Mittwoch, Februar 14, 2007

AUF WIEDERSEHEN!


¿Les gusta mirar la luna llena? A mí me encanta, aunque todavía no sé si yo soy el que mira o es ella la que me observa : intentaré salir de dudas. Durante las próximas tres semanas, meine Damen und Herren, JOSEPHSPLATZ, DAS BERLINER FEUILLETON, permanecerá inactivo por mi parte. Pero no se preocupen, dispongan de él como mejor les plazca. Eso sí, al salir apaguen la luz, por favor.
Mañana parto hacia un destino de los que llaman «“zona de conflicto». En esta sociedad moderna tan dada al léxico ambiguo es posible que dicha expresión no les indique mucho. Me permito explicárselo: Suele ser un lugar donde conseguir un simple antibiótico requiere muchos esfuerzos, por el contrario nunca faltarán alcohol, putas y cigarrillos; incluido Lucky Strike. Se caracteriza por ser el mejor observatorio para ver como nuestra conciencia — denominada «ayuda humanitaria»— pasa, en una cantidad importante y antes de ser repartida, a engrosar las vituallas del «mercado negro». Es la mejor academia para alguien se doctore, summa cum laude, en ironía, sarcasmo y escepticismo. Es un altozano perfecto para otear las consecuencias de las decisiones de aquellos que sólo pisan suelos enmoquetados y que, sin conocer nada, opinan de todo. Es la óptica ideal para que nos proporcionen unos lentes que al regresar a nuestro mundo nos provocarán una visión deformada y nos convertirán en seres individualistas y resabiados. Sin embargo también tiene sus ventajas: por las noches suele haber un silencio especial, y aunque el miedo deja de ser una sensación para convertirse en algo sólido, la luna brilla de otra manera. ¿Será por mí?
Les agradezco la atención que me prestan y me despido de ustedes, meine Damen und Herren. Les dejo con una fotografía de nuestro satélite y al pie del escrito uno de mis temas musicales favoritos: disfruten de ambos. No olviden apagar la luz, por favor.


