¿ TE ACUERDAS?
De nuevo entre ustedes, meine Damen und Herren. Les ruego que me disculpen, pero los últimos días han sido muy fructíferos en Berlín. No piensen mal, queridos parroquianos; me refería a los fastos celebrados por el quincuagésimo aniversario de la arcadia hipócrita: ¡Felicidades, Europa! Superada la mamarrachada, entraremos en materia: Dña. Elena Francis.
Sí, queridos, hoy nos retrotraeremos a mis recuerdos de infancia españoles. En ellos, qué duda cabe, ocupa un lugar privilegiado el consultorio radiofónico que fue mi particular banda sonora durante innumerables meriendas. Mi madre, que no lograba adaptarse al cambio de país, también lo escuchaba, ya que le servía para perfeccionar su castellano. Sin embargo, y mientras yo despachaba un trozo de pastel y un vaso de leche con Cola-Cao , al tiempo que movía a mis soldados de plástico en imaginarias batallas, observaba que mi madre sonreía con desdén ante determinadas frases que escuchaba en la radio. Nunca le he preguntado el porqué; quizá algún día lo haga. La sintonía del programa era Indian Summer, compuesta por Víctor Herbert. Después, y a lo largo de 30 minutos, se leían unas cartas cuyas remitentes esperaban el consejo de Dña. Elena Francis; pero antes, y sin duda alguna para incrementar la tensión, se escuchaba la letra de la melodía: «Francis. Consúltale a Francis. El consejo es de Francis, Francis, Francis...».
ZP, el Esdrújulo, ha decidido ocupar el puesto que dejó vacante dicho espacio radiofónico. Por ése motivo, ha decido abrir un consultorio en RTVE: «Pregúntale a ZP». Como no podía ser de otra manera, un alma caritativa— siempre es la misma— me ha hecho llegar las imágenes. Tal y como imaginaba, más de lo mismo: un incapaz tartamudo; las opiniones de un visionario miope; las incertidumbres del que viaja sin destino; los engaños de un chamarilero; las repeticiones del que no tiene nada más que decir; y los terrones resecos de un barbecho intelectual. En román paladino, Rodríguez en su salsa: «Francis. Pregúntale a Francis. El consejo es de Francis…».
El programa en sí me ha parecido malo y previsible. Quizá el único acierto esté en los estudios en los que se realiza: Estudios Buñuel. Supongo que reconocerán, meine Damen und Herren, el guiño realizado: El nombre de un director de cine surrealista para un político surrealista. ¡Qué gran acierto!
Al pobre Rodríguez le ha pasado lo que a los desodorantes malos: no funciona en las distancias cortas. Nunca antes había percibido semejante lejanía entre un político y sus representados. Créanme si les digo que la soledad de ZP, el Finiquitado, se olía. Las caras de tedio de los cobayas eran elocuentes. Ni siquiera el mofletudo rostro del niño Milá lograba mejorar el cuadro. Todos iban a lo que iban: faena rápida y aseada. Pero es que Rodríguez necesita multitudes, masas de gente adocenadas, para diluir su mediocridad entre el gentío. Aunque otra solución sería, a mi modesto entender, algún chiste de Chiquito de la Calzada entre respuesta y respuesta. Tratándose de alguien con tanto empaque y señorío como ZP, sería lo adecuado para mantener la tensión necesaria y que los mensajes del gran estadista llegasen al pueblo. Para emitir semejante mojiganga como la de hoy, lo mejor sería que RTVE se hubiera lanzado al ruedo y perdiera el pudor.¡Nada de ciudadanos encajonados en unos sosias de escaño y fuera el disimulo! En cambio, deberían sentar en las gradas a Pepiño, Polanco, Rubalcaba, Sopena y demás caterva para lo de siempre: enjabonar, masajear y que ZP diga algo coherente y sincero, que el gurú nos guíe, que el profeta nos explique sus parábolas y nos muestre la luz en esta época de tinieblas. Me temo que ya nadie más le cree.
Sí, queridos, hoy nos retrotraeremos a mis recuerdos de infancia españoles. En ellos, qué duda cabe, ocupa un lugar privilegiado el consultorio radiofónico que fue mi particular banda sonora durante innumerables meriendas. Mi madre, que no lograba adaptarse al cambio de país, también lo escuchaba, ya que le servía para perfeccionar su castellano. Sin embargo, y mientras yo despachaba un trozo de pastel y un vaso de leche con Cola-Cao , al tiempo que movía a mis soldados de plástico en imaginarias batallas, observaba que mi madre sonreía con desdén ante determinadas frases que escuchaba en la radio. Nunca le he preguntado el porqué; quizá algún día lo haga. La sintonía del programa era Indian Summer, compuesta por Víctor Herbert. Después, y a lo largo de 30 minutos, se leían unas cartas cuyas remitentes esperaban el consejo de Dña. Elena Francis; pero antes, y sin duda alguna para incrementar la tensión, se escuchaba la letra de la melodía: «Francis. Consúltale a Francis. El consejo es de Francis, Francis, Francis...».
