SIDEWAYS: CONEGLIANO (1)
La ciudad de Conegliano, situada en el Véneto, es uno de mis lugares favoritos. Su paisaje está marcado por las elegantes curvas de las colinas del Prosecco y una distinguida melancolía de las grandezas del pasado. A pesar de que el Sol todavía sonríe, al amanecer una fría neblina cubre los viñedos y los convierte en líneas desdibujadas de una cuadrícula agraria. Estoy convencido de que la geografía de un país y la idiosincrasia de sus habitantes se reflejan en los pucheros y en el interior de las botellas de vino; algo que Mario y Rossana— mis anfitriones— comparten sin reticencias. Disculpen, meine Damen und Herren, no les expliqué qué hacía yo en Conegliano. Hace varias semanas recibí la invitación para la habitual cena de ex alumnos, que como siempre se celebra en Barcelona. Uno de mis mejores amigos, un español que cambió la «alegría» mediterránea por la «seriedad» centroeuropea, me propuso realizar el viaje en coche. Lo cierto es que se trata de un trayecto agradable, y eso, unido a la posibilidad de visitar a diferentes amigos o conocidos, venció mis reticencias iniciales. Asimismo, conducir es una actividad que me relaja, y dado que acumulo un cierto cansancio, asentí de buena gana. Además, en lo que fue un alarde prematuro de amabilidad, invité a una «amiga» checa a la que denominaré Y. para que ustedes no sepan que se llama Yana. Por el contrario, mi amigo me prohibió utilizar ni siquiera una inicial para identificarle, aunque propuso que me refiriera a él con el pseudónimo de Botiflard. El punto de partida fue Viena, y en la primera etapa recorreríamos los 650 Km. que nos separaban de Conegliano. Yo temía que la presencia de Y. fuera un elemento perturbador entre dos amigos que se conocen desde hace varios años, pero en seguida entendí que no sería así, aunque Botiflard, al saber que nos encontraríamos con varias amigas, mostró mediante una frase una pequeña reserva: «Nicholas, si viajases a Islandia, ¿te llevarías un kilo de bacalao?». Sea como sea, estimados parroquianos, todo transcurrió sin problemas, y cuando bordeamos Venecia por la autopista de circunvalación, nuestros estómagos añoraban la cocina de Mario y Rossana. El matrimonio reside en un viejo caserón del siglo XVIII, que con esfuerzo, tesón y dinero convirtieron en una magnífica morada. Llegamos dos horas antes de la cena, tiempo éste que invertimos en saludos, una ducha y vestirnos para el ágape.
Y. y yo nos retrasamos diez minutos, pero en mi descargo debo decir que no es lo mismo ducharse solo que acompañado; ustedes ya me entenderán, meine Damen und Herren. Mario es escritor y periodista, y durante una etapa de su vida se dedicó al putrefacto (¡y más en Italia!) arte de la política. Mientras el resto ultimamos los preparativos para la cena, él se enzarzó en una conversación con Botiflard sobre nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma. Yo no pude prestar atención a todo lo que decían ya que estaba absorto en traducir la charla insustancial de Y. y Rossana. Sin embargo, escuché en varias ocasiones que Mario redondeaba sus veredictos con una curiosa coletilla: «sé de lo que hablo, he tratado con imbéciles durante varios años de mi vida». Ustedes comprenderán que semejante colofón venció a mi curiosidad sin mucho esfuerzo. Con el pretexto de controlar la focaccia al romero que se cocía en el horno, abandoné a las damas para terciar en la discusión política, y lo hice con una sola palabra: sorpasso. Mario me miró como si sólo un cretino pudiera creerse semejante patraña, pero la sonrisa burlona que exhibí le hizo comprender que yo le proponía un juego: aceptó la partida. No obstante, me pidió que emitiera mi opinión en primer lugar. Mientras tanto, Y. y Rossana, ayudadas por Botiflard, dejaron sobre la mesa el antipasto: bottarga, prosciutto, copa, ensaladas varias, molecche y bresaola della Valtellina. Mario, al comprender que la cena se retrasaría, abrió la primera botella de Vigna Seré y me tocó el codo, como si de un encuentro casual se tratara, para que le acompañara junto a la chimenea. El vino era delicioso y los reflejos rubíes que emitía pugnaban con la refulgencia de las pavesas que saltaban sobre los troncos. El famoso sorpasso de la España de ZP es otra de sus mentiras, o de sus verdades biseladas. La economía española es tan cutre como siempre lo ha sido, meine Damen und Herren. Ningún político hizo nada por cambiar el ciclo productivo—la auténtica necesidad española— y todos han vivido en el corto plazo habitual, ya que para los políticos españoles los ciclos económicos equivalen a un cuatrienio: ¡los pobres no dan para más!
