CRÓNICAS DEL MERCADO (5).
HUEVÓN: 1. adj.vulg. perezoso (II tardo). U.t.c.s.
La definición que encabeza el
presente escrito y que con especial cariño me dedica un lector en la anterior
entrada es injusta, meine Damen und
Herren; incluso dolorosa. Sea como sea, estimados parroquianos, les confieso
que mi tardanza se debe a que tuve que enfrentarme a lo que cualquier hombre
teme tanto como un cáncer lento en la punta de la polla: ¡una mudanza! No obstante
y si ustedes me lo permiten, les narraré lo que me resultó una experiencia tan peregrina
como épica— me refiero a lo que K. considera «imprescindible»— en un próximo
escrito. Aunque para cuestiones «épicas» y «peregrinas» (no teman, queridos
lectores, no escribiré sobre nuestro admirado José Luis Rodríguez, el Puma)
nada mejor que opinar sobre ese bizarro bamboleo que España padece; o quizá
disfruta: ¿Cuándo los españoles no gozaron con «el corte de pelo a 100» o ser
llevados del ronzal? Sea como sea, meine Damen und Herren, preferí abandonar el
mercado y sentarme en una terraza para beber un par de cervezas y aguerrir a
mis pulmones con unos cuantos pitillos: necesitaba tomar distancia de esos
asuntos tan vastos; quizás debería utilizar la letra «b», lo dejo a su elección,
estimados parroquianos. Por un lado nos encontramos a un cretino que atiende
por el título de Juan Carlos I y que aún no entendió que cuando alguien está
chocho ya no puede perseguir chochos; a no ser, claro está, que la genética
putañera sea superior al sentido del ridículo. Por cierto, meine Damen und
Herren: ¿Es verdad que durante la feria de San Isidro lidiarán en la Monumental
de Las Ventas a un sobrero llamado Sofía? ¡Qué curioso es el mundo taurino, o
el de los cuernos! Reconozco que el presente escrito es deslavazado, un cúmulo
de ideas. Aun así y ya que utilicé una conjugación del verbo «lidiar» debo
explicarles algunos de los capotazos que veo desde el tendido, queridos
lectores. Por un lado tenemos a ese gañán de Krugman— no lo digo porque sea judío—
que continúa con esas predicciones más propias de un intelecto digno de Elena
Salgado (sigo sin imaginármela con un pollón venoso en su vagina; en la boca ni
H.G. Wells lo vislumbraría). El iluminado circuncidado— disculpen la rima—
debería saber que los españoles sufren desde la época de Aznar un…«corralito»:
¿Acaso no lo es que el 60% de los españoles cobren 1.200 Euros anuales? Sí, estimados
parroquianos, no se sorprendan, porque durante la época gloriosa del último estoico,
y que a tenor de la piñata de la alcaldesa de Madrid también debe estar
circuncidado, el precio de la vivienda se incrementó en un 335% al tiempo que
el beneficio de las empresas aumentó un 73% mientras que los salarios subieron
un 10%. ¿«Corralitos»?, ¡si ustedes hace tiempo que lo padecen! Por no ofender
sus inteligencias, meine Damen und Herren, no mencionaré los incrementos de
precios con que los españoles fueron banderilleados. Sin embargo, queridos
lectores, aprecio la valía de la cuadrilla de Herr Rajoy. Sin ir más lejos, ese
tipo con pinta de cura de pueblo y que ostenta la cartera de Exteriores se encoleriza
por Gibraltar. Me temo que ustedes regresarán a la época de «Si ellos tienen
ONU, nosotros tenemos dos», y todo por ocultar los problemas internos. Aunque
para problemas los de Bankia, ese lupanar en el que Rodrigo Rato— un trotaconventos
e impresentable a carta cabal— abría la sesión de «mete y saca» con una
campana; seguramente porque su «badajo» estaba a buen recaudo. Casi tanto como
los de Frau Aguirre, Evita 2.8, una hortera que hace del laísmo y del nepotismo
su libro de estilo: ambos vendían coños vírgenes— los dos son unos virgueros—
cuando en ellos había «afilado el sable» hasta Pepiño Blanco. ¡Qué poco
charme!, sólo faltaba Zaplana en ese lupanar; aunque algo tiene que ver.
Estafas al margen, porque lo de Bankia es una estafa en toda regla (antes
quebrada que catalana), nosotros regresaremos a…los mercados, estimados
parroquianos. Tantos ataques al euro provienen de una extraña combinación: judíos
y un mulato; sí, ya saben, Obama, el primer presidente judío de EE.UU y a su
vez gran muftí de Washington. En realidad, queridos lectores, presenciamos una
guerra en la que el dólar lucha por mantener un papel predominante. ¿Qué ocurría
si China y los países árabes invirtieran en euros?, ¿podría mantener EE.UU.
tasas de déficit tan elevadas?, ¿sería capaz de sostener una tasa de deuda tan
alta en una moneda extranjera? No olviden que en un escrito les expliqué que el
desencadenante de la guerra de Irak fue la predisposición de Sadam Hussein a
vender petróleo y cobrar en euros. Tengan presente, queridos lectores, que a
los imperios, por grandes que sean, les ocurre lo mismo que a mí: acometen una
mudanza y quedan deslomados. Todavía debo abrir cajas, pero mientras lo hago,
reflexionaré sobre una cuestión: ¿Es casualidad que De Guindos prefiera a
Goldman Sachs para…no sé qué historias? La respuesta la encontrarán en Grecia,
meine Damen und Herren: ellos saben mucho sobre cómo las gastan determinados…inversores.
Foto: Una esquina. NvO (2012)