ZP, el Esdrújulo, ha decidido ocupar el puesto que dejó vacante dicho espacio radiofónico. Por ése motivo, ha decido abrir un consultorio en RTVE: «Pregúntale a ZP». Como no podía ser de otra manera, un alma caritativa— siempre es la misma— me ha hecho llegar las imágenes. Tal y como imaginaba, más de lo mismo: un incapaz tartamudo; las opiniones de un visionario miope; las incertidumbres del que viaja sin destino; los engaños de un chamarilero; las repeticiones del que no tiene nada más que decir; y los terrones resecos de un barbecho intelectual. En román paladino, Rodríguez en su salsa: «Francis. Pregúntale a Francis. El consejo es de Francis…».
El programa en sí me ha parecido malo y previsible. Quizá el único acierto esté en los estudios en los que se realiza: Estudios Buñuel. Supongo que reconocerán, meine Damen und Herren, el guiño realizado: El nombre de un director de cine surrealista para un político surrealista. ¡Qué gran acierto!
Al pobre Rodríguez le ha pasado lo que a los desodorantes malos: no funciona en las distancias cortas. Nunca antes había percibido semejante lejanía entre un político y sus representados. Créanme si les digo que la soledad de ZP, el Finiquitado, se olía. Las caras de tedio de los cobayas eran elocuentes. Ni siquiera el mofletudo rostro del niño Milá lograba mejorar el cuadro. Todos iban a lo que iban: faena rápida y aseada. Pero es que Rodríguez necesita multitudes, masas de gente adocenadas, para diluir su mediocridad entre el gentío. Aunque otra solución sería, a mi modesto entender, algún chiste de Chiquito de la Calzada entre respuesta y respuesta. Tratándose de alguien con tanto empaque y señorío como ZP, sería lo adecuado para mantener la tensión necesaria y que los mensajes del gran estadista llegasen al pueblo. Para emitir semejante mojiganga como la de hoy, lo mejor sería que RTVE se hubiera lanzado al ruedo y perdiera el pudor.¡Nada de ciudadanos encajonados en unos sosias de escaño y fuera el disimulo! En cambio, deberían sentar en las gradas a Pepiño, Polanco, Rubalcaba, Sopena y demás caterva para lo de siempre: enjabonar, masajear y que ZP diga algo coherente y sincero, que el gurú nos guíe, que el profeta nos explique sus parábolas y nos muestre la luz en esta época de tinieblas. Me temo que ya nadie más le cree.
Querido señor ZP: mi marido me maltrata y mi suegra es una borde. ¿Qué debo hacer? Yo le quiero y ella me cae bien...
«Francis. Pregúntale a Francis. El consejo es de Francis...».
«Francis. Pregúntale a Francis. El consejo es de Francis...».
Foto: Cartel publicitario Cola- Cao. 1966.
6 Comments:
Recuerdo con especial deleite el anuncio de la lejia, ¿te suena?
Dime que te pasa mujercita mia.....lava, lava, solo con la lejia de los tres ramos.....
Yo también recuerdo de mi niñez, cómo mi madre tenía puesta la radio por las tardes con la señora Francis, que hoy contestaría con algo así: "Estimada amiga Libra... Dado que mi patria es la Libertazzz, y siguiendo mis ansias infinitas de pazzzz, he de decirte que bla,bla,bla,bla...
Creo que ayer tomé una buena elección, y me tragué los tres episodios de House, con el lupus, las punciones lumbares, y los antibióticos de amplio espectro. Aunque si alguien me encuesta, negaré siempre ver nada de la cadena de Don Polancone.
Al pobrecico Rodríguez el Traidor le hicieron una faena: acostumbrado a parlamentar ante sus borregos --sin confundir churras y merinas-- van y lo colocan delante de un animal de cada especie.
A pesar del esfuerzo por que sólo abrieran la boca 42 de 100, algún mordisco se llevó.
IGNACIO:
Lo lamento, no lo recuerdo. Mis recuerdos infantiles se centran más en la televisión española de aquella época. Es más, recuerdo que mi padre se sorprendía cuando yo repetía diálogos aprendidos en las series de la época con acento portorriqueño. Si no recuerdo mal, creo que lo denominaban "castellano llano".
Saludos.
KENWAY:
En Alemania también emiten los episodios de House,M.D., el martes. Se encarga de ello la cadena RTL.En alguna ocasión lo veo, pero siempre es lo mismo y el final previsible. Aunque dicha descripción también podría aplicarla a ZP.
Saludos.
CERRAJERO:
Yo creo que ZP es como esos actores que confunden la realidad con la obra que representan. A él le da lo mismo el escenario, el auditorio o el autor: se representa a sí mismo. Creo que haría más carrera en el cine español. Sería un actor encasillado, pero en el terreno político es lo mismo. Por lo menos en el cine podría ganar un Goya y llevarse alguna subvención.
Saludos.
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