LA BIOGRAFÍA: ADOLESCENCIA.
José Luis Rodríguez, el Puma, nació a la edad de 16 años, mientras las primeras nieves de agosto caían sobre Valladolid y las olas del mar Mediterráneo batían las calles de la antigua Vallisoletum. Según el informe médico del obstetra— Dr. Rastrero— todo se desarrolló sin complicaciones: «llegó un mensajero de UPS y nos entregó el paquete. Acto seguido telefoneamos a los familiares para que vinieran a recogerlo». Sin embargo, otros eruditos de la vida de ZP, como Rutheford y Collins por ejemplo, discrepan en varios puntos de la versión: el paquete lo transportó DHL y la mercancía se envió a portes debidos, hecho éste que ocasionó un retraso de dos meses en la recogida del mancebo. Sea como sea lo considero accesorio, ya que en ambas teorías se percibe con claridad la forma de llegar de ZP: de improviso y con un precio que pagan otros.
Esos primeros años los dedicó a sus pasatiempos favoritos: dormir —llegó a dormir 27 horas al día (según él podía añadir horas a la jornada porque «dormía deprisa») — y a comer chufas y garbanzos tostados. Tal era su voracidad que podía engullir casi 250 Kg. diarios. Semejante dieta le provocó problemas de aerofagia; tan era así que durante esos años se ganó el sobrenombre de el Galernas. Asimismo, esa alteración flatulenta dificultó sus relaciones sociales, que quedaron restringidas al ámbito familiar. Fueron unos años de fétido y sonoro aislamiento —llegó a tal extremo la acumulación de gases que se prohibió fumar en la vivienda— que el adolescente dedicó a la lectura: El aventurero Simplicissimus y Las aventuras del barón Von Münchhausen fueron sus obras favoritas. Sin embargo, un golpe de suerte se cruzó en la vida de ZP, procurándole una cierta notoriedad en la ciudad al tiempo que rompió el enclaustramiento: el ayuntamiento le propuso que hiciera coincidir las ventosidades con las horas en punto, ya que el reloj de la plaza debía repararse. Semejante iniciativa, pionera en la época, le supuso a José Luis Rodríguez, el Puma, y por extensión al municipio, que la Fart Academy le nominara para los Flatulence Awards; un galardón que se concede a los impulsores de las energías alternativas. Poco duró el alborozo en el inmaduro José Luis, ya que el premio fue concedido a un joven gallego, de Palas de Rei en concreto (en los archivos consultados no consta el nombre, todo está en blanco), que poseía la misma habilidad de ZP; aunque él tenía la facultad de señalar los cuartos y la media con sonoros eructos: el veredicto del jurado apreció tan portentoso talento. Lógicamente, el fracaso y la desilusión mellaron el ánimo del adolescente, que se abocó al consumo compulsivo de habas fritas y almendras saladas.
Aunque Luca Vernícola— catedrático de Historia Contemporánea de la Peasant University — disiente de mi opinión, creo que esos años moldearon el pensamiento de José Luis respecto a las cualidades que debe atesorar un político: ideas y principios gaseosos; generoso a la hora de entregar a los ciudadanos algún «fruto seco», incluso reseco (lo importante es el ruido no el sabor); y que muestre el «juicio» del barón Von Münchhausen al tiempo que oculta las similitudes con Simplicissimus. Considero de vital importancia el término «fruto seco» aplicado a la vida de ZP; de hecho, el título de la biografía —ZP: pienso a domicilio— no se refiere al presente de indicativo del verbo «pensar» sino a la forma de actuar de José Luis: repartir pienso (1. m. Porción de alimento seco que se da al ganado; entiéndase electores).
El revés sufrido por ZP le sume en una depresión que combate con largas jornadas postrado frente al televisor mientras contempla la carta de ajuste; detalle éste que trasciende a su personalidad política y que aplica en innumerables ocasiones: cuadros, rayas y líneas…pero siempre es lo mismo. El estado decaído del muchacho no pasa desapercibido para los habitantes de Valladolid. Tan es así que en La Gaceta del Pisuerga se publica una carta al director en la que Cervuno Lerdo, castrador diplomado, expresa su descontento por la tardanza en la reparación del reloj y el desajuste de las ventosidades de ZP: el joven se adelantaba o atrasaba; algo, por otro lado, que mantiene en la actualidad: no controla bien los tiempos ni los lugares.