Montag, Februar 12, 2007

LA MATRIOSKHA DE AZNAR


Siempre me han gustado esas muñecas rusas huecas cuyo interior alberga otras de menor tamaño: matrioskhas o mamushkas.
La «confesión» de José Mª Aznar respecto a su error sobre las armas de destrucción masiva en Irak me ha parecido una matrioskha que guarda varios elementos: sinceridad, mentira, necesidad e interés general. Sin embargo, el Sr.Aznar vuelve a vender como una verdad lo que él sabe que es un embuste. Debo considerar ésa opción o bien catalogarle de ignorante.
La política exterior de USA siempre se ha basado en entremetimientos que eran la réplica a extrañas agresiones. Desde el acorazado Maine hasta las armas de destrucción masiva no ha cambiado nada, todo se repite: intereses permanentes. Pepiño Blanco, el mayor historiador desde Tácito y Suetonio, se aprestó a mostrarnos su inmenso caudal de inteligencia al acusar al Sr. Aznar de ser el responsable de los 600.000 muertos que ha ocasionado la intervención militar. Ese pobre aldeano debería saber que un gran número de los fallecidos se debe a luchas intestinas. El conflicto de Irak es un ejemplo claro de lo que se denomina guerra de doble visión: la de los que viven la conflagración y la de los observadores. De la misma manera, Pepiño Blanco es lo que se denomina un miope dual: en sus ojos y en su intelecto.
El mundo anglosajón nunca ha comprendido la mentalidad árabe, aunque en ocasiones surgieran individuos, como T.E.Lawrence, que sí lo hicieron pero que debieron traslapar sus ideas bajo la fidelidad a su patria. El auténtico enemigo de USA no era Irak, sino que es, y lo sigue siendo, Arabia Saudí. En dicho país sí que existe una de las peores armas contra occidente: el wahabismo y los petrodólares. ¿De dónde se creen ustedes, meine Damen und Herren, que obtienen los insurgentes los fondos y las armas necesarias para «zanjar cuentas»? La presencia americana en Irak se utiliza de forzado nexo entre los rivales, pero su auténtica motivación es matarse entre sí: chiíes contra sunníes, mientras los salafistas hacen algo y los kurdos esperan el mejor momento para intervenir. Cuando la balanza se inclina a favor de los chiíes, Arabia inyecta armas, dinero y tropas a los sunníes, ya que lo último que desearía la monarquía árabe es compartir frontera con sus enemigos religiosos. Para que todo sea más claro les pondré un ejemplo: de los dólares que USA paga a Arabia — su principal proveedor— por el petróleo, los americanos saben que una parte importante se utilizará en contra de su ejército. Es una cuestión de delicados equilibrios, intereses económicos y un complejo tablero sobre el que desarrollar la partida. Por ello, cuando ZP y Pepiño Blanco se empecinan en opinar sólo nos demuestran lo de siempre: todo les viene muy grande.
Retomemos el tema del Sr.Aznar. El anterior presidente del gobierno necesitaba un aliado con el que poder contrarrestar el eje franco-alemán en Europa. Sólo existe uno que ofrezca las suficientes garantías: USA. La filial europea de Norteamérica, Gran Bretaña, la dejaremos de lado: ellos todavía están pagando el desembarco de Normandía. George. W.Bush estaba dispuesto a ayudar a España, pero la remuneración era participar en Irak. En la vida se paga en algunas ocasiones, por el contrario en la política siempre. ¿Hizo bien Herr Aznar? Yo creo que sí, y debía referirse a ello cuando dijo lo siguiente: «era lo más conveniente para España». A pesar de la alta dependencia energética española del exterior, el petróleo árabe no es tan importante como para USA, ya que los principales suministradores son Méjico,Rusia y Nigeria. Las reservas de crudo iraquí son básicas para USA con el fin de asegurar su estabilidad económica y el mantenimiento de sus reservas estratégicas de petróleo ante una futura tensión con Arabia Saudí, tan simple como eso; el resto son excusas malas: democratizar países, derrocar dictadores o pacificar zonas en conflicto.
Aunque los políticos tienen grandes privilegios, demasiados en mi opinión, hay uno que les está vedado: no siempre pueden explicarlo todo. El motivo es de una simpleza que asusta: ¿podría entenderles la gente?
Las matrioshkas más caras pueden llegar a contener hasta 20 más. Si ustedes, queridos lectores, deciden abrir la muñeca rusa de sus reflexiones, comprobarán que ése número queda corto. Antes de destapar la primera deben armarse de sinceridad y saber lo siguiente: por cada dólar que aumenta el precio del petróleo la economía de un país desarrollado se resiente un 0,5% y en el caso de una nación en desarrollo un 3,5%. Algo tan abstracto puede traducirse en crisis, recesiones, inflación, despidos, nulo crecimiento, etc. Ya sabíamos que no existían armas de destrucción masiva, pero a mí me gusta conducir y encender la calefacción en invierno. No lo olviden, siempre debemos pagar.

