CRÓNICAS DE UN BÁRBARO (7): CHURROS Y PORRAS.
Madrid nunca ha sido una de mis ciudades favoritas, meine Damen und Herren; además me ocurre algo curioso: nunca me siento en el centro de la historia cuando visito la capital de España, al contrario de lo que me ocurre con Berlín, París, San Petersburgo, Londres o Viena, por ejemplo. Quizá el culpable sea yo, estimados parroquianos, ya que no me preocupé jamás de hacerla mía: memorizar puntos de referencia para orientarme, prescindir del pensamiento de que es una ciudad hostil, observar en lugar de ver, buscar el disfrute en ese pulso castizo del que la urbe no se librará nunca o ignorar el provincianismo que en ocasiones percibo. Con todo, queridos lectores, les reconozco que hay una cuestión que en Madrid se vive con otra intensidad y cobra una dimensión descomunal: la política.
Sea como sea, mi par de días en Barcelona había transcurrido, y yo me dirigía hacia Madrid en el AVE, con el pensamiento fijado en K. y la alegría de saber que me esperaba en la estación de Atocha; sí, ya saben: «el primer éxito político» de José Luis Rodríguez, el Puma, y una gran derrota para los españoles. (Disculpa, mi amor, ya sé que hay cuestiones que nunca deben mezclarse; pero ya me conoces). K. estaba radiante; lucía unas botas que estilizaban su figura y convierte el sonido de sus pasos en una eufonía que alegra a mis oídos, un vestido cuya longitud permite apreciar la firmeza de sus rodillas, el pelo suelto y exhibía una mirada y una sonrisa tan límpidas como sinceras: se alegraba de verme y demostró una vez más su robusta afición a amarme. Me gustó estrecharla entre mis brazos, sentir la presión de sus senos sobre mi pecho, percibir de nuevo el sabor de sus labios, escuchar un «te amo» susurrado y olfatear su cabello. Al salir de la estación, dos churrerías me dieron la bienvenida a la Corte y Villa; ¡qué barbaridad gastronómica, meine Damen und Herren!, sobre todo lo que denominan «porras»: ¡no puedo con ellas!, las encuentro demasiado…morunas. Tal vez por ello me repugna observar la fruición con la que algunas personas las mojan en el café, aunque más detestable son las trazas oleosas que flotan después sobre una de mis bebidas favoritas. ¡Demasiada grasa y aceite, estimados parroquianos!
Ahora bien, meine Damen und Herren, para tipos grasientos y aceitosos nadie mejor que nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; un auténtico churro del intelecto. Esa hecatombe mental perpetua anunció hace pocos días que «asume con entusiasmo la tarea de sacar a Europa de la crisis»; ¡y yo con estos pelos, queridos lectores! Ignoro a qué obedece tal alarde de cretinismo y falsedad, estimados parroquianos, porque vincular la palabra «compromiso» a Rodríguez sólo podemos aceptarlo si está encuadrada en una metáfora o en una poesía sin métrica. Con todo, ese hombrecillo me resulta cada día más esperpéntico; y sus declaraciones, los delirios de un desequilibrado. Pretender que un país como España— una de las rémoras de la UE y cuya economía y sociedad ha destrozado Rodríguez con especial saña— ayude a Alemania, Francia e Italia, por ejemplo, es más increíble que descubrir que Fdez. de la Vega engendró un hijo; aunque ahora que lo pienso…
El peripatetismo de Rodríguez resulta conmovedor, meine Damen und Herren, porque él es consciente de la importancia y credibilidad que tiene entre el resto de mandatarios: eso y mis cojones 33. Sin embargo, el polichinela leonés aparece en el teatrillo de guiñol y mueve las manitas y la cabeza hueca mientras sostiene la sonrisa crispada de los títeres. ¡Si hasta Barroso— otro político veleta y más apocado que Rodríguez— le tomó el pelo, bitte! Les señalo un ejemplo: Der Spiegel, así como otros medios de comunicación alemanes, denomina a Barroso «Herr Mutlos». ¡Qué bárbaros, meine Damen und Herren! Por más que en España se inflen las noticias vinculadas a Rodríguez, los alemanes y otros europeos conocemos el percal del bobo, su magnífica gestión económica en España, su ineptitud y escaso valor intelectual. De todos modos no debemos sorprendernos, estimados parroquianos; ésa es la esencia de un tipo grasiento: dejar trazas por donde pisa. ¡Qué poco charme!, parece una porra.
