LA ESTAMPITA
GANCHO .- 7. m. coloq. Persona que con maña o arte solicita a otra para algún fin.
En esa zona de mi memoria que funciona como un cajón de sastre — o de zulo, que diría Rubalcaba, ya saben: « se guardan cosas…» — almaceno aprendizajes que, resultándome inútiles, me satisface recordar de vez en cuando. En mi ignoto paraje cerebral, que imagino formado por estantes, hay un apartado que siempre me ha divertido: los timos. De entre todos ellos, el que siempre me ha fascinado es el de la estampita. Les imagino al tanto de su funcionamiento y no entraré al detalle. Sólo señalaré a los protagonistas: la víctima; el timador, que finge ser subnormal; y el gancho, pieza importante para la culminación de la estafa. Desde un punto de vista moral, nos resultará fácil de aceptar que la víctima, cuando entra en el juego, también se convierte en timador. Quizá ahí radique mi fascinación por el asunto, que se incrementa al saber que todavía se practica y que los incautos siguen picando…en el gancho.
Si les digo que ZP es un timador no creo que les descubra nada. Hace ya tiempo que se le vio merodeando a la puerta de una estación de tren, Atocha por ejemplo, a la caza de cándidos a los que ofrecerles su montón de estampitas. Del trío de protagonistas ya tenemos a dos situados — españoles (víctimas) y ZP (embaucador) — y sólo nos falta el tercero: el gancho. Ése papel lo ha ejercido a la perfección los periodistas afines al bobo de Coria mesetario. Algunos, supongo que con la nariz tapada, escribieron al dictado aquello que les indicaban con el fin de promocionarse o sacar la tajada correspondiente. El papel ejercido por varios periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión, ha sido el pedestal sobre el que se ha erigido uno de los mayores timadores que la historia española ha generado. Han sido, en definitiva, traidores a los principios que deberían regir su trabajo: informar con veracidad. De igual manera, también les considero cómplices y responsables de los desmanes que ZP comete con un fin partidista e individual, aunque ninguno de ellos reconocerá su miopía interesada.
Tal y como he dicho al principio, la estampita todavía funciona. El timador sigue con los mismos gestos — sonrisa alelada y cara de bobo—, pero las palabras son otras: « Para el fin de la violencia y la paz voy a poner lo mejor de mí mismo. Y puedo asegurarles que no me va a faltar energía ni determinación para lograrlo».
Al escuchar las palabras del Demóstenes español debo felicitarle de nuevo: uno de los objetivos lo ha cumplido: el fin de la paz. Debería instruirse en expresarse mejor; en fin, cosas del hampa. Ese estafador de medio pelo también ha cambiado de gancho; pero éste es fácilmente reconocible por sus expresiones: « Tenemos dos posibles plenos, dos posibles: se puede hacer un pleno para pelearnos o se puede hacer un pleno para unirnos».
Parecer ser que el dúo se ha vuelto ambicioso y quiere timar a dos víctimas a la vez: los españoles y el PP. ¿En qué tipo de unión pretenden involucrar Rubalcaba al PP? Veamos cuáles podrían las novias para tan feliz enlace: El PNV persigue los mismos objetivos de ETA, no debemos olvidarlo, y su representante— Ibarretxe — quiere reactivar el otro timo: el tocomocho de paz. Es lógico, quiere seguir sorbiendo del plato, ya que el PNV sabe que con una BATASUNA legalizada y sin terrorismo — es decir, una ETA pulida, limpia y con esplendor— una parte de su electorado se decantaría en las urnas hacia posiciones más radicales para conseguir mayor autodeterminación: terminaría el monopolio de los seminaristas. Una unión con ERC sería como una versión de zoofilia política. Su máximo dirigente — Carod Rovira — se entrevistó en Perpiñán con la cúpula de los asesinos. Ni los motivos ni los acuerdos están todavía aclarados. Las últimas declaraciones de otro de sus miembros — Agustí Cerdà, ¡qué fácil sería hacer un chiste eliminando un acento! — resultan elocuentes. En ellas, y sin recato alguno, disculpó a ETA del atentando con dos muertos y acusó al gobierno de no haber hecho lo suficiente para alcanzar un acuerdo.
El próximo martes saldremos de dudas. Confío en que Rajoy conozca algo del mundo de los timadores y no caiga en el timo de la estampita. Más que nada porque es uno de las pocas estafas donde la víctima pasa, también, a ser embustero, y en este caso los timados serían los votantes del PP.
El próximo martes saldremos de dudas. Confío en que Rajoy conozca algo del mundo de los timadores y no caiga en el timo de la estampita. Más que nada porque es uno de las pocas estafas donde la víctima pasa, también, a ser embustero, y en este caso los timados serían los votantes del PP.
1 Comments:
Somos muchos los que tenemos depositadas nuestras esperanzas en que no la cisquen los del PP.
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