FOUS DE LA MER (4): AJOS, ACETRES Y CRUCIFIJOS.
ACETRE: 2. m. Caldero pequeño en que se lleva el agua bendita para las aspersiones litúrgicas.
¿Alguno de ustedes tiene el número de teléfono del dominico Damien Karras, meine Damen und Herren?: creo que le necesitamos.
Una de las ventajas de ser un marinero que surca el mar de bobadas por el que navega nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, es que la pesca está asegurada. Tal vez por ello no me sorprendí cuando al recoger las redes comprobé que algo sabroso, muy sabroso, coleaba en ellas. En un primer momento no di crédito, lo reconozco, pero luego recordé que nuestras vidas están cruzadas por nuestra psicología y el contexto social en el que hemos crecido o nos desenvolvemos. Explicar a estas alturas que ZP es un fantoche no tiene sentido, estimados parroquianos, ya que él se encarga de recordárnoslo a diario con sus embustes, ignorancia, ineptitud, inteligencia de sopa de sobre, engolamiento, neumas, ocurrencias de leche merengada y gesticulación de director de orquesta artrítico: ¡un auténtico tío chubasco! No incluí la fotografía de marras porque ustedes la habrán visto hasta quedar ahítos de carcajadas. Esa imagen nos genera…no sé…bueno…¿inquietudes?; sí ¡eso es: inquietudes! Por lo pronto no aparecen las hijas del matrimonio Obama, una ausencia que me inquietó: espero que las dos beldades no las hayan devorado, porque con semejante porte indumentario, meine Damen und Herren, fácilmente imaginamos calderos de sopa en los que nadan huesos de infantes, niños a la plancha y cráneos humanos que se utilizan de cáliz satánico. Ahora bien, tampoco debemos descartar que los disfraces sean para asistir al velatorio de algún amigo jorobado, ya que la herencia gibosa es innegable, estimados parroquianos: ¿Estamos ante un caso de publicidad subliminal por parte de los cigarrillos Camel?; no lo descarto, queridos lectores. Respecto a las botas de la más…¿«menudita»?...en fin…¡qué podemos añadir ante la elocuencia y el poderío de la imagen! Una vez más, demostraré mi bonhomía y creeré que se trataba del modelo «Ardor guerrero vibra en nuestras voces», del diseñador Christian Louboutin; aunque es cierto que no percibo las suelas rojas, la marca de la casa de Herr Louboutin. Asimismo, meine Damen und Herren, no comparto la forma de describirlas: góticas. Más que gótico y a tenor de las lorzas y kilos que intuimos en las mozas (joroba al margen), creo que son una ejemplo evidente de barroco churrigueresco; ¡qué barbaridad!
Seré sincero, meine Damen und Herren: es sencillo hacer picadillo a esas dos pobres infelices porque tienen por progenitor a un mamarracho en su tinta que desde hace años matrimonió con el ridículo, un cónyuge éste al que ZP se empecina en presentar allá por donde viaja. Si ustedes me lo permiten, estimados parroquianos, dejaremos en paz a la reina de la ultratumba y a la princesa de lo chusco: bastante tienen con…«lo suyo». Una de las características primordiales del bobo de Coria es su facilidad para crear problemas inexistentes que no interesan a nadie más que excepto a él; siempre fue hábil con las cortinas de humo. Aun así, estimados parroquianos, no puedo evitar formularles una cuestión: ¿les parece lógico que ése sea «el debate nacional» cuando España cae en barrena? Entiendo, eso así, que muchos españoles desean descojonarse de un tipo que lleva unos cuantos años descojonándose de los españoles; la lástima es que sea a costa de sus hijas. De cualquier modo, meine Damen und Herren, el comportamiento de ZP es inherente a cualquier palurdo con ínfulas que disfruta de su «reinado por un día», aunque eso implique colocar a su patria en el culo del mundo y a las barrocas convertirlas en un hazmerreír planetario. Con todo, queridos lectores, no dejo que la compasión me embargue más de lo necesario, porque ZP y su Gobierno pretende adoctrinar a los hijos de otros y entrometerse en cuestiones que son competencia exclusiva de la familia; no de un pintamonas de tres al cuarto que hasta ignora la pertinencia y el buen gusto que debe imperar cuando una familia es la representación de un país. Sea como sea, meine Damen und Herren, lo más triste es que la presencia de las barrocas en la fotografía es tan inútil como la de su padre, un tipo que todavía no entendió la diferencia entre trabajar de acomodador en un cine y el ser un cineasta. En fin, queridos lectores, ¡es lo que hay!; nunca pensé que echaríamos de menos las escenas de una boda en El Escorial. No obstante, podría ser que el matrimonio Rodríguez decidiera acometer una empresa difícil: casar a una de las hijas (apuesto por la que tiene manos de pelotari). Si eso ocurriera y alguien muy necesitado se prestara al experimento, estoy seguro de que la pareja también pensaría en El Escorial, ya que el monasterio tiene una dependencia idónea para tal caso y vestimenta: El pudridero Real. ¡Qué barbaridad!
El otoño llama a la puerta, estimados parroquianos, por eso hoy no les aconsejaré que busquen la ombría y utilicen protector solar. Por el contrario, y después de ver la fotografía de «la extraña familia», y no me refiero a la Maribel, es pertinente que lleven en los bolsillos una ristra de ajos, el acetre cargado y un crucifijo: ¡las barrocas acechan!; creo que siempre apuntan a la yugular.
APOSTILLA: Ruego al cuatrero que robó el caballo de la patizamba que lo devuelva: ¡hay que tener mala sombra para privar a una de las promesas del bel canto de su montura!; de momento deberá conformarse con el jamelgo.
Foto: Berchtesgaden. Nico a la edad de 7 años.