Samstag, Februar 10, 2007

CARY GRANT


Yo perdí mi inocencia en un cine de Munich por deseo de una amiga noruega de grato recuerdo: generosos senos, prometedoras curvas, «aviesas» pero dulces intenciones e ideas claras y rápidas. No piensen mal, meine Damen und Herren, existen muchas inocencias que debemos perder a lo largo de la vida. Me referiría a mi inocencia cinematográfica sobre Cary Grant. Hasta entonces siempre pensé que Alexander Archibald Leach — el nombre auténtico del galán— era el hombre perfecto para las comedias: humor distinguido pero chispeante; atildado hasta cuando se levanta de la cama; guapo, muy guapo; encantador aire de despiste y sonrisa clara y franca. Mi amiga noruega, a la que llamaremos K. para que ustedes no sepan que se llama Karen, se empeñó en llevarme a ver Sospecha, película dirigida por Alfred Hitchcock en 1941. Durante los primeros minutos creí que estaba ante la misma historia: simpático tunante que desea engatusar a la inocente Joan Fontaine. Después, preso de la duda y turbado por las consecuencias, contemplé a un dual Cary Grant, que me pareció un asesino sin escrúpulos ávido del dinero de la joven. La escena del vaso de leche derrumbó la imagen que tenía del actor y me hizo temer lo peor. Afortunadamente todo quedó en una artera trama, pero mi amiga K. había logrado sembrar en mi imagen de Cary Grant la sospecha: nunca volvería a ser igual.
Con el asunto de la recusación del magistrado Pérez Tremp ocurre algo parecido: alguien nos abrió los ojos. Yo nunca he creído en la imparcialidad del Tribunal Constitucional español. La forma de componerlo ya es harto sospechosa: 4 miembros nombrados por el Congreso de los Diputados, 4 por el Senado, 2 por el Gobierno y 2 por el Consejo General del Poder Judicial. En román paladino, por los políticos.
A pesar de tratarse de un órgano jurisdiccional y no político, cuando el gobierno de turno lo ha necesitado siempre se aprestó a socorrerle, y se mostró como un brazo más del poder político o una prolongación del Consejo de Ministros; con toga y puñetas, eso sí. De esa manera, un órgano que debería ser la piedra angular del Estado de derecho se convierte en un patio de monipodio donde dirimir las controversias políticas: feo asunto.
El Estatuto de Cataluña adolece de muchas cuestiones: frivolidad, precaria constitucionalidad, superficialidad en su redacción, técnica incompleta y es, sin duda alguna, una afrenta a la unidad de España. Nada nuevo, es lo habitual en los «grandes» proyectos de ZP, el Trocheymoche. No ha sido el PP con su recusación el que ha metido en la arena política al T.C., sino éste mismo con algunas de sus actuaciones anteriores y otras actuales. Pérez Tremp ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias, ya que si tanto le preocupaba la credibilidad de la institución debería haber manifestado su intención de abstenerse: es lo mejor ante la mínima duda o sospecha. Ahora, y haga lo que haga, el curioso edificio circular habrá quedado vacío de lo que debería ser su principal bagaje: la credibilidad. No realizaré valoraciones sobre si el informe que el magistrado realizó por encargo de la Generalitat fue hecho cuando sólo era un catedrático de Derecho Constitucional; pero sí creo que la imparcialidad del magistrado se vendió por unos cuantos folios y una determinada cantidad de dinero. Si el mercachifle con toga dimite pensaremos que lo hace para favorecer a sus amos, y si no lo hace éstos se sentirán traicionados: ¡qué dilema, estimados parroquianos! Asimismo, y en lugar de atemperar los ánimos, la cofradía de la toga y las puñetas arroja un cubo de gasolina a los rescoldos: todavía se desconoce el texto del auto de recusación pero ya se emiten manifiestos en su contra. ¡Impagable!, nada volverá a ser como antes.
Con mi amiga K. ocurrió algo parecido. Hace tres años me envió una fotografía de ella y una cariñosa carta; volví a perder la inocencia: tres pequeños vikingos a su lado — sus hijos—; las curvas habían desaparecido por arte gastronómico; los senos eran fellinianamente generosos y demostraban la existencia de la ley de la gravedad; y las aviesas intenciones habían quedado entre la penumbra de un cine de Munich. Desconozco cómo serán sus ideas en la actualidad, pero yo preferí aferrarme a mis recuerdos: es lo conveniente cuando la sospecha entra por la puerta y la inocencia salta por la ventana. En ocasiones también me gustaría poder dimitir, lo que hará el magistrado mercader; ya lo verán.
Photo: Cary Gran y Joan Fontaine. Sospecha (1941)

Freitag, Februar 09, 2007

DE PLUMAS Y DEMÁS


INOPORTUNO .- 1. adj. Fuera de tiempo o de propósito.

