NÉMESIS : EL ESCENARIO
Los socialistas pretenden convertir un cuadro en un triángulo. Sí, sí; es cierto. Con el fin de tapar las vergüenzas del fantoche, han resucitado viejos temas: Irak,"queremos saber" y Aznar. Si se fijan, un triángulo. Pero para mí es un cuadrado: Irak, "queremos saber", Aznar y...el 11-M. A la incapacidad manifesta de la izquierda española para mirarse en el espejo, deberemos sumar su selectiva memoria. Hablemos, pues, del 11-M. No pienso mencionar lo ya conocido: mochilas modelo Houdini que aparecen y desaparecen; un juez algo...distraído; Telesforo Rubio- ex cuñado de ZP-, siempre en el lugar apropiado en el momento oportuno; incoherencias varias en el sumario que convierten a Alicia en el país de las maravillas en una novela histórica; especialistas que son, en realidad, diletantes; y otras "menudencias" que no son de menester mencionar. Para entender el presente es necesario, en muchas ocasiones, regresar al pasado. Los actores de la representación están listos y son conocidos: Aznar, PSOE/ZP, islamistas y ETA. Yo no soy dramaturgo, por lo que me limitaré a preparar el escenario para que ustedes obtengan sus propias conclusiones de la obra que presenciarán.
Volvamos atrás en el tiempo y que se alce el telón.
En el año 2000, España estaba en una situación privilegiada dentro de su historia: economía boyante y saneada, buenas relaciones con los socios europeos, expansión económica en Sudámerica, reconocimiento internacional al magnífico trabajo del gobierno del PP y un mediano papel de intervención en las decisiones europeas. Además, España se aplicó en el cumplimiento de los límites económicos fijados por la U.E., encaminados a fijar una estabilidad fiscal de precios y un riguroso control del déficit. El cumplimiento de los acuerdos por parte de los miembros era la piedra angular de la política de "moneda única". Por el contrario, Alemania y Francia, por los habituales desatinos económicos de sus dirigentes populistas, sobre todo Schröder, se lanzaron a una carrera desenfrenada de acumulación de déficit: Alemania, en el año 2001, llegó al 2,7% sobre un presupuesto del 1,5%. No contento con eso, Schröder logró alcanzar el 3,8% al año siguiente. Pero Francia no iba a la zaga, y logró un déficit de 2,7% sobre el 1,4% presupuestado, para situarse en el 3% al año siguiente. A pesar de que el sistema de "alerta rápida" de la U.E. funcionó, ambos países lograron burlar las posibles sanciones. Debemos recordar que Francia siempre ha sido considerada el motor político de Europa; y Alemania, el económico: ejercieron el oportuno chantaje.
El presidente Aznar entendió que necesitaba algo con lo que romper la posición de dominio que ejercían Alemania y Francia en las decisiones europeas, así como el poder de los partidos socialistas dentro de la U.E. Para ello, era imprescindible un aliado capaz de bascular las posiciones de dominio de las dos naciones mencionadas; lo encontró: Inglaterra y, por ende, Estados Unidos. De la misma manera, Aznar sabía que los recién incorporados países del Este también entrarían en esa nueva alianza. No debemos olvidar que Francia era, y es, en detrimento de otros países, uno de los principales receptores de ayudas agrícolas; ya que Chirac sabe que una base importante de sus electores se encuentra en el sector primario de su economía, y necesita las subvenciones para mantener cautivo a ese electorado.
Un nuevo elemento se sumó a la acción: los atentados de Al-Quaeda contra las Twin Towers en New York. Aunque nunca lo reconozca, el presidente Aznar entendió que el enemigo de Occidente y Europa era el islamismo, coincidiendo con Bush en ello. Blair también lo sabe; pero dentro de su ladino comportamiento, el premier británico prefirió establecer acuerdos con los radicales a combartirlos. Craso error, como luego demostraron los atentados del 7 de julio. Antes de eso, conviene recordar que la economía española había apostado por desarrollarse en la zona anglosajona: compras de bancos emblemáticos, fusiones, absorciones, etc.
El presidente Aznar comprendió el peligro que significaba Marruecos en todo el engranaje: atentado en Casablanca, nacionalidad marroquí de muchos de los detenidos en las células islamistas españolas y la proverbial política de chantaje marroquí hacia España. Por ello, Aznar comenzó una política de contención - disimulada y nunca reconocida - sobre la inmigración de magrebíes. El Presidente francés - Chirac, exponente de la hipocresía hecha política - entendió cuál era la estrategia de Aznar. Por ese motivo, Chirac alentó a Marruecos para la ocupación del islote Perejil con el fin de debilitar al gobierno español. Sin embargo, la reacción española fue una sorpresa para todos: no era la habitual política pactista y de sumisión hacia el reino alauí. Aznar, en ese momento, jugó con la ventaja que le confería el saber que U.S.A. le apoyaría; como así fue.
El escenario está montado y los actores listos: comienza la función.
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