Por el contrario, queridos lectores, miro con deleite los pasos de K. Estuvimos instalados en un hotel de las afueras de Madrid; un lugar apacible y bello en el que era fácil…«rozarse» con la naturaleza. Asimismo, la tranquilidad del sitio me permitió trabajar a gusto, ya que K. madrugaba más que en Barcelona— un cambio vinculado a su trabajo— y yo dispuse de la soledad de las mañanas. Sin embargo, meine Damen und Herren, a media tarde paseábamos o nos amábamos hasta el anochecer, hora ésta en la que acudíamos a algún restaurante para cenar. Al vernos juntos, estimados parroquianos, daba la impresión de que nuestros sentimientos se habían congregado alrededor de nuestras almas de la misma forma en que una flor, un búcaro y el agua conviven: se necesitan.
Sentí los pies de K. bajo la sábana; me gusta. Ella dormía y yo lo intentaba, pero antes de dejarme caer en los abismos del sueño, toqué sus nalgas, subí la mano por su espalda y le acaricié el cuello. Ella se giró y me ofreció sus labios; todavía conservaban nuestros olores. Después de besarnos y antes de dormir, nos dijimos algo: «Te necesito».
Foto: NvO lee prensa española en el vestíbulo del hotel. NvO (2009)
Sea como sea, mi par de días en Barcelona había transcurrido, y yo me dirigía hacia Madrid en el AVE, con el pensamiento fijado en K. y la alegría de saber que me esperaba en la estación de Atocha; sí, ya saben: «el primer éxito político» de José Luis Rodríguez, el Puma, y una gran derrota para los españoles. (Disculpa, mi amor, ya sé que hay cuestiones que nunca deben mezclarse; pero ya me conoces). K. estaba radiante; lucía unas botas que estilizaban su figura y convierte el sonido de sus pasos en una eufonía que alegra a mis oídos, un vestido cuya longitud permite apreciar la firmeza de sus rodillas, el pelo suelto y exhibía una mirada y una sonrisa tan límpidas como sinceras: se alegraba de verme y demostró una vez más su robusta afición a amarme. Me gustó estrecharla entre mis brazos, sentir la presión de sus senos sobre mi pecho, percibir de nuevo el sabor de sus labios, escuchar un «te amo» susurrado y olfatear su cabello. Al salir de la estación, dos churrerías me dieron la bienvenida a la Corte y Villa; ¡qué barbaridad gastronómica, meine Damen und Herren!, sobre todo lo que denominan «porras»: ¡no puedo con ellas!, las encuentro demasiado…morunas. Tal vez por ello me repugna observar la fruición con la que algunas personas las mojan en el café, aunque más detestable son las trazas oleosas que flotan después sobre una de mis bebidas favoritas. ¡Demasiada grasa y aceite, estimados parroquianos!
Ahora bien, meine Damen und Herren, para tipos grasientos y aceitosos nadie mejor que nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma; un auténtico churro del intelecto. Esa hecatombe mental perpetua anunció hace pocos días que «asume con entusiasmo la tarea de sacar a Europa de la crisis»; ¡y yo con estos pelos, queridos lectores! Ignoro a qué obedece tal alarde de cretinismo y falsedad, estimados parroquianos, porque vincular la palabra «compromiso» a Rodríguez sólo podemos aceptarlo si está encuadrada en una metáfora o en una poesía sin métrica. Con todo, ese hombrecillo me resulta cada día más esperpéntico; y sus declaraciones, los delirios de un desequilibrado. Pretender que un país como España— una de las rémoras de la UE y cuya economía y sociedad ha destrozado Rodríguez con especial saña— ayude a Alemania, Francia e Italia, por ejemplo, es más increíble que descubrir que Fdez. de la Vega engendró un hijo; aunque ahora que lo pienso…
El peripatetismo de Rodríguez resulta conmovedor, meine Damen und Herren, porque él es consciente de la importancia y credibilidad que tiene entre el resto de mandatarios: eso y mis cojones 33. Sin embargo, el polichinela leonés aparece en el teatrillo de guiñol y mueve las manitas y la cabeza hueca mientras sostiene la sonrisa crispada de los títeres. ¡Si hasta Barroso— otro político veleta y más apocado que Rodríguez— le tomó el pelo, bitte! Les señalo un ejemplo: Der Spiegel, así como otros medios de comunicación alemanes, denomina a Barroso «Herr Mutlos». ¡Qué bárbaros, meine Damen und Herren! Por más que en España se inflen las noticias vinculadas a Rodríguez, los alemanes y otros europeos conocemos el percal del bobo, su magnífica gestión económica en España, su ineptitud y escaso valor intelectual. De todos modos no debemos sorprendernos, estimados parroquianos; ésa es la esencia de un tipo grasiento: dejar trazas por donde pisa. ¡Qué poco charme!, parece una porra.
