VEO VACAS MILKA.
VACA: 1. f. Hembra del toro.
¿Cómo se encuentran, meine Damen und Herren?: ¿Bien o de vacaciones con la familia? Por si a alguno de ustedes le interesa, estimados parroquianos, yo me encuentro perfectamente, tranquilo y en pleno combate con las temperaturas estivales, que gracias a mi estimada Löwenbräu se baten en retirada y están dispuestas a firmar un armisticio. Ya les expliqué que me desagrada el verano; sin embargo aprecio y disfruto con pequeños detalles agosteños: las camisetas de tirantes de las mujeres, los escotes magnánimos, la liviandad del porte indumentario de las féminas, acercar a mi mejilla el vaso de cerveza fría y el color que adquieren las volutas de humo de mi Lucky cuando las exhalo hacia un rayo de sol. Ayer por la tarde disfruté de todo eso en una terraza magnífica junto a un amigo suizo al que denominaré P. para que ustedes no sepan que se llama Patrick. La charla de P. es amena, se trata de un hombre inteligente, culto y con sentido del humor; bueno…con todo el sentido del humor que puede tener un suizo. Siempre que me encuentro con P. me ocurre algo extraño, meine Damen und Herren: miro alrededor y veo una manada de vacas Milka; ésas que son de color violeta. De todas formas no siempre me ocurre cuando P. está conmigo, en ocasiones me encuentro solo y también veo vacas Milka; aun así no me preocupa: son pacificas y se limitan a pacer, rumiar, mugir y mover la cola. Durante un tiempo me planteé acudir a un psiquiatra para explicarle mis…visiones, pero después deseché la idea. P. llegó a la hora acordada, se sentó, encendió un Muratti y pidió una cerveza. Al poco, dos vacas violetas pacían junto a nosotros. A pesar de que intenté disimular, mi amigo percibía mi inquietud; así que realicé un esfuerzo de abstracción e intenté pensar en otro animal: nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, El Puma; ése hombre de inteligencia leprosa y aires de drama estático en un acto. De todas formas me equivoqué, queridos lectores: al ver a ZP, aparecieron cuatro vacas Milka.
El pobre gañán, antes de disfrutar junto a la gótica de sus vacaciones en La Mareta, representó otro de sus papelones: el del aprietamandíbulas que franquea ataúdes; creo que no se equivocó con los «sellos»: dos medallas. El peripatetismo de ZP se convierte en algo chocarrero cuando se hace verbo: «largas condenas»; «últimos atentados»; «no podrán escapar»; «serán detenidos». No me sorprende la retahíla de frases manidas, queridos lectores, sino que sea el mejor abogado que nunca tuvieron los terroristas el que se expresa de esa manera contra sus clientes: ¿Acaso no cobró la minuta?
Con todo, estimados parroquianos, son las palabras de Rubalcaba las que más me recuerdan a las vacas Milka: «Ahora sabemos que son asesinos salvajes y enloquecidos, y esto no los hace más fuertes». ¡Inconmensurable, meine Damen und Herren!: un verificador tardo y distraído. De cualquier modo tiene razón, estimados parroquianos, ya que la fortaleza de un terrorista reside en los políticos que «verifican», apoyan, mienten, biselan y disculpan por intereses electorales. Sin embargo, las palabras de Rubalcaba siempre desprenden un tufo exculpatorio: «En la medida en que no ha habido víctimas mortales es fallido [el atentado]». Después de escuchar algo semejante ya no sólo veo vacas Milka sino que también escucho sus mugidos y hasta las veo volar; como si fueran…«faisanes»: ¡qué bucólico y campestre! Aunque para aires agropecuarios los de Patxi López, un rapsoda cuellicorto cuyo segundo poemario esperamos con sumo interés, y más después de escuchar las primeras estrofas: «No vamos a ceder nunca al chantaje del terror»; «No vamos a permitir que haya un solo espacio de impunidad para la propaganda del terrorismo». Bobadas y mentiras de tal calibre provocaron que yo viera que las vacas Milka habían formado un cuarteto de cámara con instrumentos de cuerda para interpretar obras de Bach y Haydn, incluso alguna de Telemann. Herr López posiblemente haya olvidado su papel de ordeñador; o mejor dicho: de acariciador de ubres. Sólo así podemos entender que ese hombre con aspecto de empleado de funeraria se permita mentir con semejante descaro, ya que todavía recuerdo sus fotografías sentado frente a los mozos del establo de los terroristas, sus desplantes y descalificaciones a los que no creían en «los hombres de paz» e intuían la superchería que tanto los terroristas como el Gobierno vendían a los españoles, y su pose de doncel doliente cuando los nuevos amigos soltaron un coletazo en el rostro de Herr López mientras éste aún tenía las manos en las ubres y permanecía sentado en un taburete. Claro está que eran otros tiempos, meine Damen und Herren: verificaciones, disculpas, disimulos, policías que también observaban a las vacas Milka, jueces que ejercían la política y políticos que impartían justicia.
