DE BRAGUETAS.
Creo que ya he llegado; sí, esta es mi parada, yo me bajo aquí: Josephsplatz.
Ignoro si a ustedes les ocurre lo mismo que a mí, meine Damen und Herren; pero yo estoy aburrido, ¡mortalmente aburrido!; incluso creo que una depresión me acecha. Mi tedio psicológico no se debe a las vacaciones, no; tampoco a lo que los entendidos denominan síndrome postvacacional, no (el postvocacional sería harina de otro costal); ni siquiera a mi repulsión innata al trabajo excesivo, no; es algo más grave, diría que existencial: ¡ compruebo que nada ha cambiado!; será el signo de los tiempos.
Para una persona como yo, que considera que la vida no es una estación de metro en la que alguien se sienta a ver pasar los trenes, el inmovilismo es sinónimo de incapacidad; y en el caso de algún conspicuo mamarracho— piensen mal y acertarán—, de incompetencia supina. Afortunadamente, estimados parroquianos, en la arcadia de hastío en la que moramos se produjeron algunos hechos que nos permiten exhibir una sonrisa de dientes apretados. Por lo pronto hemos presenciado la consolidación de una nueva ideología política: el calientabraguetismo. Sí, queridos lectores, otro «ismo», ¡y yo pensaba que lo había visto todo!
Cuando vi el porte indumentario de Carmen Chacón— sobre el maquillaje no escribiré nada ya que el expresionismo no es uno de mis estilos pictóricos favoritos— un pensamiento acudió raudo a mi mente: ésa mujer es una hortera. Más tarde, sin embargo, consideré que semejante orgía de mal gusto podía deberse a otras cuestiones: la ministra ha visto miles de veces la película Annie Hall (1977); alguien la engañó y le dijo que acudía a un concurso de imitadores de Charles Chaplin; o sencillamente se trata de una muchacha de extrarradio con ínfulas pero sin muchas luces; ya saben, de ésas con las que sólo se puede «hablar» en el asiento trasero del coche: no tienen otra utilidad excepto observar a qué velocidad se alza y desciende su cogote.
En la ribera contraria, Soraya Sáez de Santamaría también abrazó al calientabraguetismo, incluso creo que de forma exagerada. No obstante, queridos lectores, la axila rolliza y el escote entrado en carnes, aunque no gordo, le proporcionaban un cierto aire de angelote cachondo y prometedor. En cualquier caso, meine Damen und Herren, en seguida percibí la superchería, porque alguien que confiesa que «Rajoy me engatusó» demuestra que pocos asientos traseros ha visitado, que para hacer una «gallarda» sólo utiliza dos dedos y que lo suyo es el calientabraguetismo. Con todo, debemos agradecer que la pierna impúdica que asoma no sea dórica: el mismo grosor en el muslo que en el tobillo. ¡Cándida muchacha!, la infeliz creyó a un tipo que prometió que la llevaría a casa, y en cambio se encontró en un descampado junto a una polla venosa que apuntaba hacia la Osa Mayor.
Allende el Atlántico también nos llegó otro calientabraguetas, el primer presidente judío de los EE.UU.: Barack Obama. Sí, sí, no se sorprendan, estimados parroquianos. El mulato continúa con su cantinela— Yes, we can—; el problema es que no dice ni qué ni cómo. Me temo que el calientabraguetas descolorido alimentará al sistema con el mejor manjar para que nada cambie: nosotros. Antes, sin embargo, palestinos y judíos profesaron su amor públicamente para nuestro deleite: ambos prefieren la oscuridad del asiento trasero; respetemos su intimidad, meine Damen und Herren.
Ahora bien, si tratamos sobre adeptos al calientabraguetismo, no podemos dejar de referirnos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, un tipo que en cada ocasión en la que le veo me recuerda más a un flan con nata; con mucho caramelo, eso sí. Al pobre ZP, el calientabraguetas por excelencia, ya no le queda Bush, Aznar, Azores o Blair, y el pobre se hunde en al mar mísero de su incompetencia mientras que con su prosodia pomposa de palurdo revenido nos enseña una gravedad existencial que suena a coña marinera o lenguaje de beodo. Me temo que alguien convenció al majadero para que crea que la idiotez es un estado del alma. Sea como sea, meine Damen und Herren, aunque ZP prometió que España bailaría en el escenario principal, yo veo que ustedes actúan entre bambalinas y teloneros. Ahora bien, felicito al insigne estadista por el record de parados que su estulticia genera, y no me refiero a los tan manidos tres millones, sino a los cuatro millones y unos miles más, porque ésa es la cifra real de parados en España. Me temo, queridos lectores, que si ZP es el tipo que debe sacarles de la crisis, ustedes lo tienen crudo; ni siquiera al punto o vuelta y vuelta, sino sangriento. Las armas de nuestro siempre admirado ZP son las mismas de anteriores ocasiones: manos vacías, cabeza hueca y boca plena de retórica de tienda de chinos; aunque en las últimas apariciones incorporó una nueva costumbre: ejercer de plañidera para llorar las penas de los demás. Escuchar a ZP, si es que alguien le escucha todavía, es como el sexo mensual: sano y comedido, pero insuficiente.
En realidad, meine Damen und Herren, todos esos calientabraguetas con sus poses de sobrados sueñan con ser otra cosa; aun así, me temo que no lo conseguirán. Es el inconveniente de mezclar política y teatro, estimados parroquianos: no tenemos política ni presenciamos teatro; faltan estadistas y sobran actores calientabraguetas.
