oscila entre la euforia inicial y la melancolía que nos procura la última semana; sin embargo la ansiedad me atormenta. Es difícil sustraerse al abanico de amenazas traicioneras que mi imaginación me proporciona con perniciosa generosidad: una piel de plátano en una escalera; un lanzamiento desde el trampolín a una piscina medio vacía; una furgoneta repleta de marroquíes y bultos en un cambio de rasante; un pato de goma enloquecido que ataca durante el baño; un langostino demasiado grande que obtura la tráquea; un pollino malhumorado que suelta una coz y una vaca harta del manoseo de sus ubres que golpea con la cola en una zona vital. Sí, estimados parroquianos, demasiados peligros para un hombre tan poco versátil como José Luis Rodríguez, el Puma.
Han transcurrido varios días desde el comienzo de sus vacaciones y no sabemos nada de él ni de sus cazurrerías, y yo me preocupo porque sé lo patético que puede llegar a ser. Quizá me precipito, meine Damen und Herren, pero no puedo obviar que estamos ante un sujeto que es un desgraciado compromiso entre la ineptitud y la ignorancia, una doble ilusión de garrulo y gañán. Creo que lo conveniente es sosegarme, queridos lectores, estoy convencido de que todo se debe a mi disparatada fantasía y que el Puma disfruta de unas vacaciones plácidas. No es difícil imaginarse a un amante de la poesía como él recostado en el tronco de un árbol y con el poemario completo de Gloria Fuertes: «Pero yo no adivino lo que invento, y nunca inventaré lo que adivino del nombre esclavo de mi pensamiento». No creo que entienda nada, meine Damen und Herren, pero debemos reconocerle la misma actitud de un búho: observa.
Al escribir estas líneas entiendo que me precipité y que José Luis Rodríguez, el Puma, pasea por campos y escenarios agrarios. De todas formas, creo que nuestro admirado ZP es uno de esos hombres que nunca encontrará una aguja en un pajar o un trébol de cuatro hojas en un prado; a no ser, claro está, que la aguja se la encuentre clavada en el culo y el trébol en la suela del zapato. Eso me parece más razonable porque estamos ante un sujeto que sofistica hasta límites fascinantes su incapacidad para gobernar; un inútil, que dirían los clásicos. Sin embargo, le deseo que disfrute de sus vacaciones pagadas con la desgracia de los demás. No crean que soy irónico, meine Damen und Herren, porque un hombre que consigue que España vea el mundo por el ojo de la cerradura, renueva la realidad con cada una de sus palabras y nos hace comprender que su inteligencia es una obra sencilla, casi sin recursos, es lógico que caiga preso de la fatigue du Nord. Asimismo, y a pesar de que estamos en un año olímpico, no creo que durante sus vacaciones nos proporcione una nueva imagen del atleta fornido que templa sus músculos durante dos segundos. No obstante yo lo agradecería, estimados parroquianos, ¡sería épico!: ZP colgado de las anillas o en la barra fija (aunque fuera como un mono en el zoo), con su musculoso torso sobre el potro con aros (me temo que se emascularía) o en los ejercicios gimnásticos sobre el suelo (aprovecharía para dormir la siesta). Una vez más, meine Damen und Herren, debemos disculparle, ya que en él no hay nada que sea, todo significa; el problema es que no sabemos qué.
Creo que cada persona tiene un paisaje que corresponde con sus habilidades, actitudes y trayectoria, y el de ZP no es Doñana ni Lanzarote, sino una cantera, de roca caliza a poder ser. Allí tendrá todo lo que necesita: nada que le distraiga, un lugar donde apoyar la espalda y el poemario de Gloria Fuertes.
En realidad le extraño, le necesito.

Foto: Mujer preocupada por ZP.

Dienstag, August 05, 2008

VEO CHAPUZAS.


CHAPUZA: 2. f. Obra hecha sin arte ni esmero.