Con la intención de romper la perniciosa rutina del muchacho, un día le visita el ex jesuita guineano Exuperancio Mondongo; figura clave en lo que será el devenir político de José Luis. Dicho sacerdote se había labrado una fama merecida como ayudante del exorcista dominico Damien Karras; aunque su pasado lejano era oscuro. Ambos mantuvieron interminables conversaciones, y José Luis quedó fascinado por las teorías de su interlocutor. Asimismo, Mondongo le explicó la importancia cabalística del número 2, una cifra básica en el acaecer de ZP: todo lo aprende en dos tardes; todo lo repite dos veces. Sin embargo, fue la lectura del tratado del físico y filósofo polaco Pracie Czkawka — La dinámica de los gases aplicada a la política—, en concreto una nota al pie de la página 2.345, la que derivó mis investigaciones hacia la figura del ex jesuita. En el archivo personal del profesor Czkawka (Exp. 279, Doc. 465) encontré la fotocopia (ignoro dónde se encuentra el original) de una carta manuscrita en la que Exuperancio reconoce su auténtica identidad. La persona bajo cuya tutela ZP aprendió a ejercer la política era en realidad Bobby Farrell: el negro de Boney M. Aunque otros autores— Erich Schwul por ejemplo— no compartan mi criterio, considero que mis conclusiones son categóricas, y para ello señalo las similitudes: rodearse de mujeres, «bailar» de una forma extravagante y llamativa, y de vez en cuando decir algo con voz profunda: «She is crazy like a fool».
Esos primeros años los dedicó a sus pasatiempos favoritos: dormir —llegó a dormir 27 horas al día (según él podía añadir horas a la jornada porque «dormía deprisa») — y a comer chufas y garbanzos tostados. Tal era su voracidad que podía engullir casi 250 Kg. diarios. Semejante dieta le provocó problemas de aerofagia; tan era así que durante esos años se ganó el sobrenombre de el Galernas. Asimismo, esa alteración flatulenta dificultó sus relaciones sociales, que quedaron restringidas al ámbito familiar. Fueron unos años de fétido y sonoro aislamiento —llegó a tal extremo la acumulación de gases que se prohibió fumar en la vivienda— que el adolescente dedicó a la lectura: El aventurero Simplicissimus y Las aventuras del barón Von Münchhausen fueron sus obras favoritas. Sin embargo, un golpe de suerte se cruzó en la vida de ZP, procurándole una cierta notoriedad en la ciudad al tiempo que rompió el enclaustramiento: el ayuntamiento le propuso que hiciera coincidir las ventosidades con las horas en punto, ya que el reloj de la plaza debía repararse. Semejante iniciativa, pionera en la época, le supuso a José Luis Rodríguez, el Puma, y por extensión al municipio, que la Fart Academy le nominara para los Flatulence Awards; un galardón que se concede a los impulsores de las energías alternativas. Poco duró el alborozo en el inmaduro José Luis, ya que el premio fue concedido a un joven gallego, de Palas de Rei en concreto (en los archivos consultados no consta el nombre, todo está en blanco), que poseía la misma habilidad de ZP; aunque él tenía la facultad de señalar los cuartos y la media con sonoros eructos: el veredicto del jurado apreció tan portentoso talento. Lógicamente, el fracaso y la desilusión mellaron el ánimo del adolescente, que se abocó al consumo compulsivo de habas fritas y almendras saladas.
