MOTOS Y VENDEDORES.
VENDER LA MOTO A ALGUIEN: 1. loc. verb. coloq. Esp. vender la burra. 1. loc. verb. coloq. Esp. Tratar de convencerlo de algo con mucha labia, especialmente si es falso o poco creíble.
A pesar de la crisis que nos acecha, meine Damen und Herren, existe un gremio que está satisfecho con los resultados de su actividad. Sí, sí, no se sorprendan; a cada día que pasa sus balances arrojan un saldo positivo y superan al presupuesto elaborado: ¡los vendedores de motos! De entre esa caterva de comerciantes destaco a dos: Barack Obama, el primer presidente judío de EE.UU y a su vez muftí de Washington, y nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma. Asimismo, ambos se muestran generosos a la hora de demostrarnos la inteligencia a fondo perdido de la que hacen gala; aunque debo reconocer que la estulticia de ZP, tan densa como la brea de calafate, siempre lleva las de ganar. El lunes pasado, sin ir más lejos, leí el siguiente titular en un diario español que antes estuvo a la vanguardia y ahora hurga en los contenedores de basura— periodistas de medio pelo, becarios analfabetos y corresponsales de batín y zapatillas— para encontrar algo que llevarse a la boca: «Un discurso bajo la lluvia de Obama, foto de Pulitzer». Me sorprendí, estimados parroquianos, ya que yo ignoraba que Obama tuviera algún tipo de lluvia en propiedad; a no ser, claro está, que se refiera a la lluvia de millones de dólares que el hombre de las orejas generosas promete verter sobre nosotros. Las comparaciones que algunos intentaron encontrar en la trayectoria de ZP y Obama pueden resumirse en una: son unos bocazas. Sí, meine Damen und Herren, porque mientras Obama representa el papel de un estadista poderoso e inteligente, nosotros vemos que el contrahecho iraní se descojona de él; el sátrapa árabe observa lo bien que el muftí de Washington se inclina; la UE comenzó a entender que el cine en «blanco y negro» sólo está reservado para las obras maestras; Israel marca la pauta de USA en política exterior; y que la economía norteamericana continúa la ascensión al monte Gólgota. Sin embargo, Obama, o cualquier vocero a sueldo, pregona «cambios de tendencia», «recuperaciones» y «signos positivos»: ¡nos venden una moto!
Por otro lado, la sibila leonesa también se llena los carrillos con predicciones optimistas, nuevos ritmos, una nueva decapitación de ETA y cualquier pamema que sirva para distraer a los que ya nacieron distraídos: ¡otra moto en venta! Sea como sea, meine Damen und Herren, nadie nos menciona el importe de la motocicleta, aunque yo intuyo que será en cómodos plazos y durante varias generaciones; es decir, cobrarán el importe de la moto mediante nuestros impuestos. En el caso de España, el sacar la moto del concesionario será divertido, ya que para pagar los réditos de las emisiones de deuda, el Gobierno, o las sucursales dirigidas por otros garduños (CC.AA.), deberá elevar la carga impositiva. ¿Podrán las familias, las pymes y los autónomos soportar un incremento? Por otro lado, aumentar la recaudación mediante los impuestos indirectos implica más inflación, algo que el tierno mancebo pretenderá ocultar con una nueva metodología y criterios para «calcular» el IPC. Aun así, queridos lectores, a estas alturas ya no debemos sorprendernos de la habilidad que algunos demuestran para maquillar las cifras, unos afeites que incluyen los descensos reales del PIB, el importe de las carteras bancarias llenas con «valores tóxicos», las maniobras contables que siguen la filosofía del «nada por aquí, nada por allá» y extraños ratios que permitirán a los bancos escatimar las pérdidas de sus activos inmobiliarios. De cualquier manera, meine Damen und Herren, estoy vivamente interesado en cómo solventará la papeleta Frau Salgado, y más en un país cuyo 26% del PIB se destina a las nóminas de los funcionarios, pensiones y subsidios de desempleo. ¡Muy grande tendrá que ser la moto o muy hábil el vendedor! Ahora bien, nadie mejor para ello que Solbes; sí, ya saben, ése hombre que no hace muchos años impulsaba sanciones contra Alemania porque ésa nación había sobrepasado el límite del 3% de déficit público. ¿Qué pensará ahora que España va camino del 9%? Supongo que lo mismo que ZP: nada. De cualquier modo, estimados parroquianos, al glorioso gobierno de ZP le esperan encrucijadas sugestivas, pero ustedes no deben preocuparse: ¡qué no conseguirá un tipo que se licencia en dos tardes! De esa bifurcación nacen dos ramales: el primero nos conduce a un Estado en quiebra que no podrá pagar los intereses de la deuda pública si no incrementa los impuestos; mientras que el segundo nos adentra en el tenebroso mundo de la subida de tributaciones; situación ésta que comportará un nuevo descenso del consumo, mayor paro con la consiguiente ampliación de subsidios y una nueva vuelta a la rueda de la moto: más impuestos…
Ante ese panorama tan siniestro, no me extraña que algunos apelen a un Gobierno de coalición. No se sorprendan, pero creo que ese consorcio de garduños se producirá después de las elecciones generales que se celebrarán en el 2010: ¡una nueva moto en el escaparate! Ahora bien, espero que Herr Rajoy aprenda de Frau Merkel y obligue a que el manillar del engendro no lo pilote ese doncel de Sinvergüenza de ZP. Disculpen, queridos lectores, me equivoqué de localidad: quise referirme a Sigüenza; ¡en qué estaría yo pensando! Supongo que en motos; sí, eso es. Por cierto, ¿les interesa comprar alguna motocicleta, meine Damen und Herren? Si ésa es su intención, deben esperar, ya que dentro de poco llegarán otros modelos: nuevo cálculo de pensiones, alargar la vida laboral y el tan manido…despido libre. Yo, sin embargo, no compraré ninguna: mi moto funciona bien.
APOSTILLA: Me despido de ustedes, estimados parroquianos; hasta el día 14 de mayo la motocicleta me llevará a otros lugares. ¡Brummm, brummm, brummm!
Foto: Una de las motos de NvO (2009).