Foto: Estación de metro de Josephsplatz, Munich.
Allende el Atlántico también nos llegó otro calientabraguetas, el primer presidente judío de los EE.UU.: Barack Obama. Sí, sí, no se sorprendan, estimados parroquianos. El mulato continúa con su cantinela— Yes, we can—; el problema es que no dice ni qué ni cómo. Me temo que el calientabraguetas descolorido alimentará al sistema con el mejor manjar para que nada cambie: nosotros. Antes, sin embargo, palestinos y judíos profesaron su amor públicamente para nuestro deleite: ambos prefieren la oscuridad del asiento trasero; respetemos su intimidad, meine Damen und Herren.
Ahora bien, si tratamos sobre adeptos al calientabraguetismo, no podemos dejar de referirnos a nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, un tipo que en cada ocasión en la que le veo me recuerda más a un flan con nata; con mucho caramelo, eso sí. Al pobre ZP, el calientabraguetas por excelencia, ya no le queda Bush, Aznar, Azores o Blair, y el pobre se hunde en al mar mísero de su incompetencia mientras que con su prosodia pomposa de palurdo revenido nos enseña una gravedad existencial que suena a coña marinera o lenguaje de beodo. Me temo que alguien convenció al majadero para que crea que la idiotez es un estado del alma. Sea como sea, meine Damen und Herren, aunque ZP prometió que España bailaría en el escenario principal, yo veo que ustedes actúan entre bambalinas y teloneros. Ahora bien, felicito al insigne estadista por el record de parados que su estulticia genera, y no me refiero a los tan manidos tres millones, sino a los cuatro millones y unos miles más, porque ésa es la cifra real de parados en España. Me temo, queridos lectores, que si ZP es el tipo que debe sacarles de la crisis, ustedes lo tienen crudo; ni siquiera al punto o vuelta y vuelta, sino sangriento. Las armas de nuestro siempre admirado ZP son las mismas de anteriores ocasiones: manos vacías, cabeza hueca y boca plena de retórica de tienda de chinos; aunque en las últimas apariciones incorporó una nueva costumbre: ejercer de plañidera para llorar las penas de los demás. Escuchar a ZP, si es que alguien le escucha todavía, es como el sexo mensual: sano y comedido, pero insuficiente.
En realidad, meine Damen und Herren, todos esos calientabraguetas con sus poses de sobrados sueñan con ser otra cosa; aun así, me temo que no lo conseguirán. Es el inconveniente de mezclar política y teatro, estimados parroquianos: no tenemos política ni presenciamos teatro; faltan estadistas y sobran actores calientabraguetas.
Foto: Estación de metro de Josephsplatz, Munich.
14 Comments:
WELCOME, WELCOME!!! :D
Fiel a sí mismo, a finales de enero reaparece Nicholas dándole caña a ZP y a todos los demás... :))
(ya era hora).
Pues nada, bien hallado. Y como siempre, ¡mucha caña! A ver si conseguimos que no se quede en "caña" y sale algo bueno de todo esto...
Totalmente de acuerdo con Usted, nada ha cambiado, este blog sigue siendo buenissssssimo.
Se le saluda por fin, Herr Nicholas!
¡Bienvenido!, creo que vamos a necesitar toda la ayuda posible, por eso nada mejor que contar con la tuya.
Saludos
Has llegado al final de la función, justo en el momento en que ZP se inclinaba hacia el público para ensayar su vigesimo séptima reverencia. Afortunadamente no te has dejado engañar por los aplausos y presumes la zafiedad de la obra que nuestros políticos acaban de interpretar para nosotros. Lo malo es que no piensan devolvernos las entradas.
Saludos y bienvenido,
Samuel.
VIOLETA:
Gracias, bella flor; ya estoy por aquí de nuevo. Besos.
MARY WHITE:
Ya sabes que me tengo por un hombre puntual. Mi fidelidad, sin embargo, es para con vosotros. Me alegro del reencuentro. Besos.
AGUADOR:
¿Qué tal, Aguador? “Dar caña”; siempre me ha gustado ésa expresión del idioma español. No obstante, Aguador, me temo que los políticos españoles tienen la espalda encallecida, casi tanto como la cara, y son invulnerables a la caricia del vergajo o similares. Saludos.
ANÓNIMO 09:54
Le agradezco el cumplido, anónimo. Intentaré mantener el nivel; de momento es fácil, vengo con las pilas recargadas. Aun así no me preocupo, ya que ZP es un generoso a la hora de proveernos de munición.
HELIO:
Muchas gracias, Helio; me alegro de verle por aquí.
CABALLERO ZP:
Muchas gracias, Caballero ZP. Yo también creo que los españoles necesitarán mucha ayuda. Creo que en el 2010 se convocarán elecciones en España, en otoño. Parece que la intención de ZP es relanzar su figura gracias a la presidencia de la UE que España ostentará durante el primer semestre; ya sabe: el adalid en la lucha contra el cambio climático, modernidad, etc. Sospecho que el 2009 será un año interesante al tiempo que dramático para muchos españoles. Saludos.
SAMUEL:
Con políticos de por medio, Sr. Director, la devolución del importe de la entrada es imposible ya que éstos actúan en sesión continua: tienen excusa para denegar la petición. Tienes razón cuando tildas de zafia a la representación; pero no olvides que ante un público tan poco exigente y que se deslumbra por la puesta en escena el actor no se esfuerza.
Gracias por la bienvenida. Saludos.
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