Aunque Luca Vernícola— catedrático de Historia Contemporánea de la Peasant University — disiente de mi opinión, creo que esos años moldearon el pensamiento de José Luis respecto a las cualidades que debe atesorar un político: ideas y principios gaseosos; generoso a la hora de entregar a los ciudadanos algún «fruto seco», incluso reseco (lo importante es el ruido no el sabor); y que muestre el «juicio» del barón Von Münchhausen al tiempo que oculta las similitudes con Simplicissimus. Considero de vital importancia el término «fruto seco» aplicado a la vida de ZP; de hecho, el título de la biografía —ZP: pienso a domicilio— no se refiere al presente de indicativo del verbo «pensar» sino a la forma de actuar de José Luis: repartir pienso (1. m. Porción de alimento seco que se da al ganado; entiéndase electores).
El revés sufrido por ZP le sume en una depresión que combate con largas jornadas postrado frente al televisor mientras contempla la carta de ajuste; detalle éste que trasciende a su personalidad política y que aplica en innumerables ocasiones: cuadros, rayas y líneas…pero siempre es lo mismo. El estado decaído del muchacho no pasa desapercibido para los habitantes de Valladolid. Tan es así que en La Gaceta del Pisuerga se publica una carta al director en la que Cervuno Lerdo, castrador diplomado, expresa su descontento por la tardanza en la reparación del reloj y el desajuste de las ventosidades de ZP: el joven se adelantaba o atrasaba; algo, por otro lado, que mantiene en la actualidad: no controla bien los tiempos ni los lugares.
Con la intención de romper la perniciosa rutina del muchacho, un día le visita el ex jesuita guineano Exuperancio Mondongo; figura clave en lo que será el devenir político de José Luis. Dicho sacerdote se había labrado una fama merecida como ayudante del exorcista dominico Damien Karras; aunque su pasado lejano era oscuro. Ambos mantuvieron interminables conversaciones, y José Luis quedó fascinado por las teorías de su interlocutor. Asimismo, Mondongo le explicó la importancia cabalística del número 2, una cifra básica en el acaecer de ZP: todo lo aprende en dos tardes; todo lo repite dos veces. Sin embargo, fue la lectura del tratado del físico y filósofo polaco Pracie Czkawka — La dinámica de los gases aplicada a la política—, en concreto una nota al pie de la página 2.345, la que derivó mis investigaciones hacia la figura del ex jesuita. En el archivo personal del profesor Czkawka (Exp. 279, Doc. 465) encontré la fotocopia (ignoro dónde se encuentra el original) de una carta manuscrita en la que Exuperancio reconoce su auténtica identidad. La persona bajo cuya tutela ZP aprendió a ejercer la política era en realidad Bobby Farrell: el negro de Boney M. Aunque otros autores— Erich Schwul por ejemplo— no compartan mi criterio, considero que mis conclusiones son categóricas, y para ello señalo las similitudes: rodearse de mujeres, «bailar» de una forma extravagante y llamativa, y de vez en cuando decir algo con voz profunda: «She is crazy like a fool».
De la misma forma, asevero que el ascendente de Exuperancio/Bobby logró la recuperación de ZP, ya que éste abandonó la dieta de frutos secos así como el trabajo de reloj humano y se preparó para lo que era una nueva etapa: el ingreso en la universidad.
Foto: ZP a la edad de 17 años. Fotografía tomada después de una conversación con Exuperancio Mondongo.
Foto: ZP a la edad de 17 años. Fotografía tomada después de una conversación con Exuperancio Mondongo.
10 Comments:
¿Quién nos puso a esa babosa en el gobierno?, ¿quién nos quería hacer tanto daño? No sé si fue una operación de ingeniería, pero todo indica que sí. ¿Se imaginan ustedes a Merkel, Sazkozy, Berlusconi,..., arrastrándose por el mundo para lograr una silla en una reunión?
Esta babosa ha contagiado gravemente a la mitad de la población española, la enfermedad es muy seria.
Saludos.
Con esta biografía este espacio se va a superar, lo que parecía imposible. Ya ansío leer las aventuras de Zapatero en la Universidad, donde conoció a su amada Sonsoles cuando ésta portaba "El País" bajo el brazo.
También aguardo a conocer a más de los maestros de Zapatero, que están, sin duda, a la altura del personaje.