A pesar de que no padezco de «ornitofobia»,debo reconocerles que no me gustan las aves. Solamente existe una manera de que me acerque a ellas sin reparo: previa cocción, asado o fritura. Mi aversión por la volatería tiene tres protagonistas: las palomas, los loros y los buitres. Cada uno de esos casos obedece a un motivo. En el caso de las palomas se debe a esa imagen asquerosa que lucen: sucias, llenas de parásitos, con sus patas deformadas por la enfermedad y sus ojos anaranjados que me resultan amenazadores. También ayuda, qué duda cabe, el hecho de que alguna de esas «ratas aéreas» decida dejar su impronta en mi coche el día que lo he lavado. Respecto a los loros subyace una cuestión familiar: mi abuela tuvo un loro — Klaus para más señas— que amargó cada una de las visitas que realicé al domicilio de mis abuelos. El horrendo animal, con un comportamiento semejante al de ZP — duplicación de mensajes, movimientos repetitivos y mirada de no enterarse de nada— sobrevivió tres meses a mi abuela. Sin embargo, y una vez que el plumífero sucumbió debido a una ingesta accidental de perejil, yo fui el responsable de darle «digna sepultura»: una mortaja de páginas del Frankfurter Allgemeine, bolsa de supermercado y el contenedor más próximo. No obstante, sentí la piadosa obligación de pronunciar un breve responso: «ya era hora, cabrón». Los western son los responsables de mi poco cariño a los buitres: siempre planeaban sobre el bueno cuando éste desfallecía en la consecución de su empresa. Desde Randolph Scott, John Wayne y James Stewart, todos los protagonistas de dicho género han sentido de cerca el sonido ronco y silbante de esos carroñeros. Con el conocimiento que poseo de la sociedad española, puedo aseverar que la muerte de la cuñada de Felipe de Borbón ha excitado el planear de los carroñeros de la prensa rosa. No voy a opinar sobre las circunstancias de la muerte, ya que la desdichada ha ejercido uno de los pocos privilegios que tenemos los humanos, siempre que la valentía o la desesperación nos acompañe: disponer de nuestra vida. Por el contrario, sí quiero escribir sobre una sencilla frase que me ha resultado significativa: «Gracias por la comprensión de todos, y sentimos…”el mojón” que estáis sufriendo, ¡eh!».
Estas palabras las pronunció el que será su próximo, y último, Rey de España. Si alguien escribiera un compendio sobre la inoportunidad, ése sería el primer capítulo.
La relación de la sociedad española con la monarquía siempre se ha comportado como un péndulo que bascula de un extremo al otro: apoyo interesado y rechazo visceral. Es evidente que algo está cambiando en España, ya que hasta la fecha hubiera sido impensable leer todo lo que en los últimos meses sale a la luz pública sobre los soberanos, sus vástagos y los…«añadidos»; en esta última categoría englobo a los cuñados, yernos y tesoreros.
No creo que haya nada tan antagónico como democracia y monarquía, de hecho, yo propondría a la R.A.E. la incorporación como antónimo del término. Como republicano convencido — de espíritu y nacionalidad— anhelo que España se incorpore al elenco de países desarrollados, como son los que disfrutan de una república. El «pobre» Felipe de Borbón no gozará de tanto margen como su padre: oportuna amnesia de la plebe; lógico miedo ante un cambio de régimen; forzada mudez de la prensa; increíbles operaciones montadas para un presunto lucimiento personal; y silencio ante increíbles y rápidos enriquecimientos: el péndulo oscila hacia el lado contrario. Con su hierático comportamiento, el regio heredero ha demostrado no conocer el carácter de los españoles. Éstos, con su idiosincrasia que nace de las entrañas y no de la razón, hubieran valorado más las lágrimas, las frases entrecortadas por las babas ante el dolor de la esposa, los balbuceos del que se sabe ante una tragedia y la mirada ausente del que se preocupa más por el nacimiento de su próximo hijo y no por la representación adecuada. En Inglaterra hubiera funcionado, pero no en España. No hay que olvidar que lo único en común que tienen ambos países — por suerte para los españoles— es el peñón de Gibraltar, nada más.
Lo dicho: el próximo y el último; hasta que el péndulo regrese, que siempre lo hace en España.

Mittwoch, Februar 07, 2007

EL METAFÍSICO


METAFÍSICA .- 1. f. Parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras.

