OASIS Y MEDIOS / 2
El primero utilizaba los poderes que la toga le confería para chantajear a los empresarios catalanes, los cuales, si no pagaban al socio del prevaricador y amante del cohecho, ingresaban en prisión acusados de delitos monetarios. Acepto que un rumor, por sí, nunca debe ser noticia; ahora bien, puede ser el inicio de la misma y debe investigarse. ¿Por qué ningún medio catalán explicó qué se cocía en el juzgado de Estevill y en el despacho de su ayudante, el abogado Piqué Vidal? ¿Estaba relacionado con la circunstancia de que Estevill fuera vocal del CGPJ a propuesta de CiU? Mucho nos tememos que sí. Al final, y en cumplimiento de aquello de «la avaricia rompe el saco», la mierda, como es habitual en ella, demostró sus capacidades de flotabilidad; entonces sí: todos informaron. En realidad los oropeles de la toga y las puñetas y los lujos del despacho de un abogado reputado (más tarde cambió la «p» por «f») escondían las tramoyas de dos trincones. Por el contrario, el conseller Alavedra lo hizo todo con más clase: se rodeó del mundo del arte. ¡Precioso, meine Damen und Herren!: los pinceles, la trementina, el óleo y la acuarela al servicio del trinque. La esposa de Herr Alavedra— Doris Malfeito— pintaba con un estilo…particular, podríamos denominarlo así. Sin embargo, sus cuadros se cotizaban en millones de pesetas, en concreto entre cinco y diez. Era divertido, yo lo hice, asistir a una de sus «famosas exposiciones» y observar como muchos industriales catalanes compraban cualquier cuadro para después, a la hora de formalizar el pago, preocuparse sólo de que la tarjeta que entregaban al propietario de la galería llegara a poder de…«la artista». Sería interesante que alguien explicase el porqué J.A.Samaranch compró tantos cuadros de Frau Malfeito para la sede del COI y de La Caixa, o por qué la inmobiliaria Kepro adornaba las paredes de su sede con tan magna muestra pictórica. Asimismo, el Banco Vitalicio también invirtió dinero en esos cromos de mala muerte para agradecer una mediación que realizó Herr Alavedra. ¿Saben ustedes ante quién? Nunca lo dirían: el juez Estevill y su ayudante; «los extremeños se tocan», que decía el dramaturgo. Resulta llamativo que una vez que Herr Alavedra cesó en su puesto los cuadros de su esposa pasaron a cotizarse a precio de rebaja, saldo y liquidación.
Con todo y con eso, los medios catalanes no se enteraban de nada: preferían la astronomía. El rosario de actos de «mecenazgo» sería interminable: la empresa de jardinería de la esposa de Herr Pujol, el 10% de cualquier promoción inmobiliaria, mamandurrias para los hijos de los notables en consejos de administración, determinados «éxitos literarios» escritos en catalán, etc. Por todo ello no pude dejar de sorprenderme cuando Joan Oliver, exdirector de TV3, dijo lo siguiente: «Els espanyols són xoriços pel fet de ser espanyols».
La memoria, meine Damen und Herren, necesita luz para fluir, por eso los medios catalanes generalizan la oscuridad aunque reparten unos pocos candiles; no desean que nadie pueda replicar o señalar la basura del fondo del oasis.
Con semejantes malas artes entre la clase política, que en la actualidad se perpetúan, y un amor tan desenfrenado por la astronomía entre los periodistas catalanes, es lógico que Pepe el Risas sea generoso a la hora de repartir subvenciones entre los medios de comunicación, ya que a él le gusta nadar, pero quiere que la ropa — sucia en este caso— la guarden otros: un hombre con visión de futuro, qué duda cabe.
Y ya que escribí sobre catalanes, oasis y pececillos, mañana podré observar a unos cuantos de cerca, ya que un poco antes del mediodía, Pepe el Risas y su inefable Carod Rovira inaugurarán la Delegació del Govern de la Generalitat en Berlín. Pasearé un rato por el nº 18 de la Charlottenstraße para observar, ustedes ya saben que soy un cotilla. Además podré ir tranquilo porque la bebida está asegurada, no tengo que comprar ningún cuadro y chapurreo algo de catalán. Observaré a ésos dos portentos con ánimo lúdico y presto a la carcajada, porque cuando el nivel entre los políticos es tan bajo, es la única manera de pensar que no existen políticos malos: mediante la risa.
La memoria, meine Damen und Herren, necesita luz para fluir, por eso los medios catalanes generalizan la oscuridad aunque reparten unos pocos candiles; no desean que nadie pueda replicar o señalar la basura del fondo del oasis.
Con semejantes malas artes entre la clase política, que en la actualidad se perpetúan, y un amor tan desenfrenado por la astronomía entre los periodistas catalanes, es lógico que Pepe el Risas sea generoso a la hora de repartir subvenciones entre los medios de comunicación, ya que a él le gusta nadar, pero quiere que la ropa — sucia en este caso— la guarden otros: un hombre con visión de futuro, qué duda cabe.
Y ya que escribí sobre catalanes, oasis y pececillos, mañana podré observar a unos cuantos de cerca, ya que un poco antes del mediodía, Pepe el Risas y su inefable Carod Rovira inaugurarán la Delegació del Govern de la Generalitat en Berlín. Pasearé un rato por el nº 18 de la Charlottenstraße para observar, ustedes ya saben que soy un cotilla. Además podré ir tranquilo porque la bebida está asegurada, no tengo que comprar ningún cuadro y chapurreo algo de catalán. Observaré a ésos dos portentos con ánimo lúdico y presto a la carcajada, porque cuando el nivel entre los políticos es tan bajo, es la única manera de pensar que no existen políticos malos: mediante la risa.
Foto: Hubo un tiempo en el que éramos algo; ahora somos papel.
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