Por el contrario, queridos lectores, miro con deleite los pasos de K. Estuvimos instalados en un hotel de las afueras de Madrid; un lugar apacible y bello en el que era fácil…«rozarse» con la naturaleza. Asimismo, la tranquilidad del sitio me permitió trabajar a gusto, ya que K. madrugaba más que en Barcelona— un cambio vinculado a su trabajo— y yo dispuse de la soledad de las mañanas. Sin embargo, meine Damen und Herren, a media tarde paseábamos o nos amábamos hasta el anochecer, hora ésta en la que acudíamos a algún restaurante para cenar. Al vernos juntos, estimados parroquianos, daba la impresión de que nuestros sentimientos se habían congregado alrededor de nuestras almas de la misma forma en que una flor, un búcaro y el agua conviven: se necesitan.
Sentí los pies de K. bajo la sábana; me gusta. Ella dormía y yo lo intentaba, pero antes de dejarme caer en los abismos del sueño, toqué sus nalgas, subí la mano por su espalda y le acaricié el cuello. Ella se giró y me ofreció sus labios; todavía conservaban nuestros olores. Después de besarnos y antes de dormir, nos dijimos algo: «Te necesito».
Foto: NvO lee prensa española en el vestíbulo del hotel. NvO (2009)
8 Comments:
¡Feliz año!
¡Que tengan todos un buen año! Creo que fue ayer cuando entré a comprar tabaco en un estanco que vende prensa y me topé con un titular del ABC que reproducía (a toda página, en portada) la frase que Vd. glosa hoy. Les juro que me descojoné allí mismo por sorpresa. Tuve que explicarle al estanquero de qué me reía porque me dio vergüenza. El más mínimo sentido del ridículo está vetado por este gobierno descerebrado. Lo peor es que tiene una audiencia fiel, lobotomizada y estulta, que no distingue realidad de ficción.
Saludos. Me alegro que que tod vaya así con K.
Feliz 2010, Van Orton. Ya veo que las crónicas siguen adelante y son cada vez mejores. ¡Las porras en el café no, por favor! Eso es un espanto.
Te deseo lo mejor para este año y para los proyectos que inicies.
Tienes mucha razón al encuadrar el entusiasmo de Zapatero en los delirios de un paleto y desequilibrado. Lo es. En Europa, sin duda, debe percibirse exactamente así. ¡Como si hubiese hecho algún mérito para ser presidente rotatorio de la UE!
Pero en España mucha gente, esa "audiencia fiel, lobotomizada y estulta, que no distingue realidad de ficción", a la que se refiere Helio, se toma lo de la UE como una gran oportunidad y piensa que de verdad Zapatero va a dirigir Europa y la va a sacar de la crisis. No hay más que ver algunas de las predicciones que se hicieron en TVE con las campanadas. Como no sea a base de hacerse fotos con mandatarios no se qué hará.
A ver, la imagen de Zapatero ahora mismo en España es que está acabado, que no tiene proyecto más que unas cuantas leyes controvertidas y baratas y que lleva a España por la senda de la bancarrota y el desmoronamiento económico. Pero estos seis meses son como una pausa ideal para hacerse propaganda y quedar bien en el plano internacional. Creo que Rajoy debería aprovechar para lanzar duros ataques justo en este momento, cuando la gente perciba que Zapatero está más atento a los brindis al sol de la UE que a los poblema de España.
Un saludo.
Supongo que ahora podrá decirles a sus colegas europeos lo de: "Esta vez no podréis dejarme apartado, como en Bucarest, ¡cabrones! Os tendréis que hacer la foto conmigo."
xDDDDDDDDDD
Saludos y feliz año,
Aguador.
SAMUEL:
Gracias, Samuel.
HELIO:
Muchas gracias, Helio. También te deseo un próspero año 2010. Asimismo, te agradezco tu alegría por la marcha de mi relación con K. Es un cambio importante en mi vida, y algo mejor: llegó en el momento oportuno. ZP y sus ministros son una mezcla de circo y zoo; el inconveniente es que sólo hay payasos y simios. Tampoco es mayor problema: tenemos la risa asegurada. Saludos.
ESPANTAPÁJAROS:
Gracias, látigo de gorrioncillos famélicos. Yo también te deseo lo mejor para este año recién iniciado. Me enfrento a un año repleto de cambios, tanto en lo profesional como en lo personal. Sea como sea, en ambas vertientes de mi vida soy optimista. La misma que describes de ZP en España se tiene en Europa: un tipo del que todos se burlan e ignoran; nadie le tiene en cuenta. Ahora bien, también es conocido que es un infeliz que necesita aparentar. Comparto tu opinión: Rajoy debería apretar el acelerador, aunque tengo la impresión de que todos velan armas; el porqué lo ignoro. Saludos. Reitero mis buenos deseos.
AGUADOR:
Siempre tuve a ZP por un tipo acomplejado; varias de sus actitudes y comportamientos son la prueba de ello. Es un tipo que sólo juega en el patio de casa: conoce las paredes y a los vecinos. No obstante, Aguador, no creo que este semestre de pantomima, filfa y hacer el posturista en el billar o torear en el salón le sirvan de mucho. Eso sí: yo me descojono a mandíbula batiente. Saludos.
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