Freitag, Januar 12, 2007

COMPARACIONES / 2

El IRA y el Sinn Féin siempre tuvieron enfrente a gobiernos británicos y a una clase política que compartían una misma postura para combatirles, con independencia de sus ideales. Margaret Thatcher marcó una pauta que fue respetada por John Major y después por Tony Blair. Además, y en una señal de madurez democrática, la sociedad británica les apoya sin fisuras: sabe quién es el enemigo que amenaza su sistema de libertades.
De la misma forma, a ningún sujeto que quisiera labrarse un porvenir en la carrera política se le ocurriría plantear una negociación con los terroristas irlandeses sin que éstos hubieran manifestado, en primer lugar y sin condiciones, su intención de entregar las armas. No menciono, por evidente, que ninguno se plantearía obtener un rédito político personal mediante una negociación viciada de origen y que pusiera en peligro el orden constitucional y social vigente en Gran Bretaña.
A comienzo de la década de los setenta, el gobierno irlandés aplicó la legislación vigente y prohibió a todos los medios de comunicación la emisión de entrevistas y mensajes de personas vinculadas a organizaciones criminales. En 1988, las autoridades británicas siguieron el ejemplo y extendieron dichas prohibiciones a todo el territorio: los terroristas y sus representantes quedaron todavía más aislados de la sociedad; Daniel Morrison, Responsable de Prensa del Sinn Féin, así lo reconoció. Es cierto que se elevaron protestas por lo que se consideró una limitación a la libertad de expresión, pero al final se aceptó que la protección de la democracia requería la aplicación de medidas severas.
De nuevo más comparaciones con el País Vasco. Los diferentes gobiernos españoles se han enfrentado a ETA mediante heterogéneas estrategias: negociación y guerra sucia (PSOE- F.Gléz.); conversaciones, Pacto Antiterrorista y firmeza (PP- Aznar); genuflexión, disculpa y cesión (PSOE - ZP). En mi opinión es irrefutable que los mejores resultados se obtuvieron con la política férrea y sin fisuras que desarrolló el gobierno Aznar; la situación de los terroristas vascos en el año 2004 así lo atestigua. Otra diferencia respecto a Irlanda es la actitud de los otros partidos políticos. También me parece categórico si digo que en varios casos — PNV y ERC — se han concedido oportunas ayudas a ETA y a su entorno, llegando, incluso, a la obtención de beneficios políticos — nueces y árbol — o a una abierta colaboración: ¿Cuántas víctimas ha sufrido el PNV?, ¿qué instrucciones ha recibido la Ertzaintza respecto a la lucha contra el terrorismo?, ¿ha colaborado sin ambages la policía autonómica vasca con otros cuerpos policiales?, ¿por qué aparece alguien del PNV vinculado a las redes de extorsión de ETA?, ¿por qué se entorpece la aplicación de la ley?...¿de qué lado están? Si las cuestiones son turbadoras, las respuestas lo son aún más; pero un gobernante no debe ejercer su labor con la imprecisión por bandera y el doble juego por norma. Una «actitud decidida» no debe resumirse en declaraciones de condena estereotipadas o formar parte de los que sujetan la pancarta en las gastadas — por uso, abuso, inutilidad e hipocresía — manifestaciones de repulsa. Aunque es incómodo, conviene recordar cuál fue la actitud de algunos de esos tibios cuando el PP, en una hábil tenaza sobre ETA y sus compinches, atacó las fuentes de financiación de la organización terrorista y clausuró sus medios de comunicación. No sé ustedes, meine Damen und Herren, pero a mí me hubiera gustado escuchar voces resueltas por parte de algunos y el silencio de aquellos que abiertamente criticaron esas decisiones, que se aplicaban en cumplimiento de resoluciones judiciales. Supongo que esa dosificada y arbitraria tibieza obedece a la preocupación por conseguir un nicho electoral más amplio y mantener el que se posee. En resumen, perseguían la consecución de réditos electorales y partidistas.
En cuanto a la actitud de los medios de comunicación debo decir que sirve de altavoz para las actuaciones de los terroristas y de sus representantes. Sería conveniente, aunque es impensable su aplicación en España, limitar la posibilidad de que los terroristas hagan llegar sus mensajes de forma constante a la sociedad. Aún en la actualidad, podemos observar el tratamiento que otorga la B.B.C., por ejemplo, a cualquier noticia relacionada con temas de terrorismo que afecten a Gran Bretaña, ya que son conscientes de que también se libra una batalla por la comunicación, algo que forma parte de las denominadas guerras de cuarta generación.
Resulta increíble que Arnaldo Otegui todavía se pasee libremente después de los atentados del día 30; acuse al gobierno; desprestigie a otros estamentos; justifique lo injustificable; amenace y se conduzca como el representante de un poder fáctico que puede tratar en igualdad de condiciones a toda una nación y a las instituciones que la personifican. En cada ocasión que el mencionado sujeto reclama el cumplimiento de los compromisos adquiridos por ZP y el PSOE, la credibilidad de ambos — inexistente en mi opinión pero no así para otras personas — se cuartea. No es conveniente que el gobierno de un país dé la imagen de estar siendo extorsionado por una panda de criminales. La razón es obvia: es fácil que algunos se planteen el porqué son chantajeados. De nuevo, inquietud ante la respuesta.
ZP es un claro ejemplo de lo que la profesora Elisabeth Noelle-Neumman define como «espirales de silencio». Dicho fenómeno provoca que las opiniones que reciben un apoyo claro y pueden comunicarse sin problemas tomen la apariencia de que son más fuertes de lo que en realidad son al compararse con otras que se mantienen en silencio o no se expresan con claridad. Las consecuencias de la «espiral de silencio» son fatales: incredulidad, inhibición y marginación. Alguien debería reflexionar en el PP.

