EL HUNDIMIENTO

BÚNKER.-2. m. Refugio, por lo general subterráneo, para protegerse de los bombardeos.

No sé el motivo exacto; pero me parece vislumbrar el comienzo de la caída de ZP. Le imagino a las puertas de su búnker de La Moncloa, contemplando las ruinas de lo que debía ser su Reich de los 1000 años. Él, iluminado entre los iluminados, se siente incomprendido y dolido con los españoles, ya que éstos no han apreciado la suerte que han tenido al poder disfrutar de un hombre único. Pero antes de que las hordas bárbaras conquisten su refugio, ZP intentará todo tipo de estratagemas: Kapitulieren nein!

La principal es crear tramoyas - AFINSA y Marbella - para distraer la atención de los españoles de sus auténticos problemas. Con el fin de contentarle y mantenerle lejos de la realidad, sus lugartenientes le hablan del gran apoyo que tiene entre sus gobernados. Le explican que las encuestas le sitúan siete puntos por encima de su adversario, cuando el contexto es otro y el resultado diferente; y él, en su necesidad, les cree. Buscará un enemigo al que culpar de todos sus males - el PP - y al que responsabilizará de sus propios errores y negligencias. Para ZP es importante amordazar, sino eliminar, a cualquier discrepante: no quiere que en la moral del búnker se abran grietas. Algunos que antes le eran fieles, ahora le critican: Redondo Terreros, Gotzone Mora, Felipe González, Rosa Díez, Joaquín Leguina y Alfonso Guerra. ZP siente el dolor de la traición, pero nunca será el culpable; siempre son los otros. Algunos, que ya se aprestan para abandonar el búnker, estrechan su mano mientras le dan palabras de apoyo. ZP, en su ciego discernir, se alegra de los elogios que le transmiten aquéllos que nunca le votarán: PNV, CIU, ERC e IU.

Después, abatido y cansado, se inclinará sobre un mapa para seguir impartiendo órdenes a divisiones que ya no existen. Huérfano de la capacidad de análisis, ZP escuchará a cualquiera que le diga lo que él quiere oír. Sabe que el final está próximo, ha cometido varios errores en los varios frentes que mantiene abiertos. Cada vez que suena el teléfono es para transmitir malas noticias: la mentira del 11-M cada vez es más cuestionada; el PP aumenta su ofensiva; las decisiones de la diplomacia española resultan vergonzosas al resto de los países; la economía española está a punto de entrar en barrena; aquéllos que según él no acudirían al "efecto llamada" se empeñan en llegar; los que debían ser sus aliados - ETA - no cumplen con la palabra dada; y sus gestos simpáticos sólo son valorados por sus adictos, aunque muchos se avergüenzan en privado de ellos. Pero cuando ZP siente que su moral se tambalea o que las dudas le asaltan, sólo necesita mirar a Pepino Blanco: él siempre le apoya.

A la tenua luz de las bombillas, que tremola a cada impacto del enemigo, ZP y su fiel escudero se inclinan sobre el mapa para observar los frentes y seguir impartiendo órdenes: sobre el plano todo se ve diferente y muy alejado de la realidad. En definitiva, lo que le gusta a ZP.

BÚNKER.- 3. m . Grupo resistente a cualquier cambio político.