DE TOGAS Y PUÑETAS

PUÑETA.- 1.f. Encaje o vuelillo de algunos puños.

En muchas ocasiones, la imagen de una profesión está ligada al uniforme de la persona que la desempeña. El vestuario laboral atiende a varias razones: comodidad, diferenciación, seguridad o conferir dignidad. Quizás sean los jueces y magistrados un claro ejemplo de la última razón. Sin embargo, no hemos de olvidar que bajo cualquier prenda hay un ser humano, y ello hace que sus decisiones estén sujetas a todos y cada uno de los de los defectos, cuitas y virtudes de los hombres.

La última performance del juez Garzón ha estado a la altura de una vedette de su nivel: no se esperaba menos de él. Los legos solemos contemplar a la Justicia y a sus servidores como seres que viven en un oscuro y sórdido mundo propio y, a menudo, alejado de la realidad social y del sentido común. Pero el juez Baltasar Garzón necesita otro tipo de universo, donde los focos, las portadas y el relumbrón fácil le rodeen a todas horas. No voy a negar que dicho magistrado siempre me ha generado mucha desconfianza, ya que su ambición es tan evidente que estoy convencido de que ha sido el motor de muchas de sus actuaciones. Es conveniente recordar que el “magistrado estrella” se presentó en las listas electorales del PSOE en el año 1993 por la circunscripción de Madrid. ¿Es lógico sospechar que alguien tan significado políticamente no puede ser imparcial? ¿Acaso los jueces están dotados de una dosis extra de moral de la que el resto de los mortales carecemos? El increíble matrimonio González-Garzón terminó cuando el juez comprendió que no seria el próximo Ministro de Justicia. Entonces, con un “extraño” énfasis, arremetió contra el PSOE y algunos de sus miembros destacados. En mi opinión fue una lástima, ya que algo que hubiese quedado como una actuación justa y normal en un país democrático, se envolvió de un maloliente tufo de venganza. Cabe plantearse otra pregunta: Si el juez Garzón hubiera sido nombrado ministro… ¿también se habría mostrado interesado en desenmascarar toda la trama del GAL? La respuesta, al menos la mía, es inquietante.
En el trabajo de Garzón prima el apresuramiento, el afán de acaparar la prensa, el ansia de protagonismo y la irregular instrucción de muchos de sus sumarios más sonados: caso Nécora, sumario Al-Kassar, orden de arresto contra Augusto Pinochet, investigación de Henry Kissinger por el Plan Cóndor, la peregrina orden de captura contra Bin-Laden, el desafuero contra Silvio Berlusconi, etc. Por todo lo expresado, creo que es normal que se cuestione su proceder profesional. Después de instrucciones aparatosas con gran despliegue de medios, tanto policiales como periodísticos, todo suele quedar en agua de borrajas, muchos procesados absueltos o con condenas leves y una mala imagen para la judicatura. Y en España, si de algo anda necesitada la Justicia, es de buena imagen. Pero es que Garzón necesita el escenario y las candilejas como esos actores decrépitos que se empeñan en arrancar tristes aplausos en recuerdo de sus actuaciones gloriosas y ya lejanas en el tiempo. Después de ofrecerse a ZP como mediador entre ETA y el Gobierno y ser rechazado, Garzón no puede dedicarse a algo tan sencillo como terminar la instrucción de algunos de los cientos de sumarios que se pudren de asco en la Audiencia Nacional, no; él necesita algo más, echa de menos los aplausos de la platea enardecida. Su imputación de un delito de falsedad a tres peritos, que actuaron correctamente, tiene la apariencia de un movimiento desesperado de un Gobierno que se ve acorralado, ha vuelto a dañar la imagen de los jueces, ha sembrado más dudas sobre una “versión oficial” que tiene muchos agujeros y ha contribuido a que los ciudadanos pierdan la poca fe que les quedaba en la mujer ciega que sostiene una balanza y blande una espada. Baltasar Garzón, El tigre de papel, ha desprestigiado a la Justicia, al Gobierno y a él mismo; aunque para eso sería necesario tener prestigio, que no debe confundirse con fama.
¿Sabían ustedes que la representación de la Justicia en las cartas del tarot no lleva los ojos vendados? Es lógico, algunos miran primero antes de... opinar.

PREVARICACIÓN.- 1.f. Der, Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.