Montag, November 07, 2011

ESPAÑOLES: RODRÍGUEZ...HA MUERTO.


TESTAMENTO: 3.m. Obra en que un autor, en el último período de su actividad, deja expresados los puntos de vista fundamentales de su pensamiento o las principales características de su arte, en forma que él o la posteridad consideran definitiva.




No podía ser de otra manera, meine Damen und Herren: Josephsplatz, Das berliner Feuilleton, ha conseguido la primicia del testamento político de nuestro siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma, un hombrecillo cuya inteligencia nos resulta más extravagante que la noche de bodas de la Duquesa de Alba, el rostro de Durao Barroso o las chaquetitas de Rosa Aguilar. Según me explicaron, el ritmo de escritura fue pernicioso: 83 horas diarias. Algo lógico sin embargo ya que ese peazo de estadista tuvo que rebuscar en la sentina donde moran sus talentos para redactar algo coherente. Sin más preámbulos, meine Damen und Herren, comienza el último acto: José Luis Rodríguez, el Puma: Su testamento.

Españoles: Al llegar para mí la hora de beber un carajillo junto a mi abuelo y comparecer ante su inapelable juicio, pido que no me escupa a la cara ni me obligue a pagar la cuenta, pues quise vivir y morir como un avaro porfiado; sobre todo en los momentos en que escatimé hasta la última gota de mi inteligencia. En el nombre del bobo de Coria me honro, y ha sido mi voluntad constante, seguir el evangelio de la idiotez, en cuyo seno voy a morir.
Pido perdón a todos de todo corazón, pero en mi descargo reconozco que con un intelecto tan magro aún pude causar más destrozos. Asimismo, perdono a cuantos se declararon mis enemigos sin que yo los tuviera como tales, con especial énfasis al gremio de sastres, a Chucho del Todo, al fantasma de Polanco, a la modista de las góticas, a Gabilondo y a todos los que se rebajaron para estar a mi nivel.
De igual modo, agradezco a Angela Merkel los esfuerzos que hizo en cada encuentro para aguantar las carcajadas; a Barack Obama, el primer presidente judío de EE.UU y a su vez gran muftí de Washington, por concederme un papel en la nueva versión de Porgy and Bess; a Nicholas Sarkozy, el Jean Paul Belmondo de la política, por no haber desaprovechado ni una sola ocasión para dejarme con el culo al aire: siempre me trató como una damisela.   
Creo y deseo no haber tenido otros enemigos que aquellos que lo fueron de la sinrazón, la ineptitud, la mentira, la deshonestidad, el botillo leonés y las patatas al ajo cabañil. Amé la invención y filfa rebozada en las perogrulladas de un tarado hasta el punto de que me declaré su servidor hasta el último aliento de mi vida, que ya sé próximo.
Quiero agradecer a cuantos han colaborado con entusiasmo, entrega y abnegación en la gran empresa de hacer una España descompuesta, empequeñecida y esclava de su propia cobardía. Asimismo, no quiero olvidar a los que medraron y se enriquecieron gracias a la corrupción que forma parte del acervo del PSOE y que yo consentí. Por la indiferencia que siento por todo aquello que no sea yo, yo y yo, os pido que perseveréis en hacer lo que os salga de los cojones y que rodeéis al Rey de España, Don Juan Carlos de Bo(r)bón, del mismo peloteo y «lameculismo» que a mí me habéis brindado, y le prestéis en todo momento el mismo apoyo y colaboración para hacer el ridículo que de vosotros he tenido. No olvidéis que los enemigos de la mediocridad y de la subnormalidad están alerta. Velad también vosotros y deponed, frente a los supremos intereses de la idiotez, el partido y vuestros familiares testaferros, toda mira personal.
No cejéis en alcanzar la aniquilación de la clase media española y la incultura para todos los hombres de España, y haced de ello vuestro primordial objetivo: ellos serán nuestros futuros votantes. Pasaros por el forro la unidad de las tierras de España, exaltando los complejos de cada región como fuente de conflictos futuros. No debéis preocuparos de las consecuencias ya que al español le gusta que le lleven del ronzal; eso sí: cambiad el color de la brida en función de vuestras necesidades.
Quisiera, en mi último momento, unir los nombres de Baltasar Garçon, Pepiño Blanco, las lorzas de Leire Pajín y Maleni Álvarez y daros por el culo para gritar juntos, por última vez, en los umbrales de mi muerte: ¡Maricón el último! ¡Mediocres del mundo uníos! ¡No envié a mi inteligencia a luchar contra la crisis!

Foto: Un gran hombre desaparece, pero nosotros nunca le olvidaremos. ¡Loa al prócer!

1 Comments:

Anonymous Sigo por las ramas said...

Jose Luis Rodríguez Zapatero.

Vivo, un veneno.

Muerto, una peste.

12:09 PM  

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