Estos últimos días he visto muchas cosas, meine Damen und Herren: las mentiras que nos explican en esos tabernáculos del embuste que son los aeropuertos; la forma repulsiva de comer de una mujer oculta detrás de un velo (peores eran los sonidos que emitía) y la fruición con la que se hurgaba los pies su marido (no les describiré los chasquidos de las uñas); un cuarteto de turistas checas en Munich que rivalizaba con la belleza de la ciudad; los grupos de japoneses que pasean por Salzburgo con el paso anodino del que no comprende mucho de lo que ve; la extraña fauna que surge en las áreas de descanso de las autopistas durante el mes de agosto y que hace de lo hortera y el mal gusto un sacramento al que seguir (¿dónde se oculta el resto del año?). Sin embargo, lo que más he visto ha sido esa tradición tan española por el chanchullo, la urgencia y el remiendo, que ustedes denominan chapuza; es más, creo que el acervo filosófico del término les pertenece.
No obstante, y como en otras tantas cuestiones de la vida, también en la chapuza podemos establecer categorías: chuscas, bufas y emocionales. Sea como sea, en ésas tres clases podemos descubrir los rasgos ridículamente risibles que emanan de la política y los políticos españoles.
La chapuza emocional tuvo unos protagonistas excepcionales: Juan Carlos I, el Predicador; José Luis Rodríguez, el Puma; y Hugo Chávez, el Sentencias. Tres sujetos que provocan la impresión de que usan más la boca que el cerebro— algo que siempre se paga—, representan la vertiente truculenta de la política y poseen una débil conciencia; tan débil como sus pueblos les consienten. Del encuentro entre el monarca que desearía ser parlanchín y el parlanchín que ansía ser monarca emana el tufo mercaderil del que ha cerrado un trato que generará suculentas comisiones y veló por los intereses del amigo: ¡Son tan campechanos los Borbones! ZP, fiel al papel de monaguillo, aguardó en la sacristía mientras bebía algo del vino de misa: sabe que él también estará a la hora de «consagrar».
La chapuza chusca es el tema que rodea a la excarcelación del «valiente gudari»; valiente siempre por la espalda, claro está. Aunque les guste o no o incluso les parezca repulsivo, estimados parroquianos, ése hombre cumplió la sentencia y es un ciudadano de pleno derecho. ¿Cobran algún significado para ustedes las palabras «reinserción» y «rehabilitación», meine Damen und Herren?; les recuerdo que en eso se basa su sistema penal. Ahora bien, es evidente que en España la cobardía y miseria moral de los políticos y el papanatismo («sumisión» sería más adecuado) de una sociedad sectaria hasta el delirio favorece situaciones como ésa. Sus dirigentes no tienen bemoles para modificar las leyes — les recuerdo que el PSOE se opuso hasta en nueve ocasiones a que los terroristas cumplieran sus penas íntegramente— ante el temor del coste electoral o la imposibilidad de pactar con los que apoyan a los terroristas. Todo lo que ahora hagan para devolver a un criminal a la cárcel no será más que un torzal del Código Penal, una nueva dosis de desprestigio para el sistema judicial español y dotar a la Justicia de dos elementos que siempre deberían permanecer alejados de ella: arbitrariedad y conveniencia; en definitiva: una chapuza.
En esa probada confusión del acontecer que ustedes padecen, meine Damen und Herren, no podía faltar la tercera chapuza: los enfrentamientos territoriales; un tema que me fascina. Los españoles están atrapados en el cenagal de una economía de supervivencia y sus políticos no tienen nada mejor que hacer— quizá porque ya llenaron sus bolsillos— que dedicarse a pelear, como perros hambrientos, por los despojos: balanzas fiscales, extremeños contra catalanes, etc. De todas formas ésa es la mejor chapuza, ya que es la consecuencia de los actos de un hombre que mora en extrañas oscuridades y que guarda relación, a fin de cuentas, con cualquier cosa lúgubre que demuestre que José Luis Rodríguez, el Puma, es un individuo pobre, tanto en importancia como en contenido. No obstante, meine Damen und Herren, creo que debemos ser comprensivos, ya conocemos las dos maneras de actuar de ZP: con prisas y con muchas prisas. ¿Es eso una chapuza?

Foto: Los ojos que ven chapuzas. (NvO. 2005)