¡SIEG HEIL!
Debo reconocerles que ando algo desconcertado: excesivo trabajo; sucesos que no logro entender; mala suerte con las cartas; etc. Necesito reposo y tranquilidad, buscar la brújula que me indique cuál es el camino adecuado y pisar terreno conocido para liberarme de la incertidumbre de lo inexplorado. Por ése motivo, debo volver mi vista a lo que sé que nunca me defraudará: mi querido ZP. El motivo ya se lo he explicado en varias ocasiones: los bobos nunca defraudan, siempre se comportan de la misma manera. Recapaciten, meine Damen und Herren, y llegarán a la misma conclusión que yo. Hoy, al contrario que en otras ocasiones, no criticaré a ZP, el hombre de Saimaza. Tampoco mencionaré el precio que adjudicó al café en España. De todas formas, no se queden con la anécdota— algo muy español— y profundicen algo más.
Una de las bondades del gobierno de Rodríguez es que nos ha permitido comprobar el auténtico fuste de muchos que antes se mostraban cautos, disimulados o difusos. Un ejemplo axiomático es el del PNV. Existen otros, qué duda cabe, pero hoy dedicaremos unas breves líneas a las hordas del tonsurado Ibarretxe. El PNV siempre nadó entre las dos nauseabundas aguas del apoyo— taimado, eso sí— a ETA y el rechazo— con arteros matices— a los terroristas. Sin embargo, los renovados aires que ZP, el Pacificador, ha traído a las tribus nacionalistas las ha envalentonado: Se acabaron los disimulos, sobran las medias tintas, concluyeron las ambigüedades, se abrió la veda del disidente y todo aquel que se precie debe exhibir la cabeza de uno de ellos sobre la chimenea del hogar. ¡Viva la tribu!, ¡arriba el clan!, ¡mueran los forasteros de sangre impura!
Las vetustas hordas de bárbaros del jefe Ibarretxe deben diezmar a los romanos y hacerles sufrir las sevicias: castrar, empalar, decapitar o eviscerar. ¡Debe notarse el grado de civilización de la tribu! Debo confesarles, estimados parroquianos, que nada me sorprende: hace tiempo que descubrí los hilos de las marionetas y cuando vuelvo al teatro las miro de otra manera. Yo no creo que la historia se repita ya que ni las personas ni las circunstancias suelen ser las mismas. Sin embargo, sí podemos percibir similitudes entre los comportamientos totalitarios y excluyentes. El comienzo suele ser señalar al enemigo o explicar las diferencias perniciosas. Después se intentará amedrentarle para lograr su silencio. El siguiente paso será tildar de «provocación» algo tan simple como es la manifestación de una opinión. Más tarde algunos comenzarán la eliminación física del adversario mientras otros lo disculpan o miran hacia otro lado. Si la coyuntura política lo permite, debe forzarse el sistema para dotar de la legalidad adecuada al atropello. Y al final, cuando es inviable la vuelta atrás, se articula todo para acometer el proyecto más ambicioso: la solución final, Die Endlösung.
No existirá ningún reproche que realizar: el pueblo consintió con su silencio y con su «respaldo democrático», la situación lo exigía y la supervivencia de la tribu peligraba: cumplíamos órdenes. Si alguien es observador no puede sustraerse a la realidad que, gracias a ZP, se percibe en el País Vasco. Es evidente que algunos se sitúan por encima de la ley y exigen los derechos…¿prometidos? Las amenazas vertidas por Miren Azkarate, portavoz del Gobierno vasco, contra los jueces creo que resultan elocuentes. Debemos mostrarnos agradecidos a ZP, el Octavo Magnífico, por la oportunidad que nos brinda su dislate de política para comprobar la auténtica naturaleza de determinados personajes; sus aliados. Espero que los españoles tengan memoria para recordarlo.
La historia no se repite, estoy convencido; pero algunos sí la utilizan para aprender, al menos las malas artes.
Foto: ¡Heil, mein Führer! Ein Volk, ein Reich ein Führer.
La historia no se repite, estoy convencido; pero algunos sí la utilizan para aprender, al menos las malas artes.
Foto: ¡Heil, mein Führer! Ein Volk, ein Reich ein Führer.
4 Comments:
Rodríguez el Traidor ya sabe lo que cuesta un café, dentro de poco aprenderá lo que vale un peine.
El paso dado tanto por el PNV como por el P$o€ justificando la violencia y negándose a condenarla es de una gravedad tan seria que es difícil cuantificarla pero que pronto veremos sus 'frutos' en el aumento muscular de ETA, que es la de los nazional-sociali$tas, por cierto.
CERRAJERO:
Lo triste es que ZP no sabe lo que vale ni un café ni un peine; tampoco le importa mucho. Sin embargo, seréis los españoles los que lo aprenderéis.
Saludos, maestro de las cerraduras.
Si, parece ser que vamos aprendiendo: la consideración que la gente tiene ya sobre ZP es de suspenso grave sin posibilidad de recuperación.
CERRAJERO:
Las próximas elecciones lo dirán. No sé el porqué, pero creo que no todos han aprendido.
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