Amigo jose:
Como se puede leer en la serie de entradas "Conoces a Joe Black" de este mismo blog, probablemente nuestro Joe Black hable francés. DE todos modos, a falta de conocer realmente quién es "Joe Black", por desgracia sí conocemos -y soportamos con paciencia digna de mejor causa- a Joe Blanco...
xDDDDDDDD
Saludos,
Aguador
Se ha olvidado mencionar su libro de cabecera: Política para paracaidistas.
Joder, como se lo curra Don Nicholas.
Buenas tardes, don Nicholas.
Soy uno más de los que llegué a este sitio por la serie de Joe Black.
Me encanta su forma de enlazar agudos razonamientos con sentido del humor e ironía mordaz.
Muchas gracias.
JOSE:
Bienvenido a Josephsplatz, Jose. En mi opinión es evidente quién fue el que puso a ZP en el gobierno y el porqué; los hechos actuales confirman mi idea. Permítame algunos ejemplos: una gran parte de la electricidad española proviene de las centrales nucleares francesas (incluso algunos de los residuos también se almacenan en España); Francia tiene la llave para que los ejes ferroviarios del AVE españoles conecten con Europa (corredor mediterráneo, País Vasco- Atlántico, en este tema Francia primó la conexión entre Marsella e Italia); Francia vende la tecnología para mantener las vetustas centrales nucleares españolas; Francia ralentiza el desarrollo de áreas industriales españolas ( Zaragoza- Toulouse- Túnel de Somport); Francia accede a que sea Barcelona la sede del engendro mediterráneo a cambio de que España renuncie a cualquier intento de protagonismo; Francia controla la segunda petrolera española (en su momento el Gobierno español (PP) vetó el intento de conseguir la primera; etc. Tal como escribí en otros comentarios, los problemas que afligen a España siempre tienen detrás al mismo protagonista: Francia.
Sarko se aprovechó de la penuria de ZP para concederle una sillita. De nuevo, “España” está en deuda con Francia. Sus vecinos siempre han querido que España estuviera en la misma posición: arrodillada y con un cartel que rece “dame argo”. Al igual que en el tema de los nacionalismos o los terroristas, todo se debe a la debilidad de un majadero.
Lo siento. Saludos.
ESPANTAPÁJAROS:
Me alegro de que disfrutes, torturador de gorrioncillos. Lo cierto es que estaba cansado del tono anterior de mis escritos y decidí dar un triple mortal: necesitaba reírme un poco más; ¿qué otra cosa puede hacerse con ZP? Saludos.
AGUADOR:
Me permito terciar, Aguador. Después del 11-M muchos fueron los que invocaron al manido cui prodest; pero si se amplia el campo de visión, es fácil percibir quién es el mayor beneficiario. Ni Mitterrand y Giscard en sus mejores sueños se hubieran imaginado la actual situación española. ¡Qué barbaridad!
Saludos.
ANÓNIMO:
Vincular a ZP con el paracaidismo resulta algo divertido; ya sabes: caída libre, cuerdas enredadas, confusión con las argollas, “¡qué buenas vistas!”, un socavón de un metro de profundidad y un hombre calcomanía. La imagen es sugerente, anónimo, muy sugerente: creo que da para un escrito en Josephsplatz.
Saludos.
BARDO DEL MAR:
Gracias y bienvenido a Josephsplatz, bardo del mar. La serie ¿Conoces a Joe Black? fue un paréntesis en el tono habitual de este feuilleton; además obedecía a la petición de uno de los lectores. Me alegro de que le gusten mis escritos, aunque no hay ningún mérito por mi parte ya que un tipo tan grotesco como ZP se convierte por sus propios actos en carne de befa y se erige en su mejor caricato: yo tomo nota simplemente. Por ése motivo deseo que ZP acuda a la reunión del G-20; ¡puede ser apoteósico!, créame: nada que decir, nada que entender y comer las migajas que le arrojen. Si Valle-Inclán rescribiera Luces de Bohemia estoy seguro de que añadiría un personaje como ZP, ¡qué mejor rey puede tener el esperpento!
Saludos.
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