Tan ridícula me resulta la petición de José Mª Aznar para que España entrara a formar parte del G-7 como la pavería de ZP, il sorpasso y la memez de que adelantará a Francia y Alemania. La triste realidad, meine Damen und Herren, es que España sólo supera (de verdad) en PIB per cápita a Grecia y Portugal (obvio las «valiosísimas» últimas incorporaciones al timo piramidal de la UE). En cada ocasión en la que ZP habla sobre economía nos demuestra que es un político de fin de semana o de Pop-Art; un ignorante que decían los clásicos. Sin embargo yo lo agradezco, queridos lectores, porque ése hombre de inteligencia feng shui nos procura momentos jocosos. Botiflard se acercó para encender un cigarrillo con una brasa, y durante un momento nos escuchó en silencio hasta que Mario le pidió su parecer, que emitió en una lacónica frase: «ZP me recuerda a las películas de Alberto Sordi y Vittorio Gassmann». Si las comparaciones son odiosas, meine Damen und Herren, ésa lo fue todavía más, porque Mario se sintió ofendido y defendió el honor patrio con una restallante réplica: «Ellos eran inteligentes». Rossana nos anunció que la cena estaba preparada, y mientras nos dirigíamos a la mesa, yo intenté aliviar la desazón de Botiflard: «no te preocupes, un mal día lo tiene cualquiera».
Foto: Convento de San Francisco ( Conegliano).
5 Comments:
Me recuerda usted a una amiga, bueno, a mi mejor amiga. Para que mentir? : a mi unica amiga.
Le pido perdon por la forma de escribir y las faltas de ortografia, soy camarero y andaluz y como puede comprobar, escribo como hablo: mal. Pero no he podido resistirme a comprobar si es usted real o solo una ilusion, como terminó siendo ella,mi amiga.
La conocí en un Chat de SMS y presuntamente se llamaba Ada, por eso ahora yo me apodo Van. Ivan Veen, de los Veen de toda la vida.
Ella me alegraba la vida con su escritura, como lo hace usted ahora, pero, un dia, me dejó.
Interesante velada, por lo que veo. Me da la sensación que fuera de España no se toman muy en serio a Zapatero. Y eso que los italianos no tienen mucho de lo que presumir.
Aquí se le ha ensalzado por su protagonismo internacional reciente (¿?), pero como Sarkozy no va a contar con él para la próxima cumbre, nuestro hombre volverá a refugiarse en La Moncloa. Es un lugar melancólico.
En cualquier caso, estimado amigo, en España este invierno se avecina largo y gélido. ¿Será el invierno de nuestro descontesto? Lo cierto es que hay tal descomposición a todos los niveles (lo vemos en la Justicia, en las CCAA, en la economía, en partidos como el PP), que cunde el pesimismo y la falta de energía. Esto ha sido lo habitual en los últimos cinco años, pero, como creo haber dicho anteriormente, a partir de este momento todo iba a empeorar.
Yo entonces no tenia internet y no podia, ni queria, comprobar si lo que me decia de ella misma era verdad.
Yo le mandé mi foto, (eso fue un suicido, yo sabia que ella tenia mejor imagen de mi antes de verme) pero le pedí que no me mandase la suya, tampoco llegué a saber su edad. En ese caso fué ella la que no quiso confesarlo porque erade mala educacion preguntar a una chica por su edad.
ESPANTAPÁJAROS:
Me temo que vuestro invierno será gélido; así como la primavera, el verano, el otoño y el próximo invierno. Vuestros políticos permanecen aletargados desde hace tiempo (¡todos!) y ninguno supo ver las necesidades reales de España: un cambio de ciclo productivo. Los fondos de cohesión de la UE se acaban, contribuir será lo próximo, reforma ninguna y más de lo mismo: construcción y consumo. Creo que los problemas os pillaron, una vez más, con el paso cambiado. Ello obedece a lo que escribí: los políticos consideran que los ciclos económicos cubren un cuatrienio. La postura de ZP y de su Gobierno es patética; ahora bien, también recuerdo cuando Rodrigo Rato decía que con el euro los precios no subirían y que el redondeo no existiría, ya que el Gobierno velaría para que así fuera. Cuando gano más dinero del previsto siempre guardo algo, estimado amigo; por el contrario, los españoles…¡qué te voy a explicar! Como dice Botiflard, “los españoles creyeron que podrían enriquecerse vendiéndose las cosas entre ellos cada vez más caras”. Me parecen que pintan bastos, látigo de gorriones traviesos; y no lo digo porque vuestro Gobierno esté repleto de otro tipo de “bastos”.
El papel de ZP en el escenario internacional ya sabemos cual es: un buscador de fotos para después venderlas por la calle; como hace un palurdo que regresa al pueblo y enseña “los papeles”. ¡Qué tipo!
Saludos.
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