Sonntag, November 08, 2009

DE EXPLICACIONES.




EXPLICACIÓN: 3. f. Manifestación o revelación de la causa o motivo de algo.

No, meine Damen und Herren, no teman: no soy uno de los tripulantes del Alakrana, ni fue secuestrado por las mafias chechenas ni decidí alistarme en La Legión; no olviden que el puesto de cabra ya está ocupado y que además soy un hombre de caminar ahorrativo: ¿para qué correr? El motivo de mi ausencia y del alejamiento de Josephsplatz, Das berliner Feuilleton, —en definitiva de ustedes, estimados parroquianos— es sólo uno: sigo enamorado. Sé que ustedes se alegran por mí, aunque yo…no sé…quizá había olvidado que el amor y el sufrimiento caminan cogidos de la mano, al menos cuando se tiene el concepto que yo tengo del amor. Ahora bien, ¿acaso existe un amor de «baja intensidad» o que podamos atemperar? No creo; las medianías son más propias de nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, ése vicario de la estolidez. A la afortunada—sí, creo que sí— ya la conocen, queridos lectores: la bailarina; una mujer a la que denominaré K. para que ustedes no sepan que se llama Karlotta. El caso fue que la compañía de ballet de la que forma parte K. iniciaba una breve gira por España, en concreto actuarían en Madrid y Barcelona. Sin embargo, las representaciones no eran consecutivas y ella podría disfrutar de jornadas de descanso; sin olvidar, eso sí, las tediosas horas del ensayo diario junto a un coreógrafo sarasa (disculpen el pleonasmo). K. intuyó el pesar que me provocaba una separación prolongada— ella también se cuece en su propio jugo— y me propuso que nos encontrásemos en España; además conoce mi vinculación con el país mencionado. Les reconozco que no dediqué mucho tiempo a tomar una decisión, meine Damen und Herren, así que compré un billete de avión, preparé el equipaje y partí hacia Barcelona dos día antes que K. Yo estaba excitado ante la aventura, no sólo por el reencuentro con la mujer que amo sino porque deseaba presenciar de primera mano las consecuencias que para una nación suponen los desvaríos de una inteligencia tan distraía como la de ZP, un pollo decapitado que corre de un lado al otro mientras agoniza. ¡Qué comparación tan sangrienta, estimados parroquianos!; les aseguro que no guarda relación alguna con…«las góticas».
Por otro lado, sabía que dispondría de mucho tiempo libre, y pensé en aprovechar las esperas para visitar a viejos conocidos, escuchar, observar y beber gin-tonic o carajillos en cualquier terraza. Asimismo, las noticias—en algún caso rumores— que me llegaron desde España antes de partir incrementaron mi ansiedad: Palau de la Música y Millet; corrupción en Cataluña (¡menuda novedad!); las mentiras de un Gobierno en caída libre; un monarca decrépito que sólo se preocupa de sus propios intereses; una Justicia que utiliza una ruleta trucada por todo código; y unos medios de comunicación que adoptaron el dictado, el bozal y la correa como libro de estilo. Ya sé que no es ninguna novedad, meine Damen und Herren, el país ridículo en el que se ha convertido España es la consecuencia lógica de los desvaríos de un iluminado palurdo, como es ZP, y de la caterva que se envuelve con la capa de la complicidad para continuar medrando y enriqueciéndose. El inconveniente es que siempre son los mismos, estimados parroquianos, ¡ya no se molestan ni en cambiarse el collar! Mediante varios escritos, que titularé Crónicas de un bárbaro, les explicaré mi opinión sobre determinadas cuestiones.
Mi avión partía temprano, me vi obligado a madrugar; además soy de esos a los que les gusta llegar con tiempo al aeropuerto: ya les expliqué que me desagrada correr. Soy feliz cuando duermo junto a K. y me despierto a su lado: tiene un sueño sosegado que incrementa su fragilidad, un respirar que se acompasa al latido de mi corazón, un despertar alegre y vivaracho que demuestra su energía y una facilidad que me asombra para trocar un bostezo en una sonrisa cariñosa. Mis dedos se ensortijaron con su cabello mientras nos besábamos. Después se ovilló bajo el edredón al tiempo que una sonrisa burbujeaba en su garganta. Al salir, el frío del amanecer me abofeteó, yo todavía guardaba la calidez de K. Un cielo plomizo en el que se bosquejaban trazos cárdenos pendía sobre mí. Tuve tiempo de fumar un Lucky mientras esperaba al taxi; además lo hice con parsimonia: paladeé cada inspiración y dejé que el humo se fugara por mi nariz. Mi viaje comenzaba, meine Damen und Herren, y lo hacía cómo a mí me gusta: sin prisas. ¿Para qué correr?, sabía que durante los próximos días me ejercitaría en el noble arte de la espera; aunque si les soy sincero, creo que es lo que hice durante toda mi vida: esperar a K.

