Samstag, November 03, 2007

CARAJILLOS / 3


Mientras tomaba un carajillo en el bar Marcel, sonó mi teléfono móvil: era M. Nuestro último encuentro no fue bien: ella sigue con sus dudas y a mí ya me han toreado en varias plazas, soy un resabiado; no obstante atendí la llamada, que no tenía nada que ver con nuestras cuitas amorosas y sí con el protagonista indiscutible de este feuilleton virtual: ZP, el Manco de León. M., anteponiendo su profesionalidad a su disgusto, me informó de que Rodríguez visitaría el potaje de la negligencia al día siguiente. Fiel a su exasperante retranca, me hizo una advertencia: «Ya sabes que todo es improvisado».
«Improvisado», el término perfecto para definir la historia de ZP. Los tontos siempre siguen una rutina, por lo que supuse que ZP no requería de grandes preparativos. La jornada que Barcelona me ofrecía era tentadora: cena en La Venta, copas en Merbeyé y madrugada en Otto Zutz. Para aquellos de ustedes que no conozcan Merbeyé, les diré que es un lugar desde cuya terraza se disfrutan las mejores vistas de la Ciudad Condal. Mientras observaba la cuadrícula de Barcelona y fingía escuchar las explicaciones de una colega francesa, no pude dejar de pensar lo mucho que ha cambiado la que considero mi segunda patria. La culpa, por eso, es de los catalanes. Todavía no han comprendido que tanta verborrea ociosa, tan calculada imprecisión con la simple finalidad de ganar elecciones y estar en el poder, a corto plazo se paga, y se paga muy caro. Los políticos, sin embargo, realizan una buena faena con el capote o la muleta: la nació, la llengua, Frankfurt, la senyerasom una nació; sin duda alguna: de borregos.
ZP, el Barrenero, sabe que su futuro se encuentra en Cataluña y quiere llegar a las elecciones con el panorama despejado y sin gabelas; pero su gestión no acompaña y su innato mal fario ejerce de embajador. Los ciudadanos observan con estupor y desconcierto cómo unos culpan a otros de los problemas en el aeropuerto, los apagones y el derribo en cómodos plazos de Barcelona. Los políticos aplican árnica con la siguiente fórmula: «primero las soluciones y después la autocrítica». Todos sabemos, meine Damen und Herren, que las soluciones no existen y la autocrítica viaja a lomos de un pollino: llegará tarde y mal, si es que llega. Aquí es conveniente que hagamos una reflexión: Andalucía, con un presupuesto inferior en 2.788 millones/ € al de Cataluña, dedica 1.566 millones/ € más a inversión; por lo tanto…¿dónde va ese gasto corriente tan enorme? Es fácil de imaginar: 3% ó 20%, administración llena de corruptelas y amigos, sueldos disparatados, protección de la lengua catalana, etc.
Al día siguiente, después de la juerga, llegó el trabajo: la «improvisada» visita de ZP. ¡Qué emoción, meine Damen und Herren! La claque ya estaba preparada, se encargó de ello la oficina del PSC del Baix Llobregat y del Barcelonés: «no nos falles, José Luis»; «aguanta, Zapatero, que eres fenomenal»; «mi hijo era ciego y ahora ve»; «mi suegra paralítica ahora camina»; «ere er ma grande»; «danos tu bendición, ZP». Desde el primer momento tuve la sensación de que asistir a semejante aquelarre era una pérdida de tiempo: aquello era una puesta en escena. Además, se avisó de que el presidente no atendería a preguntas de la prensa, aunque los allí presentes gozaríamos del privilegio de ser contemporáneos de tan egregio estadista. Montilla, no podía ser de otra manera, ejerció de portaestandarte. Tan era así, que le imaginé abriendo camino con el blasón de ZP: sobre campo de gules, un torero de abultada y ceñida taleguilla, bajo la cual luciría el moto: dejadme solo. ¡Impagable, queridos parroquianos! No fui testigo de la batalla de Culloden, pero semejante esperpento despertó las mismas pasiones. En ocasiones Montilla hablaba con ZP, pero lo hacía entre murmullos, alejados de la plebe, con temblores en los labios y palabras masculladas. Alguien anunció que no había tiempo y el cordón de seguridad nos privó de continuar con el culto divino. Sin embargo, Rodríguez hizo algo muy hábil: reconoció que los problemas de las obras del AVE son responsabilidad de España. Ladino, muy ladino. Dijo en la tierra de los que pueden hacer que gobierne o no lo que éstos querían escuchar. Es un buen truco ya que cuando el Gobierno catalán derrumbó un barrio culparon a Porcioles, un alcalde de la década de los 70; cuando los problemas con el AVE comenzaron a mostrarse, la responsabilidad la achacaron a la empresa constructora. A pesar de que las excusas son como el culo — todos tenemos uno— el Tripartit se quedó sin evasivas: necesitaba un redentor; y yo, un carajillo.
Foto: Etiqueta de Anís del Mono. 2002

5 Comments:

Anonymous Anonym said...

Permíteme un consejo:
Déjate de carajillos que se te va a poner cara de Rubalcaba (fíjate en la foto de la etiqueta ¿no es Rubalcaba?).

3:13 PM  
Blogger El Cerrajero said...

No importa que se hunda el suelo en Cacalunya, incluso que desaparezca, porque seguirá flotando el Imperio Cataplino sobre las nubes vaporosas sobre el que lo ha creado la fantasía nazionali$ta.

7:39 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

KENWAY:

El parecido es evidente, para qué negarlo. Debo dejar los carajillos españoles por vuestra nefasta manía de utilizar café torrefacto. Es algo que me destroza el estómago.
Saludos.

9:02 PM  
Blogger Nicholas Van Orton said...

CERRAJERO:

Los catalanes no quieren reconocer los errores cometidos porque eso sería dar la razón a la eterna enemiga: España. Montilla, ERC,IU, CIU lo saben; pero les interesa mantener el eterno pelele al que culpar de todos los males. De todas formas, amo de las ganzúas, me ha sorprendido el nivel de...no quisiera decir censura...pero sí de control, que los medios catalanes ( prensa, radio y TV)imponen a la información. Lo más sorprendente, sin embargo, son las tragaderas que demuestran los catalanes. Será una cuestión de orgullo patriótico mal entendido, porque de lo contrario no tiene comprensión alguna.
Saludos.

9:07 PM  
Blogger El Cerrajero said...

# Nicholas, dicen que sarna con gusto no pica.

Será eso.

10:38 PM  

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