MONTAÑAS
Me encanta nuestro mundo, meine Damen und Herren, porque es un lugar en el que cualquier cosa puede suceder. Tan es así, que todos tenemos la sensación de que algo trastorna siempre nuestras vidas comunes, incluso cuando lo cotidiano se convierte en rutina y nuestras existencias se sostienen sobre unos cimientos de silencio y conformidad. Si miramos a nuestro alrededor, comprobaremos cómo coexisten lo absurdo y lo trascendente, lo cómico y lo trágico, o lo verdadero y lo falso; pero todo ello recubierto con el manto de la apariencia. Nosotros nos movemos por nuestras vidas sin apenas consecuencias, aunque dejamos retazos de nuestras almas en muchas situaciones, personas o lugares. Yo desconozco dónde reside mi alma, pero sé el lugar al que se retira a descansar: las montañas bávaras; un lugar que me fascina. Las cimas no tienen formas pintorescas, superfluas o retóricas, ya que fueron creadas con una extraña mezcla de cuidado y contundencia. Los barrancos y precipicios acentúan su majestuosidad al tiempo que demuestran una rara y extraña perfección. Sin embargo, y a pesar de lucir semejante belleza, las montañas no dejarán de parecer amenazadoras e impresionantes. Creo que es un lugar con una magia especial, porque en él— y sólo en él— he sido capaz de desarrollar mis secretos más profundos y mis sentimientos más escondidos. De la misma manera, me ha permitido vivir experiencias extraordinarias que nunca hubiera experimentado en mis espacios de vida cotidiana, hasta tal punto que, con el paso del tiempo y la lejanía física, he llegado a dudar si ocurrieron. Sé que con los años todo quedará reducido a una imagen llena de sensaciones que no saboreé hasta el último detalle; aunque sin embargo pude retener su riqueza de matices. Hasta finales de enero pasearé por bosques fantasmagóricos a la búsqueda de gnomos, ascenderé algunas cimas para comprobar que allí no hay nada y me deslizaré sobre la nieve. No lo hago solamente para descansar, sino porque me gusta sentir que la fortaleza de mi juventud me permite acometer todo tipo de retos. Más adelante, cuando sea viejo, la remembranza de esos momentos de plenitud me permitirá volver a sentirme joven, o al menos a recordar que algún día lo fui.
Meine Damen und Herren, me despido de ustedes. La última semana de enero, Josephsplatz, Das berliner Feuilleton, regresará a su actividad habitual. Les agradezco su interés y les deseo una feliz Navidad, así como un venturoso año 2008.
Frohe Weihnachten!
Meine Damen und Herren, me despido de ustedes. La última semana de enero, Josephsplatz, Das berliner Feuilleton, regresará a su actividad habitual. Les agradezco su interés y les deseo una feliz Navidad, así como un venturoso año 2008.
Frohe Weihnachten!
FOTO: El sendero que conduce a mi casa. (NvO / 2006)