DE GARDUÑOS Y GARDUÑAS (1).
Si yo fuera un líder mundial y tuviera que asistir a una cumbre del G-20 nunca me acompañaría mi esposa— en el caso de que yo fuera casado—; sino que acudiría junto a una puta, meine Damen und Herren. Sí, sí, no se sorprendan: el «éxito» estaría asegurado. Además tendría una para cada ocasión: G-20, G-7, ONU, NATO…Los motivos para escoger a una u otra los ignoro; pero estoy seguro de que algún sistema encontraría para elegir a la afortunada: raza, estilo en el vestir, habilidad para determinadas prácticas sexuales o incluso facilidad de conversación. Afortunadamente no soy un líder mundial, por lo que esa escena es imposible que se produzca. Ahora bien, estimados parroquianos, no me negarán que con tan sólo imaginarlo nuestros labios se contraen en una sonrisa malévola. De la misma forma, sería un truco para que todos hablasen o escribieran sobre «la puta del canciller Van Orton» y prescindieran de prestar atención a mi falta de soluciones o las pocas ganas de proponerlas.
El bodorrio londinense del G-20 nos legó varias imágenes que nos atormentarán durante nuestras pesadillas. La presencia de la Reina de Inglaterra aseguró el tufo a naftalina que caracteriza a esa mujer de pechos caídos, dientes amarillos, brazo agarrotado por el bolso y semblante de haber sido matasellada en muchas ocasiones; creo que de eso se encargó su esposo. Asimismo, el rostro asimétrico de Frau Obama me preocupa, meine Damen und Herren: ¿duerme siempre del mismo lado y sobre una almohada demasiado dura?, ¿las secuelas de una apoplejía?, ¿tienes dos formas de ver el mundo? Respecto a su marido, el gran muftí de Washington y el primer presidente judío de USA, creo que nos ha salido un poco ZP, ya que después de los eslogan, los discursos pomposos y los gestos de cara a la galería, llegó el silencio del que no sabe qué debe decir; en román paladino: flojea de remos. De hecho, estimados parroquianos, esa reunión de garduños multicolores no dejaba de ser un enfrentamiento entre EE.UU y Europa. El papel del palanganero Brown provocó que el libro de Mark Twain— Un yanqui en la corte del rey Arturo— tuviera una secuela: Un brit en las noches negras de Harlem. No se sorprendan, estimados parroquianos, porque tanto el inglés como el americano pretenden continuar con sus rescates encubiertos a costa de todos nosotros: no me negarán que el panorama es…negro; aunque con un cierto aroma de Fortnum&Mason.
Con esa voz de tenor engolada y su palabrería, Obama intenta esquivar un debate que más tarde o más temprano deberá producirse: ¿Llegó el momento de prescindir del dólar y crear una nueva moneda de reserva internacional? Por otro lado, no debemos olvidar que la afonía del tenor divierte a la soprano, y Frau Merkel tiene serias dudas de que USA y el dólar sean capaces de respaldar el actual orden económico; sobre todo después de que el FMI haya demostrado su inutilidad y su obediencia a EE.UU.; una sumisión que le impide, por ejemplo, evaluar los sistemas financieros norteamericanos. El que mejor entendió la utilidad de esa convención de carteristas fue Berlusconi, que con su spontaneità privó a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, de representar su papel estelar: el de bufón sordomudo. No obstante, meine Damen und Herren, un actor consumado como ZP no puede pisar un escenario sin demostrar sus dotes interpretativas, y para ello escogió una nueva obra: la adolescente virgen ansiosa por ser desvirgada por el tranco enhiesto de la black mamba; me temo que fue un coitus interruptus. Con todo, ZP no se privó de demostrarnos con su prosodia la cotidianeidad de un bobo cuyas palabras ya no escandalizan sino que sólo sirven para comprender el alcance de su inteligencia; en definitiva: unas ideas que humedecen y homogenizan el bolo fecal. Tan es así, estimados parroquianos, que es obligado perder—nunca mejor dicho— algo de nuestro valioso tiempo en analizar esas palabras en la que cualquier sandio se encuentra a gusto: «…es “muy fácil” entenderse con el presidente Obama». Yo no lo dudo, meine Damen und Herren, sobre todo cuando se domina el idioma inglés, aunque la dificultad reside en entenderse con un tipo tan veleta como ZP. Asimismo, confío en que alguien le explique al bobo de Coria la inoportunidad de anteponer el adverbio «muy» al adjetivo «fácil»; supongo que se encargará Pepiño de ello, que para algo es un filólogo vocacional y diletante. Después, ZP expresa uno de sus anhelos: «Deseo que la crisis toque fondo». Queridos lectores, estoy convencido de la sinceridad del Puma, ya que así podrá encontrarse cara a cara con ella, porque ZP hace ya tiempo que hurga en el fondo del pozo de estulticia en el que él mismo se introdujo a la búsqueda de algo que llevarse a la boca.
Foto: Reunión del G-20.
2 Comments:
'acudiría junto a una puta'
Eso es lo que ha hecho Sarkozy.
A Zapatero, sin embargo, le ha dado corte llevar a Sonso el Travelo y a preferido que se quede dando el coñazo y los gorgoritos --que a saber como suenan con tanto pelo de polla en la garganta-- a los franchutes.
SIGO POR LAS RAMAS:
Hazme caso y baja ya, que las alturas entre el follaje…Respecto a tu comentario no puedo añadir nada: la poesía nunca fue mi fuerte. Jajajajaja.
Saludos.
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