Freitag, Mai 18, 2012

CRÓNICAS DEL MERCADO (5).


HUEVÓN:  1. adj.vulg. perezoso (II tardo). U.t.c.s.

La definición que encabeza el presente escrito y que con especial cariño me dedica un lector en la anterior entrada  es injusta, meine Damen und Herren; incluso dolorosa. Sea como sea, estimados parroquianos, les confieso que mi tardanza se debe a que tuve que enfrentarme a lo que cualquier hombre teme tanto como un cáncer lento en la punta de la polla: ¡una mudanza! No obstante y si ustedes me lo permiten, les narraré lo que me resultó una experiencia tan peregrina como épica— me refiero a lo que K. considera «imprescindible»— en un próximo escrito. Aunque para cuestiones «épicas» y «peregrinas» (no teman, queridos lectores, no escribiré sobre nuestro admirado José Luis Rodríguez, el Puma) nada mejor que opinar sobre ese bizarro bamboleo que España padece; o quizá disfruta: ¿Cuándo los españoles no gozaron con «el corte de pelo a 100» o ser llevados del ronzal? Sea como sea, meine Damen und Herren, preferí abandonar el mercado y sentarme en una terraza para beber un par de cervezas y aguerrir a mis pulmones con unos cuantos pitillos: necesitaba tomar distancia de esos asuntos tan vastos; quizás debería utilizar la letra «b», lo dejo a su elección, estimados parroquianos. Por un lado nos encontramos a un cretino que atiende por el título de Juan Carlos I y que aún no entendió que cuando alguien está chocho ya no puede perseguir chochos; a no ser, claro está, que la genética putañera sea superior al sentido del ridículo. Por cierto, meine Damen und Herren: ¿Es verdad que durante la feria de San Isidro lidiarán en la Monumental de Las Ventas a un sobrero llamado Sofía? ¡Qué curioso es el mundo taurino, o el de los cuernos! Reconozco que el presente escrito es deslavazado, un cúmulo de ideas. Aun así y ya que utilicé una conjugación del verbo «lidiar» debo explicarles algunos de los capotazos que veo desde el tendido, queridos lectores. Por un lado tenemos a ese gañán de Krugman— no lo digo porque sea judío— que continúa con esas predicciones más propias de un intelecto digno de Elena Salgado (sigo sin imaginármela con un pollón venoso en su vagina; en la boca ni H.G. Wells lo vislumbraría). El iluminado circuncidado— disculpen la rima— debería saber que los españoles sufren desde la época de Aznar un…«corralito»: ¿Acaso no lo es que el 60% de los españoles cobren 1.200 Euros anuales? Sí, estimados parroquianos, no se sorprendan, porque durante la época gloriosa del último estoico, y que a tenor de la piñata de la alcaldesa de Madrid también debe estar circuncidado, el precio de la vivienda se incrementó en un 335% al tiempo que el beneficio de las empresas aumentó un 73% mientras que los salarios subieron un 10%. ¿«Corralitos»?, ¡si ustedes hace tiempo que lo padecen! Por no ofender sus inteligencias, meine Damen und Herren, no mencionaré los incrementos de precios con que los españoles fueron banderilleados. Sin embargo, queridos lectores, aprecio la valía de la cuadrilla de Herr Rajoy. Sin ir más lejos, ese tipo con pinta de cura de pueblo y que ostenta la cartera de Exteriores se encoleriza por Gibraltar. Me temo que ustedes regresarán a la época de «Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos», y todo por ocultar los problemas internos. Aunque para problemas los de Bankia, ese lupanar en el que Rodrigo Rato— un trotaconventos e impresentable a carta cabal— abría la sesión de «mete y saca» con una campana; seguramente porque su «badajo» estaba a buen recaudo. Casi tanto como los de Frau Aguirre, Evita 2.8, una hortera que hace del laísmo y del nepotismo su libro de estilo: ambos vendían coños vírgenes— los dos son unos virgueros— cuando en ellos había «afilado el sable» hasta Pepiño Blanco. ¡Qué poco charme!, sólo faltaba Zaplana en ese lupanar; aunque algo tiene que ver. Estafas al margen, porque lo de Bankia es una estafa en toda regla (antes quebrada que catalana), nosotros regresaremos a…los mercados, estimados parroquianos. Tantos ataques al euro provienen de una extraña combinación: judíos y un mulato; sí, ya saben, Obama, el primer presidente judío de EE.UU y a su vez gran muftí de Washington. En realidad, queridos lectores, presenciamos una guerra en la que el dólar lucha por mantener un papel predominante. ¿Qué ocurría si China y los países árabes invirtieran en euros?, ¿podría mantener EE.UU. tasas de déficit tan elevadas?, ¿sería capaz de sostener una tasa de deuda tan alta en una moneda extranjera? No olviden que en un escrito les expliqué que el desencadenante de la guerra de Irak fue la predisposición de Sadam Hussein a vender petróleo y cobrar en euros. Tengan presente, queridos lectores, que a los imperios, por grandes que sean, les ocurre lo mismo que a mí: acometen una mudanza y quedan deslomados. Todavía debo abrir cajas, pero mientras lo hago, reflexionaré sobre una cuestión: ¿Es casualidad que De Guindos prefiera a Goldman Sachs para…no sé qué historias? La respuesta la encontrarán en Grecia, meine Damen und Herren: ellos saben mucho sobre cómo las gastan determinados…inversores.   
 
Foto: Una esquina. NvO (2012)