Donnerstag, September 18, 2008

GABARDINAS, CUELLOS Y CABEZAS.



GABARDINA: 1. f. Tela resistente de tejido diagonal. 2. f. Impermeable confeccionado de esta tela.

La gabardina es una prenda que no puede faltar en el ropero de un hombre, meine Damen und Herren: polivalente sin renunciar a la elegancia; versátil en sus combinaciones; y tan resistente a las inclemencias del clima como a los cambios de la moda: ¿Qué más se puede pedir? Ayer tuve ocasión de comprobarlo, estimados parroquianos, porque nada mejor para estrenar una nueva gabardina que el aquelarre al que me sometieron las asperezas meteorológicas: viento, frío y lluvia. Mi nueva gabardina, sin embargo, resistió los embates al tiempo que incrementó mi orgullo por lucirla. No obstante, queridos lectores, detecté un fallo en ese nuevo modelo de Burberry: la ausencia de presilla que permite ceñir el cuello de la gabardina cuando éste está levantado. Mañana acudiré a la tienda para que el sastre solvente dicha carencia. No crean que es una frivolidad por mi parte, meine Damen und Herren, ya que el cuello transmite la sensación de frío a todo el cuerpo. Algo parecido ocurre con la cabeza, que es la zona corporal por donde se pierde el 35% del calor que genera nuestro cuerpo.
Escribir sobre esos tres elementos— gabardina, cuello y cabeza— me hizo pensar en ese tipo tan curioso que atiende por el tabernario nombre de Pepiño Blanco. Sí, meine Damen und Herren, ése hombrecillo de inteligencia cavernícola, cultura de casa de putas de ínfima categoría y ojos porcinos; aunque ésa última cualidad también la aplica a sus modales: «de cerdo y señor se viene de cuna», que decían los clásicos.
El cuello de Herr Blanco me fascina, estimados parroquianos, y es así porque tiene una característica insólita: ¡mengua! Sí, sí, no se sorprendan, es un cuello menguante que cada vez me resulta más corto. Quizá sea así porque es un prólogo de lo que encontraremos más arriba: una inteligencia que también mengua y que está encerrada en una cabeza que se expande; porque la testa de Herr Blanco se infla como un globo, o al menos cada vez la veo más grande. Confío en que ello no se deba a que alguien no domina el arte de la felación, ya que nada me apenaría más que observar las secuelas de una embolia en nuestro estimado Herr Blanco. No obstante, no creo que sea la primera que sufre, y no me refiero a esa prosodia vergonzosa que le caracteriza y que nos parece uno de los jinetes del Apocalipsis o las granizadas del fin del verano. Con todo y con eso, queridos lectores, en cada ocasión en la que sé que Pepiño hablará (¿?) presto atención, y lo hago porque su lenguaje, o mejor dicho: el uso que hace de él, me retrotraerá a su pasado y me obligará a preguntarme ¿qué le pasó en la infancia? De todas formas, meine Damen und Herren, las mentes agotadas, como es la mía, agradecemos presenciar una idiotez fresca y renovada a diario y el talento de meublé que luce Pepiño en cada ocasión en la que abre la boca.
Las últimas declaraciones de Pepiño— acusaba al PP de xenofobia— fueron, una vez más, la rúbrica de su majadería. Yo no le escucho, me limito a oír, pero no dejo de encandilarme con su pose de medio perfil (carne de caricato, una mala pasada de la genética o diabólica praxis con los fórceps) y el tono que emplea, aunque eso me abre una nueva duda: ¿Dónde adquirió semejante prosodia, de dónde surge? En un principio pensé que se debía a los pinitos solistas que realizó en el coro de tartamudos del pueblo, aunque luego me convencí de que eso no era posible, estimados parroquianos, porque las ideas de alguien que atesora semejante notoriedad entre los analfabetos y que muestra sus excelencias con gallardía sólo pueden surgir de dos sitios: de las lóbregas catacumbas de la estulticia o del culo. Me temo, por eso, que en ése último lugar también radica su discernimiento; es lo que podríamos denominar un delito de lesa inteligencia. En todo caso, meine Damen und Herren, admiro la capacidad de Pepiño para devorar cualquier imbecilidad, aunque después la vomitará entre arcadas escandalosas, olores agrios, tropezones y grumos. ¡Qué poco charme! Sin embargo eso no es lo mejor, sino que el comistrajo a medio digerir volverá a ser engullido por el tragaldabas galaico para regurgitarlo de vez en cuando; normalmente cuando ZP no tiene nada serio que ofrecer, algo que sucede muy a menudo. Ustedes ya saben que soy una persona benévola por naturaleza, y lo demostraré al disculpar al rucio gallego de nuevo: nadie es lo que aparenta, sobre todo él. Ése pobre hombre tiene una cultura cerrada y bajo presión, aunque creo que está en el interior de una olla a presión, que es algo diferente.
Respecto al uso que hace Pepiño de la gabardina poco puedo decir, meine Damen und Herren: ¡nunca antes presencié semejante atentado al buen gusto! Sea como sea es lógico, porque un tipo paticorto, sin cuello y cabezón nunca debe lucir gabardina, ¡mucho menos de manga raglán!, a no ser, claro está, que pretenda ser confundido con un champiñón o una chincheta. La disentería mental de nuestro admirado Pepiño nos enseña que los tiempos de la sapiencia y la reflexión no volverán; al contrario que la gabardina, que siempre permanece junto a nosotros.

Foto: Gamba en gabardina.

4 Comments:

Blogger Mary White said...

Pues es el maestro de la siguiente generación socialista... Un catedrático y político de otras épocas con quien trabajo me contaba (antes de que ganara el PSOE) que Pepiño cae bien a todo elmundo... "¡Es tan tontorrón!"
Tiene cierto talento: la comicidad en la cara, esa vis cómica no se aprende.

7:26 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

MARY WHITE:
El rucio gallego es uno de mis favoritos, incluso más que ZP. Aunque desde el PSOE se empecinan en decir que el PP es un partido sin futuro, creo que la formación política sin futuro es el PSOE, ya que carece de elementos que puedan asegurar un relevo. Si no fuera por Rubalcaba y De la Vega, ZP se asemejaría a un payaso huérfano, como un personaje de Dickens. En el PP también hay algún maromo, pero mi impresión es que entre sus filas existen personajes más preparados. Respecto a Pepiño…no sé…llamarle tonto es ascenderle de categoría. A mí lo que me fascina es su perfil, si yo fuera caricato, me limitaría a calcar las fotografías: el trabajo ya está hecho.
Saludos.

12:53 AM  
Blogger Aguador said...

Yo no estaría tan seguro de que no tienen futuro. Quiero decir: por eso se empeñan en destrozar a la juventud, para convertirlos en progreborregos y cuyo coeficiente intelectual no supere el 50. Si por fin logran eso (con la aquiescencia, desidia o no movilización del PP), habrá P(SOE) para rato.

Me voy a estirar y voy a lanzar una pregunta: si no viviese de la política, dónde creéis que podría "aterrizar" Pepiño?

xDDDDDD

Saludos,
Aguador

7:58 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

AGUADOR:
Esos profesionales de la política no tienen ni idea de lo que es el mercado laboral, una entrevista de trabajo o elaborar un simple currículo. Cuando Pepiño deje la política, hará lo mismo que hacen otros (Zaplana, por ejemplo): vender sus contactos y agenda. Son una casta de estafadores que estafan tanto al sistema como a los que les encumbraron a esos puestos. En la política española hay unos cuantos de esos, ello demuestra que el sistema está podrido en toda su extensión. Saludos.

6:44 PM  

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