Si hay algo que me duele en la vida, meine Damen und Herren, es ser testigo de una existencia malograda. Especialmente cuando ello se produce en el plano intelectual. Yo soy un hombre gris, sin grandes virtudes ni cualidades, y creo que nunca destacaré por nada. En cambio, procuro obtener el mejor resultado de las pocas cartas que la vida me ha entregado para jugar la partida del destino. Hasta la fecha no me quejo, aunque debo reconocerles que soy de los que piensa que la esencia de un juego es el juego en sí, y que el ganar o el perder son circunstancias que forman parte del mismo; pero no son el objetivo final. La naturaleza, en esa extraña ley de compensación que utiliza, me ha rodeado de unos amigos que poseen unas mentes brillantes: un forense berlinés; un catedrático de metafísica bávaro; un cantante de opera sudafricano; un sacerdote polaco; y un buscavidas español que gana más dinero que todos nosotros: un grupo heterogéneo. Una vez a la semana, los sábados si es posible, nos reunimos en mi domicilio para cenar. Después, mientras el espeso humo de los habanos tamiza la luz y la botella de coñac pasa de mano en mano, entablamos largas sobremesas que versan de temas varios. Es en ése momento cuando me alegro de comprobar que ninguno de mis amigos ha malogrado su vida: cada uno se dedica a lo que más dotado está.
Con José Blanco, el Ceñudo, me embarga el sentimiento contrario. Es lógico: semejante portento intelectual pierde su tiempo como segundo de ZP, el Neumas. También siento envidia, queridos lectores, ya que siempre me hubiera gustado entender los concetos a la primera; ser capaz iso fato de articular restallantes réplicas; de comprender hetedorosas disciplinas; observar el efeto de mis opiniones; y poner el aceto en las ideas que a otros les pasan desapercibidas. ¡Cuánto talento perdido!
Si algo tuviera que destacar del Sr.Blanco, y que es, sin duda alguna, una demostración de su inteligencia, es esa mirada turbada que luce cuando le preguntan algo: me recuerda a los ojos perplejos de las vacas cuando miran el desfilar de los trenes o a los humanos observándolas. Si no estoy mal informado, parece ser que el Ceñudo no quiso proseguir sus estudios de Derecho. Es normal, ése es el principal síntoma de que estamos ante un superdotado: al poseer tanto conocimiento se aburre en las clases; necesita algo más estimulante. Cada vez que tengo ocasión de leer algunas de las perlas de sabiduría que nos lega José Blanco, me siento afortunado; soy testigo de ese destilado de sapiencia que emana del ilustre gallego. Ustedes, estimados incondicionales, comprenderán la magulladura que sufre mi alma al contemplar el despilfarro de un pensamiento tan privilegiado en el erial que es el gabinete de ZP, el Bifurcaciones. Debo rebelarme ante la incapacidad de no poder moldear el tiempo a mi antojo para que pudieran coincidir en la misma época Heidegger, Andrónico de Rodas, Wittgenstein, Schlick y…Pepiño Blanco. ¿Pueden imaginarselo?, todos ellos debatiendo sobre el fundamentum absolutum inconcussum veritatis y saber que el colofón lo pondría el Ceñudo, que abriría nuevos horizontes con su conceto. ¡Impagable!
Por todo lo expresado anteriormente, me cuesta comprender las declaraciones del Sr.Blanco sobre la última manifestación de la Asociación de las Víctimas del Terrorismo y, en concreto, sus referencias al padre de Miguel Ángel Blanco. Aunque no descarto un tumor cerebral, creo que las palabras del Ceñudo y su miserable proceder sólo nos indican dos cosas: sufre de cáncer de alma o sabe que un chichipan como él nunca podría hacer carrera en otro campo que no fuera como segundo de alguien todavía más tonto que él, y en el PSOE, por supuesto.

APOSTILLA: Creo que en España están inquietos por la credibilidad del Tribunal Constitucional. No lo hagan: yo no me preocupo por algo inexistente.
Photo: Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero...

Montag, Februar 05, 2007

LA DUDA

LAMINERO.- 1. adj. goloso (ǁ aficionado a comer golosinas). U. t. c. s.