Es lógico que donde pastan vacas haya bosta, y la boñiga, una vez más, nos llega a través del verbo calido y sencillo del monarca: «Hay que seguir y seguir golpeando en la cabeza hasta acabar con ellos». ¡Qué talento, estimados parroquianos! Al escuchar ese destilado de sabiduría, las vacas Milka acudieron de nuevo a mis ojos; en concreto mientras interpretaban la escena primera del ballet de Prokofiev, Romeo y Julieta.
Yo no tengo reparo en reconocer que veo vacas Milka, meine Damen und Herren, porque creo que a otros les ocurre lo mismo, aunque ellos nunca lo explicarán. Esas concentraciones silenciosas de repulsa carecen de sentido ya que una sociedad nunca podrá defenderse mediante el silencio, un silencio que los mudos aprovecharon para observar las vacas Milka y contar las moscas que pululan a su alrededor. Sea como sea, demostraré mi generosidad y consideraré que los aplausos con los que termina la convención de muditos y fieles súbditos es una expresión surrealista de coraje social: ¡Loa a los valientes silenciosos!
Transcurridas un par de horas, decidí marchar. P. apuró su cerveza, se levantó, estrechó mi mano y me formuló una pregunta: «¿Tú también ves vacas Milka, Nicholas?». A pesar de que tenemos confianza el uno en el otro, estimados parroquianos, mentí: «No, Patrick: yo veo cerdos de todos los colores». Nunca tendré la confirmación, pero creo que me creyó. Usen protector solar y busquen la ombría, meine Damen und Herren, ustedes ya saben cuál es el primer síntoma de una insolación: ver vacas Milka.
Foto: Muuuuu, muuuuuu, muuuuuu…
2 Comments:
Hace unos días, creo que durante el mes de Junio, el diario de Internet "El Confidencial" publicaba que en Francia eran detenidos dos terroristas que casualmente tuvieron un accidente de coche, la gendarmeria descubrió que el vehículo en el que viajaban estaba monotorizado por la policia española sin que estos tuvieran conocimiento. Está noticia se solapo y no se le dio importancia al coincidir con el aborto de fuga de unos presos de ETA en una carcel andaluza.
Unas semanas después era asesinado con coche bomba un inspector de la brigada de información de la Policía Nacional y responsable del grupo de seguimientos a terroristas.
Don, ¿Están estas noticias relacionadas, o, son solamente elucubraciones de un conspiranoico?
ANÓNIMO:
La auténtica historia de la guerra sucia contra ETA aún no se escribió, anónimo; ni siquiera la auténtica historia de ETA. Me sorprende que la sociedad española no se pregunte el porqué y comulgue con las ruedas de molino que le venden desde el final del franquismo, incluso antes: ustedes sabrán. A pesar de la tan cacareada “total colaboración francesa”, la verdad es otra, y tenga presente un detalle: Francia no varió ni un ápice su forma de entender el terrorismo de ETA: “Es un problema español”. Sarko, el Jean Paul Belmondo de la política, podrá llenarse la boca con expresiones tan grandilocuentes como falsas; y ZP, o cualquier otro tonto a las tres, creérselas y reír las gracias al gabacho; pero la realidad es que Francia no está dispuesta a perder el control sobre una cuestión que le permite apretar el dogal al Gobierno español, con independencia del color que éste tenga. Le señalo un ejemplo: con la debilidad que ZP se empecina en demostrar, Francia sabe que un majadero de semejante calibre no soportaría el desgaste que implicaría un retorno a los “años de plomo”, por lo tanto “colabora” a cambio de algo, siempre hay pago; supongo que es lo que otros denominarían “diplomacia”. El cobre lo baten los de siempre, pero la posibilidad de mostrar el brillo del metal está reservada a los franceses, que actúan contra ETA en función de sus propios intereses y la oportunidad de “negocio” que brinda el tirar un cabo al Gobierno de turno. Otras naciones aceptaron el statuo quo de Francia en relación a ETA, casi como el poder que el señor feudal ostenta en su territorio: ¡una auténtica bicoca, anónimo! La ETA que surgió de los seminarios de los meapilas del PNV no guarda ninguna relación con la mafia vasca de la actualidad; es más: está controlada por Francia. Las diferentes épocas juegan a mi favor, aún así le formulo otra cuestión: ¿Por qué Francia, un país que pudo eliminar a la OAS— con la dificultad añadida que implicaba los enquistes en estamentos del Estado—, no puede terminar con ETA? No hay interés, anónimo. Cualquiera que pretenda sortear el control que Francia ejerce sobre ETA sufrirá las consecuencias: interprételo como usted quiera y dé por respondida su pregunta. Saludos.
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