Samstag, November 18, 2006

ZP: EL DIPLOMÁTICO

SOSIAS.- 1. m. Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella.

Siempre se evoca la figura de Klemens Wenzel Metternich como ejemplo del diplomático modelo. Sin embargo, algunas de las actuaciones del conde — después investido príncipe — pueden interpretarse como auténticos juegos malabares de la política centroeuropea del siglo XIX. No obstante, logró desarrollar su particular concepción del equilibrio europeo: creación de zonas de influencia y ninguna potencia hegemónica. Para lograr tan compleja empresa, se valió de diferentes estrategias: cesión, negociación secreta, apaciguamiento, contención o entendimiento.
A pesar de sus indudables logros, las circunstancias forzaron su exilio y su posterior retiro de la vida política, hasta su fallecimiento en 1859.
En España, el político nacido en Coblenza ha encontrado su particular imitador: ZP.
Sea como sea, las circunstancias o las aptitudes del Metternich español no son las mismas. La unión de esas dos palabras — DIPLOMACIA y ZP — evoca en mi pensamiento inquietantes imágenes: bebes que juegan con escopetas de caza; un ciego a punto de cruzar una autopista; o Charles Bukowski, en un parque, contemplando a las niñas saltar a la comba.
Imagino, por eso, que el presidente del gobierno español necesita una mayor dosis de ridículo para satisfacer su chusco ego. Sólo así puedo entender que ahora se descuelgue con un nuevo ofrecimiento para ejercer sus «innegables dotes mediadoras» en Oriente Medio.
Nunca he entendido qué caprichosos designios de la naturaleza son los que provocan un desigual reparto de virtudes o defectos. Por el contrario, comprendo que la genética o el destino le han jugado una mala pasada a ZP, ya que atesora, con la avaricia del mediocre, escasos recursos. Pero es que Rodríguez ejercita en la política exterior el truco más viejo de los anodinos: el despiste y la incoherencia. Veamos el repertorio: En Irak no pero sí en Afganistán; Bush no pero se busca la foto; Alianza de Bobadas pero alambradas en Melilla; pace, amore e musica per sempre pero soldados en el Líbano; libertad y democracia para todos pero recibe, casi bajo palio, a Teodoro Obiang; el trío de las Azores son los enviados de Belcebú pero Blair es un valioso aliado.
Poca sustancia, ZP, y demasiado «pero». Sin embargo, y en un arriesgado triple mortal, Rodríguez se atreve a ofrecerse como mediador entre israelíes y palestinos. El bobo de Coria ha provocado con su negociación (¡) con los asesinos de E.T.A que España esté más alborotada que un burdel en la noche del sábado, y ahora busca resarcirse de su lerdo proceder imitando a Metternich. ¡Pobre paniaguado!, no ha sido capaz de arreglar los problemas de su país y aconseja a otros. Ha de resultar bochornoso que ante «tamaño ofrecimiento» la diplomacia israelí lo califique de «plan de cafetería», el gobierno francés mire hacia otro lado, otros gobiernos europeos observen al mandatario español como un iluminado y muchos españoles sientan la vergüenza que ZP parece no tener. El presidente del gobierno español debería saber que para ejercer la diplomacia es necesario ser inteligente, ostentar el don de la oportunidad, gozar del respeto de los demás y convencer. De lo contrario todo queda reducido a un simple sosias; además, rematadamente malo. Aquellos que pasean cerca de la tumba de Metternich explican que, en ocasiones, se escuchan ruidos extraños. No me extraña, hay comportamientos que ni desde el más allá pueden comprenderse.

LERDO .- 2. adj. Tardo y torpe para comprender o ejecutar algo.

2 Comments:

Anonymous Anonym said...

muy buena la mencion de bukoski.
jajajajajaja

6:47 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

ANÓNIMO 6:47

Volveremos a él. Saludos y gracias.

5:14 AM  

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