Las discusiones con los amigos siempre tienen un cierto aire de representación teatral, ya que sabemos que jugamos en un terreno donde la sangre nunca llegará al río; la posibilidad de ofender y ser ofendido es mínima; y los presuntos desaires se deshacen en la calidez de la amistad, como el hielo en un gin-tonic muy cargado. Sin embargo, meine Damen und Herren, desde hace años mantengo una disputa a cara de perro con uno de mis mejores y más querido amigo: ¿Cuál es el mejor cocido madrileño? El de La Bola o el de Malacatín. Yo defiendo el genuino de Malacatín: rotundo; sabroso hasta la atrofia del paladar; con sus tres vuelcos; sus garbanzos tersos y turgentes pero deliciosos y suaves como los senos de la amada; la morcilla; el chorizo; las verduras; etc. Por el contrario, mi amigo del alma siempre insiste en degustar el cocido en La Bola. Debo reconocerlo: el punto que dan las vasijas de barro para separar la sopa de las verduras es muy bueno; pero…¡Malacatín, es Malacatín!
Desde el punto de vista gastronómico, queridos lectores, España es la tierra de jauja y promisión. El haberme criado allí ha favorecido que mi paladar esté educado y se comporte de manera exigente. Pero es que ustedes lo tienen todo: el cordero de Aranda del Duero; los cochillinos segovianos; las mezclas, casi de alquimista, que realizan con los arroces; los magníficos y variados vinos: Rioja, Priorat, Somontano — mis favoritos —; más variedades de quesos que Francia; una variedad de postres que son la pesadilla del diabético; mariscos y pescados que saben cocinar para obtener lo mejor de cada uno de ellos; y esa octava maravilla mundial que es el jamón de Jabugo. Sin embargo, creo que ustedes fallan en un par de cosas: el pan y el café. Nadie puede ser perfecto.
No interpreten que JOSEPHSPLATZ se ha tornado en un blog de cocina y recetas, no; pero es que hoy he contemplado, en un periódico extranjero, las fotografías del asesino —confeso y convicto— de 25 personas. Supongo que ustedes ya saben a quién me refiero: De Juana Chaos. Sí, el mismo; aquél que ZP, el Diossabedondeestará, calificó de «hombre de paz». Al ver la instantánea, varios pensamientos me asaltaron: ¿Ahora El Greco trabaja de fotógrafo?, ¿es un remake de la escena de la niña de El Exorcista?, ¿es un intento para el libro Guiness de aguantar la respiración?, ¿se trata del posar de un modelo para una nueva versión del Cristo de Salvador Dalí?, ¿es un individuo que ha decidido seguir los consejos de la ministra de Sanidad al pie de la letra?, ¿es la nueva campaña publicitaria de Benetton?, ¿habrá resucitado la momia de Lenin?
Después, al leer la noticia y mientras engullía un sabroso Krapfen relleno de mermelada de albaricoque y el aroma del café recién hecho — Dallmayr, el mejor— inundaba mi estudio, lo comprendí todo: propaganda mala pero cómica. No sé el porqué, pero después sentí más hambre y me serví una generosa porción de Linzer Torte. ¡Qué delicia, meine Damen und Herren!: Finas láminas de almendra, mezcladas con mermelada de grosellas, crujían a cada bocado; como si fueran la llamada para el siguiente sorbo de café. Lo reconozco, soy un laminero impenitente.
Por el contrario, sé que a ZP, el Volatizado, su habitual desayuno de sapos, que no ancas de rana, se le habrá atragantado: de nuevo el acreedor llama a su puerta, y él no tiene preparado el dinero del recibo. Sólo le queda la opción habitual: acudir al Monte de Piedad para empeñar algo. ¿Qué será en esta ocasión?
Algunos minutos más tarde, y con el primer Lucky Strike del día entre los labios, volví a mirar la fotografía. Entonces sí que sentí una desazón incómoda y la duda me asaltó otra vez: ¿Es mejor La Bola que Malacatín?, debo pensar en ello, y es que existen cuestiones por las que merece la pena perder un minuto; incluso dos.