4 Comments:

Blogger El Cerrajero said...

O vuelve el sentido común a la vida política o esto se va a deshuevar en menos que canta un pollo sin cabeza.

3:08 AM  
Anonymous Anonym said...

como en otras ocasiones dices lo que muchos pensamos. Es una pena que los políticos no hagan lo mismo.No puedo recordadlo pero hubo un atentado importante cuando Blair negoció con el IRA, murieron hasta españoles. Y la negociación continuó.

4:50 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

CERRAJERO:

Pides mucho, hombre de las llaves. Creo que la grieta se agranda.La sociedad española me recuerda a Wegener y su teoría de la deriva de los continentes.

11:20 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

RAMÓN:

Los políticos...¡qué lacra!
Supongo que te refieres al atentado perpetrado el 15/8/98 en Omagh. Efectivamente,murieron 29 personas, 2 de las cuales eran españolas. Pero ese atentado no lo cometió el IRA, sino un grupo escindido, el RIRA (Real Irish Republican Army). Ante el desacuerdo que mostraban con el liderazgo de Adams y MaGuiness sobre el IRA y el inicio de las conversaciones, el RIRA decidió segregarse en 1997. ¿Por qué mantuvo Blair las conversaciones? Aunque sea difícil de creer, Blair encontró en Adams todas las facilidades para demostrar que el IRA no tenía nada que ver con ese turbio asunto. Gerry Adams, al contrario por ejemplo que Arafat, entendió que si fructiferaban las negociaciones él estaría en un parlamento y que podría aspirar a un cargo importante: comprendió que para lograrlo debía cesar el combate. Dentro de la lógica terrorista - perdona la antítesis-, lo habitual es que un grupo de asesinos antes de desaparecer cometan un atentada de extrema violencia con el fin de conseguir una mejor situacion a la hora de negociar. (¿Debería vincular esto con el 11-M en Madrid?)En Irlanda el proceso ya estaba avanzado, con lo que ese tipo de atentado rompía la "lógica" antes mencionada. Desde hacía varios años, el IRA estaba muy infiltrado por el MI6. Blair jugó con cartas marcadas, ya que sabía de antemano la escisión producida y algun otro dato más. Sin embargo, y por si las negociaciones no llegaban a buen puerto, se guardó varios triunfos en la manga. No obstante, el atentado de Omagh no se investió lo suficiente o también podemos pensar que se dilataron las investigaciones.¿Por qué?, te diré mi opinión: Blair sabía que estaba ante un momento irrepetible para terminar con el terrorismo. La situación del IRA era angustiosa: cortadas las principales fuentes de financiación; infiltrada por la policía y el MI6;con dificultad para cubrir las bajas, ya que en esa época a cualquier nuevo activista se le daba una vida activa de 1 año, a lo sumo año y medio antes de ser encarcelado. Blair podía permitirse el lujo de tensar la cuerda. Adams, por el contrario, sabía que existían pequeños grupos dentro del IRA que aspiraban a ocupar su cargo, ya que algunas de sus actuaciones anteriores habían sido muy cuestionadas. Alguno de esos pequeños grupos colaboró con el RIRA. Las negociaciones estaban ya encarriladas, y si esto hubiera salido a la luz pública, la actitud de la sociedad inglesa y del resto de políticos - de ambos partidos- hubiera cambiado.Así y todo, estoy convencido de que el IRA no tuvo nada que ver con Omagh. Me gustaría plantearte una cuestión: si antes de las elecciones de 2004 la situación de ETA también era agónica, lo lógico hubiera sido que ZP se limitase a seguir con el cerco a los terroristas y hubiera conseguido toda la gloria para él. ¿Por qué no lo hizo?, ¿por qué optó por entrar en una negociación cuando era él, precisamente, el mejor posicionado? Ya lo sé, Ramón, muchas preguntas y también varias respuestas.
Saludos y gracias por tu visita a Josephsplatz.

11:48 PM  

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