Foto: Mientras sobrevolaba Marsella. NvO / 2009.

15 Comments:

Anonymous Anonym said...

Me alegra tu vuelta a la blogsfera.
Un abrazo

8:46 PM  
Anonymous Anonym said...

Dichosos los ojos...

9:44 PM  
Anonymous Anonym said...

Como siempre, fiel a su palabra, nos cuenta ahora el final de aquel viaje en autobús. Bienvenido de nuevo herr Nicolas.

10:30 PM  
Blogger Mary White said...

Una buena razón para desatender el mundo virtual: el real. ¡¡Espero tu crónica!!

Hoy, 9 de noviembre, aniversario de la caída del muro, te mando un abrazo y mis felicitaciones.

9:26 AM  
Blogger Violeta said...

Wow Nicholas, vaya regreso!!! Por todo lo alto!!! Me alegro un montón...

Yo también espero con impaciencia esas crónicas!!! ;D

12:53 PM  
Anonymous Sigo por las ramas said...

#Nicholas, conociendo la legendaria flexibilidad de las bailarinas, profetizo un gran consumo de aceite 3en1 por su parte ^_^

1:31 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

FILOMENO2006

Gracias, Filomeno2006. Un saludo.

5:23 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

ANÓNIMO 09:44

Lamento la “desaparición”, pero la ocasión así lo requería.

5:23 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

ANÓNIMO 10:30

Gracias por la bienvenida, anónimo. Sí, es cierto, mi intención era explicar el final; pero para ello antes tenía que viajar un poco más en el tranvía. Saludos.

5:23 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

MARY WHITE:

Comparto tu opinión, estimada pelirroja. Lo cierto es que necesitaba un cambio de aires. Gracias, Mary White, una fecha importante para mi patria. Sin embargo, el muro todavía existe, y las diferencias e incomprensiones entre alemanes también. Cuestión de tiempo y de las nuevas generaciones. Un abrazo.

5:24 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

VIOLETA:

Gracias, bella flor. Mantendré mi ritmo habitual de escritura. Espero que disfrutes con las Crónicas de un bárbaro. Besos.

5:24 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

SIGO POR LAS RAMAS:

Tienes razón, estimado simio; de hecho ya comencé con el tratamiento: dos cucharaditas de 3 en 1 en ayunas. Al principio cuesta tragarlo, pero luego te acostumbras. Ahora, incluso mastico mejor. Saludos.

5:24 PM  
Blogger Aguador said...

Meine geehrte Freiherr van Orton:

Aunque hace mucho que no paso por tu blog, me alegro de tu vuelta al Feuilleton. Y no sólo eso, sino que vuelvas con una estupenda historia de amor, quién sabe si efímera o permanente.

Sólo hacerte una pequeña observación: como gafe cenizo que es ZP, a él le habrán dado el hachazo, pero los decapitados y los que corremos de un lado para otro y agonizamos en el proceso somos nosotros.

Ojalá tuviésemos aquí a un político con la mitad de la inteligencia y savoir faire de Angela Merkel. Los que están en candelero son tan mediocres que apenas le llegan a la suela de los zapatos.

(gran suspiro)

Saludos,
Aguador

5:30 PM  
Blogger Mary White said...

http://especiales.libertaddigital.com/muro-berlin/luis-gomez.php

6:30 AM  
Anonymous van said...

O yo soy muy envidioso, o tu muy afortunado, el caso es que la envidia me corroe cuando hablas de tu vida. Y no es solo por las bonitas cosas que dices de K., es porque hablas de amor, esa cosa que se encuentra sin buscar y se pìerde sin querer.
¡Felicidades!
Que suerte tienes, ladron.

10:46 PM  

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