Donnerstag, Februar 01, 2007

LOS TOMATES

TOMATE .- 4. m. coloq. Roto o agujero hecho en una prenda de punto, como una media, un calcetín, un guante, etc.

Hasta no hace muchos días, creía que eran los españoles los que tenían el dudoso honor de disfrutar del presidente más cochambroso del mundo civilizado: ZP, el Mameluco. Sin embargo, meine Damen und Herren, ha sido una fotografía de otro presidente la que me ha trasportado a la arcadia de las sorpresas: Paul Wolfowitz. Aunque, mejor pensado, debería haber escrito «la fotografía de los pies». Algo debe pasar en el orden cósmico cuando el mandatario del Banco Mundial luce un par de tomates en sus calcetines, que ya quisieran los cultivos del «Mar de Plástico» de Huelva. Superada la incredulidad inicial y la lógica vergüenza ajena, me dediqué a reflexionar sobre la poca vista, nula planificación y roñoso carácter que demostró Herr Wolfowitz.
Mi abuela, iletrada pero sabia, me transmitió la siguiente idea: «un hombre pulido siempre debe poder desnudarse en público sin dudas o miedos». El presidente del Banco Mundial nos mostró las miserias que encerraban sus zapatos, también de dudoso gusto; todo sea dicho.
El ejemplo del cutre ha debido cundir entre los políticos nacionalistas de España, ya que éstos, huérfanos también de sentido del ridículo, se esfuerzan en descalzarse para mostrarnos sus calcetines malolientes llenos de tomates. El que más atufa el ambiente con el hedor agrio del sudor reseco es Ibarretxe y su camarilla. Con su actitud demuestra, una vez más y sin que sea una sorpresa para mí, la piedra angular de la sociedad vasca: la hipocresía. ETA y sus cómplices, que son muchos y variados, también se nutren de ese doblez institucional para perpetuarse. La actitud del impresentable Ibarretxe, al pretender situarse por encima de las leyes y tocar a rebato a sus huestes de chupavelas y meapilas, es la mejor representación del reyezuelo artero, farsante, taimado y tortuoso. Es decir, la mayoría de la sociedad del País Vasco. De nuevo, el virrey de medio pelo utiliza para su defensa la marrullera maniobra habitual: traslapar sus actuaciones con el manto protector de la región a la que representa. Ningún político con un mínimo sentido de la dignidad debería actuar así, pero es que los calcetines del tonsurado están llenos de tomates y zurcidos, y no es él quien los cose, sino otros.
Una vez más, la clase política española nos enseña su podredumbre y miseria moral, su bajeza de espíritu y sus bastardas intenciones. Ellos, que pretenden erigirse en paladines de las leyes y de su cumplimiento, no desean que se les apliquen, no; esa caterva de aristoi quiere la arbitrariedad, el hacer y deshacer sin rendir cuentas a nadie. Algo así como Ricardo de Inglaterra en la batalla de Gisors: Dieu et mon droit. Curioso concepto de las leyes es ése.
Otro paleto ilustre, José Montilla, Presidente de la Generalitat, también pugna por enseñarnos sus tomates. Ante las dificultades para conseguir que la opa sobre Endesa resultara un bocado de fácil deglución para Gas Natural, también se sube al carro: «Es un ataque a Cataluña». Alguien debería explicar a esos palurdos arribistas que ostentar un cargo es simplemente eso: un cargo. Ellos no son ni un país, ni una nación ni una región. Con todo y con eso, los labriegos encumbrados por las urnas y la estulticia de la plebe persisten en su afán manipulador y mentiroso. Ellos no son los culpables de su proceder sino la gente que lo consiente con una extraña mezcla de ignorancia, sentimientos impostados y patrioterismo. ¿Será ésta la definición para el nacionalismo?
Si estos son los secretos que guardan los políticos españoles en sus calcetines, qué no tendrán en los calzoncillos. Es mejor no averiguarlo, los tomates tienen una disculpa, pero los palominos nunca: sólo los lucen los más guarros.

PALOMINO .- 2. m. coloq. Mancha de excremento en la ropa interior.