Montag, Dezember 03, 2007

LEÑOS Y MADERAS

TARUGO: 1. m. Trozo de madera o pan, generalmente grueso y corto. 4. m. coloq. Persona de rudo entendimiento.

El piso que habito es el legado de mi abuela Hanna. Se trata de una vivienda amplia, luminosa, de estilo modernista y situada en una buena zona: nunca aspiré a tanto. Su construcción data de 1903, y el arquitecto que la diseño decidió prescindir de la sobriedad para caer en el romanticismo de la belleza. Es difícil no subir por la escalera o en la caja de madera del ascensor sin imaginar a los antiguos moradores, que debían saludar a golpe de sombrero— modelo Fedora, sin duda alguna— o con un templado toque sobre el ala. A pesar de que realicé varias reformas, existe un elemento que nunca he cambiado; más bien al contrario, lo conservo como oro en paño: el parquet. Se trata de un pavimento de roble de Carintia— la misma madera que se utiliza para fabricar góndolas venecianas (las auténticas) y algunos de los pilares de los puentes de la ciudad— y fue instalado en 1905. La única petición que me hizo mi abuela, aunque en realidad era una condición bien vestida, fue que no cambiara nunca la madera del suelo. Nunca entró en mis planes ya que se trata de una tablazón recia que soportará el desgaste y el paso del tiempo; además, yo siempre cumplo mi palabra.
José Luis Rodríguez, El Puma, parece ser que también está hecho de madera. Es lógico, meine Damen und Herren, por algo es un tarugo. Esos hagiógrafos que confunden escribir una biografía con la pertenencia al coro de las chicas de Colsada, nos ayudaron a comprender al mamarracho en su tinta que gobierna España. Lo que pretenden vendernos como madera es un aglomerado de virutas y serrín, cuya compactación se consigue con una prensa y cola; para que ustedes me entiendan: madera de Ikea; vistosa pero de pésima calidad. Quizá sea, por lo que sé, el primer intento en la historia de trocar las huellas pétreas de un gran estadista por imaginería. Nosotros, sin embargo, conocemos al dedillo las leyes de la verdad aparente y reconocemos el sucedáneo allí donde otros divisan maderas nobles. El Puma, una vez más, ejecuta la tocata y fuga: una de sus piezas favoritas. El pobre comenzó a instalar el maderamen, y al ver que no encajaba, desaparece de la obra sin dar ninguna explicación. ¡Menesteroso Puma!, nos ha mostrado que la naturaleza humana no niega de su debilidad ni siquiera allí donde en apariencia está a punto de vencerla: en apariencia, meine Damen und Herren, en apariencia.
Lo que era una madera maciza se comporta como un contrachapado que no se utilizaría ni para confeccionar los ataúdes de los indigentes, que no pueden pagar los gastos de su sepelio. Ahora toca lo de siempre, estimados parroquianos: la utilización de un vocabulario falso que conforma un dialecto convencional pero que ha perdido validez: minutos de silencio, concentraciones de repulsa, manifestaciones que sólo sirven para constiparse, y peticiones de unidad. ¡Ah, queridos lectores!, nada cambia: los políticos detrás del burladero de las pancartas y ustedes los burlados; aunque en este caso, y ya poco les importa, son los asesinados los que perciben el golpear sordo de la tierra al caer sobre el ataúd; pero desde el interior. Me temo, por eso, que el PP tampoco entiende de maderas. ¿Qué pretenden al manifestarse junto a los que hace pocos días se negaban a retirar «el permiso» para negociar con los terroristas?, ¿será el PP el carpintero habilidoso que encajará las tablas que otros pisarán?, ¿barnizará lo que es una madera basta para que parezca noble?
Serrín, virutas, mondadientes, lapiceros baratos, cajas para transportar fruta y palillos de restaurante chino: ésa es la madera de la que está hecho el Puma. De todas formas no se preocupen por él, meine Damen und Herren: la madera, al igual que la mierda, siempre flota, aunque sea de mala calidad; la madera, claro está.
Me hubiera gustado preguntarle a mi abuela el porqué me dejó su casa, yo no era su nieto favorito. Quizá fue por una sencilla razón: mientras que ella nos explicaba los motivos por los que mi abuelo encargó ése parquet, mis primos se peleaban por los pasteles; yo, por el contrario, nunca me cansé de escuchar la historia.

APOSTILLA: Sonsoles, por favor, deja que se vaya.
FOTO: Los rescoldos del «gran estadista».

4 Comments:

Blogger El Cerrajero said...

Rodríguez el Traidor ha montado el tablado y ahora a los españoles nos toca el quejío del cante jondo.

10:36 PM  
Anonymous Anonym said...

"Z" lo ha perdido todo porque su palabra no vale nada!!!

12:15 AM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

CERRAJERO:

Supongo que al estar Farruquito en el trullo alguien debe ocupar su puesto.¡Olé, olé y olé!

4:07 AM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

VIOLETA:

Para él no: todavía habla de firmar contratos con el planeta. Como logre firmar el contrato, me temo que nos espera una plaga de terremotos, maremotos, glaciaciones, un meteorito impactará contra nosotros, la falla de San Andrés se fracturará, la teoría de Wegener se repetirá a la inversa y La Coruña volverá a unirse con Nueva York, etc.
Te adjunto el blog de otra víctima de las oposiciones, no sé si lo conoces.

http://opositoraafiscal.blogspot.com/

4:09 AM  

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